Pedro Echeverría V.
1. Mi querido amigo Fritz me escribe: “Sigo pensando que todos los intentos de cambiar el mundo exterior son inútiles, como ya comprobaste a lo largo de tu vida. Estoy convencido que la única lucha que verdaderamente cambia algo es la lucha interna con uno mismo, como la de Gandhi. Lo triste es que nadie quiere luchar esa lucha, todos tienen miedo y se conforman con fracasar intentando esas luchas externas”. Sí Fritz, llevo 65 años haciendo y pensando en que sólo una revolución violenta contra el poder capitalista asesino que nos oprime, puede organizar a los seres humanos en iguales.
2. La historia mundial enseña que nunca los poderosos: sean empresarios, gobierno, bandas de narcotraficantes –poseedores de todo el poder, el dinero, los ejércitos- han entregado pacíficamente el poder; al contrario, son las revoluciones violentas de los oprimidos, quienes se los han arrebatado. Y dado que esas revoluciones sólo se han hecho en uno, dos o tres países, los 200 gobiernos capitalistas con mucha facilidad ha recuperado el poder. Aquí entra el problema de la conciencia social y la violencia. ¿Cómo liberarnos de la conciencia sumisa que a diario penetra en la mente usando a los medios de información, la iglesia y la escuela?
3. En las luchas de los trabajadores (lo que llamamos izquierda marxista, radical, antielectoral, contra el capitalismo, en la década de los 60 y 70) nunca pudimos levantar a las masas porque nuestro discurso nada valía frente a las decenas de partidos que recibían del gobierno millones de pesos y cargos de gobierno; tampoco frente a la represión de miles de militares al servicio del poder. Pero, aunque caigo permanentemente en el pesimismo, al pensar que lo vivido sólo han sido derrotas y por no encontrar salida anticapitalista, luego suelo pensar ilusamente en decenas de miles desprestigiados como "delincuencia organizada” se declaren y actúen junto a los intereses de los trabajadores.
4. Marx, el estudioso profundo del capitalismo, señaló en 1847 en el Manifiesto Comunista, que el enemigo a destruir es el capitalismo siempre violento, la explotación y sus más altos representantes en la política y la economía. Señaló que los procesos electorales son formas de dominación en los que cada cuatro o seis años la población elige –con mucha manipulación y engaños, mediante la compra de votos- a sus nuevos amos. Eso lo sabes muy bien Enrique, pero los representantes capitalistas lo silencian o tergiversan para idiotizar a la población. Sé que es casi imposible cambiarlo, pero, aunque pasarán 100 años más, la esperanza no muere.
5. Fritz me dices que “la única verdadera es la lucha interna con uno mismo”. Desde niño mi padre –en medio de la ignorancia política de un carpintero- me repitió que “todos somos seres humanos, que todos somos iguales y que debemos sentir en carne propia el mal trato a los demás”. En la lucha interna sólo aparece el terrible mal trato que durante 500 años nos ha puesto el capitalismo, dicen: que el dinero lo es todo, que hay que apoyar la propiedad, que hay que comprar todo, que hay que poseer buena casa, buen coche, buen vestido, buenos viajes, la belleza blanca/europea, además de ser muy religioso.
6. En el capitalismo los poseedores del capital acaparan todo: ellos dicen qué es “verdad”, construyen todas las leyes a su favor, controlan armas, ejércitos, militares, los pobres van a la cárcel y los auténticos delincuentes, asesinos gobernantes y empresarios, los premian con apoyos y aplausos. Fritz: “si la única lucha verdadera es la lucha con uno mismo” viviría aislado pensando en mí sin preocuparme por crear una idea que destruya el capitalismo que nos tiene idiotizado en la ambición tonta de comprar todo e incluso transformarnos en una mercancía que los ricos pueden comprar con limosnas. (13/IX/24)
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