10/28/2011

Los periodistas pal café.......




La ruta de la intervención en México fue trazada con pinceles presupuestales desde 2008 por George W. Bush, cuando logró que el Congreso aprobara en paquete fondos para acciones en tres países y una región: Irak, Afganistán, México y Centroamérica. En los dos primeros países los dólares eran evidentemente destinados a tareas bélicas, mientras en los dos últimos casos el objetivo era el combate al narcotráfico, al tenor de la llamada Iniciativa Mérida.
Ha sido lineal el curso seguido desde aquella significativa manera de englobar a nuestro país en el portafolio de financiamiento de acciones guerreras estadunidenses: México ha sido sumido en una guerra civil que ha ido cercenando libertades, garantías y expectativas cívicas y políticas de mejoría, y la imparable descomposición institucional ha colocado a la nación en una fragilidad que permite la injerencia de poderes externos para definir su impreciso rumbo.
Al empeoramiento progresivo de la situación mexicana se ha sumado el despliegue de una línea argumental constante: México es un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos. Como si no obedecieran a un diseño específico, casi como ocurrencias soltadas al aire, algunos funcionarios estadunidenses comenzaron hace pocos años a opinar que México es un Estado fallido, que se ha perdido el control territorial frente al narco y, a partir del segundo semestre de 2010, la tesis de que la incapacidad del gobierno mexicano podría provocar consecuencias graves en materia de atentados terroristas.
Ayer, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, redondeó lo que ella misma ya había advertido respecto al giro del narcotráfico mexicano hacia formas de terrorismo. Dijo a un comité legislativo estadunidense que la administración calderonista se niega a que se comparen manzanas con naranjas, pero aún así recordó que ella ha “expresado mi preocupación sobre eso en el pasado, y somos sensibles a las características que estos cárteles de las drogas han adoptado, que ciertamente se asemejan a actividades terroristas”.
La asignación de ese peligroso rol ha sido consolidada con la historieta de presuntas alianzas entre terroristas islámicos y zetas mexicanos para asesinar a un diplomático árabe en Washington y cometer otros atentados. Tal guión ha sido abundantemente puesto en duda, incluso por medios y analistas del primer nivel del tinglado estadunidense, pero aún así ha sido declarado verdad oficial de la Casa Blanca y el Pentágono para efectos de caracterización del vecino poroso.
Y en estos días, como oportunamente se había informado aquí, México ha ocupado primeras planas de dos de los principales medios estadunidenses, The Washington Post y The New York Times. En el primero se puntualizó que México ha duplicado su producción de mariguana y que ya es el segundo productor mundial de heroína, a partir de sus altas marcas en cultivo de amapola de opio. En el segundo se asegura que agentes estadunidenses han infiltrado cárteles mexicanos y que las estaciones de trabajo de esos extranjeros en suelo mexicano cada vez tripulan más las acciones de policías y soldados de nuestro país.
Frente a esas clarísimas evidencias de lo que la potencia vecina viene haciendo contra México no se han levantado voces ni protestas. Décadas atrás, las personalidades y organizaciones de corte progresista solían hacer a un lado sus firmes desavenencias para presentar frente común cuando advertían peligros de intervencionismo estadunidense. Una de las figuras destacadas de esa defensa nacionalista fue el general Lázaro Cárdenas.
Ayer, también, el hijo de aquel ex presidente patriota recibió del Senado la medalla Belisario Domínguez y en un discurso cuidadoso de las formas dijo ante Felipe Calderón Hinojosa que la violencia y la desigualdad son insoportables e inadmisibles en México. El diagnóstico nacional hecho frente a quien ocupa Los Pinos fue altamente desfavorable para éste y, en general, para quienes han mantenido al país en un tobogán durante tres decenios recientes.
La izquierda electoral mexicana, por desgracia, está profundamente dividida. Luego de la ruptura clave con el priísmo de corte neoliberal que encabezaba Miguel de la Madrid con Carlos Salinas ya como principal motor, y por la cual ganó un lugar en la historia, el ingeniero Cárdenas ha estado en el centro de discusiones profundas que han mellado su liderazgo y capacidad de influencia, sobre todo a partir de su reticencia a apoyar a Andrés Manuel López Obrador y de la aceptación de un encargo laboral bicentenario durante el gobierno de Vicente Fox.
De frente a esa misma historia, de la que ya forma parte indiscutible, Cárdenas aún tiene una responsabilidad importante, no sólo en materia de política interna, donde pareciera ganarle la preferencia por las opciones electorales correspondientes a los Chuchos y Ebrard rumbo a 2012, y los intereses familiares largamente sostenidos en Michoacán sino, en especial, en la cada vez más necesaria atención y denuncia del acecho estadunidense a México y la necesaria conformación de frentes unitarios de defensa ante el intervencionismo tan anunciado.
Astillas
Los Juegos Panamericanos se han desarrollado sin incidentes importantes y en un ambiente de normalidad que contrasta con el resto del país. A pesar de las fundamentadas dudas que había respecto al cumplimiento en tiempo y forma de compromisos de construcción de instalaciones deportivas, y los litigios sobre terrenos y concesiones que aún se mantienen, las competencias han transcurrido en paz, con una inauguración que para muchos resultó deslumbrante y con una recolección de medallas de oro que ayer ya había superado la marca histórica. Uno de los puntos oscuros ha sido la manera clientelar como el gobierno de Emilio González Márquez repartió los boletos de entrada tanto a las contiendas cotidianas como a las principales ceremonias, la inicial y la postrera. Así fue posible ver estadios semivacíos aunque en las taquillas no hubiera boletos y mucho menos en los sistemas electrónicos de venta... ¡Feliz fin de semana!
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Como se esperaba –y temía–, el Senado aprobó ayer que los gasolinazos mensuales se extiendan hasta el año 2014. Deberían haberse suspendido el próximo diciembre, pero una propuesta del presidente Calderón, que fue avalada por las cámaras de Diputados y Senadores, hará posible que los consumidores sufran 36 gasolinazos más en los años por venir. Llama la atención que ninguno de los aspirantes presidenciales haya levantado la voz en su defensa; con su silencio implícitamente apoyaron a Los Pinos y al Congreso. Ya saben ustedes: la recaudación sumará alrededor de 100 mil millones de pesos y se repartirá entre los gobiernos de los estados, es decir, los gobernadores. Los casos de Coahuila, Veracruz, Tamaulipas, Sonora, y otros más, nos dan una idea de cómo se manejan los fondos públicos en los gobiernos locales. El federal insiste en que la gasolina está subsidiada, sin embargo, eso es algo que necesita comprobarse. No quieren revelar cuál es el costo de producción de un litro de gasolina de Pemex y cuál es el precio de importación de la que compran en Estados Unidos. Ya saben que sólo la mitad se produce en México, la otra mitad la tenemos que adquirir en el exrtranjero, y eso que somos un país petrolero. Si ocultan como top secret cuánto les cuesta la gasolina, ¿cómo les vamos a creer que la están subsidiando?
Apoyo a las universidades
Lo que distingue a Santander es su apoyo a las universidades; una muy favorecida es la UNAM. Es una tarea que dirige personalmente el presidente del grupo, Emilio Botín. El mes pasado lanzó la séptima convocatoria del Premio Santander a la Innovación Empresarial, dirigida a jóvenes emprendedores. Participan más de 4 mil universitarios con un número mayor a 2 mil proyectos de negocios. Por otro lado, lanzó la convocatoria al Reconocimiento Universitario Caracol de Plata 2011. Se reunieron 818 trabajos en las categorías de cartel, televisión, medios digitales y medios alternativos en 15 países de América Latina. El 15 de noviembre tendrá lugar la premiación. Ayer, el presidente de Santander México, Marcos Martínez Gavica, presentó los resultados financieros del tercer trimestre del año. Les fue bien en todo. En la gráfica (arriba) pueden apreciarse sus logros en segmentos específicos.
Hipódromo en problemas
El dueño de un hipódromo del norte de la República ha sido señalado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como implicado con el cártel de Sinaloa. Sin embargo, no es el personaje en quien posiblemente está usted pensando. El presunto facineroso es Martín Gaudencio Avendaño, y sus dos hermanos. Tiene el hipódromo de Culiacán y un negocio de venta de vehículos en Ensenada. El gobierno de Estados Unidos dice que lava dinero para uno de los jefes del cártel, Ismael El Mayo Zambada. Por lo pronto, le congelaron sus cuentas bancarias.


De las bajas del progreso tecnológico, dice Jeremy Rifkin1, se habla muy poco. A ellas dedica el capítulo 12 (Réquiem por la clase obrera) de su libro. Empieza abordando el nivel creciente de estrés que experimentan los trabajadores de alta tecnología (high-tech). Rifkin relata que, con las tecnologías de la información, el trabajador directo pierde lo poco que le quedaba de control sobre el proceso de producción pues se programan instrucciones detalladas a la máquina que las ejecuta literalmente. El trabajador pierde todo poder de ejercer su juicio independiente y tiene poco o nulo control sobre los resultados dictados previamente por programadores expertos. Continúa diciendo que la relación entre los trabajadores y el trabajo ha sido modificada; que un creciente número de trabajadores actúan solamente como observadores, inhabilitados para intervenir en el proceso de producción, dejando muy atrás la larguísima época en la cual una pieza terminada no podía ser mejor que la interpretación del operario. Ahora el único juicio que cuenta es el del ingeniero de diseño, pues las especificaciones del producto han quedado plasmadas en códigos digitales de impulsos electrónicos. Como lo verbalizó un operario cuya habilidad experta había sido transferida a una cinta magnética: Me sentí suprimido. Mi cerebro no se necesitaba más. Uno sólo se sienta ahí como un maniquí mirando la maldita máquina. Siento que alguien más ha tomado las decisiones que yo solía tomar (p. 183).


Los asistentes a la selecta Cumbre de Negocios que recién concluyó en Querétaro ovacionaron la reiterada propuesta de privatizar el petróleo mexicano, en el entendido, según ellos, de que sólo así se podrá evitar la quiebra de la primera empresa del país –que pertenece al Estado mexicano– y retomar el negocio con el oro negro nacional, pues ahora, también según ellos, los rendimientos son escasos, e incluso nulos.
Tal fue la emoción que en ellos provocó la idea de privatizar el petróleo mexicano, pero el hecho es que a ninguno de los ponentes en el citado foro ni a sus aplaudidores se les ocurrió tratar un par de temas estrechamente ligados a la salud financiera de Petróleos Mexicanos: la depredación que el gobierno federal práctica en la paraestatal y el relativo a los regímenes tributarios especiales que liberan de toda carga impositiva a los grandes consorcios, y a sus dueños, que de siempre se han manifestado en favor de la privatización del oro negro nacional. Los tres temas van de la mano, por mucho que los promotores de la idea referida les den trato distinto.
Uno de estos últimos, Luis Téllez, promotor de negocios, representante de consorcios trasnacionales de negro historial, secretario de Energía en el sexenio zedillista y ahora presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, es de los que cree que sólo con la privatización saldrá adelante la industria petrolera nacional. La restricción legal que impide al capital privado meter la mano a este jugoso negocio es francamente anacrónico y ridículo, totalmente fuera de lo que es el siglo XXI, a juicio de este simpático personaje de la farándula político-empresarial desde tiempos de Carlos Salinas de Gortari.
Que el petróleo mexicano no es negocio quedó documentado en el México SA del pasado miércoles (mil 395 por ciento de margen de ganancia entre lo que cuesta producir un barril de crudo y lo que se obtiene al venderlo), por lo que ahora vale la pena documentar la ridiculez detectada por Téllez, quien también participó en la citada Cumbre de Negocios.
Resulta que en la década panista en el gobierno, las ganancias de Petróleos Mexicanos han sido históricamente elevadas: 4.8 billones de pesos… antes de que el gobierno federal llegue y arrase. Casi 500 mil millones de pesos como promedio anual ha sido el margen de utilidades de esta empresa paraestatal, ya descontados costos de producción, laborales, de importación de petrolíferos, de canonjías sindicales, de multimillonarios sueldos y prestaciones, de negocios fallidos, etcétera, etcétera. Este suculento balance no demuestra que Pemex esté a punto de quebrar, ni que a pesar de todas las corruptelas, desviaciones e ineficiencias, esté al borde del sepulcro.
El problema comienza cuando entra el gobierno federal, vía Secretaría de Hacienda, tira las puertas y se lleva hasta lo que no existe. Ninguna empresa, pública o privada, puede soportar la creciente depredación de que ha sido víctima, y lo sigue siendo, Petróleos Mexicanos: en la década de Fox y Calderón, el consorcio petrolero nacional reportó rendimientos (utilidades) por 4.8 billones de pesos, pero el gobierno federal se llevó 5.3 billones, es decir, todas las ganancias más 10 por ciento, diferencia que la paraestatal debió cubrir, y cubre, con endeudamiento. Más simple: por cada peso de utilidad que Pemex generó, el gobierno federal le quitó un peso con 10 centavos. Así, el rendimiento neto que se obtuvo fue negativo en 528 mil 608 millones de pesos en el periodo.
Ni el más guapo de la película aguanta un ritmo así, de tal suerte que el problema no es que Pemex sea un mal negocio o que no genere suficientes rendimientos, sino la decisión del gobierno federal de saquear a la empresa más importante del país con la doble finalidad de hacerse de recursos –que gasta pésimamente– y evitarse la molestia de promover una reforma fiscal integral que obligue al gran capital a pagar los impuestos que le corresponden, pues el agujero tributario que, por decisión política, los grandes empresarios abren anualmente es cercano a medio billón de pesos, o lo que es lo mismo, un monto equivalente al que Hacienda depreda de la paraestatal.
No se trata de un problema financiero, sino político, porque política, no económica, ha sido la decisión del gobierno federal y del Congreso de mantener al gran capital lo más alejado posible del erario, por medio de los regímenes tributarios especiales, y cada año lo aleja más, mientras inmisericordemente le cargan la mano a los pequeños causantes, como lo confirma la decisión de diputados y senadores de prolongar por tres años (hasta 2014) el impuesto “transitorio a las gasolinas que aprobaron en 2008 para que concluyera, originalmente, en diciembre del presente año.
Más de 300 mil millones de dólares captó Pemex en la década panista por exportaciones de crudo. Casi 5 billones en rendimientos, pero dicen los privatizadores que la empresa está al borde de la quiebra, que ya no es negocio sin la apertura al capital privado. Cuando menos deberían esforzarse para encontrar una pretexto más sólido.
Y si de Pemex se trata, allí está la contra versión de que a Juan José Suárez Coppel no lo echaron del consejo de administración de Repsol. Después de la revolcada propinada por la trasnacional española, llega la justificación: él se fue solito, y su sitio ahora lo ocupa José Manuel Carrera, en representación de la paraestatal. ¿Qué fue de aquella declaración del propio Suárez Coppel (primero de septiembre de 2011), de que (con la nueva inversión en Repsol) ahora será posible ocupar dos asientos en ese consorcio? Pero no lo corrieron, dicen sus voceros oficiales y oficiosos, que son los más preocupados.
Las rebanadas del pastel
SOS desde Veracruz: “somos jubilados de diferentes instituciones del estado, y como tal cotizamos durante toda nuestra vida activa al Instituto de Pensiones (IPE) el 11 por ciento de nuestro sueldo. Por ley, el gobierno estatal debe abonar al IPE el 13.5 por ciento por trabajador; creímos que nuestro fondo de ahorro nos permitiría retirarnos con dignidad y tranquilidad. Pero resulta que el gobierno no sólo no pagó lo que le correspondía, sino que tampoco ingresó nuestras cuotas. No sólo eso: pidió prestado y debe alrededor de 3 mil 500 millones de pesos al Instituto. La gran noticia es que el IPE está quebrado. La otra gran noticia es que no aceptaremos esa quiebra y estamos exigiendo cuentas claras y refundación del IPE. Coalición de Pensionistas del Instituto de Pensiones del estado de Veracruz (Adriana Chávez Tejeda,
hecadrina@yahoo.com.mx)
cfvmexico_sa@hotmail.com


El doctor Frederic Saldmann no es un charlatán como los que recomiendan en la televisión mexicana brebajes o pomadas para llevar una vida sexual intensa. Es reconocido cardiólogo y nutriólogo que acaba de publicar un libro de gran éxito en Europa: La vie et temps (Ediciones Flamarion) en el que asegura que hacer el amor es muy bueno para la salud y la longevidad. Hace cuatro años el neurólogo inglés David Weeks demostró clínicamente que una vida sexual activa permite retardar el proceso de envejecimiento. Las 3 mil 500 mujeres entre 20 y 104 años que participaron en su estudio tenían varios puntos en común, pero especialmente una actividad sexual más intensa y todos representaban menos edad que la que tenían.
Ahora Saldmann confirma que hay un vínculo entre sexualidad, longevidad y salud, que la sexualidad aporta bienestar que da felicidad y retarda el proceso de envejecimiento. Sostiene que 12 encuentros sexuales por mes aumentan en 10 años la esperanza de vida. Y es que al hacer el amor se libera una hormona, la de la felicidad, que genera paz, energía, plenitud. Las serotoninas y la dopamina que produce el cerebro después del acto sexual son mensajeras de placer y euforia. Placer que libera luego la maravillosa endorfina, un calmante natural que hace desaparecer las angustias, el estrés, las tensiones. No más insomnios ni migrañas, adiós dolores de nuca y espalda. Y al mal genio.



La historia (que no la vida, la cual le ha tratado muy bien, sin grandes sobresaltos) ha sido algo injusta con Richard Henry Parkin Starkey, alias Ringo Starr, pues prevalece el mito de que el divertido y encantador cuarto integrante de The Beatles es mal baterista. Pero no es así. Simplemente ha sido mal entendido, al predominar poco después de él la pirotecnia de bateristas maravillosos como Keith Moon (The Who), Mitch Mitchel (Jimi Hendrix) y John Bonham (Led Zeppelin).
En sus años más creativos con el cuarteto de Liverpool, Starr solía odiar los solos de batería, pues sentía que si el instrumento no estaba al servicio de la canción, no tenía sentido. A cambio, Ringo adelantó desparpajo dentro del rock, y rompió con la solemnidad de la batería en el género, al menos hasta entonces, para volverla protagónica a la manera del jazz tipo bebop. Ejemplos originales son el trabajo que efectúa en Ticket to ride, A day in the life, Come together, así como sobresaliente en Helter Skelter, Tomorrow never knows, Taxman y Strawberry Fields Forever (atención a partir del minuto 3 en esta versión del Anthology 2, Toma 7:
bit.ly/s8ZgQW). Starr generaba riffs en realidad, con muchos platillos arriba, generando así un escándalo poco usual para los temas aparentemente melosos de los primeros discos de los Beatles.


El Correo Ilustrado
Triste reflexión sobre el transporte público
Hace tres años llegué a México procedente de España para vivir y ≠trabajar. Desde entonces he disfrutado muchísimo de esta tierra. Sin embargo, extraño enormemente un aspecto concreto de mi país: el transporte público. Al hilo del reciente accidente de autobús, con 11 víctimas mortales, he recordado mi estupor cuando llegué a residir a la ciudad de Toluca y me topé con su transporte.

Declaración del Congreso de Tierras y Soberanías

Con la asistencia de cerca de 12 mil delegadas y delegados de organizaciones campesinas y trabajadores del campo y las ciudades, pueblos indígenas y afrodescendientes, pobladores urbanos, organizaciones de víctimas de crímenes de Estado y del desarrollo capitalista, en Cali, Colombia, del 30 de septiembre al 4 de octubre de este año, tuvo lugar el congreso de Tierras, Territorios y Soberanías, con el lema La Madre Tierra es de quien la cuida, los territorios son de los pueblos, la soberanía es popular.



Tiene muchos asegunes el que este país esté gobernado desde Mesoamérica y más aún desde una ciudad construida sobre lagos. Se piensa que fuera de México (ciudad) todo es Cuautitlán, inundada hace unas semanas. No se considera que más de la mitad de nuestro territorio lo forma Aridoamérica y aquí el problema no son las inundaciones, sino las sequías.



Hay películas que polarizan a la crítica como si se tratara de una guerra santa. El árbol de la vida, quinto largometraje de Terrence Malick, dividió a la concurrencia desde su estreno mundial en el pasado festival de Cannes. Al final de la función hubo una pausa silenciosa, seguida por silbidos y abucheos que fueron contestados con demostrativos aplausos.





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