12/28/2014

Liderazgos críticos para la primavera vital (tres meses después frente a la necropolítica)


Los familiares y estudiantes de Ayotzinapa

I. Los familiares de los secuestrados-desaparecidos y los normalistas sobrevivientes han resistido durante largos, incansables y sobresalientes 90 días de indagaciones, demandas y reclamos (26 de septiembre a 26 de diciembre de 2014) las embestidas gubernamentales-estatales orquestadas con todo tipo de maniobras (y asesorías) reaccionarias. Montadas sobre la base de chantajes moralistas, ofrecimientos corruptos, extorsiones sutiles, promesas fingidas, vigilancias panópticas y amenazas más o menos veladas. Todos ellos sin excepciones (y a diferencia de otros actores de la resistencia como los grupos de autodefensa michoacanos o movimientos magisteriales de Oaxaca o Guerrero que han sido escindidos) han mantenido unificadamente su digna resistencia.

Su fundamento tesonero ha sido su amor filial y fraternal que ha metamorfoseado su dolor corporal-sentimental en coraje y esperanza. La vida estudiosa, comprometida, militante y combativa de sus hijos, sobrinos, nietos, hermanos y camaradas ha sido el pábulo y aliciente político-ideológico y axiológico para sostener sus búsquedas, sus denuncias, sus marchas, asambleas, mítines, plantones, caravanas y manifestaciones diversas.

No ha sido, pues, una resistencia pasiva y menos abnegada. Han tomado iniciativas firmes y múltiples: se han movido por diversos lugares del país, han tenido reuniones sin fin, han encabezado marchas globales, han estado activos en los medios de comunicación, han confrontado directamente hasta al mismo Peña Nieto y a sus personeros de toda calaña.

Han ganado –con ello– simpatías, solidaridades, adhesiones y relaciones de las organizaciones y resistencias de la izquierda mundial. Y han ganado también en desenmascarar las miserias de los funcionarios y las tretas encubridoras del régimen.

En efecto el Estado mexicano y su gobierno peñanietista ha manejado varias caretas cuidando su administración y su régimen necropolítico en el que están coludidos el capital mundial, la oligarquía mexicana y la caterva de sus agencias y agentes, incluidos, políticos-funcionarios y empresarios de todo nivel, policías, militares y narcocriminales.

Así pues por la envergadura y significado de sus acciones, de su lucha, de su ética política, de su resistencia activa y crítica, de su papel en el momento en el que el régimen necro-neoliberal mostró su sadismo más barbárico, los familiares y normalistas de Ayotzinapa se han situado en encaje político nodal: en un liderazgo en el que con lo que han ganado: hemos ganado los “vícitimizados” del régimen (y no sólo a nivel nacional sino a nivel internacional).

II. Los lineamientos del script del poder del narcoEstado-gobierno hasta ahora no han cambiado, sigue su campaña de “fue un hecho a nivel municipal”, “nuestras acciones han sido transparentes”, “fueron calcinados pero no sabremos nunca toda la verdad”, “nuestras políticas son las adecuadas”, “ya llevamos x detenidos y vamos a apresar a todos los implicados”, “ya reforzamos las medidas para que no se vuelvan a repetir este tipo de eventos”, “estamos a la espera de resultados”, ”supérenlo”, “olvídenlo”, “volvamos a la normalidad de la necropolítica”, “etcétera”.

Pero ese script aparencial esconde las reales acciones del Estado-gobierno necropolítico y policial-militar: Su apuesta al desgaste de los familiares cuestionadores y del movimiento Iguala-Ayotzinapa, su apuesta al engaño y a los múltiples encubrimientos, su apuesta a la represión, su apuesta a la protección de personajes claves implicados en la matanza y desaparición forzada (como el jefe de la policía municipal de Iguala, del “chocky”, del “gil”, de Aguirre, de los jefes militares del 27 batallón, de los jefes policíacos federales presentes el 26-27 de septiembre, de los mismos “Abarca”, de presidentes municipales priístas de Guerrero y Michoacán y de todos los estados, etc., etc.). El necro-narco gobierno sigue con su política de revictimización de los familiares y normalistas de Ayotzinapa, su política de descrédito hacia ellos y sus aliados, su política de monitoreo y provocación por parte de agentes estatales.

En fin, no hay muestras de cambios verdaderos, ni siquiera de cambios de funcionarios ineptos y a todas luces infames de su gabinete, como se lo han sugerido intelectuales y líderes internacionales demócratas burgueses; por ejemplo de Murillo Karam o del secretario Soberón de la Marina, etcétera. No hay, pues, intención de mover profundamente nada (solo cosmetología barata); el empecinamiento y la ceguera de Peña Nieto, de su gobierno, de los partidos y la clase política seguidista y de los poderes fácticos del fundamentalismo neoliberal mexicano son radicales y doctrinarios.

III. Particular y concretamente se trata de necro-economía y de necro-política a nivel mundial (y de su núcleo sádico generalizado, como lo afirma el intelectual orgánico Jorge Veraza) y muy especialmente a nivel del México actual. Economía y política o, mejor, economía política (y su interiorización psico-axiológica).

Capitalismo necroplítico iniciado desde 2006, que continúa el capitalismo cínico de los 80 del siglo XX, plantea el destacado investigador Luis Arizmendi. Su país modélico: México. Donde “la esclavización de migrantes en la frontera sur, la trata de blancas, el despoblamiento dócil de zonas con recursos naturales estratégicos o, como en Michoacán, la imposición de tributo por circulación de mercancías, circulación de personas y hasta por metro cuadrado de casas habitación, se volvieron fuentes múltiples de un nuevo tipo de renta: la renta criminal. Tremenda concentración de riqueza privada imposible si no fuera por el establecimiento violento de la acumulación por desposesión salarial basada en la necropolítica. Su expresión más sórdida: el país está lleno de fosas. La economía criminal que opera desde México es de las más poderosas del siglo XXI”1.

Necropolítica en el México de hoy que ha generado una nueva identidad en los comportamientos y los imaginarios de los mexicanos del siglo XXI, nos plantea el articulista Ricardo Guzmán. El imperio de la sangre, de la violencia extrema como rectora, del sacrificio de miles [millones] de vidas a cambio del bienestar de unos pocos ha hecho que todo se opaque “frente a las notas de muertos y desaparecidos: estamos en un país que se ha modificado a partir de los fallecidos y no de los vivos. La presión generada por los deudos de esos miles de asesinados y desaparecidos no se limita a los manifestantes ni a quienes recurren a organismos internacionales para obtener una simple respuesta sobre si viven o no sus parientes. El imaginario colectivo es otro, a partir de que resultó inocultable la avalancha de sangre. Son los muertos los que reinan este tiempo”2.

IV. En México el “día de muertos” se ha recalendarizado, se ha difuminado, se ha generalizado a todos días del año. Las fiestas navideñas (posadas, nochebuena, navidad, fin de año, año nuevo, día de reyes) se han convertido en este 2014 en fechas de “día de muertos y desaparecidos”, pero también de memoria, resistencia y manifestación contra esa necro-economía, esa necro-poítica y esa necro-identidad.

Los familiares y normalistas de Ayotzinapa no han aceptado el olvido, no han aceptado las “fiestas navideñas convencionales”, siguen sus actos de desagravio, sus pesquisas, sus demandas de justicia, sus exigencias de presentación con vida de los 42. Pero no están solos, existe significativamente el acompañamiento, la solidaridad, la recuperación de esa resistencia-lucha como paradigmática de la nueva vida; a nivel nacional e internacional continúan las demostraciones.

No son 42 los desparecidos-secuestrados, no son 6 los masacrados, sino como dice Ricardo Guzmán, son miles y quizás millones los que están de por medio en estas actividades y movilizaciones. La navidad se resignifica teniendo su corazón latente en la fortaleza y la dignidad de esos familiares, amigos y solidarios de esos desaparecidos y muertos.

Tres meses después al abrigo humano en pleno solsticio de invierno se prepara el advenimiento del equinoccio primaveral.

V. El articulista José Blanco en un reciente escrito se lamentaba de que el futuro de México queda en el “limbo” debido, entre otras cuestiones, a que “no aparecen aún liderazgos inteligentes capaces de conducir un cambio de gran profundidad que no termine en una hecatombe represiva, con la que todos perdamos con el riesgo adicional de quedarnos con un tirano en el poder”3. En efecto, según nosotros y ratificando-rectificando a Blanco, no habían aparecido hasta antes del 26 de septiembre de 2014 liderazgos lo suficientemente inteligentes y sobre todo suficientemente creíbles y política-éticamente identitarios (identificatorios) para todos los “victimizados por el necro-régimen”. No es que neguemos los liderazgos individuales y colectivos aparecidos desde el nacimiento del neoliberalismo o capitalismo “cínico” en México, esto es, por ejemplo: Cuauhtémoc Cárdenas, el Sup Marcos, López Obrador, Javier Sicilia, o la Corriente democrática del PRI, el Partido de la Revolución Democrática, Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el Sindicato Mexicano de Electricistas, la organización del Pueblo de San Salvador Atenco, la Comuna de Oaxaca, Morena, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación o el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (entre los más sobresalientes)4. Estos fueron importantes en su coyuntura, pero en la actual varios de ellos aparecen en buena medida no sólo desgastados, rebasados y desfasados, sino, incluso algunos francamente limitados y hasta “ventaneados”. Sin embargo, los más consecuentes de ellos siguen siendo hoy día importantes y necesarios para la unidad popular y democrática antineoliberal y antinecropolítica.

Así tenemos que los familiares y normalistas de Ayotzinapa a pesar de la campaña y propaganda contraria a ellos de los fomentadores del necro-régimen (oligarquía, medios de comunicación, presidente, gabinete, gobierno, clase política, mercado y agentes criminales, imperialismo, neoliberales, poderes fácticos, clase empresarial, etcétera), se han ganado y están creando un nuevo liderazgo crítico que puede llevar a una nueva situación en México: democratización, asamblea constituyente, nueva constitución, nuevo gobierno, transformación revolucionaria…

Como señalamos tras y junto a su lucha han estado contingentes de todas las “víctimas” del sistema necro capitalista: estudiantes, intelectuales, campesinos, obreros, urbanos, indígenas, jóvenes, mujeres, artistas, militantes de izquierda, religiosos, etcétera. Y consideramos que los movimientos y organizaciones consecuentes en la lucha contra el capitalismo sádico y necropolítico a nivel nacional (y global) tienen la alternativa convergente del liderazgo democrático y crítico de los de Ayotizinapa. Un liderazgo que comienza a gestarse y está por construirse.

Así, en estos días han declarado algunos de los representantes de los familiares y normalistas de Ayotzinapa que las marchas y plantones son necesarios pero ya no son suficientes, han dicho literalmente que: “hay que pasar a otra fase de la lucha”; el padre de estudiante desaparecido Carlos Iván N. opinó: “Si la gente nos ayuda, hay que entrarle y quitar a todo este mal gobierno, pero hay que entrarle con una revolución y hay que armarse porque no hay de otra”. Este posicionamiento es una muestra del pensamiento y los ánimos que –valga la redundancia– que animan a estos familiares, campesinos humildes pero cada vez más concientizados y en el proceso de aprendizaje colectivo de impulsar su liderazgo ganado. En este sentido el 21 de diciembre pasado ellos participaron en la Séptima Asamblea Nacional Popular (ANP) celebrada en la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa Guerrero en donde más de 30 organizaciones sociales y políticas plantearon –entre otros– los siguientes puntos de un plan de acción: presentación con vida de los 42 normalistas, castigo a los responsables de su desaparición y de los asesinatos perpetrados, caída inmediata de Enrique Peña Nieto porque no representa los intereses y las aspiraciones del pueblo mexicano, la libertad inmediata e incondicional de todos los presos políticos, boicot y anulación de las elecciones de 2015, preparar condiciones hacia la huelga política general, derogación de las reformas estructurales, por un nuevo constituyente y una nueva Constitución, por el poder popular. También se pactó convocar “a todos a seguir con la construcción de asambleas populares en cada comunidad, ejido, barrio, colonia, fábrica, centro de trabajo y centro de estudio, de cada estado, creando las bases para construir una gran Asamblea Nacional del proletariado y los Pueblos de México”5.

Estas iniciativas e impulsos populares en vistas a formar una fuerte convergencia unitaria que apuntale un frente orgánico o bloque histórico que cambie la correlación de fuerzas a favor de las clases y sectores explotados, oprimidos y violentados: el nacimiento de la primavera vital. Y que construya un nuevo gobierno basado en el poder proletario y popular y avance el camino revolucionario y socialista

Notas:

1 Véase “Capitalismo necropolítico y Ayotzinapa”, en Rebelión, http://www.rebelion.org/noticias/2014/11/192555.pdf 28-11-2014, 2pp.
2 Véase “México hoy, necropolítica e identidad”, en La Jornada Semanal, 21 de diciembre de 2014, pp. 8 y 9
3 Ver “el futuro nos alcanza”, 23 de diciembre de 2014, p. 17.
4 Cfr. Adame C. Miguel Ángel, Movimientos sociales, políticos, populares y culturales, Edit. Itaca, México, 2013.
5 Cfr. Ocampo Sergio “La Asamblea Nacional Popular acuerda boicotear los comicios del año próximo”, en La Jornada, 22 de diciembre de 2014, p. 4.

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