4/02/2012

Los periodistas pal café......




Julio Hernández López: Astillero
Crónica de una telenovela anunciada. Chico guapo se pasea por el país luciendo dentadura, copete y buen porte, vendiendo promesas firmadas ante notarios públicos y derrochando recursos en propaganda, utilería y relaciones públicas / políticas / electorales. Señora de la casa, con especialidad en declamar rutinas de superación personal, se esfuerza en producir cotidianamente pifias como la más reciente, la pronunciada en Puebla al anunciar que fortalecerá el lavado de dinero. Amoroso reincidente lucha por sobrellevar adversidades que le son impuestas por la dupla priánica, pragmática y poderosa, mientras en su entorno hay sospechas de traiciones sabidas y oportunismos en espera. Un último personaje, llegado de última hora al Panal que es propiedad de una profesora, busca por su parte los efectismos más adecuados para hacerse sentir en una pelea cuadrangular que en realidad es triangular.
Santa semana de arranque de las campañas electorales que ha mostrado en tres pinceladas el mural por todos tan sabido. Peña Nieto está gastando ríos de dinero, sin supervisión alguna, en una estrategia múltiple de consolidación de una imagen, no de un proyecto ni un liderazgo. Entre menos hable sin apuntador mejor será para el mexiquense, que ha pedido refugio político en la poderosa república del espot. Batalla aérea con las grandes televisoras como aliados definitorios mientras a ras de tierra se mueven las tropas de depredación electoral cuyas malas artes aún no son advertidas de manera masiva porque las grandes mayorías siguen manteniendo la vista puesta en la pantalla controladora.
Josefina sufre porque, a fin de cuentas, pareciera que no ha podido consolidar, o no se lo han permitido, un auténtico equipo de trabajo. Cuando no es ella la que se equivoca son los miembros de su variopinto entorno o, como ha sucedido con trabajadores de Mexicana de Aviación, es la herencia de enconos que le deja su correligionario Calderón la que se le aparece y entromete para echarle a perder sus planes de activismo electoral hasta ahora más que accidentados. Vázquez Mota no parece haberse montado de verdad en el tren de su propia candidatura, como si hubiera espíritus contrariados que en su propia casa se asomaran para provocar enredos y sostener una precariedad inquietante. Por el bien de ella, primero debería arreglar su equipo de trabajo la candidata panista, antes de que un mal día de estos la vuelvan a meter en problemas no necesariamente involuntarios.
López Obrador sostiene que perdona pero no olvida, y aun cuando en las plazas públicas sigue teniendo buenos resultados en cuanto a asistencia y adhesiones, comienza a advertir el cuadro de desigualdad institucionalizada en el que se mueve. Dado que no puede contradecir de golpe la amorosidad tras la que se ha parapetado en esta coyuntura electoral, el tabasqueño va dejando constancia de los términos inaceptables en que se va desarrollando la contienda presidencial, frente a un aparato peñanietista que cuenta con recursos económicos y materiales de toda índole y un josefinismo que pronto recibirá apoyo abierto del aparato gubernamental federal para que el jefe pinolero tenga las opciones de continuar peleando por la posibilidad de la continuidad o para que negocie en mejores condiciones la rendición de la plaza femenina para mejor servicio del interés de la familia Calderón-Zavala.
Imposición es la palabra, aunque el romanticismo tardío del pejismo 2012 apenas va pronunciándola en términos exploratorios. Imposición a través de los medios televisivos que diariamente fabrican el menú nacional para el consumidor cautivo que así va forjando su percepción de la realidad conforme a los intereses, los vetos y las promociones que convienen a los concesionarios de esas señales públicas. Es muy temprano, ciertamente, para escribir con tinta fuerte ciertas palabras, pero desde ahora conviene tomar en cuenta los indicios y las evidencias de la gran maquinación en curso. Ya veremos.
La muerte de dos personajes marcadamente relacionados con el salinismo permite reflexionar no solamente sobre lo que significaron Miguel de la Madrid y Jorge Carpizo, sino además, en la circunstancia electoral que vive el país, sobre el modelo priísta que hoy esa misma corriente impulsa con Enrique Peña Nieto como candidato presidencial.
Miguel de la Madrid representó en su momento el encumbramiento de la tendencia tecnocrática y neoliberal, no tanto porque ése fuera su proyecto personal, pero sí porque a partir de su postulación como virtual presidente de la República (cuando el arribo a Los Pinos estaba garantizado a partir de la simple adquisición de la postulación por el hegemónico PRI) permitió el desarrollo político del grupo encabezado por Carlos Salinas de Gortari. De la Madrid ejerció una presidencia que tuvo sus momentos más criticados en 1985, con el sismo ante el cual la grisura burocrática no pudo colocarse al frente de la movilización social que el drama requería, y en 1988, con la instalación como sucesor de Carlos Salinas de Gortari frente a una irrupción electoral en favor de Cuauhtémoc Cárdenas. Hoy, luego del choque personal de CSG con su sucesor, Ernesto Zedillo, y de los 12 años perdidos de panismo en el gobierno, el salinismo cree llegada la hora de la revancha plena, convertido el ex presidente en uno de los principales factores de apoyo y asesoría al manipulable Peña Nieto.
El jurista Carpizo, por su parte, deja en el claroscuro de su trayectoria profesional el testimonio de la lucha por acomodar la técnica jurídica al servicio de ciertos proyectos políticos. Así sucedió cuando fue funcionario público, en particular como secretario de Gobernación, y también como creador de instituciones de mediatización de la irritación social, como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, aparato consumidor de enormes cantidades de dinero público para hacer como que se atienden las denuncias ciudadanas y como que se busca cierta dosis de justicia que nunca llega. ¡Hasta mañana!
Twitter:
@julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx


Enrique Galván Ochoa: Dinero
Aunque se arrepintió en las postrimerías de su vida, el presidente Miguel de la Madrid carga con la responsabilidad de haber inventado a Carlos Salinas de Gortari. Ambos, y Cuauhtémoc Cárdenas y El Maquío Clouthier, son los personajes centrales del turbio episodio del fraude electoral de 1988, junto con el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, ahora en plan de redención, mas no puede olvidarse que estaba a cargo del sistema electoral cuando se cayó. Fumador incorregible –no era raro que encendiera cinco cigarros al hilo, prendía uno con la colilla del otro–, finalmente un enfisema pulmonar privó de la vida a De la Madrid este fin de semana. Durante su sexenio –1982 a 1988– ocurrió el asesinato del periodista Manuel Buendía.
El terremoto
Su paso por el gobierno fue tormentoso; paradójicamente no era ave de tempestades, tenía fama de ser hombre frío, calculador, gris; más bien las tormentas lo perseguían. Le tocó el terremoto de 1985; tuvo una buena decisión al sacar del Distrito Federal a algunas de las dependencias que no requerían estar en la capital: Inegi y Capufe, entre ellas. Durante su sexenio fue elaborada una nueva reglamentación para limitar la construcción de edificios altos en zonas que no los resisten, sin embargo, en años recientes hay tal desarrollismo y corrupción que pareciera que se olvidó que la ciudad está asentada en zona sísmica.
La cuenta en Suiza
Uno de los peores momentos de su sexenio tuvo lugar cuando se encontraba de visita en la capital de Estados Unidos. El columnista politico de moda, Jack Anderson, publicó que De la Madrid había desviado a una cuenta secreta en Suiza 162 millones de dólares. Tuvo el efecto de un terremoto político. Pasando el tiempo los mexicanos concluiríamos que 162 millones de dólares –si fuese cierta la información de Anderson– era una cantidad relativamente modesta junto a las fortunas que se atribuyen a Salinas de Gortari y Vicente Fox, ambos considerados entre los políticos más ricos del mundo.
Cuando todos éramos ricos
De la Madrid nos hizo millonarios a todos, aunque por breve tiempo. En el último año del sexenio el salario mínimo había subido a 8 mil pesos diarios por efecto de la inflación, pero era ficción. Más adelante Salinas de Gortari le quitaría tres ceros a la moneda y el salario quedó desnudo en su patética realidad: 8 pesos. Mientras tanto, los precios de las mercancías habían subido exponencialmente. La inflación se disparó a más de 150% anual y las casas de bolsa pagaban altísimos intereses a los inversionistas. Centenares de personas vendieron sus casas para invertir el dinero en acciones, creyendo que aquel prodigio iba a durar eternamente, pero sobrevino el crack y se quedaron sin dinero y sin propiedades. En la miseria.
La moratoria
Al final de sus días en Los Pinos la deuda externa de México llegaba a 100 mil millones de dólares –Calderón ya la superó–, había caído el precio del petróleo y quedó imposibilitado el gobierno para cubrir sus deudas. Tendrían que pasar muchos años para que se recuperara el precario grado de inversión actual –muy lejos del codiciado AAA. En todos esos años Miguel de la Madrid vivió agobiado por las tormentas y dejó crecer a un personaje que resultó un invento de sus insuficiencias: Salinas de Gortari. Era el secretario de Programación y Presupuesto; tenía como rival en la sucesión presidencial a Jesús Silva Herzog, secretario de Hacienda.
Y se cayó el sistema
Silva Herzog era socio del Club Suizo, en la colonia Del Valle, adonde iba al baño de vapor, a nadar y a jugar tenis cada vez que tenía oportunidad. No era un gran tenista, pero sus amigos se dejaban ganar para alimentarle el ego. Llevó varias ocasiones a desayunar a Salinas de Gortari. Por ahí no faltó quien advirtiera que hacía mucho ruido al comer, algo nada elegante. ¿Qué impresión se formaría la reina Isabel, por ejemplo, si el presidente mexicano –es decir, Salinas– hacía ruido con la boca al engullir un salmón? Más adelante se vería que esos malos modales eran lo de menos. Para que Salinas ganara tuvieron que tumbar el sistema.
La renovación moral
¿Qué fue lo mejor del gobierno de De la Madrid? Tal vez la creación de la Contraloría. Había adoptado como lema la renovación moral de la sociedad. Sólo que con el paso de los años la corrupción también se adueñó de la Contraloría, a la que hoy conocemos como Secretaría de la Función Pública. Y también habrá que reconocerle el mérito de que ni remotamente la sangre corrió como en estos días.


Arturo Balderas Rodríguez: Desde el otro lado
Trayvon Martin era un joven de 17 años de edad como cualquier hijo, sobrino, nieto o amigo de algún lector de esta columna. Tenía, como muchos jóvenes, aficiones sobre la forma de vestir: pantalones, camisas holgados y una sudadera con capucha puesta, al margen de que la temperatura fuera cero o 30 grados. Una característica extra: era negro. Eso lo hacía diferente de los muchachos blancos que viven en una comunidad amurallada en Sannford, Florida. Una de las peculiaridades de ésta, como otras tantas en Estados Unidos, es que hay retenes y muchas calles están cerradas con rejas y obstáculos para evitar el acceso a cualquier persona; no es muy diferente de las que abundan en ciudades de México.
El 26 de febrero Trayvon salió de la casa que visitaba junto con su padre para comprar un caramelo. Su error fue caminar por las calles de esa comunidad, creyendo que como el resto de los jóvenes tenía el derecho de hacerlo sin ser sometido a preguntas inquisitorias. De repente, uno de los vecinos investido de vigilante lo detuvo para cuestionar su presencia. Cuando Trayvon defendió su derecho a caminar por una calle –espacio público–, el vigilante sacó un arma y le disparó a quemarropa. Sin eufemismos, Trayvon fue asesinado por su aspecto, no por cometer algún delito.


David Márquez Ayala: Reporte Económico
Según cifras del INEGI, en 2011 la Inversión bruta fija en construcción aumentó 3.7% respecto a 2010; no obstante, en el último quinquenio (2007-2011) la tasa media de crecimiento anual de esta inversión en el país fue de únicamente 1.2% (Gráfico 1).
Valor de la construcción
En 2011, el país construyó obras por un valor total de 423 mil millones de pesos (3.2% real sobre 2010), monto del cual el 51.9% correspondió al sector público y el 48.1% al privado. Cabe destacar que cinco años antes, en 2007, el porcentaje público fue 39.5 y el privado 60.5 (Gráfico 2). En el quinquenio, el valor de la construcción pública creció a una tasa media real de 3.5%, mientras que la privada decreció -4.1% anual.


Carlos Fernández-Vega: México SA
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, está a punto de revertir una de las acciones más onerosas y oprobiosas en contra del pueblo de aquella nación, emprendida dos décadas atrás por el inefable Carlos Saúl Menem, el personaje que cedió (léase regaló), entre tantas otras cosas, el control estratégico y el usufructo de los hidrocarburos del Estado a la trasnacional española Repsol. La mandataria regresará a su dueño original lo que nunca se debió desincorporar (eufemismo tecnócrata por privatizar), con lo que comenzará a detener 20 años de saqueo.
Mientras en México los prianistas insisten en recorrer la fallida senda de la privatización petrolera (Chepina y Peña Nieto ya adelantaron su oferta de modernizar y capitalizar –léase privatizar– Petróleos Mexicanos), en Argentina vienen de regreso para enmendar la desastrosa acción de Menem. Como publicó La Jornada en su edición dominical, “la petrolera argentina YPF, con capital mayoritario de la española Repsol –en la que Pemex tiene una participación accionaria minoritaria– enfrenta una inminente intervención o nacionalización del gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, bajo la acusación de provocar una caída en las reservas en la producción de hidrocarburos por falta de inversión y por destinar entre 80 y 90 por ciento de sus utilidades a ser repartidas entre sus socios y no a la recapitalización de la empresa, según las autoridades. YPF alentó la intervención del (gerente) rey Juan Carlos, quien el primero de marzo cabildeó con la presidenta argentina en favor de la petrolera, además de que la empresa ha interpuesto demandas contra al menos un gobierno provincial por haberle retirado concesiones. Fuentes oficiales aseguraron en Argentina al diario Página 12 que ‘no hay marcha atrás’ en cuanto a que el gobierno tomará el control de la firma. Argentina ha realizado millonarias importaciones de hidrocarburos, que ponen en riesgo las cuentas fiscales y los programas sociales, según el gobierno”.
Pues bien, allá por el arranque de los 90, en Argentina todo comenzó con el pretexto de modernizar y capitalizar las empresas del Estado, es decir, el inicio de una devastadora acción privatizadora. El entonces presidente Carlos Saúl Menem fue el principal competidor latinoamericano de Carlos Salinas de Gortari en eso de desmantelar el aparato productivo del Estado. Los mexicanos saben y padecen el resultado privatizador (de CSG a Calderón), pero a los argentinos nada mejor les ha ido. Allá dan vuelta en U, pero aquí insisten. ¿Cómo fue que el Estado argentino cedió sus hidrocarburos a una trasnacional española? La Cepal documentó el proceso, no sin concluir que la compra de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) de Argentina por parte de Repsol fue una gigantesca operación de concentración de poder cuasi monopólico no sólo en esa nación, sino a nivel regional.
De acuerdo con el organismo especializado, el proceso de venta de YPF quiso sustentarse en el pretexto de la modernización y capitalización de la empresa, para lo cual se quemaron varias etapas hasta concretar la plena propiedad para Repsol. En julio de 1993 Carlos Saúl Menem (inquilino de la Casa Rosada de 1989 a 1999) autorizó la venta de 43.5 por ciento del paquete accionario por 3 mil 40 millones de dólares en efectivo y mil 271 millones en títulos de deuda pública, aunque en esta operación el gobierno de aquel país asumió una deuda de la empresa por aproximadamente mil 800 millones de dólares. En esa primera venta, el pastel accionario quedó repartido así: gobierno, 20 por ciento más una acción de oro; estados provinciales, 12 por ciento; personal de YPF, 10 por ciento; sistema previsional, 12 por ciento, y sector privado, 46 por ciento.
De 1993 a 1998 la estructura de la tenencia accionaria se transformó, debido a que los jubilados, los trabajadores de la empresa y los gobiernos provinciales vendieron poco a poco sus acciones motivados tanto por los mejores precios de las acciones en el mercado bursátil como por la urgencia de liquidez. Estas necesidades se originaron habida cuenta del contexto recesivo de la economía argentina y las dificultades de hallar empleo con posterioridad al segundo semestre de 1994, cuando los ingresos por privatizaciones comenzaron a mermar y los efectos del Plan de Convertibilidad (de la moneda) sobre el nivel de actividad empezó a ser visible.
Para 1998 el reparto del pastel accionario de YPF quedó así: gobierno, 20 por ciento, más acción de oro; estados provinciales, 4.7; personal de YPF, 0.4, y sector privado, 74.9 por ciento (los fondos privados extranjeros, de Estados Unidos mayoritariamente, 63.1 por ciento; los inversionistas argentinos, 11.8 por ciento). A mediados de 1999 comienza la venta a Repsol. El gobierno argentino enajenó a esa trasnacional 14.99 por ciento de las acciones, por alrededor de 2 mil millones de dólares, y la española (una petrolera sin petróleo en su país de origen) ofrece comprar todas las acciones. Como regalo de despedida de mandato, Menem da prioridad a Repsol y establece que si aparecieran otros postores por YPF deberían pagar 25 por ciento adicional, con respecto a lo ofrecido por Repsol, la cual termina por adquirir 83.24 por ciento de la paraestatal en oferta. Así, el gobierno argentino se quedó con su acción de oro, el personal de YPF con 0.4 (aunque tuvo que litigarlo en tribunales), el resto del sector privado con 1.37, y Repsol, con 98.23 por ciento.
Repsol recuperó rápidamente el gasto por la compra de YPF, no hizo mayores inversiones y sus utilidades crecieron como la espuma, la mayoría de ellas depositadas en su país de origen, España. Por su parte, el gobierno argentino sólo vio cómo se desplomaban sus ingresos fiscales y se consumían las reservas de hidrocarburos. Como apunta la Cepal, “las reformas favorecieron más –absoluta y relativamente– al sector privado que al Estado. Los productores privados de petróleo se vieron especialmente beneficiados por la posibilidad de aumentar significativamente la explotación de crudo a costo muy bajo, sobre la base de reservas descubiertas previamente (con recursos públicos), con costos marginales inferiores al promedio por tratarse de áreas centrales de gran productividad, recibiendo a cambio elevados precios internacionales tanto para el crudo vendido en el mercado interno como para el exportado. Además, la exploración se redujo sustancialmente, y sólo exprimieron los pozos existentes.”
Las rebanadas del pastel
Allá dan marcha atrás, pero aquí insisten en vender el dulce con el viejo pretexto de modernizar y capitalizar. Y, desde luego, Repsol no es ajena a la campaña, en todos los sentidos del término.
cfvmexico_sa@hotmail.com


El Correo Ilustrado
Que los trabajos caros se cobren en el Inegi
Me he llevado la sorpresa de mi vida y una posterior indignación. El año pasado fui a cotizar ortofotos, mapas digitales y convencionales al Inegi, en Balderas. El total ascendía a casi 5 mil pesos; en ese momento no adquirí. El 30 de marzo fui a comprar unos mapas de mi zona de estudio, pensando en ir después por los digitales, y al preguntar el precio de los primeros el encargado de la mapoteca me dijo: No es nada, son gratis. Grande fue mi sorpresa cuando me enteré de que, además de las cartas topográficas, las de uso de suelo y vegetación, ortofotos con una calidad insuperable estaban a disposición y sin ningún costo.


Carlos Fazio: EU, Ratzinger y la marxista Cuba
Cargados de simbolismos, los encuentros del papa Benedicto XVI con Raúl y Fidel Castro y con el pueblo creyente, no creyente y ateo de Cuba tuvieron un resultado predecible. Más allá del refinado juego de estrategias y la esgrima verbal de Joseph Ratzinger y Raúl Castro, nada escapó al quid pro quo diplomático acordado con antelación entre la Secretaría de Estado


Gustavo Esteva: La inspiración del cambio
Esto cambia todo. Circula rápidamente, en Estados Unidos el libro con ese título: This changes everything: Occupy Wall Street and the 99% Movement, editado por Sarah van Gelder y publicado en San Francisco tres meses después de que el movimiento empezó


Iván Restrepo: Áreas de acceso obstruidas
Todos estamos contentos porque la ciudad resistió el sismo reciente y no hubo víctimas mortales. Sin embargo, varios edificios quedaron tocados. En algunos funcionan oficinas públicas. Las autoridades deben resolver este problema a fin de que lo que no hizo el sismo lo ocasione la desidia oficial. Porque por corrupción e intereses políticos se permite que el comercio ambulante obstruya las áreas de acceso de numerosas estaciones del Metro. Cuando el temblor de 1985, el gobierno citadino prometió dejarlas libres reubicando a los vendedores, cada vez más numerosos gracias a la crisis y la falta del empleo productivo que tantas veces ofrecieron crear los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional y los dos del cambio. Ahora los accesos están más copados que nunca por el comercio informal.


Fidel Castro Ruz: El mundo maravilloso del capitalismo
La búsqueda de la verdad política siempre será una tarea dura, aun en nuestros tiempos cuando la ciencia ha puesto en nuestras manos un gran número de conocimientos. Uno de los más importantes fue conocer y estudiar el fabuloso poder de la energía contenida en la materia.



Qué hace tan especial a la fotografía documental mexicana del pasado siglo? Veamos. Cercanía con el sujeto. Precisión inteligente. Fidelidad a la historia y lo inmediato, buscándoles ángulos, relatos como iluminaciones (en sentido rimbaudiano), atajos para la ironía. Sus logros plásticos. Real hasta cuando surreal (México sería bendecido por los bretonianos como patria del surrealismo real). Y porque nace con la historia (esto es, con la Revolución); al decir adiós al daguerrotipo se pone en movimiento. La fotografía mexicana aprendió pronto dónde, cómo y cuándo poner el ojo y seguir la bala por nuestras vastas intemperies.



MIGUEL DE LA MADRID HURTADO

Ricardo Raphael

A los personajes públicos pocas veces se les puede mirar desde la intimidad. Los espejos donde se proyecta su imagen reflejan muchas cosas, pero suelen distorsionar carácter y realidad. Miguel de la Madrid Hurtado murió ayer y necesito decir algunas palabras sobre él, no desde la lejana ventana que mira hacia la calle, sino a partir de la dolorosa emoción que me causa la pérdida de quien colocó más de un fundamento vital en mi propia construcción como ser humano.

Cada historia familiar tiene su dosis de drama, arrojo y valentía, y la de su pequeña familia de origen merece hoy ser contada. Con ese propósito redacté las líneas que siguen hacia finales del año pasado, por las mismas fechas en que la enfermedad le avisó que debía prepararse para partir:

“En 1937 un hombre al que apodaban El Charro Negro pidió una cita para visitar a mi abuelo, quien había instalado un modesto despacho como abogado dentro de su propia casa. Mi abuela le advirtió que no lo recibiera y tuvo razón: en cuanto ingresó al lugar el sujeto vació una pistola contra su marido y se retiró sin decir palabra. Después del tronido, la mujer de 24 años de edad se encontró con un cuerpo agonizante y sintió sobre el vientre cómo se escapaban la sangre y la vida de aquel hombre que sólo tenía 33. Mi madre también vivió ese terrible momento: aún le faltaba un mes para nacer.

“El gobernador de Colima, estado donde vivían mis abuelos, protegió a El Charro Negro. Acaso por esta razón y porque la ciudad era demasiado pequeña para ahuyentar la mirada condescendiente de sus amistades y conocidos, la viuda jovencísima decidió mudarse con sus dos hijos a la capital del país. Tuvo entonces una valentía que a la fecha me intriga: aquella pequeña familia se había quedado literalmente sin patrimonio. Como pudo, ella montó una casa de huéspedes y así logró sacar adelante a mi madre y a mi tío (Miguel de la Madrid Hurtado, quien entonces rondaba apenas los dos años de edad) (El México Indignado)”.

La figura del padre ausente puede ser más viva que su presencia real. En voz de mi abuela, aquel hombre arteramente asesinado creció en virtudes hasta una estatura inalcanzable. Desde muy niño el huérfano se dispuso con disciplina para colmar el vacío. Vicente Leñero, quien fuera su compañero de escuela, me describió recientemente a un niño tímido y siempre metido en los libros que cuando tomaba la palabra en público podía transformarse en extraordinario orador.

Vivió una infancia austera, rígida por su moralidad, acariciada por la tierna fortaleza de una viuda que nunca quiso volver a casarse. Ya en la UNAM se hizo alumno consentido del maestro Mario de la Cueva. No es posible disociar su futura carrera como docente y como funcionario público de las ideas que aquel jurista extraordinario situó con tanto talento sobre una generación que terminaría gobernando México.

Desde su formación como abogado, De la Madrid saltó a las finanzas públicas. Se hizo empleado del Banco de México, de la Secretaría de Hacienda, de Pemex y luego tuvo la oportunidad de jugar en las grandes ligas de la política. Con todo, los valores que le acompañaron antes siguieron siendo los suyos. Fue austero, fue recto, fue un hombre recio. Me consta que tuvo un carácter fuerte y también que nunca permitió que ese rasgo tomara control de su personaje público.

La idea del Estado, la convicción republicana y la intolerancia a la corrupción que aprendiera con De la Cueva le hicieron contrastar dentro de una clase política que prefería la pompa y la futilidad.

Miguel de la Madrid portó la banda presidencial en uno de los momentos más convulsos de la segunda mitad del siglo XX mexicano. Le tocó cerrar la puerta cuando el milagro mexicano se hallaba en sus estertores. La crisis de la deuda, de principios de los años 80, le obligó a operar cambios dramáticos sobre el conjunto del sistema político.

Recortó gasto y desmanteló burocracias, concluyó de golpe la era de la economía protegida, enfrentó al priísmo más corrupto, utilizó el consenso político para estabilizar el barco, forzó los acuerdos que eran indispensables aunque después de ello nada pudiera volver a ser igual. En algún texto posterior aseguró que no fue la suya una mirada neoliberal. Las decisiones que debió tomar respondían a la emergencia y no a una ideología determinada.

En estos tiempos en que, por otras razones, México vuelve a desmadejarse, pongo su legado muy cerca de mi afecto y también de mi razón: su templanza, su republicanismo, su sobriedad en la política, su firmeza y ese coraje que los seres humanos tanto necesitamos cuando la historia pública se nos complica.

Abrazo con resignación la tristeza y aquí te retengo para que no partas del todo.

Analista político

No hay comentarios.:

Publicar un comentario