4/01/2017

Cosas que me gustaría nunca haber vivido


 LENGUANTES
Por: Mariel García Montes*

 Me hubiera gustado que, cuando tenía 4 años, un tipo no se me hubiera quedado viendo tan lujuriosamente que mi familia decidiera que nunca más volvería a usar pantalones ajustados.

Me hubiera gustado que, cuando tenía 8 años y estaba en el transporte público, un borracho no se me hubiera quedado viendo mientras hacía gestos obscenos. Me tomó 14 años volver a usar shorts en público.

Me hubiera gustado que, a los 14, un francés en la calle no me hubiera seguido (a una cuadra de donde vivía). Que no me hubiera tomado la mano y besado la mejilla como si me conociera de siempre, invitándome a ir a un hotel con él. Sentí miedo al regresar sola de la escuela a casa durante el resto de ese ciclo escolar, y me lo volví a encontrar dos años después. Hizo exactamente lo mismo.

Me hubiera gustado que, a los 15, un hombre no hubiera metido su mano entre mis piernas cuando iba a un concierto en el metro apretado. O que después, esa noche un grupo de tipos no me hubiera empezado a manosear. Fue la última vez que fui a un concierto sólo con mi hermanito. Nunca le dije lo que había pasado esa noche.

Me hubiera gustado que, a los 17, un mesero de un café cercano a mi preparatoria no me hubiera empezado a seguir a la hora de la salida durante una semana porque "quería conocerme mejor". Creo que fue entonces que aprendí a caminar rápido sin agitarme.

Me hubiera gustado que, a los 20, un conductor de taxi no me hubiera hecho preguntas personales tan insistentes cuando estábamos en medio del tráfico del Viaducto camino al aeropuerto. Aprendí a crear sistemas de mentiras consistentes para no dar información que me hiciera identificable, y dejé de usar taxis sola durante varios años.

Me hubiera gustado que, a los 21, un artista en el metro no hubiera pasado 4 estaciones tratando de convencerme de mi "belleza clásica" para que le diera mi número de teléfono, para hacer una sesión. Pasaron como dos meses antes de que yo decidiera volver a usar delineador.

Me hubiera gustado que, a los 24, un fetichista no me hubiera seguido cuando me bajé del Metrobús para convencerme de que "[mis] largas piernas y 'esos' pies" se verían increíbles en fotos que él podía sacarme. Hizo exactamente lo mismo cuando me lo volví a encontrar afuera de mi oficina un año después.

Me hubiera gustado que, a los 25, un conductor de taxi no me siguiera de noche durante 10 minutos (es real) mientras caminaba a casa, ofreciéndome viaje gratis e insultándome cuando le pedí finalmente que se fuera. Creí que me iba a morir esa noche, porque no dejé que me subiera a su auto, y no había alguien a quien le pudiera pedir ayuda. No pude dormir ese fin de semana.

Me hubiera gustado que, a los 26, en una ciudad que creí libre del acoso callejero, no se me hubiera pegado un hombre para susurrarme cosas sobre mi cuerpo. Volví a mi tradición de no usar pantalones ajustados y creo que esta vez no la volveré a dejar.

Me gustaría que hoy, a los 27, las historias de acoso de otras mujeres (y es que no conozco a una sola mujer sin historias así) no parecieran servir principalmente para recordarnos que, a pesar de vivir en el privilegio y los círculos de snowflakes y progresistas, probablemente no viviremos para ver un mundo sin comentarios ignorantes e insensibles de hombres que, literalmente, no pueden imaginarse lo que se siente que te pasen esas cosas.

Por eso, gracias a todas las compañeras que, a pesar de todo, persisten. Y gracias a quienes escuchan sin sabotear la conversación. #TeamPlaqueta #NiUnaMenos

*Mariel García Montes es comunicadora y “hippy” (“chaira”, “activistoide”) en temas de TIC para el cambio social con jóvenes y activistas. Ya no es tan joven, pero cada vez es más feminista, y quiere aprender de y con mujeres que así se identifiquen.

@faeriedevilish
CIMACFoto: César Martínez López Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario