2/26/2016

Contra la evaluación punitiva y el Estado terrorista: la organización socialista


¡Magisterio y pueblo unidos, jamás serán vencidos!

Seguramente tú, como yo, has escuchado en la radio o televisión alguna mención acerca de la evaluación a los profesores y, es muy probable, también han llegado a tus oídos las incontables noticias de las movilizaciones que se han realizado para impedirla.  Por un lado, las autoridades y los medios de comunicación hablan de los “beneficios” que la evaluación acarreará para los niños y la calidad de la educación; lo que poco o nada mencionan es el verdadero contenido de la reforma educativa y sus implicaciones tanto para los maestros como para el futuro de nuestros hijos. Del lado opuesto, los profesores reclaman que dicha medida ataca sus derechos laborales, atenta contra la educación pública y castiga a los trabajadores de la educación, es decir, es una evaluación punitiva.
En todo el contenido de la reforma jamás se mencionan argumentos pedagógicos ni se dibuja siquiera un plan de acción para combatir el rezago educativo o mejorar la infraestructura de las escuelas del país. Lo que sí menciona son las modificaciones legales para definir la situación contractual de los maestros, siendo la evaluación uno de los pilares del nuevo modelo según el cual todos deben ser medidos bajo la misma vara sin importar el hecho de ser maestro rural o de la ciudad o si hablas o no una lengua indígena. Los estándares son los mismos y son impuestos desde las altas cúpulas empresariales (como Mexicanos Primero A.C. de Claudio X. Gonzáles), a las cuales no les importa la reflexión crítica sino la obediencia ciega, es decir, la evaluación está pensada para que quienes no aceptan el modelo educativo empresarial sean despedidos.
Esta medida rompe en todo sentido los contratos colectivos y deja en la indefensión a los maestros, obligándolos a adaptarse a los mandatos de la burguesía o a ser despedidos si es que deciden resistir organizadamente. Sin embargo, como mencionamos antes, muchos profesores han decidido movilizarse en los distintos estados del país para luchar por lo que les corresponde y, también, por el futuro de las siguientes generaciones.
El Estado mexicano se ha hecho de oídos sordos ante las demandas de los maestros respondiendo con el uso de la violencia y el terrorismo de Estado ante las protestas, a tal grado que incluso hay profesores que han perdido la vida durante las movilizaciones y varios más han sido encarcelados injustamente.
Esta campaña de agresiones contra el magisterio, sin duda, está enfocada a darle el golpe final a la organización democrática de los maestros, la cual ha sido golpeada desde hace ya muchos años, pero ha logrado resistir los embates del Estado. Sin embargo, con la reforma educativa las autoridades tienen toda la legalidad de su lado para apartar a quienes les estorben, todo esto oculto tras frases huecas como “calidad” o “progreso educativo”.
La organización de los maestros ha tenido la capacidad para movilizar a grandes masas y la combatividad para enfrentar los embates del Estado, sin embargo, los profesores aún no han encontrado la vía para que sus demandas sean abrazadas por la población en general, quedándose como consignas sectoriales y, al contrario, los grandes empresarios, el gobierno y sus voceros en los medios masivos de comunicación presentan un rostro desastroso de los profesores al tildarlos de “violentos” y “huevones”, lo cual, desafortunadamente, sí ha hecho mella en la opinión pública y es común que entre los propios padres de familia se repitan estas mentiras que no sólo afectan a los profesores sino a todos aquellos que se movilizan por alcanzar sus derechos.
También, el Estado ha buscado dividir las luchas del magisterio a nivel nacional al lograr desviar y hasta prometer negociaciones a nivel de cada entidad federativa para que al momento de golpear alguna localidad las demás no se puedan movilizar en solidaridad debido a que tienen “sus propios problemas” y una agenda separada, por llamarlo de alguna manera.
Caso ejemplar de esto es la desaparición del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), bastión histórico de la sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Dicho hecho obligó a que una de las secciones más combativas de la CNTE luchara por este espacio, que históricamente había defendido y mantenido bajo su control, al tiempo que iniciaron las evaluaciones en los distintos estados, lo que logró evitar que la sección XXII acudiera en apoyo de sus compañeros de otras entidades.
Cabe señalar que han existido varios intentos por unificar el plan táctico y de lucha de los profesores a nivel nacional, como los foros nacionales acerca de la reforma educativa realizados durante el 2013, pero a pesar de estos esfuerzos el grueso del movimiento magisterial ha cedido el paso a la espontaneidad provocada por los mismos golpes de las autoridades contra sus derechos laborales y humanos.
También, como se señaló antes, las justas demandas de los trabajadores de la educación no han recibido el eco suficiente en las casas del proletariado mexicano debido, en parte, a los medios de comunicación, pero también a una inadecuada táctica en lo referente a la agitación y propaganda también causada por la tendencia del movimiento al espontaneísmo. De este modo, todo lo avanzado hacia adentro del propio movimiento magisterial queda solamente en el sector de los profesores sin ser conocido por el pueblo en general, aislándolos y limitando su campo de acción.
En el momento actual, es necesario que el movimiento democrático independiente se solidarice de manera total y absoluta con la causa de los maestros en contra de la evaluación punitiva y, en general, en contra de todas las medidas enfocadas a eliminar los derechos que los maestros han ganado por medio de la movilización y la organización.
Asimismo, es necesario hacer llegar las demandas de los maestros a los distintos sectores de la población siempre privilegiando el sentido de clase y la apuesta no sólo en contra del modelo educativo, sino del modelo económico capitalista en su conjunto. Se vuelve una obligación impulsar la organización de los maestros mediante una perspectiva de clase.
Estas tareas parecen complejas y complicadas... y lo son, pero la organización permanente del pueblo trabajador bajo un programa general de lucha que aspire a alcanzar las demandas más sentidas e inmediatas del pueblo podría aglutinar estas fuerzas y dar un primer paso hacia la búsqueda no sólo de la superación del modelo educativo de los empresarios, sino del propio sistema capitalista.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección ANÁLISIS del No. 14 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 6 de febrero de 2016.

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