6/04/2014

Procurador : usted y yo somos Jacinta


Detrás de la Noticia 
Ricardo Rocha
Se lo planteo así, porque apenas llegado a este cargo en enero de 2013 lo entrevisté: “Procurador Murillo Karam, yo sé que el caso de Jacinta Francisco Marcial, paralelo a los de Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio no le es ajeno porque usted mismo como legislador lo subió a la tribuna para ser debatido en el Congreso… Sin embargo, por la inercia del gobierno de Felipe Calderón, que las acusó y las metió a la cárcel injustamente desde el punto de vista de buena parte de la opinión pública, y luego de tres años de prisión se les sigue negando la reparación del daño. 

¿Qué piensa usted hacer como Procurador, cuando se sensibilizó en su momento como legislador?” Y usted me respondió: “Cuando originalmente planteamos esto, lo que veíamos de inmediato era la salida de la cárcel de estas mexicanas indígenas… Cuando yo llego a la Procuraduría General de la República, me encuentro con hechos consumados en ese sentido… Luego, las denuncias de ellas, fundamentalmente en su programa y en otros medios, me hacen ver irregularidades que ahora como procurador tengo que verificar, pero que pudieran constituir una violación a sus derechos humanos. Eso me daría dos opciones: primero, la posibilidad de una sanción; pero segundo y muy importante, la posibilidad de una reparación”. 
Sé que está muy atareado. Pero fíjese que es precisamente lo que acaba de ordenarle a la Procuraduría a su cargo el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, que preside el magistrado Manuel Luciano Hallivis Pelayo: que se indemnice a Jacinta por los daños y perjuicios que le causaron a ella y a su familia tres largos años de prisión injusta; pero sobre todo, que su institución le ofrezca una disculpa pública que la acabe de reivindicar ante su comunidad ñañú, para la cual eso del honor es un asunto muy serio. Si quiere se lo pongo en las palabras de la propia Jacinta momentos después de la sentencia a su favor: “Yo he andado en esto por la justicia y no por el dinero. A mí el dinero no me interesa. Yo lo que quiero es que todos en mi pueblo sepan que estuve en prisión injustamente y que lo que queremos es justicia porque cada día vemos más casos como el nuestro. Y yo creo que todos tenemos los mismos derechos y por eso no debemos quedarnos callados”. 
Fíjese que yo confío en su memoria y su buena fe, señor procurador. Lo que pasa es que ya sabe usted que la mula no era arisca. Y me preocupa que hace unos meses la procuraduría a su cargo, interpuso ante el mismo tribunal un recurso de revisión, argumentando terminajos legaloides en los casos de Alberta y Teresa, coacusadas de Jacinta por el increíble secuestro de seis extorsionadores agentes de la AFI en el domingo de tianguis de Santiago Mexqutitlán, Querétaro en marzo de 2006. 
Ante la imposibilidad de hablar con las instancias correspondientes en su procuraduría, he averiguado que mientras sus palomas le sugieren que acate y ponga punto final a este asunto originado en la docena trágica del panismo, sus halcones le advierten de tres amenazas: que como el caso Jacinta puede sentar jurisprudencia, habría una rebelión indígena por los miles de encarcelados que hay en todo el país, quienes ni siquiera entendieron porque los encarcelaron, dado que hablan sus lenguas de origen y no el español; que a la PGR no le alcanzaría el dinero para pagar cientos de reparaciones de daños; o que sería un síntoma de debilidad de la PGR que usted encabeza. 
Yo no más le pregunto: ¿Cuánto puede costar la libertad? ¿Le endosará usted el costo político de tamaña injusticia a su jefe el presidente Peña Nieto? ¿No considera usted que en lugar de debilidad la generosidad sería un signo de fortaleza? ¿No cree que, por el contrario, está ante una oportunidad histórica de hacer justicia para las miles de Jacintas y Jacintos en este país? 

ddn_rocha@hotmail.com

Periodista

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