6/09/2017

Los periodistas pal café. . . .



La guerra de las cifras llegó en Coahuila al destino previsto, es decir, la imposición del priísta Miguel Ángel Riquelme, y en el estado de México avanzaba la confirmación de cifras oficiales a favor de Alfredo del Mazo Maza, con algunos ajustes a la baja pero, en general, con la tendencia creada para favorecer al primo del ocupante de Los Pinos.
La presunta victoria de Riquelme está sujeta a negociaciones con el panismo asentado en la Ciudad de México, donde se habla de la posibilidad de que los comicios norteños sean anulados y se convoque a nuevas elecciones, siempre y cuando el PAN se abstenga de apoyar, más allá de lo declarativo, a Morena en el tema del estado de México y se tenga el voto de blanco y azul, sin más regateos, en favor de la Ley de Seguridad Interior.
En el caso mexiquense ha sido inocultable la pesada condición determinante del gobierno federal para imponer al candidato oficial y familiar, Del Mazo. Cual si hubiesen vuelto los tiempos del cacique violento y cínico Gonzalo N. Santos (San Luis Potosí: 1897-1978), el priísmo moderno de Enrique Peña Nieto puso en juego recursos públicos, las fuerzas policiacas y la mapachería más atrevida para denegar el triunfo a la única candidatura realmente opositora, la de la profesora Delfina Gómez.
Sin embargo, los numeritos electorales han entrado a una fase de agotamiento que es preciso analizar. Así como el país ingresó a una etapa de normalización de la violencia bárbara, sobre todo en lo relacionado con el crimen organizado, y así como las probadas denuncias de corrupción política y gubernamental suelen causar cada vez menos asombro e irritación, así se han ido diluyendo tanto la capacidad social de indignación como la predisposición política y social al combate de esos fraudes.
Sujetos a una repetición cíclica, caracterizados por fases sabidas y cumplidas, determinados en su resolución final por arreglos entre cúpulas ajenas a los intereses sociales más legítimos, los procesos electorales se han transformado en numeritos de temporada, que pueden concitar desilusión, enojo e incluso ira en ciertos segmentos sociales, sin que se tenga, finalmente, más expectativa que la observación de los previstos rituales de la protesta poselectoral, casi siempre inocua, y los preparativos para la siguiente puesta en cartelera.
En Coahuila, como en el estado de México, abundaron los señalamientos, hechos a través de las redes sociales, de presuntas o reales pruebas de adulteración de cifras en los programas de resultados preliminares y en el manejo específico de actas de votación en determinadas mesas receptoras. La complicada consignación, en actas, de los datos provenientes de candidaturas apoyadas por varios partidos, y las fórmulas de procesamiento adoptadas por las autoridades electorales, llevaron a varios analistas aficionados a proclamar distorsiones graves que, sin embargo, no fueron convalidadas en los órganos electorales correspondientes. Ha de anotarse, incluso, que algunos de esos súbitos analistas luego reconocieron sus errores de procedimiento.
Pero la atención pública y la capacidad de reacción social no están sujetas a los numeritos, oficiales o extraoficiales. Para muchos mexicanos está absolutamente claro que hubo fraude en las elecciones de Coahuila y del estado de México, y lo importante, en esta ocasión, no es la demostración documental de esas trapacerías, que finalmente serán negadas por los órganos electorales y votadas favorablemente para que se conviertan en declaratoria de victoria legal para candidatos fuertemente impugnados.
Lo importante, más allá de los numeritos, está en el tipo de reacción que se tenga ante atracos monumentales como el del estado de México. Aceptar, aunque sea entre protestas dosificadas y declaraciones airadas, el golpe dado en la entidad mexiquense, equivaldría a disminuir de manera sensible la esperanza popular de que en 2018 se pueda vencer al aparato gubernamental priísta, abiertamente desatado en esta ocasión y dispuesto a repetir las maniobras, aumentadas en lo que sea necesario, para cerrar el paso a Andrés Manuel López Obrador y Morena.
Es lamentable que la suerte electoral del estado de México deba estar atada a las perspectivas de López Obrador como virtual candidato en 2018, pero tal es la realidad política. ¿Qué hará López Obrador para que el estado de México no se convierta en el anuncio anticipado de su inviabilidad práctica en 2018? ¿Movilizarse y realizar protestas a la altura del agravio, o sobrellevar el mal tiempo, con desahogos controlados, para conservar la esperanza de que el año entrante sí se permita un juego electoral limpio, de resultados aceptables?
Astillas:
La comisión de justicia del PRI es lenta, pero segura: termina castigando a algunos de sus peores elementos (aunque es muy dura la competencia para determinar tal peoría), con una contundencia ejemplar, unanimidad en las votaciones y solemnidad en las declaraciones, pero sólo cuando ya son judicialmente insalvables: así ha sucedido con Roberto Borge, el ex gobernador de Quintana Roo que ayer, oh, sí, fue expulsado del Revolucionario Institucional… Margarita Zavala ha desmentido de manera enérgica a Margarita Zavala: ésta había dado un mes para que el PAN designara candidata presidencial, pero la primera negó que tal ultimátum constituyera un ultimátum; la Zavala de antier dijo considerar la posibilidad de no acompañar al PAN si éste seguía desvirtuando sus principios, pero la Zavala de ayer negó tal amenaza y puntualizó que seguirá en el PAN, pues qué más quisieran algunos que verla fuera de este partido. Se está en espera de próximas rectificaciones y desmentidos de Zavala a Zavala… Aun cuando Rosario Robles fue la estratega general del reparto asistencial en el estado de México para fines electorales, el principal ejecutor fue el compadre Luis Miranda, secretario de Desarrollo Social, quien ayer declaró que el populismo es un desafío para la democracia, y exhortó a los mexicanos a trabajar, en lugar de esperarse a recibir... ¡Hasta el próximo lunes! Twitter: @julioastillero Facebook: Julio Astillero Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx



Tras la serie de irregularidades en las elecciones del estado de México y Coahuila ¿qué se puede esperar para las presidenciales de 2018?, plantea Eduardo Huchim, ex consejero del Instituto Electoral del Distrito Federal. Haciendo un balance de lo que está ocurriendo en los cómputos distritales opina que ‘‘se ha vivido una regresión; estamos como en la época de los 70, en la hegemonía del partido casi único’’. Políticamente hay razón suficiente para anular las elecciones, agrega. En el cómputo distrital en el estado de México hay un aumento de votos para la candidata de Morena, Delfina Gómez, y una disminución para el candidato priísta, Alfredo del Mazo; esto indica que algo pasó con el PREP. Calificó como pequeñez jurídica, política y ética la actuación de los actuales magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, porque para ellos, ‘‘aquella distribución masiva de bienes dentro de los programas sociales, la presencia de los secretarios de Estado y la serie de movimientos para comprar votos, no resultaron violación de nada’’. Si éstos son quienes van a arbitrar las elecciones de 2018…
Un pobre = un voto
La compra de votos que alimenta la permanencia del grupo político-económico que domina al país se cultiva desde la niñez de los futuros electores. Con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, el próximo 12 de este mes, el Inegi dio a conocer algunos datos sobre nuestros futuros ciudadanos, hoy entre 5 y 17 años.
– De los niños ocupados, nueve de cada 10 (89.6%) realizan actividades no permitidas.
– Cuatro de cada 10 (37%) no asisten a la escuela.
– De las niñas y niños en ocupación no permitida, cuatro de cada 10 no reciben ingresos y una tercera parte perciben hasta un salario mínimo.
– 5.7 de cada 100 niñas y niños realizan quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas.
– Tres de cada 10 niñas que realizan quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, exceden las 28 horas laborales a la semana, situación que presentan 4.7% de los niños. Después de una niñez de miseria, están listos para vender su voto por 2 mil pesos.
Refresqueras, las ganonas
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El acuerdo México-Estados Unidos reduce la exportación de azúcar refinada para proteger utilidades y empleos de las plantas estadunidenses. Dan trabajo a 600 mil personas. Por otra parte, a Estados Unidos se le permitirá continuar enviando fructosa a precio de dumping, 50 por ciento menor al del mercado, lo que afectará a los productores nacionales. De acuerdo con Enrique Bojórquez, presidente de Sucroliq, empresa mexicana que refina azúcar líquida, los beneficiarios del acuerdo azucarero serán las refresqueras como Coca-Cola y Pepsi Cola establecidas en el país, ya que son las grandes importadoras de fructosa, uno de sus principales insumos.

No pueden parar la inflación
Durante el mes de mayo, la inflación medida a través del índice nacional de precios al consumidor (INPC) alcanzó 6.16 por ciento, su mayor nivel en más de ocho años, debido principalmente al aumento de los precios del transporte colectivo y de frutas y verduras, dice en su reporte mensual el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Es más del doble que la meta que había fijado el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens. En su opinión, las expectativas a largo plazo están ‘‘bastante bien ancladas (en) alrededor de 3.5 por ciento’’. El problema es que la gente no come ‘‘a largo plazo’’, sino todos los días y lo que gana no le alcanza. El prometido aumento del salario está demorando mucho.



Allá por enero de 2016, el inquilino de Los Pinos presumía –con la levedad que lo caracteriza– que en el año recién concluido “México tuvo la inflación –oficial– más baja desde que se tiene registro de este indicador, y ello es fruto de la estabilidad macroeconómica que ha ido consolidando nuestro país en beneficio de las familias mexicanas”. De inmediato, ¡faltaba más!, se soltó el coro de jilgueros para celebrar la hazaña, sin dejar a un lado las sabias palabras del susodicho de que la buena noticia también es fruto de las reformas estructurales de los últimos tres años, cuyos efectos ya se están reflejando positivamente en la economía de los mexicanos.
Y con la sabiduría que lo identifica, el inquilino de Los Pinos todavía se dio el lujo de explicar que una inflación alta significa que los precios se están elevando considerablemente y, por lo tanto, el ingreso de las familias alcanza para menos. Por el contrario, como ahora ocurre: una inflación baja quiere decir que los precios de los principales productos y servicios que adquieren los mexicanos, prácticamente, no están aumentando.
Pues bien, poco le duró el gusto y los jilgueros enmudecieron, porque casi año y medio después de aquella fiesta, la inflación se multiplicó por tres, y ha superado todas las expectativas y rebasado todas las metas, pero el inquilino de Los Pinos ahora finge demencia temática y permanece en silencio, con todo y que en congruencia –un bicho raro entre los políticos– Peña Nieto tendría que agarrar el micrófono para reconocer que la estabilidad macroeconómica no se ha consolidado, que el avance sostenido de los precios afecta a las familias mexicanas y que las reformas estructurales de los últimos tres años no han servido para mayor cosa ni se han reflejado positivamente en la economía de los mexicanos.
De hecho, una de sus reformas (la energética) potenció la inflación cuando a algún genio de la tecnocracia se le hizo fácil y hasta simpático aumentar de un plumazo hasta 24 por ciento los precios de los combustibles y reinaugurar la temporada de tarifazos eléctricos (los cuales no son inflacionarios, de acuerdo con los genios cara-dura de la Secretaría de Hacienda), es decir, dos de los renglones en los que Peña Nieto se comprometió a que, en adelante, no habría más incrementos. Por el contrario, según decía, el descenso de esos precios y tarifas sería más que notorio, y ello se reflejará en los bolsillos de los mexicanos.
Y se reflejó, sí, pero en riguroso sentido contrario al comprometido. A estas alturas, los precios de los combustibles que se expenden en el país resultan, en promedio, 33 por ciento superiores a los imperantes en el mercado estadunidense (del que México importa la mayor parte de gasolinas) mientras que las tarifas eléctricas superan con creces las prevalecientes en el vecino del norte. Y en el Olimpo tecnocrático son felices jugando al tío Lolo con los centavitos de más o de menos a la hora de llenar el tanque.
Mientras ellos juegan (en realidad saquean) con los bolsillos de los mexicanos, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) no ha podido –con todos sus artilugios de maquillaje– ocultar el avance sostenido de los precios, cuyo promedio anualizado, al cierre de mayo pasado, alcanzó la peligrosa cota de 6.16 por ciento, 2.4 veces más que un año atrás, la más alta en ocho años, cuando menos, y la peor en el transcurso del gobierno que movería a México.
Peor aún le ha ido a los precios de la canasta básica –la de consumo popular el indicador más relevante en materia de pobreza, según definición de José Antonio Meade–, pues la inflación anualizada a mayo se incrementó a 8.48 por ciento, proporción casi 11 veces mayor a la registrada entre el quinto mes de 2015 e igual lapso de 2016. El transporte, por ejemplo, reportó aumento anualizado de 14.31 por ciento, y los alimentos y bebidas no alcohólicas 7.01 por ciento. Los energéticos crecieron 16.09 por ciento, las tarifas autorizadas por el gobierno 8.85 por ciento, y así por el estilo.
Al sector productivo nada bien le ha ido, porque en mayo pasado la inflación anualizada trepó a 8.1 por ciento (1.6 veces más que un año antes), aunque en las actividades industriales llegó a 10.58 por ciento. Así, como diría Peña Nieto, una inflación alta significa que los precios se están elevando considerablemente y, por lo tanto, el ingreso de las familias alcanza para menos.
Pero como el gobierno peñanietista no tiene más que la estrategia retórica, todavía hay funcionarios que salen a decir que las cosas funcionan razonablemente bien, que el poder adquisitivo se recupera y que, en fin, vamos por el rumbo correcto, sin dejar a un lado el machacón discurso de que el megagasolinazo y los tarifazos no son inflacionarios, y/o que el avance sostenido de precios es temporal, pasajero, transitorio y demás clichés, mientras los precios galopan.
Y, en el lenguaje oficial, lo anterior alcanza para todo: la devaluación del peso, la caída del poder adquisitivo, la informalidad, la ausencia de crecimiento y desarrollo, el avance sostenido de la pobreza, la inseguridad, la violencia, el narcotráfico, la corrupción, el desplome de la aceptación de Peña Nieto y lo mucho que se queda en el tintero. Para los ilustres funcionarios todo, absolutamente todo, es temporal, pasajero, transitorio y conexos… salvo los cada vez peores resultados.



En la entrega del 2 de junio describí la tipología a la pregunta por la pobreza campesina (POC): ¿por qué la inmensa mayoría de los campesinos son pobres? La tipología de respuestas a la otra pregunta, sobre la persistencia campesina (PEC), es conocida como la cuestión agraria, título del famoso libro de Karl Kautsky. Ambas preguntas fueron planteadas en la ponencia básica (PB) que preparé para el Seminario Internacional sobre Pobreza y Persistencia Campesina, del cual se derivó el libro Peasant Poverty and Persistence in the 21st Century (PPC por su título en español), editado por mí y Susan A. Mann (Zed Books y CROP, Londres, 2016). Ésta es la tipología (entre paréntesis, los nombres de los autores; los marcados con asterisco son externos a PPC): 1. No hay PEC: los campesinos posedores de tierras son proletarios, no campesinos (Lenin*, como suele interpretarse; Henry Bernstein). Los demás tipos de respuesta sostienen que “Los campesinos persisten porque…”: 2. sus funciones de producción (Kautsky*; Vergopoulos) y oferta estacional (Boltvinik) de fuerza de trabajo, son indispensables para el capitalismo agrícola (CA). 3. al no requerir ganancias, ni rentas, sino sólo ingresos de subsistencia, se vuelven muy competitivos (Chayanov*; A. Bartra; Vergopoulos). 4. el CA no logra superar los obstáculos para su desarrollo, derivados de las peculiaridades de la agricultura (Mann-Dickinson*; Contreras*; Welty, Mann, Dickinson y Blumenfeld, en adelante Welty et al.). 5. su función amortiguadora de la renta diferencial de la tierra, que perjudica al capital no agrícola (al encarecer los alimentos y la fuerza de trabajo), los hace funcionales para el capitalismo (A. Bartra). 6. su apego a la tierra es muy fuerte (Leff). Ambas tipologías se presentan en el Cap. 12 de PPC de mi autoría.



En este siglo tomó carta de identidad una forma de alterar el cuerpo de las mujeres por vanidad, estética o necesidad: los implantes mamarios. Es una cultura que reina en muchos países y sin que ni siquiera el cuerpo de quienes recurren a ellos tengan la edad adecuada. Muchas jovencitas a punto de cumplir 15 años ya no piden a sus papás una celebración tradicional, con baile y chambelanes. Mejor un implante mamario.
Es tal la euforia, que la televisión se ocupó del fenómeno con dos telenovelas: Sin tetas no hay paraíso. Y una segunda, donde se asegura lo contrario. Pero de lo que poco se habla es de la calidad de los materiales de que están hechos los implantes y los problemas de salud que causan. Y esto, pese a la advertencia de algunas organizaciones médicas y organismos oficiales.
Hace 17 años, por ejemplo, las autoridades de salud de Estados Unidos prohibieron la venta de los Poly Implant Prothèse (PIP), elaborados en Francia, país que apenas en 2010 detecto un nivel anormal de roturas de prótesis PIP y prohibió su venta y exportación debido a cientos de denuncias legales de mujeres afectadas. Además, el gobierno galo recomendó retirar los implantes si hay peligro de rotura y asumió el costo si se utilizaron por razones médicas. Luego investigó a la empresa por daños y homicidio involuntario tras aumentar las quejas a más de 5 mil y morir de cáncer tres mujeres tras rompérsele la prótesis. Otros países prohibieron los PIP



Junto con el álbum homónimo del productor venezolano-estadunidense Arca, quizá otro de los trabajos más interesantes de 2017 en cuanto a vanguardia electrónica, sea el de la productora de Indiana, Jlin (Jerrilynn Patton; se dice yéi-lin), Black Origami, segundo plato luego de su asombroso debut, Dark Energy, laureado como mejor disco de 2015 entre las exigentes publicaciones The Wire y The Quietus (y claro, entre lo mejor de ese año, según Ruta Sonora.
En principio asociada con la escena footwork de Chicago (ritmo cercano al dubstep pero más sucio), la joven Jlin, trabajadora en una fábrica de acero, comenzó en 2008 armando frenéticos beats de ánimo sombrío, agresivo y minimalista, manipulando sampleos de viejo soul y filmes de horror; luego abandonó los sampleos y buscó su propia voz, lejos del género que la había cobijado. En 2011 empezó a tener notoriedad al ser incluida en el disco compilatorio del sello Planet Mu, Bangs & Works vol 2, al lado de grandes figuras, como DJ Rashad o Traxman. Su primer álbum con tal disquera resultó un festín creativo de sonidos que combinaron el sonido callejero con el experimental. La colaboración de la prestigiada artista sonora Holly Herndon, tanto en debut como en disco actual, amadrina para bien su aparición en escena.




Ayer, la opinión pública pudo confirmar por boca de un alto ex funcionario las enormes fallas de conducta de Donald Trump como presidente. Así ocurrió en la comparecencia pública del ex director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) Michael Comey, ante el Comité de Inteligencia del Senado para abordar los intercambios que sostuvo con el mandatario estadunidense en torno a las investigaciones de esa dependencia sobre la posible interferencia de Rusia en la campaña del actual jefe del Ejecutivo.

A 40 años de la desaparición forzada de Rafael Ramírez Duarte
Querido papá:

Imperio. La vieja Austria-Hungría (A-H) imperial y real –kaiserlich und königlich (k.u.k.); goo.gl/zNRhg4– por cuya disolución Joseph Roth (1894-1939) llora hasta su propia y prematura muerte de la desesperación y el alcohol, es para él la encarnación de Europa. Es la única patria que éste nómada, cosmopolita y judío galitziano tiene o quiere tener (sobre su vida, véase el gran tomo de memorias y críticas: Samotny wizjoner, Kraków-Budapeszt 2013, 453 pp). La monarquía dual de los Habsburgo en su apogeo abarca lo que hoy son (en su totalidad o parte) Austria, Hungría, Eslovenia, Croacia, Rumania, República Checa, Eslovaquia, Polonia, Ucrania e Italia (más Bosnia). El pegamento de este imposible mosaico de etnias e idiomas es el monarca (Franz Joseph que reina casi toda la duración del imperio), las élites profesionales (ejército/burocracia) y la idea que la entidad no es tanto multi, sino supra nacional (a fin de neutralizar diversos nacionalismos). Así –principalmente ex post ante el auge del nazismo– surge el mito de armonía y unidad (incluso europea) y una particular k.u.k.-nostalgia por el pasado más plural y tolerante. Roth con esta tinta melancólica escribe La marcha Radetzky (1932) y La cripta de los Capuchinos (1938); S. Zweig El mundo de ayer, con un sintomático subtítulo Memorias de un europeo (1942). Pero lo nacional siempre está allí: abajo (con los movimientos irrendentistas) y arriba (con la misma monarquía que de modo perverso resuelve sus conflictos financieros transponiéndolos a divisiones étnicas y enfrentando unos pueblos contra otros). Al final con los inicios de la Guerra Civil Europea (vide: E. Traverso) y la muerte del “viejo káiser” (1916) los pequeños nacionalismos explotan. Ya nadie quiere al imperio; todos quieren ya a sus países.

Nada desnuda más a los gobernantes del estado de México como la imagen de los cerdos decapitados, de esas cabezas ensangrentadas que fueron arrojadas el día de las elecciones frente a las instalaciones de Morena en Tlalnepantla e Ixtapaluca. Queriendo amedrentar, los adversarios del nuevo partido mostraron su verdadera identidad: son una mafia de delincuentes que amenazan con decapitar ¿a quien vote por Delfina? ¿a quien no vote por el PRI?

Este 10 de junio se cumplen 46 años de la masacre perpetrada por los Halcones, grupo paramilitar patrocinado y cobijado por el gobierno de Luis Echeverría. Más de 100 estudiantes muertos, centenares de heridos, periodistas golpeados y un ambiente de terror se vivió la tarde de aquel jueves en San Cosme y los alrededores de la Normal.

En las recientes décadas la cultura política de izquierda convirtió las elecciones en el principal barómetro de su éxito o fracaso, de avances o retrocesos. En los hechos, la concurrencia electoral se convirtió en el eje de la acción política de las izquierdas, en casi todo el mundo.

Bien se parece, Sancho, que eres villano y de aquellos que dicen: ¡Viva quien vence! Murió Camacho el rico, y más sonados fueron sus funerales que sus bodas. Que encuentran una similitud en las elecciones del fin de semana en el estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz. Todos se declaran ganadores, no existen los perdedores. No existe la posibilidad de conciliar intereses diversos y aun opuestos. Difícil descubrir lo racional. Se pierde control, valores, jerarquías, la política se pulveriza.

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