CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Todo parece indicar que al PRI ya no le importa perder las pocas posibilidades que tiene de ganar la presidencia en las elecciones del 2018 y está decidido a terminar, a cualquier precio, su obra de privatización y venta al mejor postor de los recursos naturales que aún quedaban en el largo proceso de neoliberalismo que ha compartido principalmente con el PAN durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón.
La reciente liberación de los precios de la gasolina ha acelerado el encono social en contra del PRI y de todos los partidos que aprobaron la reforma energética con la que, según el gobierno peñista, nos iría mejor a todos los mexicanos pues ya no habría aumento de precios de gasolina, luz, diésel y gas.
La decisión tomada por el gobierno de Peña fue apoyada al cien por ciento por el PRI que en el Estado de México implementó una estrategia de generar violencia con saqueos a tiendas y comercios a través de una estructura social y electoral llamada “Marea Roja” o “Camisas Rojas”.
La tarde y noche del primero de enero empezaron los saqueos en los municipios de Villa Nicolás Romero y Naucalpan y, días después, se extendieron a otros, principalmente en Ecatepec, donde se comenzó a ver esa estrategia con la llegada de gente vestida de camisa o chamarra roja organizando a grupos de 20 a 50 personas, saqueando negocios en un tiempo determinado de media hora, bajo la anuencia de la policía e incluso del ejército.
Ahí comenzaron los saqueos que luego se extendieron como incendio sin control a varios lados del país lo cual preocupó al gobierno federal porque se estaba convirtiendo en un conflicto social con implicaciones económicas y de tintes de seguridad nacional.
Por eso fue que mandaron al ejército y la gendarmería para sofocar los atracos masivos.
La “marea roja” o “camisas rojas” es una estructura política electoral que creó Arturo Montiel antes de las elecciones del 2006 cuando pretendía ser candidato del PRI a la presidencia de la República. Luego de que cayeron sus aspiraciones por el golpe político que le dio Roberto Madrazo al revelar sus propiedades millonarias y las de su familia, Montiel heredó esta estructura a su delfín, Enrique Peña Nieto, quien la usó para ganar en la elección del 2012.
El creador y operador de esta estructura fue Isidro Pastor, un expriista carismático que fue líder del PRI en la era de Montiel, presidente de la Gran Comisión de la LIV Legislatura del Estado de México 2000-2001 y diputado local en el periodo 2000-2003.
Pastor después quiso ser candidato a gobernador pero fue desplazado por Peña tras lo cual desde 2004 dejó las filas del PRI, pues le suspendieron sus derechos partidistas y posteriormente se tomó como cancelada su militancia por “traición”, ya que participó en la campaña del entonces candidato del PAN a la gubernatura, Rubén Mendoza.
Sin embargo, con Eruviel Ávila fue designado secretario de Desarrollo Metropolitano del Estado de México del 2013 al 2014, hasta la semana pasada — precisamente días después de los saqueos–, cuando anunció su registro como candidato independiente para la elección a gobernador este año en esa entidad.
En territorio mexiquense y luego a nivel nacional la “marea roja” o “camisas rojas” tuvieron un desempeño importante en las elecciones del 2012. Peña Nieto incluso usó la chamarra o camisa roja en toda su campaña, lo mismo que su equipo liderado por Luis Videgaray, y de vez en cuando se la pone cuando hay actos del PRI a los que asiste como líder máximo.
Durante los últimos años ya no se había visto actuar a las “camisas rojas” del PRI, hasta este arranque de año en que se les vio a la cabeza de los grupos de saqueadores en Ecatepec, el municipio donde el gobernador Eruviel Ávila fue presidente municipal y donde empezaron los saqueos con los que quisieron desvirtuar las manifestaciones de protesta contra el gasolinazo.
El PRI se ha vuelto a vestir de rojo al cierre del gobierno de Peña Nieto. Ahora con esta estrategia de usar de manera violenta la estructura de las “Camisas Rojas” que en 2012 utilizó para ganar la elección presidencial y que para la del 2018 podría ser usada para manchar o violentar el proceso electoral que está a punto de perder por sus incontables abusos de poder.