2/25/2017

Campesinas: labor vital contra el hambre y en favor de la conservación


Pero tienen menos acceso a la tierra

La agricultura campesina produce hasta un 80 por ciento del alimento en los países no industrializados, siendo las mujeres quienes producen entre el 60 y el 80 por ciento del mismo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Un comunicado de la FAO señala que el trabajo realizado por las mujeres campesinas es fundamental, no solamente para la reproducción de la vida en términos de la erradicación del hambre, sino también en la preservación de la biodiversidad, la conservación de semillas, así como en la recuperación de prácticas agroecológicas para la producción de alimentos.

La relación de las mujeres con la tierra trasciende su uso como mera mercancía para su explotación y generación de “riqueza”; la tierra es vivida como un espacio de emancipación y preservación de la vida, como centro de la espiritualidad, incluso, materializándose en expresiones como la de Madre Tierra y similares, en diversidad de cosmovisiones a lo largo y ancho del planeta.

Sin embargo, en Latinoamérica las mujeres, sin excepción, las mujeres poseen y manejan menos tierra que los hombres; desde un 8 por ciento en Guatemala, el menor de América Latina, hasta un 30 por ciento en Perú, tratándose siempre de fincas de menor tamaño.

Las mujeres representan, además, menos del 12 por ciento de la población beneficiada en procesos de reforma agraria, siendo incluidas dentro de las políticas de acceso a tierra a través del mercado, de forma subordinada y minoritaria, en función de su estado civil y condición de madres y no como mujeres productoras, contando además, con menor acceso a créditos y asistencia técnica que los hombres.

El porcentaje de mujeres que participan en Guatemala en programas de acceso a la tierra ha sido escaso a través de la tierra, desde la condición de servidumbre durante la Colonia, que les impedía el acceso a la tierra por derecho propio, constituyéndose en un 8 por ciento de las beneficiadas de los programas del Instituto de Transformación Agraria (INTA) (1962-1996); en el uno por ciento de los programas de la Fundación del Centavo (1984); y el 10.76 por ciento del Programa de Acceso a Tierras del Fondo de Tierras (1998-2014).

Actualmente, la Ley del Fondo de Tierras reconoce y promueve en sus artículos 20 y 21, la inclusión formal de las mujeres como beneficiarias, en igualdad de condiciones que los hombres, en el reparto de tierras como co-propietarias, junto con sus cónyuges, con excepción de los casos cuando la familia beneficiaria tenga padre soltero o madre soltera, ocasiones en las cuales los títulos pueden ser emitidos a favor de los jefes de la familia beneficiada, sean mujeres u hombres.

El Artículo 21, por su parte, en los criterios de elegibilidad, lista una serie de requisitos que deben ser aplicados a campesinos y campesinas por igual. Cabe decir que dicho reconocimiento formal, ha sido producto de la participación y lucha incansable de mujeres campesinas, indígenas y mestizas en el impulso del reconocimiento de los derechos de las mujeres en el acceso a la tierra.

Finalmente, la FAO destaca que la tierra es un derecho para las mujeres del campo, quienes además, como mujeres que viven y trabajan la tierra realizan una labor primordial en el cuidado, reproducción y garantía de la vida, no solamente de sus familias y de sus comunidades, sino de las sociedades enteras, creando junto con la Madre Tierra las posibilidades y realidades de otro mundo frente a un sistema disfuncional que poco a poco está apagando la vida del planeta.

CIMACFoto: Gabriela Mendoza Vázquez, Por: la Redacción
Cimacnoticias/Cerigua | Guatemala, Gua.-

 

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