Critican trabajadoras abandono del GDF y DIF nacional
Mujeres
integrantes de las Cocinas Populares de la Ciudad de México realizaron
hoy la “marcha de las cacerolas”, en rechazo a la decisión del Gobierno
del Distrito Federal (GDF) de retirar las despensas que ellas recibían
a cambio de su labor.
Acompañadas de niñas, niños y varios adultos mayores que acuden a
esos espacios a desayunar, las mujeres caminaron del Hemiciclo a Juárez
a la sede del GDF para exigir que no desaparezcan las Cocinas Populares.
A su paso hacían sonar sus utensilios de cocina –que dijeron están
desgastados por el abandono en el que el GDF tiene a estos comedores–
para exigir se garantice a ellas y a la población de escasos recursos
su derecho a la alimentación.
También llevaban pancartas y letreros con un llamado a Angélica
Rivera, esposa de Enrique Peña Nieto, para que cumpla con su obligación
de coordinar las actividades del Sistema Nacional para el Desarrollo
Integral de la Familia (DIF). “¿Gaviota dónde estás? la #prole también
come”, decía una de las frases.
Entre las manifestantes estaba Rosa Sánchez, de 52 años, y quien
por más de 19 años ha trabajado en la Cocina Popular de la secundaria
37 de Villa Milpa Alta.
Relató a esta agencia que su día empieza 15 minutos antes de las 5
de la mañana, pues debe trabajar a marchas forzadas junto con sus
compañeras para que el desayuno esté listo a las 10:45 horas, cuando
las y los estudiantes toman el receso.
Por los desayunos cobran 10 pesos por persona, pero debido a que no
todos pueden pagarlo “se los damos más barato o se los regalamos, pues
ni modo de dejarlos sin desayuno que es el alimento principal del día”.
Para ella una cosa es clara: los programas de gobierno sólo son
discursos. “Sacan comerciales y anuncios de que trabajan por un México
sin hambre, pero yo no los veo dándoles de comer a las personas de
barrios pobres y encima nos dejan a nosotras sin despensas. Yo trabajo
porque me enseñaron a no quedarme con los brazos cruzados viendo como
las personas mueren de hambre”.
Junto a ella, Rosa Juárez Luna, con 24 años de experiencia en las
cocinas, asiente cada vez que oye a su compañera denunciar las medidas
del GDF. Ella está en una Cocina Popular de Iztapalapa.
En esas instalaciones no sólo atienden a estudiantes, sino también
a personas en situación de calle e incluso migrantes: “Si alguien viene
y nos dice que no tiene para pagarnos, pero tiene hambre pues le damos;
sabemos lo que es sentirse discriminado y con hambre”.
Ambas mujeres compartieron que las despensas son escasas, pues sólo
incluyen arroz, frijoles, atole, aceite y lentejas. “Lo que antes nos
daba (el GDF) de azúcar ahora no los pone de avena y aunque con eso no
se puede hacer mucho, sí nos ayuda”.
Teresa Alvarado, de 55 años, compartió que las cocinas se han
mantenido por la organización de las mujeres que responden a las
necesidades de los suyos: “Nos organizamos y compramos trastes, porque
la única vez que el DIF nos dio utensilios fue cuando inauguró las
cocinas; también compramos el jabón, el gas y cuando se descompone algo
lo pagamos nosotras”.
A paso lento y ayudada por una de las cocineras, avanzó Imelda Cruz
Hernández, de 82 años, quien acude frecuentemente a desayunar a las
Cocinas Populares y gritaba que tiene derecho a alimentarse al igual
que todas y todos los diputados, “que tienen para gastar más de 10
pesos en un desayuno”.
A la manifestación también asistieron niñas y niños de primaria.
Carmen Retana, una de las voceras, explicó que tomaron la decisión
de hacer la “marcha de las cacerolas” ante la negativa del DIF-DF, e
incluso de algunos diputados federales (de quienes no dio nombres) de
entablar un diálogo y encontrar una solución al conflicto.
Resaltó que al retirar las despensas y buscar el cierre de estas
cocinas, el GDF está violentando el derecho a la alimentación, que no
es una concesión, sino resultado de una lucha que está consagrada en la
Constitución, además de que la negativa de escuchar las demandas habla
mal de las y los funcionarios.
Al llegar a la sede del GDF (a un costado del Zócalo), las
manifestantes hicieron más fuertes sus reclamos y pidieron ser
recibidas por el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, o Rosa Icela
Rodríguez, secretaria de Desarrollo Social de la capital.
Al no ser recibidas, firmaron una minuta con el subsecretario de
Participación Social, Adolfo Alberto Savin Cravioto, para acordar una
reunión de trabajo el próximo lunes 4 de agosto con la secretaria Rosa
Icela Rodríguez, y proponerle que las Cocinas Populares pasen a ser
desayunadores comunitarios, se cree un programa para protegerlos y se
les asigne el presupuesto correspondiente, además de que las despensas
para las trabajadoras sean reactivadas.
De acuerdo con un análisis realizado por estas mujeres, de
desaparecer el subprograma se afecta el derecho a la alimentación de
mil 313 niñas, niños y adolescentes, así como a 691 mujeres y hombres
de mediana edad, 470 personas adultos mayores, y mil 597 mujeres
integrantes de los Comités de las Cocinas Populares.
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.-
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