6/01/2015

Los periodistas pal café. . . .




Cierran las campañas pero siguen abiertas las evidencias de irregularidades graves. El tufo del fraude en curso es fuerte, pero aún así los partícipes en la obra de teatro electoral prefieren cumplir con sus roles establecidos, entre los cuales se incluye, desde luego, la oposición institucional en sus distintos grados. Mítines, discursos, acarreos, promesas y advertencias, en un carrusel de temporada a cuyo final los ganadores seguirán montados en su caballería ventajosa previamente establecida, mientras los adversarios insertos en el sistema se irán conformando con los premios de consolación o las porciones convenidas o por convenir. El juego democrático, le llaman.
El tribunal electoral federal deja constancia de las reglas tramposas de la competencia. Si alguien creyó en días pasados que cuando menos se sostendría una pálida sanción fijada por el INE, de tres días de prohibición de propaganda en radio y televisión al persistente violador apodado El Verde, ahora se habrá enterado de que a éste le redujeron el de por sí ínfimo castigo de 72 horas de abstención propagandística para que quede en 24, según eso a cumpirse hoy, lo que acabaría siendo algo así como dejar sin cena por una noche al glotón imparable que durante meses saqueó cocina y despensas.
O la reposición de la candidatura del payaso Lagrimita, inequívocamente dirigida contra el movimiento que con muchas posibilidades de triunfos municipales en Jalisco encabeza Enrique Alfaro, éste como candidato a presidir Guadalajara. Un día antes de que el tribunal electoral federal decidiera reinstalar el esquirolaje independiente (sólo alcanzó 1.91 de las firmas del padrón, pero los amables magistrados decidieron que con eso era suficiente), en la zona metropolitana de Guadalajara ya había propaganda de Lagrimita en paraderos de autobuses, enderezada sobre todo contra Alfaro.
En la capital del país, el Partido de la Revolución Democrática cerró campaña con una movilización que sus adversarios consideraron alcanzada mediante acarreo y regalos, mientras uno de sus principales dirigentes reales, Jesús Ortega, celebró en Twitter un Zócalo desacralizado. El Zócalo Cívico y Laico, perredista. Un tuitero astillado pidió al ex presidente del sol azteca que explicara tales conceptos y éste respondió que “AMLO había hecho del Zócalo un espacio donde, cual sumo sacerdote, oficiaba un ‘rito sacro’ cuasi religioso, antilaico”. Por cierto, el nuevo pontífice del sol azteca, Miguel Ángel Mancera, consideró conveniente no confirmar con su presencia en el Zócalo espaciadamente lleno su jefatura política y su parcialidad amarilla.
Morena centra sus mayores expectativas de triunfo en el mismo Distrito Federal, donde fuerzas combinadas han desplegado en su contra una estrategia de impactos múltiples (que van desde la institucionalizada compra de votos por la vía asistencial hasta la campaña telefónica de miedo) con la cual se busca impedir triunfos que en una contienda más o menos aceptable parecerían muy viables para el nuevo partido, sobre todo en las delegaciones Cuauhtémoc, Iztapalapa y Tlalpan. El presidente del consejo nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, incluso anunció en San Luis Potosí su propósito de hacer una gira mundial, cuando menos con dos países por cada uno de los continentes, para denunciar lo que sucede en México y tratar de limpiar la imagen de nuestro país en el extranjero.
En Michoacán, adonde fue a apoyar a su hermana que busca ser gobernadora, Felipe Calderón llamó Chano y Chon a los candidatos del PRD y el PRI (Silvano Aureoles y J. Encarnación Orihuela), y dijo que gobernadores pertenecientes a estos partidos no quisieron hacer nada contra Los caballeros templar ios, a pesar de que él, FCH, había entregado a Leonel Godoy y a Fausto Vallejo (en sus respectivos momentos de mando), listas de personal de seguridad pública que eran cómplices de la delincuencia organizada y recursos económicos para combatirlos. La hermana Cocoa incluso lloró al precisar que el sentido del voto el próximo domingo será por el futuro, por nuestros hermanos desaparecidos, torturados y sacrificados por los delincuentes.
La amenaza de impedir la realización de los comicios, sobre todo en Guerrero, Michoacán y Oaxaca, llevó al gobierno federal a anunciar la posposición de los procesos evaluatorios que son sustanciales en la reforma falsamente educativa que aquí siempre se etiquetó como meramente laboral y administrativa. No habían logrado doblegar a Los Pinos las beligerantes marchas y plantones en la capital del país y en otros estados, pero el cálculo electoral inmediato y la necesidad táctica de no sumar el activismo magisterial a las eventuales protestas posteriores a las urnas, provocó que la SEP diera a conocer la decisión superior de establecer una tregua indefinida (aunque esa indefinición puede terminarse apenas se logre la calificación electoral) debido a nuevos elementos a considerar.
El recular peñista generó reacciones adversas hasta en la junta de gobierno del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, donde señalaron que la medida anunciada es una invasión a la competencia del INEE y vulnera su autonomía constitucional. La televisiva organización denominada Mexicanos Primero también emprendió una campaña de presión para que se dé marcha atrás a la escandalosa decisión. El revuelo acicateó las versiones de que el titular de la Secretaría de Educación Pública, Emilio Chuayffet (quien pareciera no haber tomado nunca posesión efectiva del cargo, salvo para hacer discursos pretenciosos y cobrar las quincenas), habrá de dejar su asiento, tal vez para dar paso al rector de la UNAM, José Narro, de sabida cercanía con Los Pinos. Y sin embargo, los profesores no oficialistas siguen decididos a boicotear el proceso electoral y a sostener la lucha integral contra la reforma dizque educativa.
Y, mientras Eruviel Ávila cumple la instrucción del consejo electoral del estado de México para que desmonte la campaña de proselitismo con recursos públicos en favor del Verde, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Hernández, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx




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En un país donde la gente tuviera mayor preparación y mejor condición económica, la partidocracia en el gobierno –PRI, PRD, PAN y Verde– recibiría una derrota electoral apabullante el próximo domingo. Sin embargo, la partidocracia se ha encargado de empobrecerla y de mantenerla sin educación, a fin de comprarle su voto barato. Una tele, una tarjeta de banco, etcétera. En dos años y meses desde el retorno del PRI al gobierno –cohabitando con los otros tres partidos– la situación económica pinta muy mal. El informe sobre las finanzas públicas al mes de abril que dio a conocer el fin de semana la Secretaría de Hacienda presenta un panorama desastroso. Para empezar, los ingresos petroleros disminuyeron a casi la mitad, 43.7 por ciento con respecto de 2014, y quedaron en 233.6 mil millones de pesos. Dice Hacienda que este resultado se explica por el menor precio promedio de exportación de la mezcla de petróleo, que actualmente es de 46.9 dólares por barril, y el año pasado era de 92.3. Añade que se trata de un fenómeno temporal: El menor nivel de los ingresos petroleros no incluyen los beneficios de las coberturas que se recibirán en diciembre de este año. Se refiere al seguro. Por supuesto, el gobierno no es responsable del desplome, pero sí de haber dilapidado el caudal de dólares que entró en los años recientes de prosperidad. Países como Noruega, en cambio, constituyeron fondos de ahorro para los malos tiempos. Aquí en México una buena parte se fue en financiar la corrupción.

¿Y el déficit cero?
El déficit público, que el año pasado fue de 37.2 mil millones de pesos, se salió de control, y hoy es de 121.6 mil millones de pesos. ¿Por qué digo que se salió de control? Luis Videgaray había dicho que sería de cero. ¡Vaya puntería!
La pavorosa deuda
Por otra parte, la deuda pública total –llamada por los tecnócratas con el pomposo nombre de requerimientos financieros del sector público mexicano– ha aumentado en casi dos billones de pesos desde el inicio del sexenio. En diciembre de 2012, cuando entró Enrique Peña Nieto, el saldo total era de 5 billones 890 mil 512 millones de pesos, pero no han dejado de endeudarse, y hoy es de 7 billones 687 mil 500 millones. Sin embargo, Hacienda dice que estos resultados son congruentes con las metas aprobadas por el H. Congreso de la Unión para 2015, cualquier cosa que eso signifique. ¿Tendremos crisis financiera al final del sexenio? Estos elementos apuntan en esa dirección, de ahí la fuga de capitales sin freno. Y el dólar que no baja de 15 pesos y fracción.
Red Salud
El Banco Santander lanzó un modelo de atención integral a la salud llamado Red Salud. Instaló la primera sucursal bancaria dentro del Hospital Español. El modelo contempla productos y servicios diseñados para la Secretaría de Salud, hospitales, clínicas, médicos, enfermeras, personal administrativo, proveedores, farmacias, laboratorios, aseguradoras y estudiantes de medicina. Ofrecerá una tarjeta inteligente que servirá de identificación oficial y contendrá el expediente clínico electrónico, una hipoteca para la compra de espacios destinados a consultorios médicos y créditos al consumo en condiciones preferenciales para el personal del sector salud. Santander ya ha aplicado este modelo en 160 hospitales de Brasil, España y Portugal.
Muere en el vuelo
El presidente de American Express, Ed Gilligan, falleció tras enfermar en un vuelo entre Tokio y Nueva York. Tenía 55 años. Regresaba en su avión privado de un viaje de negocios, y pese a realizar un aterrizaje de emergencia, no sirvieron los esfuerzos para reanimarlo; la causa de su muerte no fue determinada. El ejecutivo llevaba 35 años trabajando en la firma, donde comenzó como becario al terminar la universidad. Nuestro pésame a la comunidad Amex de México.



Esta columneta es la inmediata anterior al domingo 7 de junio, fecha en que habrá elecciones. Por eso, como en los matrimonios, acepto: lo que tengo que decir, o lo digo ahora o me remorderá para siempre.
Como suele suceder en estas fechas, ha surgido con intensidad variable, en diversos rumbos del país, una corriente de opinión que promueve la opción de la abstención absoluta en la emisión del sufragio, o que sugiere llenar ésta con reclamos, exigencias, rechazos e injurias de diversos calibres. La mejor propuesta me pareció la que invita a los ciudadanos votar por sí mismos. Se trata de una buena puntada, pero además de una afortunada estrategia: a todo mundo le atrae la idea de dejar su nombre en una cédula y, con una selfie, presumir su candidatura. Que yo recuerde, hay espacio en la boleta específicamente reservado para candidatos no registrados. Luego entonces, ese renglón, que ya viene impreso, otorga al ciudadano una prerrogativa constitucional que está por encima de cualquier otra reglamentación, la de ser votado. Un sufragio que se emita de tal manera debe ser considerado efectivo. Y ese es el objetivo que debemos buscar: mayor número de votos efectivos, porque entre más alta sea la votación captada más se dificulta a los engendros de partidos que medran a nuestras costillas (y otros rumbos de la personal geografía) conseguir la cuota de 3 por ciento en las elecciones, que les permite mantener viva la patente de corso que legaliza la expoliación de que hacen víctima a la hacienda pública.
He leído gran número de convocatorias que promueven la abstención o la anulación premeditada. La mayoría de los promotores de ellas son ciudadanos merecedores de mi respeto y positiva consideración. Comparto la mayoría de sus razones y sentimientos: desconfianza, indignación, frustración y justa cólera. Y también su ánimo y decisión de no caer en el importamadrismo. Aun la abstención, si es producto de un razonamiento honesto, por equívoco que sea, y más aún la anulación, que ya implica movimiento y participación, expresan la existencia de conocimientos básicos del proceso electoral y de la importancia que éste tiene en la vida cotidiana de la comunidad. Eso significa que cada uno de esos ciudadanos tiene preocupación, interés y asume una postura protestataria frente a lo que considera indebido, aunque a mí y a muchos (afortunadamente muchísimos) nos parezca la más naif, ingenua y contraproducente de las estrategias: se trata de una tendencia patológica a poner más mejillas de las que se dispone, o como suele decirse más allá del pavimento: a tu burro, darle palos.




En materia de deuda pública la Constitución ordena que ningún empréstito podrá celebrarse sino para la ejecución de obras que directamente produzcan un incremento en los ingresos públicos o, en términos de la ley en la materia, los que se realicen con propósitos de regulación monetaria, las operaciones de refinanciamiento o restructura de deuda que debieran realizarse bajo las condiciones de mercado, así como los que se contraten durante alguna emergencia declarada por el Presidente de la República en los términos del artículo 29.
Hasta donde se sabe, a lo largo del sexenio de Enrique Peña Nieto no se han concretado operaciones de refinanciamiento o restructura de la deuda pública ni acciones extraordinarias de regulación monetaria. Mucho menos emergencia declarada por parte del inquilino de la residencia oficial, de tal suerte que sólo quedaría el primero de los elementos constitucionales que se citan para justificar el endeudamiento galopante que registra el país desde que el susodicho llegó a Los Pinos.
Sin embargo, el incremento en los ingresos públicos que celebra EPN y sus muchachos sería producto de la reforma fiscal y no del endeudamiento público para la ejecución de obras que directamente produzcan dicho aumento. De hecho, en estos modernos tiempos lejos de ejecutarse obras, éstas se cancelan incluso desde el proyecto mismo (allí están los casos de los trenes o la refinería Bicentenario). Entonces, si ninguno de los condicionantes ordenados en el artículo 73 constitucional es útil, ¿qué justifica el pavoroso avance de la deuda pública en los últimos 29 meses?
Desde que Peña Nieto se instaló en la residencia oficial el saldo de la deuda del sector público federal se ha incrementado a razón de casi un millón 500 mil pesos por minuto, hasta sumar un billón 811 mil millones de pesos en los 29 meses (diciembre de 2012-abril de 2015) que lleva en Los Pinos, es decir, un aumento de 34 por ciento en el periodo, todo ello con base en las cifras de la Secretaría de Hacienda. Así, en ese periodo el saldo de la deuda neta del sector público federal pasó de 5 billones 352 mil millones de pesos a 7 billones 163 mil millones, monto equivalente a cerca de 43 por ciento del producto interno bruto.
Lo anterior equivale a un incremento anual de 14 por ciento en el saldo de la deuda del sector público federal (la correspondiente a estados y municipios se contabiliza aparte), resultado que contrasta con el crecimiento económico en el mismo periodo, que a duras penas promedia 1.8 por ciento anual. El endeudamiento, pues, aumenta a un paso casi ocho veces mayor que el de la economía, y los dineros provenientes del endeudamiento se han utilizado para todo menos para lo que ordena la Constitución.
Allá por el último año de José López Portillo en Los Pinos, quien endeudó al país a paso veloz y, con ello, provocó el grito del sector privado, la deuda del sector público federal equivalía a cerca de 34 por ciento del PIB. Ello justificó que su sucesor en la residencia oficial diera un drástico giro del modelo económico y comenzara el adelgazamiento del Estado (léase la privatización a ultranza), porque así no podían seguir las cosas, según dijo Miguel de la Madrid.
A la vuelta de 33 años, con un gobierno cada vez más famélico (aunque siempre igual de ineficiente), con una participación virtual en la economía (ahora sólo procura jugosos negocios para el gran capital nacional y foráneo) y ya sin nada que adelgazar (la venta de garaje de los bienes de la nación formalmente cerró sus puertas tras la reforma energética), la deuda del sector público federal equivale a 43 por ciento del PIB, nueve puntos porcentuales más que en 1982, y desde entonces la economía crece, si bien va, a un ritmo anual promedio de 2 por ciento, contra 6 por ciento antes del viraje económico que se dio por el bien del país, según se dijo. ¿Y dónde quedó la deuda?
Pues en todas partes, menos en las que debe utilizarse el endeudamiento. Por ejemplo, este año se cumplen dos décadas desde que el gobierno (zedillista en ese entonces) puso en marcha el apoyo para capitalizar temporalmente a las instituciones bancarias, es decir, el Fobaproa, uno de los más descarados atracos a la nación y a sus habitantes. Pues bien, 20 años después los mexicanos –quiéranlo o no– todavía adeudan más de 863 mil millones de pesos, no obstante que año tras año se destinan gruesas cantidades en el Presupuesto de Egresos de la Federación para amortizar ese pasivo.



Cifras anualizadas (y preliminares) del INEGI, valoran la producción nacional de bienes y sericios (PIB) en el primer trimestre del año en 17 billones 391 mil 045 millones de pesos (Gráfico 1).
Esta cifra representa un crecimiento real (sin inflación) de 2.53% respecto a su equivalente de 2014, tasa ligeramente superior a la de los dos años previos pero aun a la mitad del crecimiento del primer trimestre de 2012 (4.85%) (Gráfico 2).
PIB primario
La producción de este sector al-canzó en el trimestre un valor anualizado (multiplicado x cuatro) de 558 mil 177 millones de pesos, y un crecimiento real de 6.82% (Gráfico 1) la mayor tasa de su errático comportamiento en el último quinquenio (0.17, 6.03, -0.02, 2.77 y 6.82).
Por actividades, la agricultu-ra registró un alto crecimiento de 9.45% y la ganadería de 1.95; en otra escala, la forestal creció 4.52 y los servicios relacionados 11.20%. Caza y pesca, a la inversa, disminuyó -1.77%.



Una investigación realizada y difundida ayer por The Washington Post revela que al menos 385 personas murieron baleadas por la policía en Estados Unidos en los pasados cinco meses, lo que coloca al número de ataques fatales de agentes en más del doble de los registrados por el gobierno federal en la reciente década. De acuerdo con Jim Bueermann, ex jefe y presidente de la Fundación de Policía de Washington, la mayor parte de estos casos no son reportados.

En favor del voto útil
El hartazgo y la desconfianza cunden conforme se acerca el domingo 7 de junio. Dicen los expertos que el voto nulo o el abstencionismo no castiga a la mala clase política, sino al contrario, favorece a los partidos mayoritarios, aquellos que cuentan desde hace mucho tiempo con los votos cautivos o clientelares que, entre menos opciones tenga la ciudadanía, serían aprovechados por ellos y caen como perlas o anillo al dedo al partido en el gobierno y demás que le acompañan.

Una vez más Barack Obama tiene el plato lleno y no le va a ser fácil resolver todos los problemas que se le han presentado en las semanas recientes. Para colmo, algunos de esos problemas tienen raíz en la oposición que sus propios compañeros de partido han expresado a por lo menos dos de sus iniciativas.

Cuando se habla de ciencia en el ámbito político, en cada ocasión los diversos responsables de conducir el país señalan, uno, que la ciencia es importante y, dos, que se van a invertir más recursos en ese rubro.

Hace dos semanas en la ciudad de Cancún, el presidente Enrique Peña Nieto llamó a todas las instancias gubernamentales, a las instituciones privadas y a la población en general a trabajar unidos a fin de conformar un frente común que permita sortear exitosamente los fenómenos que ponen en riesgo la vida y el patrimonio de la población. Se refería en esta ocasión a los 26 ciclones que este año pueden afectar de alguna forma e intensidad al país. De ellos, se estima, 14 alcanzarán la categoría de huracán.

Aunos cuantos días de las elecciones, buena parte de la ciudadanía se pregunta aún si es o no acertado presentarse a las urnas el 7 de junio para emitir el voto. Antes que nada el hecho mismo de esta pregunta, o de esta vacilación, que se extiende ya a buena parte de la sociedad, es la mejor prueba del clima o estado de ánimo en que se encuentre hoy buena parte de nuestra sociedad, la profunda desconfianza hacia los procesos electorales, sobre los que habría una gravísima sospecha acerca de su rectitud, es decir, de su legitimidad.

Estas últimas etapas de mi campaña política en la delegación Benito Juárez, participando como candidato a diputado federal por el 15 distrito de la capital de la República, he corroborado que no se puede hacer política, buena política, sin conocer la historia de la nación que pretendemos representar, de la ciudad y de la delegación. La historia reciente, pero también la más remota, de décadas, de años o siglos atrás. Ciertamente no seré (de ganar la elección) un diputado que represente a una ciudad o a una delegación, tendré la representación de la gran comunidad nacional, como lo define acertadamente el artículo 51 de nuestra Carta Magna; este precepto, que todos debemos de recordar y en especial los aspirantes a un asiento en el Congreso de la Unión, en cualquiera de sus cámaras, dice textualmente: La Cámara de Diputados se compondrá de representantes de la nación electos en su totalidad cada tres años.

Hace un par de días se hizo pública la revisión de la tasa de crecimiento del producto en Estados Unidos durante el primer trimestre del año. Originalmente se había calculado en 0.2 por ciento en términos anualizados; la nueva cifra es de menos 0.9 por ciento. Hay un constante juego de los números del comportamiento de la actividad económica en todos los países. Las tasas proyectadas y las estimadas se revisan de manera continua.

Vivimos en la edad de la vergüenza pública. El peligro de un tuit desafortunado, un oso en lugares públicos o un telefonema en malas manos pende sobre cualquiera. Lo que reveles de ti será grabado y distribuido al instante en un mercado global donde información, propaganda y chisme no conocen límite. Ya ni caso tiene considerarlo en términos éticos; rebasa lo que se entendía por ellos. La vergüenza, nunca ajena en las relaciones comunitarias de todas las culturas en el mundo, ha servido como nivelador, recurso para hacer justicia directa, método pedagógico. Cada comunidad practica su íntima Letra escarlata. Pero en medio de la revolutura (¿revolución?) a que nos condujo la sociedad hiperconectada, el escarnio público, la exposición, y en su exceso el bullying, ocupan un espacio inédito en nuestros usos y costumbres.
Votar en libertad es la esencia de la democracia. Estoy seguro que cuando los hombres y mujeres de las calles de nuestros pueblos soñamos en el México que anhelamos, la respuesta es clara: aspiramos a tener un México más justo, más libre, más fuerte y más competitivo. Ese México sí es posible si votamos en libertad. Porque votar en libertad nos convierte en ciudadanos responsables, honestos y apegados a la legalidad. Ciudadanos justos y solidarios, comprometidos con la equidad, con el diálogo y la paz, con la concordia, con la justicia y la libertad. Ciudadanos participativos y comprometidos con las causas del México cotidiano de los que menos tienen.


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