7/03/2012

¿Cuántas opciones hay el 1 de julio?

Por Alberto Aziz Nassif 

En esta época en donde las ideologías partidistas han perdido el tono que define una visión del mundo y se han transformado en estrategias para captar votantes, la disputa por la presidencia nos lleva a preguntarnos cuántas opciones, proyectos de país, habrá en las urnas el próximo 1 de julio.

Una parte fundamental de cualquier campaña electoral está cruzada por las estrategias discursivas para desacreditar al contrario. Se trata de usar un mecanismo clásico del discurso político: asociar al contrario con una visión negativa del país y autoubicarse en la parte positiva de la ecuación. ¿Cómo ha funcionado esta estrategia en esta campaña por la presidencia?

A lo largo de los últimos días hemos escuchado insistentemente al menos dos visiones o proyectos políticos: el discurso panista dice que hay dos proyectos, pero que en realidad son el mismo, el viejo PRI (PRD) y el nuevo PRI, pero ambos representan corrupción y autoritarismo. La otra visión es la del discurso de López Obrador que se presenta como una opción diferente frente a la derecha que tiene a su vez dos versiones, el PRI y el PAN, ambos representan, dice el candidato, la continuidad del desastre actual o el regreso del viejo partido gobernante. Mientras, el candidato del PRI ha mantenido un discurso doble; por una parte no se ha metido a las descalificaciones de sus oponentes, con lo que ha optado por ubicar a su candidato por encima de los dilemas que presentan sus adversarios; por otra parte, ha tenido que usar un plan B para defenderse de los ataques, cuyo discurso está encaminado a limpiar la imagen de su partido, misión casi imposible, para decir que su candidatura no carga compromisos con el pasado priista. Ante estas estrategias me pregunto: ¿cuántas opciones tendrá la ciudadanía frente a las urnas el 1 de julio?
El discurso panista pierde toda verosimilitud cuando lo contrastamos con los pactos y alianzas que han mantenido el PAN y el PRI en las últimas décadas. ¿Cómo olvidar aquella reunión del 4 de diciembre de 1988 entre los principales líderes del PAN con Salinas de Gortari –que había llegado a la presidencia bajo la sombra del fraude– con el objeto de legitimar al gobierno? Tampoco se pueden olvidar los arreglos entre el foxismo y el PRI para desaforar a López Obrador en 2005, o la manita que le dio el PRI a Calderón para que tomara posesión el 1 de diciembre de 2006. Alianzas inestables, pero contundentes cuando se ha tratado de debilitar a la izquierda. ¿Cuál es la credibilidad de Vázquez Mota para descalificar a su aliado histórico en momentos de crisis? ¿Por qué se molestan tanto los panistas con Fox cuando dice que hay que apoyar a Peña Nieto? Sólo responde a su coherencia, a lo que hizo en su sexenio, gobernar con el PRI y acomodarse a los intereses que ambos partidos defienden.
Además de los pactos, muchas veces inconfesados entre PRI y PAN, lo cierto es que se han dado frente al que ambos consideran como su enemigo, la izquierda. La estridencia panista en contra de AMLO en 2006 hoy se quiso recrear en contra del PRI primero y después en contra del PRD, pero ahora no les ha funcionado, Josefina sigue en tercer lugar.
Por otra parte, cuando se comparan los gobiernos de la Ciudad de México con los que se han tenido en otros estados tanto del PAN como del PRI, se pueden observar las diferencias entre izquierdas y derechas, no sólo como ideologías, sino como políticas públicas. En efecto, hay una visión distribucionista en la izquierda, en cambio en el otro lado del espectro hay una visión más productivista. Algunos de los ejes de esta visión son por ejemplo: la legislación de los derechos sociales universales, la recuperación del Estado, el impulso al mercado interno. En cambio, del otro lado queda la visión de una continuidad del Estado subsidiario o capturado que hoy tenemos; la estrategia de abaratamiento del despido de los trabajadores y el predominio de la estrategia exportadora. En suma, esto nos lleva a dos opciones de país, la que comparten PAN y PRI y la progresista.
En términos estratégicos, si se mantiene el escenario de que la candidata panista siga en el tercer lugar, como lo indican la mayoría de las encuestas, se puede activar el mecanismo del voto útil para que el candidato que está en segundo lugar sea una opción de triunfo. Esta posibilidad significa que los indecisos y un sector del PAN podrían optar entre los dos primeros lugares. Fox ganó en el año 2000 con el voto de un sector de la izquierda. Parece que al final de la campaña quedan dos opciones, el regreso del PRI, con su pesada historia de corrupción, o el voto por la opción progresista…
PD. Para mayor información sobre las opciones de voto recomiendo ampliamente la colección de 18 libros Por una nueva Estrategia de Desarrollo, ver www.consejonacionaldeuniversitarios.org.mx

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