8/20/2011

Los Búnkers, pequeña serenata diurna a Silvio Rodríguez

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Imagen del videoclip "Quién fuera", cóver que Los Búnkers realizan a Silvio Rodríguez.

En Telehit escucho la versión de una canción emblemática de mis años de militancia, nostalgia y enamoramiento iniciales:

“Estoy buscando una escafandra

A pie del mar de los delirios,

¿Quién fuera Jacques Cousteau?

¿Quién fuera Nemo el capitán?

¿Quién fuera el batiscafo de tu abismo?

¿Quién fuera explorador?”

Sin duda, pensé, es una canción de Silvio Rodríguez, pero no es la voz aguda e inconfundible del cantautor cubano que se perdió en los vericuetos de la burocracia parlamentaria reciente.

Se trataba de un grupo que para mí resultó un nuevo viaje a la isla musical abandonada. Como un Ulises de una Odisea íntima escuché como si la era estuviera pariendo un corazón o como si soñara con serpientes y encontré que el día feliz está llegando y que “eso no está muerto / no me lo mataron / ni con la distancia / ni con el vil soldado”, estribillo extraordinario de Santiago de Chile.

Se trata del disco Música Libre, grabado desde junio de 2010 por el grupo Los Búnkers, banda chilena de rock, fundada hace más de una década y que recientemente estuvieron en el Teatro Metropolitan de la Ciudad de México.

Estos jóvenes treinteañeros, formados en el rapto insurgente de la Nueva Canción Chilena, en plena dictadura pinochetista, han logrado una actualización de las obras menos conocidas y quizá más poéticas de Silvio Rodríguez que, como el Unicornio Azul, pastando lo dejamos ante la oleada de industrialización musical y hoy revive en unas voces frescas, intensas, con arreglos novedosos y con la colaboración de otro gran cantautor chileno: Manuel García, quien interpreta las canciones Al final de este viaje en la vida y La era está pariendo un corazón.

Alvaro López, Mauricio Durán, Gonzalo López, Francisco Durán y Mauricio Basualto logran una actualización de las canciones y la armonía de Silvio Rodríguez, quien ya era en sí mismo una actualización de John Lennon en el Caribe y de Bob Dylan en La Habana vieja con el sabor de una generación que creció escuchando a sus padres relatar las hazañas perdidas de una sensibilidad revolucionaria derrotada por el implacable triunfo de la unilateralidad mercadológica.

La pequeña e intensa serenata a Silvio Rodríguez no puede ser mejor viaje para un fin de semana:

“Y si esto fuera poco,

Tengo mis cantos

Que poco a poco

Muelo y rehago

Habitando el tiempo

Como le cuadra

A un hombre despierto.

Soy feliz,

Soy un hombre feliz,

Y quiero que me perdonen

Por este día

Los muertos de mi felicidad.






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