4/06/2012

Las cineastas latinoamericanas transgreden con ironía las normas y reivindican la diversidad y los derechos culturales

Lídia Vilalta

Barcelona, 02 abr. 12. AmecoPress/Dones Digital.- La mujer latinoamericana, su representación en el cine y sus condiciones específicas empiezan ya a tener ‘voz femenina propia’ a través de nuevas directoras y cineastas, sobretodo, de la zona andina. De entre las más conocidas y premiadas en el ámbito internacional, se encuentran la peruana Claudia Llosa (sobrina del escritor y último premio Nóbel de literatura) y la ecuatoriana Tania Hermida, quien estuvo en la Casa América de Barcelona con otros creadores, presentando sus películas y valorando el buen momento que vive la producción cinematográfica en su país.

La abrumadora naturaleza latinoamericana, como los paisajes de la cordillera andina o el océano Pacífico, están en el foco de las películas de algunas cineastas, cuando retratan ‘la vida privada y las individualidades de las personas comunes’, sobretodo indígenas, con unos nuevos ‘arquetipos de heroínas y héroes’ que, a la vez, los usan para la denuncia social y para revertir los roles de las mujeres.

Así ocurre en La teta asustada (2010) de Claudia Llosa, ganadora del Oso de Oro en 2009 en el Festival de Berlín y nominada al Oscar ese mismo año en la sección de habla no inglesa. A través de esta película muchas personas pudieron saber que hubo una guerra ‘contra el terrorismo’ en Perú donde las mujeres fueron violadas y maltratadas. Su protagonista, Fausta, es fruto de una violación y con la leche materna, se le transmitió la enfermedad de ‘la teta asustada’. La muerte de su madre la animará a emprender un viaje desde el miedo a la propia libertad.

Para Llosa, en su ópera primera, Madeinusa (2005), ya había ‘infringido las normas: en el guión (la protagonista mata al padre), en la creatividad y en la estética’ (suple la falta de recursos con toques de realismo mágico, ironía y sarcasmo). Estas son algunas de las características de este cine, según explicaban José Mela Contreras y Cristina Branco, en una serie de conferencias y proyecciones, a propósito de la mujer al cine latinoamericano, organizado este febrero en la sede barcelonesa de Fedelatina. El objetivo de las sesiones era destacar la importancia de la mujer creativa, artista y cineasta y comentar este arte, ‘como una expresión multidimensional’, con las migrantes femeninas de este continente asentadas en Cataluña.

Y el debate, en efecto, estuvo asegurado. Algunas de las persones asistentes destacaron en sus comentarios otra de las peculiaridades del cine de las mujeres latinoamericanas, la reversión del rol de la mujer indígena: ya no es esclava, ni sagrada e intocable. Madeinusa, es el nombre de la protagonista del film, aprovecha la fiesta del llamado ‘tiempo santo’ –que va del viernes santo al domingo de resurrección, cuando se considera que todo es aceptado o permitido y no existe pecado algún porque dios está muerto- para escaparse de la comunidad o ‘salir de la ratonera’ –como decían las asistentes- y marcharse en Lima, como hizo su madre años atrás. Y también afirmaron en la charla que vieron en la muerte del padre ‘el simbolismo de la ejecución del patriarcado o el poder de los hombres que, en la película, usan y abusan de las mujeres, y su papel.

En la muestra se proyectaron seis películas, la última de ellas la de Andrés Wood recientemente premiada en el festival de Sundance (Estados Unidos) ‘Violeta se fue a los cielos’, que relata la vida de la cantante y multifacética artista Violeta Parra a partir del libro escrito por su hijo grande, Ángel Parra. Además de reflejar el empoderamiento, la libertad y la creatividad de la vida de esta inigualable mujer, el film tiene también como protagonista la geografía, a través de espectaculares paisajes de los Andes chilenos.

Profanar los símbolos sagrados

En la película ‘Qué tan lejos’ (2006) de la ecuatoriana Tania Hermida, -que narra el encuentro y la relación entre Teresa, una estudiante ecuatoriana y Esperanza, una turista catalana que viaja de vacaciones a Ecuador- el paisaje de la cordillera andina también tiene un gran protagonismo, siguiendo la intención declarada de la directora cuando afirma que hay que ‘convertir los ríos y el mar en personajes de la historia’. Esa proyección abrió las Jornadas de Casa América de Barcelona sobre la creación en Ecuador, donde se anunció también su segundo largometraje ‘En el nombre de la hija’ (2010).

‘Toda revolución empieza con la profanación de los símbolos sagrados. Esa es la idea que anima el guión de En el Nombre de la Hija’, señalaba Hermida en las notas recogidas de su campaña promocional. ‘Como realizadora- decía- me interesa explorar los procesos de re-construcción de sentido y re-invención de la propia identidad de personajes, cuyas certezas se ven amenazadas o desmontadas en el transcurso de una historia. Ese es el eje que articula la trama de mi primer largometraje, Qué tan Lejos, y sobre él gira también En el Nombre de la Hija. Con esta última película – continuaba- quise indagar el poder de los símbolos y el rol que juegan en la configuración de nuestra identidad. ¿Qué posibilidades de subversión simbólica tiene una niña que habita un mundo construido sobre grandes verdades? Ahí donde los símbolos son considerados sagrados y usados para controlar y reprimir, la profanación simbólica es indispensable para ejercer nuestro derecho a la incertidumbre y permanecer siempre abiertos al misterio del mundo’.

En Casa América Hermida afirmó que en sus películas ha huido explícitamente de la reproducción de todos los estereotipos que usa la narrativa fílmica, como una manera personal de contestación; explicó también que fue dos años ‘asambleísta en el proceso constituyente de la nueva Constitución de 2008’ (la número 19) que, por fin, reconoce y recoge Leyes para la protección de la diversidad cultural. La directora recordó que el Consejo Nacional del Cine ya existía antes de la llegada al poder del presidente Rafael Correa, pero que la producción cinematográfica ha crecido un 300% en los últimos cinco años, gracias a la existencia de una ‘plataforma pública de apoyo’ que, según ella, ha permitido democratizar el sector. Hermida cree que el cine permitirá a Ecuador ‘rehacerse como sociedad’, precisamente por la difusión de su diversidad cultural plurinacional.

Fotos: 1. Cartel de la última película de la peruana Claudia Llosa. 2. Tania Hermida, directora de cine ecuatoriana.

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