7/20/2008

Que horror





Ya da miedo abrir el periódico, no solamente chorrea sangre sino que también despide el olor nauseabundo del abuso y la ignominia.
No pasa un solo día sin que nos enteremos de historias que se están convirtiendo en una especie de galería de terror.
Con espanto nos enteramos que la policía del D. F. ha criminalizado a la juventud y realiza redadas, ya sea con el propósito de extorsionar a los jóvenes o con alguna otra finalidad aviesa. En este caso, el Jefe de gobierno Marcelo Ebrard despidió a su secretario de Seguridad Pública y al Procurador no solamente para atajar la andanada política en contra de su gobierno, sino para evitar que interviniera el presidente de la república en virtud de sus atribuciones legales. Tal vez en el futuro nos enteremos si acaso hubo alguna intervención presidencial secreta para convencer al jefe de gobierno o si simplemente un político se decidió a escuchar el clamor en contra del abuso y decidió pagar con la cabeza de un colaborador muy querido para el.
También puede ser que Ebrard como hizo alguna vez López Portillo despidió a dos funcionarios que separados parecían ser buenos pero juntos tenían una relación tan mala que afectaba al gobierno en general y el abuso policiaco le presentó la oportunidad.
La actitud del jefe de gobierno contrasta con la del presidente Calderón que no obstante tener múltiples pruebas sobre los abusos de sus colaboradores se empecina para dejarlos en su lugar. Destacan dos casos muy sonados en los medios y que han merecido la atención de los legisladores.
El primero es de su secretario de gobernación Mouriño y su gran conflicto de interés en el manejo del petróleo y la gasolina. Es claro que utilizó sus posiciones políticas para lograr grandes beneficios personales, pero el presidente en lugar de despedirlo, entró a una compleja y costosa negociación política para mantenerlo en el cargo. Siempre que un político sostiene y solapa a otro, abre la sospecha de la comunión de intereses.
El nuevo caso, tal vez no sorprendente viene del área de gobernación y tiene que ver con la denuncia de los legisladores y hasta del ex-presidente del partido en el poder de haber sido espiados por la entidad de inteligencia política del gobierno (CISEN).
Los legisladores han exigido la renuncia del director del organismo sin embargo Mouriño reclama el derecho del gobierno a espiar a diputados y senadores y se empecina a sostener en el cargo a su colaborador igual que el presidente hace con el. El universo de la impunidad.El otro aspecto que destaca es que mientras Ebrard atendió de inmediato las recomendaciones de la Comisión local de Derechos Humanos que incluían separar del cargo a los jefes policíacos, Calderón ha ignorado sistemáticamente las recomendaciones de la Comisión Nacional, no obstante la actitud obsecuente de esta que no da un paso que pueda ofender al gobierno, aunque ahora se ha preocupado para no quedar atrás de la del D. F. Pero lo que el presidente de la Comisión Nacional no entiende es que la dignidad comprometida ya no se recupera con maniobras para los medios.
Las llamadas de atención sobre los abusos del ejército no merecen una palabra presidencial.Pero como el ejercito no tiene el monopolio del abuso, resulta que también los presidentes municipales están logrando lo suyo. En León la policía se entrena para torturar y el alcalde dice que su voluntad es sostener esa práctica y desde la oficina presidencial se eleva un gran silencio tal vez porque el alcalde es de su propio partido.
Ya instalados en el abuso, la nueva historia ha sido la burla de los policías de esa misma ciudad que dejaron morir a un asaltante mientras los policías filmaban las burlas de que era objeto.En Tlaxcala también se reportan abusos, pero no sucede nada para corregir.En Morelia hasta los bomberos abusan al hacer una prueba de ingreso denigrante para una mujer.Estas son apenas unas pocas señales sobre el clima de deterioro que hay en el país y que corre por el menosprecio a la dignidad humana, por una violencia institucional constante y sistemática en contra de la gente.
Pero el gobierno camina sin rumbo, sin pensar que se debe a la sociedad, tal vez porque al ser producto de un fraude no sienten que deben dar cuentas.México ha fallado en el camino a la democracia. Sus gobernantes prefieren los fuegos de artificio a las medidas efectivas. Hay un déficit de honestidad y caminamos presa de los apetitos y ambiciones personales de todos los políticos que están convencidos que están ahí para llenarse los bolsillos porque nunca aprendieron que el propósito último de la política es ayudar al logro de la felicidad.

Samuel Schmidt

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