1/14/2018

AMLO y el escenario electoral de México 2018

Opinión
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El escenario político para los comicios presidenciales de 2018 en México está servido sobre la mesa. Las candidaturas de los partidos de mayor peso electoral ya han sido definidas. El 1 de julio serán electos, además, los 128 miembros del Senado de la República, los 500 integrantes de la Cámara de Diputados y los gobernadores de nueve Estados –entre los que destaca Ciudad de México, la cual estrenará su recién creada y controvertida Constitución-. Cabe señalar que las elecciones de este año serán las más grandes del país, debido a que por la homologación de los calendarios electorales se definirá el mayor número de cargos de su historia.

En cuanto a las presidenciales, la preferencia electoral se inclina hacia la izquierda. La alianza “Juntos haremos historia” conformada por Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Partido del Trabajo (PT) y la llamativa adhesión de Encuentro Social[i], lidera las encuestas de acuerdo a las más recientes mediciones. De esta forma, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganaría las elecciones presidenciales del 1 de julio con el 42 % de los votos, según el último sondeo de la encuestadora Parametría.[ii]

En segundo lugar, el electorado favorece con un 32 %[iii] de intención de voto a la candidatura de Ricardo Anaya, quien encabeza la coalición integrada por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano, registrada en el Instituto Nacional Electoral (INE) como “Por México al Frente”. En tercera posición, se encuentra la coalición conducida por José Antonio Meade Kuribreña e integrada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Verde Ecologista (PVEM) y Nueva Alianza. Registrada como “Meade Ciudadano Por México” cuenta con un 26 %[iv] de las preferencias electorales.

Como hecho novedoso, en la elección de 2018 participarán por primera vez candidatas y candidatos independientes. De acuerdo al INE, para estos comicios se registraron 287 aspirantes a disputar los diferentes cargos: Presidencia de la República, Diputaciones Federales, Senadurías y gobernadores.

El escenario no es estático, ha virado

Durante el año pasado la preferencia del electorado registró un notable viraje en los sondeos. Como muestra del cambio, podemos tomar tres grandes momentos o fotos del viraje hacia la izquierda, de acuerdo a los sondeos: 
  1. En junio de 2017, la coalición Por México al Frente estaba en primera posición con el 43 % de las preferencias electorales, seguida por la alianza Juntos haremos historia con el 33 %[v].
  2. En septiembre estas dos coaliciones quedaron prácticamente empatadas, y desde octubre la alianza liderada por Morena se ubicó a la cabeza con el 38 %[vi] de intención de voto.
  3. Según la medición de Parametría del mes de diciembre, AMLO subió otros 4 puntos porcentuales, hasta alcanzar el 42 % de las preferencias. 
Tal como muestra el gráfico a continuación, mientras Juntos Hacemos Historia continúa en un lento pero sostenido ascenso, la coalición Por México al Frente se encuentra en un pronunciado descenso, al tiempo que Meade Ciudadano por México oscila en un porcentaje que gira en torno al 25-30 %, sin conseguir alcanzar el segundo lugar. 

Fuente: Preferencias Electorales para Presidente diciembre 2017[vii]

Sin embargo, tal como señala Emir Sader,[viii] el hecho de que la izquierda acceda al final de una campaña electoral con perspectivas de victoria y luego su triunfo sea arrebatado mediante el fraude es un hecho habitual. Al respecto cabe recordar los comicios de 2006 registrados en el documental titulado nada menos que Fraude: México 2006, de Luis Mandoki, o las elecciones de 2012 sumidas en la violencia, la compra y la coacción del voto por parte de grupos que responden al narcotráfico[ix]. Por otra parte, mientras que el PAN logró imponer al propio presidente del partido, Ricardo Anaya, el PRI deberá remontar el fracaso del Gobierno de Peña Nieto. Su propuesta es clásica, apostar por el candidato favorito de la elite empresarial, el cual ha pivoteado entre el PAN y el PRI: José Antonio Meade.

AMLO cuenta con experiencia y trayectoria, siendo esta su tercera campaña electoral y con un programa político cuyo principal eje es la lucha contra la corrupción. Este tema es uno de los más relevantes para los mexicanos a la hora de definir su voto. Desde la elección intermedia de 2015, las consultoras comenzaron a incluir el combate contra la corrupción en la agenda de investigación electoral y el tópico no sólo continuó en boga sino que se enfatizó[x]. Casos emblemáticos de gobiernos regionales como los de Veracruz, Sonora y Chihuahua tuvieron repercusión nacional, afectando las elecciones a Gobernador en todo el país en 2016.

Aspectos del contexto que favorecen a la izquierda

El aumento de la intención de voto de AMLO guarda correlación con una de las medidas más controversiales tratadas en ambas Cámaras, en un Parlamento en el cual tanto el PRI como el PAN cuentan con un abultado número de bancas: la Ley de Seguridad Interior, la cual fue aprobada el pasado 30 de noviembre en la Cámara de Diputados y el 15 de diciembre corroborada en el Senado. La misma establece que el presidente tendrá la facultad de ordenar la intervención de las fuerzas armadas para hacer frente a “amenazas a la seguridad interior”. Es decir que, entre otros asuntos, contempla la posibilidad de que las Fuerzas Armadas intervengan en protestas sociales, mecanismo que ha sido fundamental para exigir justicia y transparencia desde que surgió el movimiento #yosoy132 a favor de la libre expresión[xi].

Otro punto a su favor lo constituye el descrédito por los escándalos de corrupción que signaron el Gobierno de Peña Nieto y las sucesivas violaciones de derechos humanos, tales como asesinatos y desapariciones, cuyo punto álgido lo ejemplifica el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2014[xii]. En cuanto al clima económico mexicano, el crecimiento fue nulo con sucesivas devaluaciones e inflación. En este sentido, el 2017 se consagró como el año con mayor inflación acumulada en los últimos 17[xiii], mientras que las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) están impactando sobre la desvalorización del Peso mexicano.

Aspectos del contexto que constituyen desafíos para la izquierda

Una de las características de la izquierda mexicana es su alto nivel de fragmentación. En este sentido, algunos actores del progresismo miran con recelo el drástico cambio en su programa y los distintos pactos que Juntos haremos historia viene realizando con el empresariado nacional.

Otro actor de peso a la hora de torcer la elección es la intrusión de la narco-política. Los cárteles del narcotráfico brindan su apoyo a la extrema derecha en lo nacional, pero en lo local han empezado a marcar agenda, definir candidatos, temas de campaña y construir una estructura clientelar[xiv]. Es decir, el narcotráfico ha coaccionado el voto, en favor del PRI y del PAN, y también ha sometido a pueblos enteros afines a la izquierda, impidiendo su acceso a las urnas.

Por último, en términos geopolíticos la influencia de EE. UU. en la contienda electoral es clave. El Gobierno de Trump ha comenzado a instalar una supuesta injerencia rusa[xv] en favor de la izquierda y presiona por la construcción del muro en la frontera. Además, el temor de deportaciones masivas en un Gobierno que no sea del agrado del gigante del norte, influye sobre el electorado.

A modo de conclusión

La profundización de la militarización en la sociedad mexicana, en un país donde por más de una década se ha empleado frecuentemente a las Fuerzas Armadas para combatir la delincuencia organizada, se ha traducido en la intención de voto como un viraje a la izquierda. Los mexicanos han demostrado su hartazgo con la política popularizada como “guerra contra las drogas” llevada adelante desde el 2006 con un saldo de más de 100.000 asesinatos y más de 30.000 desaparecidos, en una estrategia que implicó precisamente la movilización masiva de miembros de las Fuerzas Armadas con las consecuentes violaciones de DDHH.

Expresar una opción de izquierda en México no es gratuito. AMLO se ha convertido rápidamente en el blanco de los ataques de la derecha y sus medios, tanto nacionales[xvi] e internacionales[xvii], por lo que no hay que descartar una “campaña del miedo” como en 2006 y 2012. Sin embargo, liderar las encuestas le otorga un plus, ya que ser percibido como posible ganador es un elemento fundamental en una elección de voto estratégico.[xviii] Por otra parte, podría capitalizar el resquebrajamiento de las identidades partidistas clásicas –evidenciado en el incremento de candidatos y votantes independientes– y el aumento de la volatilidad. Ambos factores llevan a que el despliegue de una efectiva campaña electoral para atraer a los votantes a sus filas se vuelva clave.

La crisis de los partidos tradicionales –PAN y PRI–, sumado a los escasos índices de popularidad de la actual gestión de Peña Nieto, y el hecho de ser una figura reconocida con una trayectoria de más de veinte años que ha hecho de la lucha contra la corrupción su principal bandera, ubican a AMLO con serias posibilidades de triunfar en los comicios. Aún queda un largo camino por recorrer hasta la cita electoral. Cómo sorteará AMLO las embestidas del conjunto de la derecha mexicana para consolidar su posición es una incógnita que se develará en los próximos meses.

[i] Se trata de un partido político que adhiere al pensamiento humanista cristiano, autoproclamado “partido de la familia” se ha pronunciado contrario al matrimonio de personas del mismo sexo, el aborto o las revistas pornográficas.
[iii] Ídem.
[iv] Ídem.
[xvii] A modo de ejemplo, el diario estadunidense The Wall Street Journal ha dedicado artículos a cuestionar su credibilidad: https://www.wsj.com/articles/the-reinvention-of-mexicos-lopez-obrador-1515360668

- Barbara Ester es investigadora de CELAG. @barbaraestereo


https://www.alainet.org/es/articulo/190292  

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