7/23/2008

Injerencia periodísticaCómo EEUU financia órganos de prensa de todo mundo para comprar influencia mediática


Jeremy Bigwood

Las campañas domésticas de propaganda como «el fiasco de los gurúes del Pentágono» resultaron expuestas al escarnio público. Los grandes medios emplearon a oficiales militares de alta graduación para escribir «análisis» sobre la guerra en Iraq. Pero se descubrió que tenían lazos con empresas contratistas del Pentágono interesadas en la prosecución de la guerra.

Debajo del radar, está fermentando otro escándalo del periodismo: el gobierno de EEUU está financiando secretamente a medios de noticias y periodistas extranjeros. Reparticiones públicas como el departamento de Estado, el departamento de Defensa, la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (US Agency for International Development, USAID), el Fondo Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED), el Consejo Superior de Radiodifusión (Broadcasting Board of Governors, BBG) y el Instituto de EEUU para la Paz (US Institute for Peace, USIP), financian el "desarrollo de los medios" en más de 70 países.

La revista In These Times descubrió que estos programas mantienen a centenares de organizaciones no gubernamentales extranjeras (ONGs), periodistas, políticos, asociaciones de periodista, medios informativos, institutos de mejoramiento de periodistas y facultades académicas de periodismo. El tamaño de los aportes puede extenderse desde algunos miles a millones de dólares.

"El tema que estamos enseñando es la mecánica del periodismo, así sea prensa escrita, televisión o radio", explicó Paul Koscak, portavoz de la USAID. "Cómo hacer una historia, cómo escribir balanceadamente..., todo ese tipo de cosa que usted esperaría de un verdadero profesional de prensa".
Pero alguna gente, especialmente fuera de EEUU, tiene un punto de vista diferente.

"Pensamos que la verdadera intención oculta en estos programas de desarrollo de los medios son los objetivos de la política exterior [estadounidense]", argumentó un diplomático venezolano de alto nivel que pidió no ser identificado. "Cuando el objetivo es cambiar un régimen, estos programas han demostrado ser instrumentos para desestabilizar gobiernos democráticos elegidos que Estados Unidos no apoya".

Isabel MacDonald, directora de comunicaciones de Fairness and Accuracy in Reporting (FAIR) –Imparcialidad y Transparencia en la Información–, un observatorio de medios de Nueva York sin fines de lucro, también tiene una visión crítica. "Éste es un sistema que, a despecho de su profesada adhesión a las normas de la objetividad, a menudo trabaja contra la verdadera democracia" –dijo– "apoyando la disensión sofocante y sin discriminar la información falsa que resulta útil a los objetivos de la política exterior de EEUU".
Muéstreme la agencia...

Resulta difícil medir el tamaño y el alcance del desarrollo de estos medios “independientes” porque existen programas similares disfrazados bajo diversos rubros. Algunas agencias consideran que el "desarrollo de los medios" pertenece a su propio campo, mientras otras lo categorizan como "diplomacia pública" u "operaciones psicológicas". Así, resulta difícil establecer cuánto dinero ingresa a esos programas.

En diciembre de 2007, el Centro para la Ayuda Internacional a los Medios, (Center for International Media Asístanse, CIMA), una repartición del departamento de Estado financiada por el NED, reportó que en 2006 la USAID distribuyó casi 53 millones de dólares en actividades de desarrollo de medios extranjeros. Según el estudio del CIMA, el departamento de Estado proporcionó un estimado de 15 millones de dólares a tales programas. El presupuesto del NED para los proyectos de los medios asciende a 11 millones adicionales.
Y el pequeño Instituto para la Paz de EEUU (USIP), con sede en Washington, pudo haber contribuido hasta con 1,4 millones más, según el informe, que no examinó el financiamiento que otorgan a los medios el departamento de Defensa ni la CIA.

El gobierno de EEUU es el proveedor más grande de fondos para el desarrollo de los medios informativos en todo el mundo, habiendo destinado más de 82 millones de dólares en 2006, sin incluir el dinero del Pentágono, de la CIA o de las embajadas de EEUU en los países receptores. Para complicar el cuadro, muchas ONGs extranjeras y periodistas reciben fondos para el desarrollo de los medios de otras fuentes de financiamiento del gobierno de EEUU. Algunos reciben plata de varios subcontratistas de EEUU y de "organizaciones internacionales independientes sin fines de lucro", mientras que otros reciben dinero directamente de la embajada de EEUU en su país.

Tres periodistas extranjeros que reciben financiamiento para el desarrollo de los medios de EEUU dijeron a In These Times que tales regalos no afectan su comportamiento ni alteran su línea editorial. Y niegan que practiquen auto-censura. Ninguno, sin embargo, diría esto en el expediente.

Gustavo Guzmán, un ex periodista y ahora embajador boliviano en EEUU, dijo: "un periodista que reciba tales obsequios no es verdaderamente un periodista, sino un mercenario".

Una historia torcida

El financiamiento del gobierno de EEUU a medios extranjeros tiene una larga historia. A mediados de los años 70, dos investigaciones del Congreso derivadas de Watergate, las comisiones Church y Pike, del senador Frank Church (D-Idaho) y del representante Otis Pike (D-NY), develaron las actividades encubiertas del gobierno de EEUU en otros países. Ambos comités confirmaron que, además de periodistas financiados por la CIA, extranjeros y estadounidenses, el gobierno de Washington también subvencionó medios impresos extranjeros, radios y cadenas de televisión, algo que también hacían los soviéticos.

Por ejemplo, Encounter, una revista literaria anti-comunista publicada en Inglaterra entre 1953 y 1990, fue desenmascarada en 1967 como una operación de la CIA. Y, al igual que en el caso de hoy, organizaciones de nombre benigno, tales como el Congreso por la Libertad de la Cultura, también fueron fachadas de la CIA.

Las investigaciones del Congreso establecieron que el financiamiento clandestino de EEUU a medios extranjeros desempeñó a menudo un papel relevante en la política exterior, pero en ninguna parte tanto como en Chile a comienzos de los años 70.

"La principal operación de propaganda de la CIA, a través del periódico de la oposición El Mercurio, probablemente contribuyó lo más directamente posible al derrocamiento sangriento del gobierno de Allende y de la democracia en Chile", dijo Peter Kornbluh, analista del National Security Archive (Archivo de Seguridad Nacional), un instituto de investigación no gubernamental independiente.

In These Times preguntó a la agencia si todavía financia a periodistas extranjeros. El portavoz de la CIA Paul Gimigliano respondió: "La CIA, de ordinario, no niega ni confirma públicamente esta clase de alegatos".

¿Enemigos del departamento de Estado?

El 19 de agosto de 2002, la embajada de EEUU en Caracas, Venezuela, envió el siguiente cable a Washington:

"Esperamos que la participación de Sr. Lacayo como Grant IV sea reflejada directamente en su reporte sobre asuntos políticos e internacionales, pues él asciende en su carrera, y mejorar nuestros lazos con él significaría ganar a un amigo potencialmente importante en posiciones de influencia editorial". [Nota del editor: El nombre del Sr. Lacayo se ha cambiado para proteger su identidad].

El departamento de Estado había elegido a un periodista venezolano para visitar EEUU bajo el proyecto conocido como Grant IV, un programa cultural de intercambio iniciado en 1961. El año pasado, el departamento trajo a unos 467 periodistas a EEUU, a un costo cercano a los 10 millones de dólares, según un funcionario del departamento del Estado que solicitó anonimato.

MacDonald, de FAIR, dijo que las "visitas sirven para construir lazos entre los periodistas extranjeros visitantes y las instituciones a condición de que... sean extremadamente acríticos de la política exterior de EEUU y de los intereses corporativos que sirve".

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