10/21/2011

La luz interna



Leonardo García Tsao
Un documental sobre George Harrison no parecería, a primera vista, un proyecto típico de Martin Scorsese. Pero es una decisión coherente si se toma en cuenta la pasión del cineasta por el rock, antes ejemplificada por las películas de concierto sobre The Band o los Rolling Stones; o su documental épico sobre Bob Dylan. Y, sobre todo, su interés por los personajes contradictorios, como para él lo han sido Jesucristo, Travis Bickle, Dylan, o Jake La Motta. En ese sentido, Harrison revela haber sido un hombre mucho más complejo que esa frase que lo definía como el Beatle callado.

Dividido en dos partes, con una duración total de tres horas y media, George Harrison: Living in the Material World fue estrenado en el festival de Telluride pero desde principios de octubre se ha mostrado en rotación constante en el canal de cable HBO (en su transmisión norteamericana; en Latinoamérica aún no comienza a exhibirse). Por supuesto, no era de esperarse un documental biográfico de los que suelen pasar por televisión. Con base en un impresionante archivo fílmico y fotográfico, entrevistas prexistentes más otras hechas ex profeso a testigos principales –como Paul McCartney y Ringo Starr, obviamente– Scorsese y su editor David Tedeschi siguen un orden cronológico ajeno a la tentación del cancionero ilustrado, la revelación de chismes triviales o el recuento puntual de cada paso de su carrera para concentrarse en lo esencial.

La primera parte se ocupa de la historia familiar y, claro, la formación de los Beatles. Según explica McCartney, cada miembro del grupo era como el ángulo de un cuadrado perfecto y, por tanto, imprescindible. Ese insólito equilibrio entre personalidades y aptitudes distintas pero complementarias dio lugar al que fue, sin duda, el fenómeno más trascendente de la música popular del siglo XX. La inevitable desintegración del cuarteto se debió a una implosión cuando ese equilibrio dejó de funcionar (no fue culpa de Yoko, vamos).

Precisamente Harrison fue el primer miembro en sentirse limitado por su papel como beatle. Si bien su requinto, de inflexiones country & western, fue básico para definir el sonido del grupo, como compositor tuvo la mala suerte de ser opacado por la obra prodigiosa de un par de genios. Las aportaciones de Harrison no eran nada insignificantes, pero Lennon y McCartney sólo le concedieron el lado A de un disco sencillo cuando compuso Something.

La segunda parte comienza justo con la descomposición de Los Beatles y los sorprendentes cambios personales efectuados por el biografiado. Para empezar, todas las canciones que habían sido rechazadas para los Beatles encontraron lugar en el disco triple All Things Must Pass, su legado definitivo.

Lo que Living in the Material World consigue en este punto es el retrato polifacético de un hombre que, detrás de la apariencia de quietud, ocultaba la mayor inquietud espiritual entre los cuatro beatles. Ampliamente conocida ha sido su dedicación por la música india y la meditación, bajo la guía respectiva de Ravi Shankar y el Maharishi Mahesh Yogi. Sin embargo, según describe el documental, ese fue uno de muchos intereses que, además de la música, estimulaban sus sentidos. Por esa misma vía se explica su experimentación con el LSD y otras drogas, su afición por las carreras de autos, su improvisado desempeño como productor de cine y su entusiasmo por la jardinería en los terrenos de su mansión victoriana.

El gran logro de Scorsese es que, al margen de ser un documental de montaje, con la inevitable recurrencia de las cabezas parlantes, Living in the Material World transmite una carga emotiva con la yuxtaposición de imágenes y sonidos. Las canciones están puestas en atención a la cronología, pero sobre todo al momento expresivo de un estado de ánimo. Harrison aparece como un ser humano bondadoso, introspectivo, brutalmente sincero, dado a extremos y dueño de un malicioso sentido del humor.

El cineasta, también preocupado por cuestiones espirituales que se han manifestado a lo largo de su obra, dedica los momentos finales para ilustrar que, con su muerte, George Harrison logró separarse en paz de este mundo material. La habitación se llenó de luz, recuerda su viuda Olivia. En ese momento, el uso exaltante del canto de una mantra equivale al It Is Accomplished, de Peter Gabriel, al final de La última tentación de Cristo. Es el triunfo del espíritu.

George Harrison: Living in The Material World. D: Martin Scorsese/ F. en C: Russell Carpenter, Stuart Dryburgh, Simon Harding, Martin Kenzie, Ellen Kuras, Lisa Rinzler, Harris Savides, Peter Suschitzky, Robert Richardson/ M; Canciones varias/ Ed: David Tedeschi/ Entrevistas: Warren Zanes/ P: Grove Street Productions, Spitfire Pictures, Sikelia Productions. EU, 2011.

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