10/11/2020

Columnas y opinión del periódico La Jornada domingo 11 de oct


¿Cómo van las elecciones del próximo 18 de octubre?
La atmósfera prelectoral es muy fluida en los dos estados: Coahuila e Hidalgo. La gente se ha replegado mucho por el coronavirus. Pocos actos políticos, escasa concurrencia. La administración que está haciendo el INE es de alta calidad, prácticamente ya está completa la designación de funcionarios electorales y la instalación de casillas. Es de esperarse una baja votación en Coahuila porque las elecciones legislativas locales no atraen al gran público. Los incidentes han sido en números muy pequeños y de baja importancia. Por supuesto que debemos mantener la alerta hasta el final de la jornada.
En la Fiscalía Electoral hemos enviado equipos de agentes del Ministerio Público a los dos estados. Estos equipos tienen tres misiones: vigilar sobre el terreno para detectar a tiempo signos de irregularidades. Segundo, colaborar con las autoridades locales que son las principales responsables para identificar estos delitos. Hay que tomar en cuenta que los delitos federales son pocos: uno que es grave pero que todavía no se perfecciona en la ley es el uso indebido de programas sociales para fines electorales. También podían haber delitos por la intervención indebida de funcionarios federales y las alteraciones al Registro Federal de Electores y el mal uso de credenciales electorales. Todos los demás delitos son competencia de las fiscalías electorales locales. Sin embargo, si nosotros sorprendemos la comisión de delitos de competencia local podemos levantar un acta e iniciar el proceso antes de declararnos incompetentes.
Nos hemos involucrado en este proceso con otras instituciones: por supuesto la FGR, el INE, la SSPC, el CNI. Esto es un hecho inédito. Se ha generado un fenómeno de sinergia. La iniciativa del Presidente que abarca a todas las instituciones del Estado es la de desarraigar la práctica del delito electoral que ha sido una lacra durante toda la historia de México.
El efecto final de estas maniobras será juzgado hasta después de las elecciones. Tenemos un cauto optimismo porque los fraudes electorales presentan síntomas mucho antes de la jornada electoral y hasta hoy no hay esos signos. No podemos hacernos ilusiones, el verdadero desafío es para 2021.Colaboró: Mario A Domínguez

Momento Sarajevo: EU vs. China/Rusia, según Kevin Rudd, Alastair Crooke y Kissinger
▲ Armenia y Azerbaiyán intercambiaron ayer acusaciones de ataques, pese al acuerdo de alto el fuego para detener combates por la región de Nagorno-Karabaj.Foto Afp Foto
La nueva bipolaridad tecnológica de EU vs. China/Rusia (https://bit.ly/2FgNzyD) comporta componentes geopolíticos superlativos tanto a lo largo de la Ruta de la Seda terrestre de China –v.gr misteriosa mega-explosión del puerto de Beirut: salida de las mercancías chinas al mar Mediterráneo– como en la periferia inmediata de Rusia –en su región asiática de Belarús, Nagorno-Karabaj (enclave en disputa entre Azerbaiyán y Armenia) y Kirguistán– que han sido incendiadas o desestabilizadas, en sincronía con las obscenas giras bélicas en sus regiones por Mike Pompeo (MP), ex-director de la CIA, confeso evangelista sionista y secretario de Estado con Trump.
Dejo de lado el otro preocupante incendio o la desestabilización por el control del gas en Libia, el mar Egeo y la costa oriental del mar Mediterráneo, donde colisionan Francia y Turquía –dos miembros formales de la OTAN– con sus respectivos aliados.
Ahora es obligado (re)leer los libros La gran ilusión (https://amzn.to/3lnjBIC)”, de Norman Angel, de 1909 –que obnubiló el nivel de alerta de los cándidos dirigentes– y Los sonámbulos (https://amzn.to/3dg4D4j)”, de Christopher Clark, sobre el fracaso del manejo de la crisis y la diplomacia en 1914: dos antagónicos puntos de vista sobre el desencadenamiento inesperado de la Primera Guerra Mundial (PGM) que fue detonada en Sarajevo (hoy capital de Bosnia y Herzegovina) como consecuencia del asesinato del archiduque Francisco Fernando, del imperio austro-húngaro.
Hoy, según tres relevantes actores políticos de “Occidente ( whatever that means)” –Kevin Rudd, Alastair Crooke y Kissinger– el mundo se encuentra a un paso del Momento Sarajevo debido al encono ascendente entre EU y China (aliada de Rusia) y a los varios puntos candentes, sino incendiados, que pueden jalar a las superpotencias a una confrontación secuencial, como ocurrió en la PGM que aparentemente nadie deseaba y que acabó siendo fatídicamente inexorable.
Kevin Rudd –ex primer y ex canciller australiano, hoy a cargo del Instituto de Política de la Sociedad Asiática– tanto en un artículo para Foreign Affairs como en su entrevista a The Market juzga que “la lección seminal delos actos que desembocaron en la PMG es que un incidente relativamente menor (el asesina-to del archiduque austriaco en Sarajevo a fina-les de junio de 1914) puede escalar a una guerra entre las grandes potencias en cuestión de semanas (https://bit.ly/2Ifff88)”.
Alastair Crooke –anterior espía del MI6 y ex asesor británico del canciller JavierSolana en la Unión Europea– expone el Momento Sarajevo: planean las “sombras de 1914 cuando el imperio austro-húngaro estaba confinado en una gran batalla con Rusia, de manera similar a la confrontación de hoyde Alemania con Rusia (https://bit.ly/33KG8sL)” –cuando MP ha impulsado una peligrosa dinámica con su belicoso Clean network ( Limpiar la red; https://bit.ly/2IfH0xp).
A sus 97 años, Kissinger, anterior secretario de Estado y ex asesor de Seguridad Nacional de los presidentes Nixon y Ford, advirtió ante el Club Económico de Nueva York que EU y China deben colocar límites para evitar una conflagración, ya que sin reglas, la situación puede ser similar a la PMG. Sugiere que ambas superpotencias deben encontrar una manera de conducir una política sobre un extenso periodo y si esto fuera imposible nos deslizaríamos a una situación similar a la de la PGM.
Afirmó que la nueva guerra entre China y EU es atribuible a avances tecnológicos que han cambiado ampliamente el paisaje geopolítico, por lo que EU necesita una nueva manera de pensar que “entienda que el mundo es demasiado complejo para que un sólo país “consiga una superioridad unilateral tanto en estrategia como en economía para que nadie se encuentre en una posición que nos amenace (https://bloom.bg/3jN1mM6)”.
¿Qué tanto cambiaría la ominosa dinámica en el juego de los actores implicados en el Momento Sarajevo con un triunfo de Joe Biden al que apuestan sotto voce China, Irán y Alemania?

Bolivia: ¿ofrece la dictadura garantías democráticas a la elección del 18/10?

El costoso sistema de diques largamente esperado en Venecia empezó a funcionar con éxito
Foto ▲ Durante el final de la etapa más fuerte de la pandemia por coronavirus se habilitó un botecinema en el muelle Arsenal, en Venecia, en el que se permitió la permanencia a 50 botes y 200 personas.Foto Afp
Las controvertidas y largamente demoradas barreras móviles que por fin se instalaron en la laguna de Venecia pasaron su primera emergencia con gran éxito, al proteger a la ciudad italiana el pasado fin de semana de una marea que alcanzó 130 centímetros de altura, un caudal que normalmente habría inundado la mitad de la ciudad.
La Plaza de San Marcos, uno de los puntos más bajos de la ciudad, permaneció seca y los turistas recorrían el lugar sin saber de los pasillos elevados que se tenían que colocar cada vez que se producía una marea alta.
El sistema de diques móviles que recién comenzó a funcionar se denomina MOSE (del italiano Modulo Sperimentale Elettromeccanico), se vio afectado por actos de corrupción, sobrecostos y un enorme retraso.
Se trata de un sistema de barreras submarinas diseñadas para proteger a la ciudad de un incremento en el nivel del agua de hasta 3 metros y se colocaron en el punto en el que la laguna se encuentra con el mar Adriático.
Su costo estaba proyectado en mil 800 millones de euros y se esperaba tenerlo concluido en 2011, pero hasta ahora se han invertido 5 mil 500 millones de euros y llevaba más de una década de retraso.
La voz del alcalde Luigi Brugnaro se quebró de emoción mientras inspeccionaba desde un bote las barreras en posición erigida, diciendo: Estamos satisfechos.
Más tarde brindó por el éxito al colocar el pie en tierra seca en Pellestrina, una isla en medio de la laguna que a menudo es una de las primeras en inundarse cuando llega la marea alta.
Se necesitaron alrededor de 100 técnicos para colocar las 78 barreras en aproximadamente 75 minutos, dijo Giuseppe Fiengo, el comisionado del gobierno a cargo del colosal proyecto manchado por el escándalo de corrupción.
Fiengo dijo por teléfono que en el futuro un solo equipo de 18 personas debería ser capaz de colocarlas.
Las autoridades aceleraron el despliegue del sistema después de que la ciudad se inundó en noviembre pasado con las peores mareas registradas en 53 años.
Cada vez con mayor frecuencia se presentaban mareas altas ocasionadas por el cambio climático y el hundimiento de la ciudad, lo que agregó urgencia a la finalización del proyecto.
Ap


El regreso de mamá
Apenas puedo creer lo que acabo de decirle a mi amiga Zoe: Bendigo la pandemia. Pensó que era una ironía y fue necesario explicarle lo que a mí misma se me dificulta entender: el virus me devolvió a mi madre. De cómo fue de niña, de joven, jamás habíamos hablado. Al fin lo hicimos y de ese modo he podido acercarme a una persona que siempre fue hermética y distante conmigo.
En los años recientes convivimos muy poco. Todo cambió a principios de marzo, cuando mi hermano Isauro me llamó para darme una buena noticia: Me hablaron de la planta de León para recontratarme. Chávez, el contador, renunció. Ya sabes: miedo al contagio. Acepté la plaza. El sueldo es bajo, pero a cambio me darán un departamento en el parque industrial.
Sólo por el gusto de avivar su entusiasmo le pedí que me dijera cómo se sentía: Feliz. La chamba me permitirá resolver los problemas que fueron acumulándose en dos años sin empleo: desde compromisos y deudas impagables hasta una crisis conyugal que estuvo a punto de acabar con mi matrimonio. Martha Elena y yo queremos salvarlo. Creo que estamos mejor que nunca, pero surgió un conflicto serio: mi madre no quiere irse con nosotros. Cree que el cambio la mataría. Respeto su decisión y por eso necesito tu ayuda. Me consta que ustedes nunca se han llevado muy bien que digamos, pero de todas formas voy a preguntarte algo: ¿podrías recibir a mi madre en tu casa? Tienes espacio, vives sola; juntas se acompañarían. ¿Qué me dices?
Lo inesperado de la petición me desconcertó, pero comprendí que era mi deber alojar a mi madre. Isauro, agradecido, de inmediato me puso al tanto de la situación: Sabes que desde hace tiempo mamá está presentando síntomas de Alzheimer. El doctor nos dijo que, conforme pasara el tiempo, se agravarían. Por desgracia, los olvidos de mamá son cada vez más frecuentes; se desorienta mucho, en minutos pasa de la serenidad a la irritación. En esos momentos deberás tenerle mucha paciencia y si te dice algo raro no la contradigas, síguele la corriente.
Le prometí que haría todo lo necesario para que nuestra madre se sintiera bien y entonces agregó: Se me olvidaba decirte que en tu casa debes tomar ciertas medidas: puertas cerradas, nada de tijeras ni cuchillos a su alcance, guarda todas las medicinas que tengas. Vi un panorama con muchos obstáculos que salvar, pero no dije nada y sólo pregunté cuándo traería a nuestra madre a la casa. Este jueves. Necesito apresurar la mudanza porque en la planta me esperan el lunes.
Pasé la noche despierta pensando que en unos cuantos días, y en pleno confinamiento, mi vida iba a sufrir otro cambio, el más difícil tal vez desde que Álvaro decidió separarse y mis hijos se fueron para hacer su vida. Acortan la distancia con llamadas telefónicas que cada vez me resultan más breves.
II
Mi madre y yo llevábamos tiempo sin vernos. Cuando Isauro nos dejó solas, al tenerla frente a mí me sentí como si estuviera atrapada con un desconocido en un elevador. Por su forma de mirarme, entre suspicaz y curiosa, pensé que ella tenía la misma sensación. Para darle confianza le propuse que hiciéramos un recorrido por el departamento. Le mostré el que iba a ser su cuarto y mencioné sus ventajas como todo un corredor de bienes raíces: Aunque no dé a la calle, es la mejor habitación. Es amplia, muy calientita y tiene medio baño.
Intempestivamente, la expresión de mi madre se alteró, lo mismo que su tono de voz: ¿Qué estamos haciendo aquí? Este lugar es peligroso. La niña se puede resbalar. Me la llevo. Se encaminó a la puerta. Me apresuré a detenerla y, guiada por los consejos de mi hermano, secundé su inquietud: Tienes razón, pero no se vayan. El piso está muy resbaloso. Desde mañana dejaré de encerarlo. Mi madre se me quedó mirando y me dijo: ¿Qué haces allí parada. ¿No ibas a enseñarme mi cuarto? Le contesté que ya estábamos allí y se disculpó: Estoy algo confundida, ha de ser por el viaje. Fue largo. Necesito descansar antes de que Isauro venga a recogerme a las nueve. Si se le hace tarde, ¿puedo quedarme a dormir aquí?
Esta es tu casa, madre. ¿Por qué me dices eso? ¿Quién eres? Oculté mi desconcierto y respondí con naturalidad: “Soy tu hija Daniela. Me pusiste ese nombre en memoria de tu hermano que murió de niño, a los... “No me escuchaba. Asentó su bolsa en el tocador, sacó un libro y de entre sus páginas una fotografía: “Esta soy yo –me indicó señalando la figura borrosa de una muchacha–. Para la foto me puse un suetercito de cuello alto, ¿lo ves? Ese día conocí a tu padre. Al poco nos casamos, pero no me acuerdo en qué año. ¿Te das cuenta? Una fecha tan importante y la olvido. Antes lo recordaba todo: fechas, nombres, lugares. Ya no. Es triste olvidar.
No hice ningún movimiento y permanecí en silencio, mientras ella miraba el techo: Quiero dormirme, pero no sé dónde. ¿Sabes que las escaleras son muy peligrosas? Mi hermanito Daniel se cayó en la de nuestra casa y ya nunca fue el mismo. ¿Crees que pueda dormir?
Después de aquel primer día he vivido entre el pasado de mi madre y el presente que ahora compartimos. Con frecuencia menciona a Daniel. Ahora sé que murió a los cuatro años porque ella me lo dijo, pero no recuerda de qué. Es uno de los muchos olvidos que padece. Los supera de un momento a otro y vuelve al presente. Puede permanecer allí minutos, horas. Aprovecho ese tiempo para preguntarle acerca de su vida, de su familia. Habla mucho de su abuela Ligia. Recuerda que cantaba La ventanita morada. Le pregunto si se la sabe y me la canta. Ay, ventanita morada,/ cubierta de enredadera/ quién escalarte pudiera... Sé que nunca olvidaré esa canción
III
Como a tantas otras personas, la pandemia me ha impuesto límites y me ha impedido convivir con mis seres queridos; sin embargo, tengo un motivo para bendecirla: me permitió acercarme a mi madre y conocerla al fin. Cuando se aísla en sus olvidos me parece que se vuelve borrosa, como su imagen de joven en la foto. Un día se esfumará por completo, pero tendré su recuerdo.

En medio de la pandemia por Covid que ha cerrado las salas de cine en muchos países, condicionando la continuidad de su reapertura a la amenaza latente de rebrotes inoportunos, el tradicional Tour de cine francés celebra, del 8 de octubre al 11 de noviembre, su edición 24 con la exhibición escalonada de siete películas recientes en 73 ciudades del país.
En la propuesta de este año destacan dos títulos emblemáticos: Alguien, en algún lugar (Deux moi, 2019), decimotercer largometraje de Cédric Klapisch (Y Chloe perdió su gato, 1996), realizador que ha sido siempre una apuesta segura en el gusto popular de cinéfilos tanto en Francia como en México, y la cinta más reciente de Nicolas Bedos, La bella época (La belle époque, 2019), presentada en el pasado festival de Cannes. Se trata de dos comedias románticas que tienen en común la solución del malestar anímico de sus personajes (abrumados por la insatisfacción existencial y por las penurias laborales), a través de revelaciones amorosas mágicas, casi providenciales. Ambos directores juegan los clichés más recurrentes en torno del comportamiento francés, algo recurrente desde la proverbial cinta de Jean Pierre Jeunet , Amélie (Le fabuleux destin d’Amélie Poulain, 2001).
En Alguien, en algún lugar, Klapisch renueva su gusto por el vagabundeo romántico a través de un barrio predilecto de París. Antes fueron los alrededores de la Plaza de la Bastilla, ahora el tramo entre la colina de Montmartre y una estación de trenes vecina. Ahí, dos personajes jóvenes, Rémy Pelletier (François Civil) y Mélanie Perret (Ana Girardot), son vecinos que se cruzan múltiples veces en la calle o en alguna tienda del barrio, sin hablarse jamás, sin siquiera mirarse, ignorando que todo en la trama los conduce a una reunión final, tan diferida como ineluctable.
El problema de la cinta es mantener vivo el interés de los espectadores en un juego de dilaciones y casualidades cuya conclusión se antoja desde el inicio muy previsible. Ambos personajes llevan rutinas semejantes y padecen malestares anímicos similares que se resuelven a medias con alguna aventura sexual fallida (en el caso de Rémy) o mediante la empatía de la sicoanalista que atiende a Mélanie. No hay mayores sorpresas en esta historia edulcorada que pone en primer plano a personajes físicamente muy atractivos, pero que se asumen como seres apagados y un tanto grises. Lo interesante es ver cómo a partir de esa banalidad existencial compartida, el gusto que Klapisch ha manifestado siempre por un París alejado de una estética de tarjeta postal, cobra una intensidad renovada. La novedad y el encanto de la cinta van por cuenta de esta cartografía citadina con secretos y misterios más interesantes que los que encierran muchos de sus habitantes. Muy por encima de su talento como narrador de ficciones perdurables, Klapisch destaca característicamente como un estupendo cronista urbano.
El caso de La bella época es muy distinto. El título no alude a un periodo histórico preciso, sino al nombre de un café de utilería en un estudio de producciones audiovisuales mercantiles. Antoine (Guillaume Cantet), un director y guionista exitoso, propone a clientes acaudalados protagonizar un video situado en la época o el momento que más atesoren en su memoria. El sexagenario Víctor (Daniel Auteuil), un dibujante jubilado, elige trasladarse a la década de los 70, y vivir de nuevo el inicio feliz de la relación amorosa con Marianne (Fanny Ardant), la mujer que cuatro décadas después se le ha vuelto una esposa infiel, tiránica e incomprensiva.
Los diálogos en que Marianne recrimina al marido su mediocridad y su anacronismo de viejo anclado en el pasado son memorables y poseen una vena satírica propia del teatro de bulevar francés o del cine de un Sacha Guitry (La poison, 1951). El intento vano de ambos personajes por recobrar la lozanía perdida es un atinado asunto de comedia negra. En el viaje nostálgico a la bella época de juventud, Rémy recobra vitalidad y aplomo moral, aunque comete el fatídico error de enamorarse de la actriz (Doria Tillier) que interpreta a su esposa y que siendo mucho más joven que él se perfila más exigente aún que su actual Marianne sexagenaria. Regresar obstinadamente a un pasado en principio más feliz, no garantiza no encontrar en él las mismas torpezas y banalidades vividas en el tiempo presente. Rémy, el anciano escarmentado, tendrá que aprender a convivir con las gratificaciones y las complejidades de su madurez recobrada. Una parábola moral muy agria y, por la excelencia de las actuaciones, también encantadoras.Se exhibe en la Cineteca nacional y en salas comerciales. Títulos, horarios y sinopsis: www.tourdecinefrances.com Twitter: @CarlosBonfil1


Los recursos naturales de México pertenecen y deben beneficiar a sus ciudadanos. El presidente Andrés Manuel López Obrador y la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI, por sus siglas en inglés) comparten esa convicción. EITI es un estándar global para la transparencia y la buena gobernanza de los sectores de petróleo, gas y minería, conducido en México por el gobierno, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil involucradas en el sector extractivo.
En su segundo Informe de gobierno, el presidente López Obrador centró su mensaje en la transparencia y el combate a la corrupción y en la estrategia del gobierno federal al respecto. Allí, resaltó la participación de México como país implementador de la EITI como uno de los logros en la ejecución de esa estrategia. El compromiso del Presidente en la lucha contra la corrupción y el involucramiento sostenido de México con la EITI han impulsado la agenda de transparencia en el país, dando acceso a los ciudadanos a información relevante sobre el sector extractivo.
La transparencia y la divulgación de datos por sí solos son insuficientes para controlar la corrupción. Las denuncias por este delito y sobornos contra el ex director de Pemex en el escándalo con Odebrecht muestran que pueden quedar resquicios donde se escondan prácticas de corrupción.
Como país integrante de la EITI, México ha conducido los esfuerzos por la transparencia en el sector extractivo con un grupo que incluye representantes gubernamentales, a Pemex, a empresas privadas de los sectores de hidrocarburos y minería, así como a organizaciones de la sociedad civil. El equilibrio entre estos actores diversos, a veces con posiciones encontradas, ha contribuido a mantener los esfuerzos enfocados hacia lograr las metas en materia de transparencia en el país. El debate abierto en torno de la transparencia y la buena gobernanza del sector extractivo contribuye a fortalecer la democracia y la rendición de cuentas.
El compromiso de la actual administración para combatir la corrupción es oportuno y bienvenido. Las disposiciones del estándar EITI para integrar mayor transparencia en áreas de alto riesgo como los contratos y el anonimato de los propietarios de las empresas pueden fortalecer aún más los mecanismos anticorrupción en el sector extractivo, incluidas las empresas de participación estatal. Al adoptarlas, México tiene la oportunidad de concretar el cumplimiento de políticas que aseguren mayores ganancias provenientes del sector extractivo para beneficio de sus ciudadanos.
La opacidad y la no divulgación de los contratos y sus enmiendas generan un elevado riesgo de corrupción que, de con-cretarse, representan pérdidas de miles de millones de dólares al año, mismos que podrían haberse empleado en programas de desarrollo en el país.
México ha mostrado liderazgo en la Red de Transparencia de Contratos de la EITI. Fortalecer la divulgación rutinaria de contratos y sus enmiendas mediante los sistemas gubernamentales y los sitios web de las empresas en el sector extractivo daría a los mexicanos un mejor acceso y más oportuno a información esencial sobre los ingresos que recibe la nación de las actividades extractivas.
Hay oportunidades para una mayor supervisión en el sector extractivo.
La transparencia no está exenta de puntos ciegos, como lo demuestra la investigación en curso sobre Lava Jato, Emilio Lozoya y el escándalo de diversas transacciones entre Pemex y Odebrecht.
Si bien México ha logrado avances importantes en hacer disponibles todos los contratos de hidrocarburos, se necesitan mayores esfuerzos que garanticen que el patrón de corrupción se detenga. Estos esfuerzos también deben enfocarse en divulgar los contratos de minería y en convocar a los gobiernos estatales y municipales a unirse a la red EITI en el país, así como promover que se publiquen datos de manera ágil y accesible.
Una gran oportunidad para México sería liderar en la transparencia en torno de los beneficiarios reales, revelando los nombres de las personas que reciben las ganancias de las operaciones extractivas. Los datos abiertos sobre los propietarios de las empresas son vitales para la buena gobernanza del sector extractivo y reducen la posibilidad de que algunos individuos puedan refugiarse en el anonimato.
Para el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), México cuenta con un marco legal maduro para el combate del lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Éste es menos robusto, sin embargo, en cuanto a la divulgación de información de los beneficiarios reales. México apoya los Principios de Alto Nivel sobre Transparencia de los Beneficiarios Reales en el G20 y su Plan de Acción 2019-2021 en la Alianza para el Gobierno Abierto (AGA) incluye compromisos relacionados con esta meta, como el objetivo final de desarrollar un registro nacional de beneficiarios reales para 2023.
Alcanzar estos objetivos representaría pasos concretos y sustanciales en el camino por delante.
El compromiso del presidente López Obrador contra la corrupción y por la transparencia respalda los esfuerzos de la EITI en México. Si bien la transparencia no es suficiente para combatir la corrupción, la atención en las áreas de alto riesgo puede garantizar que los ingresos que provienen de los recursos naturales de México se utilicen para el cumplimiento de las prioridades nacionales.
El involucramiento del gobierno mexicano, de las empresas que operan en el sector extractivo y de un amplio rango de organizaciones de la sociedad civil con la EITI es una señal alentadora. El desarrollo de nuevas políticas en materia de transparencia contribuirá a garantizar que los ciudadanos de México cosechen los beneficios de los recursos naturales a los que tienen derecho.
* Presidenta del Consejo de la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI). Ex primera ministra de Nueva Zelanda (1999-2008); administradora del PNUD (2009-2017).

Cuando ya no se sabe, lo menos que se puede hacer por uno mismo es cultivar algún tipo de paranoia ilustrada. Eso hice cuando el Presidente de la República y algunos representantes del mundo empresarial nos informaron de sus planes y proyectos de inversión para impulsar la recuperación económica.
Lo primero que uno debería hacer es contrastar esas cifras con el tamaño de la inversión bruta fija, con el producto interno bruto, su relación con la magnitud y el crecimiento de la formación de capital. Una vez hecho esto, aunque sea con cargo a cálculos rancheros y correlaciones, uno puede felicitar al gobierno y a los capitanes de la empresa y felicitarse por lo que podría anunciar una recuperación venturosa. O, también, no hacerlo, porque sin estar mal lo prometido, por sí mismo, es del todo insuficiente no sólo para sacar al animal económico de su pasmo, sino para dar sentido a la conversación entre el Estado y el capital que, como pocas veces en nuestra historia, se requiere para sanear una maquinaria de producción de bienes, mercancías, ganancias y servicios que está mal acostumbrada a una vida latente, lo peor que puede pasarle a una sociedad articulada por la producción mercantil y, en general, por las señales de eso que llamamos el mercado.
Lo anterior quizá no nos guste, pero lo que no se puede hacer es negarla como realidad y contexto donde se aprueban y rechazan acciones, omisiones, planes y hasta deseos del poder público constituido, los poderes de hecho y del capital y otras interpelaciones de la sociedad organizada y no.
Exigir al gobierno que no soslaye estas señales no implica pedirle rendición; por el contrario, que se apreste a dar la pelea lo mejor informado e ilustrado que se pueda. No más, pero tampoco menos.
Partir de los hechos duros y de los que nos lega la experiencia no es un ejercicio baladí, sino punto de partida obligado de una estrategia dirigida a enfrentar la recesión y poner a la crisis en dirección de salida. Se trata de propiciar la degradación de la recesión económica como acaba de ocurrir con el huracán Delta.
Pocos afrontaron la amenaza natural bajo la hipótesis de que el huracán perdería fuerza pronto. Más bien lo contrario. La movilización organizada para evacuar a turistas y lugareños fue eficaz y no pienso que alguien vaya a quejarse a la Comisión de Derechos Humanos por el desenlace del huracán. Ojalá y pudiéramos decir lo mismo de lo que se ha convertido para nosotros en una tormenta perfecta.
Nadie niega los primeros barruntos de recuperación en el empleo, el consumo o la inversión. Similar reconocimiento habría que pedir al gobierno ante la lentitud de estas reactivaciones y lo azaroso que se ha vuelto el mercado internacional que más nos atañe y tiene su epicentro en Estados Unidos.
No hay en ese entorno signos de aliento, sino señales descoordinadas de recaída económica y rumores de renovadas embestidas naturales. La conversión americana a país bananero sólo pueden celebrarla los tontos; quienes pretendan lidiar con nuevas contingencias, muchas inéditas, deben asumir que no hay recetas que funcionen sin pasar por alguna mutación de la farmacopea.
La coyuntura es peligrosa y puede mutar hacia algo peor; de Carstens a Herrera, las ho-milías financieras confluyen en un registro cuidadoso de variables y tendencias ominosas. “La crisis –dice el banquero de los bancos– ha durado más de lo esperado y durará más… llegará un momento en el que la acción gubernamental no pueda prevenir el incremento de bancarrota” ( La Jornada, 08/10/2020, p. 25). El Fondo, el BM o la OCDE lo corean, pero eso no tiene nada de conspirativo.
La circunstancia económica se ha mezclado con la sanitaria y no saldremos de la primera sin domar la segunda. No hay registro alguno de que una doble pesadilla como ésta haya sido exorcizada sin actuar racionalmente sobre y contra ella. Más bien lo contrario.
Nada ganaremos soslayando estas historias, que deberían servirnos para imaginar algún futuro mejor. Tampoco avanzaremos al pretender no oír las destempladas señales del mercado y la economía que recuerdan los llamados de la selva.
No se trata de un regreso a la jungla, pero tampoco creer haber tocado un fondo imaginario, repleto de voluntarismo juvenil.

Así es la lucha por la democracia en el Palacio de San Lázaro y en el Senado de la República. Las discusiones son verbales, pero también, como en otros países, a fuerza de golpes. Ahora está por verse si la justicia llega para el pueblo de México, donde durante s
eis sexenios se impusieron gobiernos despóticos y sumamente corruptos. Las pruebas están a la vista.Todos los presidentes dejaron para el siguiente en turno, obras sin concluir, miles de personas desaparecidas, presupuestos esfumados, empobrecimiento en todos los sectores de la población mientras creció la lista de millonarios del país, sumado a otras evidencias de privilegios para una élite. Dejaron, asimismo, un sistema de fideicomisos que, en un porcentaje alto, se aprovechaba del fondo económico para beneficio personal.
Hasta el día de antier, viernes 9, se debatía en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República la extinción de 109 fondos, la discusión continúa para que no se agregue ni un fondo más a la lista de los ya señalados. Está por verse la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) y el Fondo del Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar). Se ha informado abiertamente al público que los apoyos se otorgarán directamente a los grupos interesados. El dinero lo recibirán personalmente bajo distinto método de entrega.
Se aprobó por mayoría, con 242 votos de Morena, y 170 en contra de parte del PAN, PRI, MC y PRD, la consulta solicitada por el presidente López Obrador.
Otros votos fueron los 65 de Morena y sus aliados a favor, y 49 del PAN, PRI, MC y PRD en contra, y una abstención. Esta votación le permitió al Senado avalar la procedencia de la solicitud y refrendar la trascendencia de esta consulta, pues se trata del derecho de la ciudadanía a manifestarse, a opinar y a decidir.
La pregunta, aunque modificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que la gente la entienda un poco menos, por lo menos, avala el hecho de dar voz y voto al pueblo.
La filosofía china es muy clara si no quieres que se sepa, no lo hagas. Pero en este caso, el de los ex presidentes a juicio, sí se van a conocer muchas cosas porque sí lo hicieron. Sí cometieron delitos que deben llevarse a los más altos tribunales para que sean juzgados. Seguramente, creyeron que nunca se iba a saber y que nadie les podría reclamar.
La derecha, representada en el Congreso por los partidos de oposición, ha manifestado el grado elevado de temor ante las declaraciones que hagan los presos mexicanos. Ahora ya no creen en la SCJN, pero antes era su aliada.
El debate se centró en las críticas a la Suprema Corte por parte de la oposición. La culpan por haber avalado la consulta. También se formó una especie de campaña personal con acusaciones mutuas entre las senadoras priístas, panistas y morenistas. Integrantes de Morena dijeron que panistas y priístas tienen temor de que se someta a juicio a sus ex presidentes, lo que puedan declarar los funcionarios mexicanos presos en Estados Unidos y en México podría aclarar, todavía más, infinidad de ilícitos cometidos por ellos.
Las acusaciones mutuas van en el sentido de que estos acontecimientos de la consulta y las firmas se hicieron como parte de la campaña política electoral, así lo declararon diversos integrantes del PAN y del PRI.
La oposición (el PRIAN) ya olvidó que lucró con la pobreza de millones durante décadas. Sexenio, tras sexenio, en campaña electoral, utilizaba a la población urgida de un poco de dinero y algo de comer, los convirtieron en acarreados. Prometieron llevar la electricidad a todos los rincones del país. Prometieron alimento, educación, atención médica para toda la población y, sucedió todo lo contrario.
Durante los sexenios pasados, México estuvo hundido en la corrupción, los gobiernos no hacían consultas, no les interesaba la opinión de sus gobernados. Lo que sí hacían: perseguían, encarcelaban, torturaban y desaparecían gente por preguntar, por opinar y buscar la verdad y el origen de la pobreza, por exigir fuentes de trabajo y mejores condiciones laborales.
El senador y ex presidente del Senado, Martí Batres Guadarrama, hizo hincapié en que los crímenes son muchos y no se olvidan. Luis Echeverría, es culpable de matanzas, como las del 68, porque no sólo sucedió en Tlatelolco, sino en otros puntos de la Ciudad de México y en otros Estados de la República. Carlos Salinas de Gortari privatizó, inconstitucionalmente, el patrimonio nacional. Vicente Fox y Felipe Calderón, continuaron preparando la Reforma Energética y violando Derechos Humanos. Han sido cómplices entre estos dos partidos por lo que se convirtieron en intocables. Así se han protegido entre ellos. Simulan acusarse mutuamente, pero todo es una farsa.
En otros países de Latinoamérica, algunos ex presidentes y ex funcionarios ya han sido procesados, pero en México, eso no sucedía. Hasta hoy es cuando eso se espera, se les enviará a juicio y pagarán la condena correspondiente. Es imprescindible que la impunidad no quede en la cuerda floja y el primer paso del juicio deberá ser la devolución de todo lo robado. Es por esto, el miedo a la verdad.
Enviamos un fraterno reconocimiento a la vida y obra del Dr. Mario Molina.

A mediados de septiembre empezó a aparecer en redes sociales un anuncio simple y escueto que decía: CARAVANA. Salida Central Metropolitana, sps. Hora de salida 4 am. 1ro de Octubre de 2020. Y como fondo una foto de la caravana de 2018 con la bandera hondureña.
Ese anuncio fue capaz de movilizar a más de 3 mil personas que dejaron sus casas, familias y pertenencias para empezar a caminar hacia Estados Unidos en plena pandemia, cuando ya se anuncia el frío del otoño y en plena campaña electoral en Estados Unidos.
Todos los pronósticos de éxito eran desfavorables, incluso para Bartolo Fuentes, ex diputado de oposición hondureño, que en cierto modo provocó, promovió y defendió la gran caravana de 2018.
Uno se pregunta por qué todas las caravanas surgen en Honduras y no en Guatemala o El Salvador, aunque en el camino se sumen algunos migrantes de estos países. Cuáles son las condiciones prevalecientes en Honduras que la diferencian de otros. Ciertamente hay un malestar social y político que lleva al cansancio y al hartazgo.
En Nicaragua sucede lo mismo, pero la gran emigración de más de 70 mil personas a Costa Rica, en 2018, se dio después de la lucha en las calles y la brutal represión.
Pareciera que en Honduras, a diferencia de sus vecinos, prevalecen condiciones sociopolíticas de los años 70, de una aristocracia gobernante de familias acaudaladas apoyada por el ejército y con sustento y control irrestricto de Estados Unidos. Y, por el otro lado, un pueblo sometido y cansado que prefiere la huida y el sacrificio a la protesta callejera, que tampoco soluciona nada.
Corren dos versiones sobre los motivos y fuerzas que operan detrás de la caravana. López Obrador afirmó que se trataba de influir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. ¿Quién? El timing era perfecto para que Trump aprovechara y volviera a meter el tema de la amenaza migratoria en la campaña. Pero en Guatemala se comenta la versión contraria, que la caravana fue inducida por los intereses de Estados Unidos para poner en evidencia que su política era correcta y daba resultados. También se especula sobre diferentes activistas y agrupaciones que la fomentan. En resumen, y en cualquier circunstancia, los migrantes son simplemente manipulados.
El balance es claro, como la pirinola: todos ganan. Ganó Trump porque su política fronteriza ha dado resultado; ganaron Guatemala y su presidente por una muy posible reanudación de la ayuda económica por parte de Estados Unidos; ganó México porque, en esta ocasión, no tuvo que ensuciarse las manos, y ganó Honduras porque la caravana operó como válvula de escape a sus graves problemas económicos, políticos y sociales.
Los que perdieron, como suele suceder, fueron los migrantes y sus familias, que gastaron sus pocos ahorros, energías y esperanzas en una aventura inútil y desesperada.
También perdieron algunos medios nacionales e internacionales, que esperaban con ansias un tumulto en el puente del Río Suchiate y la escenificación, en tiempo real, del mantra mexicano estelarizado por el comisionado Francisco Garduño: que por una parte afirmaba No pasarán y, por otra, que México promueve una migración segura, ordenada y regular, con pleno respeto a los derechos humanos, con dos mil elementos para custodiar la frontera y la amenaza de 10 años de cárcel según el código chiapaneco.
Entre tanto, en Guatemala, grupos de élite del ejército cercaban a los migrantes y los obligaban a retornar a su país de origen. El presidente Alejandro Giammattei, desde su lecho convaleciente por Covid-19, dio la orden directamente al ejército de detener la caravana y forzar el retorno. El argumento utilizado fue la pandemia, pero la razón subyacente es el acuerdo, convenio o arreglo de Tercer país seguro firmado por Jimmy Morales. Un acuerdo que no ha sido oficial ni cuenta con la autorización de la Corte de Constitucionali-dad de Guatemala y cuyo contenido no se conoce a plenitud.
La medida rompió formalmente con el convenio multilateral de libre circulación CA4 y, curiosamente, Honduras, cuyos ciudadanos fueron afectados, no ha reclamado sobre el particular.
Tampoco hubo tuits al respecto, por parte de Mr. Trump, pero México y Guatemala tenían listos los dispositivos que iban a aplicar y las justificaciones sanitarias para detener a la caravana. En ese sentido, no parece haber habido una coordinación estratégica entre ambos países. Si se sabía que Guatemala iba a actuar de esta manera, no tenía sentido desplegar en México a cientos de funcionarios, guardias nacionales y ejército en la frontera sur.
Quizá esta sea la última caravana migrante. Pero volverá el incesante transitar de migrantes clandestinos, de los desesperados del planeta que buscan refugio, de los niños y jóvenes que buscan el reencuentro con sus padres y de los que huyen de la violencia. A esto se suma el persistente accionar de las mafias de traficantes y tratantes.
De todo eso se encargarán México y la Guardia Nacional. No se pronostican cambios a la política de control, deportación y sumisión a las amenazas del vecino.

▲ La cineasta bosnia Jasmila Zbanic (tercera a la izquierda) acudió al cementerio conmemorativo de Potocari antes de la primera proyección pública de la cinta Quo Vadis, Aida?, sobre la masacre de Srebrenica.Foto Ap
Me encantó la expresión en el rostro de Aleksandar Vucic cuando Donald Trump anunció que, conforme al nuevo acuerdo de normalización entre Serbia y Kosovo, Serbia trasladaría su embajada de Tel Aviv a Jerusalén.
Mientras Trump anunciaba que los chicos de Belgrado mudarían a su embajador a la ciudad que Estados Unidos afirma que es la capital unificada de Israel, el antiguo publirrelacionista del dictador Slobodan Milosevic miró con asombro los documentos que tenía enfrente… y luego empezó a rebuscar en las páginas. Cuando Serbia masacraba a los musulmanes de Bosnia, hace casi tres décadas, uno no veía vacilar así a los hombres más poderosos de Belgrado.
Milosevic, por supuesto, era un criminal de guerra, pero ¿Vucic? Nunca, aunque es cierto que durante la guerra con Bosnia sugirió de manera gráfica que por cada serbio muerto, mataremos 100 musulmanes. También acompañó a uno de los jefes milicianos más aterradores en una excursión secreta para reunirse con Saddam Hussein en Bagdad. Y, en respuesta a una pregunta mía, se refirió a la masacre de 8 mil musulmanes en Srebrenica como una situación. Sin embargo, tan pronto como, pasada la guerra, se puso a hablar de derechos humanos y del deseo de Serbia de unirse a la Unión Europea, se volvió la delicia de Bruselas. Vaya, el nuevo presidente serbio –Vucic, nada menos– hasta consiguió la ayuda de Tony Blair (alguna vez el bombardero de Belgrado) para que lo aconsejara sobre las futuras políticas serbias.
Pero los recuerdos son como socavones. Hoy están aquí, mañana se habrán ido. Así como el invasor de Irak se volvió una inspiración santa para los derechos humanos, el sórdido ministro de información del menos sagrado de los tiranos balcánicos se convirtió en un presidente agradable, democrático y favorable a la Unión Europea. Israel, cuyo primer ministro actual –no hablemos más de ese asunto de corrupción, por favor– quedó complacido al enterarse el mes pasado de que Serbia secundaría a Kosovo en abrir una embajada en Jerusalén.
Ninguna mención hizo el líder israelí de las bandas serbias de estilo SS que destruyeron las ciudades y aldeas de Bosnia con el apoyo del antiguo jefe de Vucic. La propia Unión Europea –dueña del mayor socavón de la memoria política en Europa– se sacó un poco de onda. Esperen un momento, dijo: si Vucic quiere que Serbia se una a la UE, ¿por qué se distancia de sus futuros socios europeos al enviar a su embajador a Jerusalén? ¿Acaso Vucic no recordó la insistencia de la UE en la solución de dos estados, una capital para los palestinos al igual que para los judíos en Jerusalén, etcétera, etcétera?
O bien –dada su expresión de asombro cuando escuchó a Trump anunciar el traslado de la embajada serbia a Jerusalén–, ¿acaso Vucic tenía la menor idea de lo que estaba haciendo, por principio de cuentas?
Es muy posible que no. Cuando llegó a Kosovo, el 18 de junio de 1998 –con su cara de niño, gruesos labios y rápida sonrisa, anoté con poca amabilidad en The Independent en esa ocasión–, era la voz fiel del dictador Milosevic. Todo lo que el que pronto sería declarado criminal de guerra deseaba en Kosovo, nos dijo Vucic, era paz, diálogo y derechos humanos para todos, incluido 90 por ciento de la población musulmana kosovara albanesa.
Vucic también había sido vocero de Vojislav Seselj, líder de la milicia serbia que llevó a cabo la limpieza étnica en gran parte de Bosnia. Seselj dijo que sus hombres sacaban los ojos a croatas con cucharas oxidadas, nada menos. Por eso le pregunté a Vucic acerca de Srebrenica. No había razón, me dijo entonces, en usar comparaciones con Bosnia y –aquí todos contuvimos el aliento– con el vocabulario de la situación en Srebrenica. Esa palabra situación salió de los labios de Vucic, terrible expresión para la ejecución de más de 8 mil musulmanes en fosas comunes que ocurrió después de la rendición del refugio seguro de Srebrenica a los asesinos serbios, en 1995.
Allí estaba Vucic, el ministro de información, menos de tres años después de la masacre, palmeándonos el hombro con la situación, mientras nos daba lecciones sobre deber cívico, derechos constitucionales, patriotismo y no violencia. Así pues, ¿por qué habría de sorprendernos descubrir que ese mismo joven alto, algo desgarbado, pero listo, había acompañado al monstruoso Vojislav Seselj (bajo un velo de sigilo y en compañía de agentes de seguridad iraquíes) a Bagdad como invitado del partido Baaz de Saddam Hu-ssein? Seselj tuvo una larga reunión con Saddam –Irak estaba devastado tras 10 años de sanciones impuestas a raíz de la invasión de Kuwait, en 1990– después de aterrizar en el aeropuerto de Damasco, en Siria, y ser escoltado por guardias tanto sirios como iraquíes al puesto fronterizo de Wadi Ash Salan para el viaje por tierra a Bagdad.
Vucic, el ex ministro de información de Milosevic –quien sabía muy bien que Saddam había enviado telegramas de apoyo mutuo a Milosevic en plena guerra de Kosovo en 1999, cuando los serbios, bajo ataque aéreo de la OTAN, expulsaban de Kosovo a 200 mil musulmanes–, más tarde se convirtió en líder de la Serbia posterior a Milosevic. Ahora quería llevar a Serbia a la UE, y por tanto era amado por nuestros amigos de la UE en Bruselas y ahora aconsejado por –no contengan el aliento aquí, por favor– Tony Blair. Y, puesto que Blair ahora ha aconsejado al dictador de Uzbekistán y en fecha más reciente al líder golpista egipcio, el brigadier general presidente Al Sisi, Vucic está en buena compañía.
Un seguro par de manos, pues, recibido con calidez en Downing Street y Bruselas; no sólo un hijo pródigo, sino un hombre cuya decisión de aceptar una resolución negociada sobre Kosovo –reconocer un fallo de la Corte Mundial de que la declaración de independencia de Kosovo fue legal– fue saludada por nuestra élite en Bruselas como importante parteaguas. Todo lo cual aceleró la solicitud de Belgrado de conceder la membresía en la UE.
Bienaventurados los pacifistas. Vucic, desde luego, hizo todo lo correcto. Dirigió el Partido Progresista Serbio, fue odiado de corazón por su viejo amigo Seselj –quien fue exculpado de crímenes de guerra en Bosnia después de pasar ocho años en prisión en La Haya– e incluso se presentó en el servicio memorial en Srebrenica, donde Bill Clinton exigió apresuradamente a los dolientes que le estrecharan la mano. No lo hicieron, y él salió corriendo de la escena.
Pero todo esto es mero contexto. A los israelíes no les preocupa el pasado de Vucic en las guerras balcánicas. Ni sus viejos amigos de mala fama. No es difícil, desde luego, ver por qué los israelíes instintivamente ven con buenos ojos a los serbios. Partisanos serbios salvaron de Hitler a muchos judíos y, durante la Segunda Guerra Mundial, los serbios compartieron el destino de muchos miles de judíos en uno de los campos de concentración más sádicos de los nazis croatas, en una pequeña ciudad llamada Jasenovac, en el río Sava. Los lectores deberían buscar referencias de este terrible lugar de decapitaciones y tortura y quedar justamente conmovidos.
No sólo la Segunda Guerra Mundial vincula a israelíes y serbios de la actualidad. Durante la lucha de Kosovo por liberarse de los serbios, Ariel Sharon, entonces ministro israelí del Exterior, se opuso a la guerra de la OTAN contra Kosovo, despotricando contra el terror islámico en la provincia serbia. ¿Les suena familiar? Sharon había detectado con gran astucia que la OTAN había emprendido esa guerra para separar parte del territorio soberano de Serbia y concederle independencia sobre la base de que una mayoría de su población –los musulmanes kosovares– deseaban un Estado aparte.
En el momento en que Israel exprese apoyo (a la OTAN), dijo Sharon, “es probable que se vuelva la próxima víctima. Imaginen que un día los árabes de Galilea demanden que la región que habitan sea reconocida como un área autónoma, conectada a la Autoridad Palestina…” De ese modo Sharon, aunque fuera por breve tiempo, se volvió un aliado de Milosevic. No podría haber un Estado albanés en Kosovo, según Sharon, a riesgo de que más tarde el mundo decidiera que los ciudadanos palestinos israelíes de Galilea también deberían separarse. Muy aparte del futuro de la Cisjordania y Gaza ocupadas. Bueno, Kosovo obtuvo su independencia…
Así pues, el futuro embajador serbio en Jerusalén tendrá mucho de qué hablar con sus anfitriones israelíes. Y los israelíes, por supuesto, podrán charlar del mismo tema con el futuro embajador de Kosovo en Jerusalén. Seguro se convertirá en un debate formidable.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya

Ya hacen año que partió de este mundo Miguel León Portilla, el hombre sabio, generoso y profundamente humano cuya magna obra nos permitió conocer a fondo las culturas prehispánicas. El conocimiento de esta herencia ancestral nos dio identidad y orgullo. Sacó a la luz la filosofía, religión, poesía, cantos; en pocas palabras, la cosmovisión de los antiguos mexicanos y develó la grandeza que guardaba.
En medio de la pandemia por Covid que ha cerrado las salas de cine en muchos países, condicionando la continuidad de su reapertura a la amenaza latente de rebrotes inoportunos, el tradicional Tour de cine francés celebra, del 8 de octubre al 11 de noviembre, su edición 24 con la exhibición escalonada de siete películas recientes en 73 ciudades del país.
En la propuesta de este año destacan dos títulos emblemáticos: Alguien, en algún lugar (Deux moi, 2019), decimotercer largometraje de Cédric Klapisch (Y Chloe perdió su gato, 1996), realizador que ha sido siempre una apuesta segura en el gusto popular de cinéfilos tanto en Francia como en México, y la cinta más reciente de Nicolas Bedos, La bella época (La belle époque, 2019), presentada en el pasado festival de Cannes. Se trata de dos comedias románticas que tienen en común la solución del malestar anímico de sus personajes (abrumados por la insatisfacción existencial y por las penurias laborales), a través de revelaciones amorosas mágicas, casi providenciales. Ambos directores juegan los clichés más recurrentes en torno del comportamiento francés, algo recurrente desde la proverbial cinta de Jean Pierre Jeunet , Amélie (Le fabuleux destin d’Amélie Poulain, 2001).
En Alguien, en algún lugar, Klapisch renueva su gusto por el vagabundeo romántico a través de un barrio predilecto de París. Antes fueron los alrededores de la Plaza de la Bastilla, ahora el tramo entre la colina de Montmartre y una estación de trenes vecina. Ahí, dos personajes jóvenes, Rémy Pelletier (François Civil) y Mélanie Perret (Ana Girardot), son vecinos que se cruzan múltiples veces en la calle o en alguna tienda del barrio, sin hablarse jamás, sin siquiera mirarse, ignorando que todo en la trama los conduce a una reunión final, tan diferida como ineluctable.
El problema de la cinta es mantener vivo el interés de los espectadores en un juego de dilaciones y casualidades cuya conclusión se antoja desde el inicio muy previsible. Ambos personajes llevan rutinas semejantes y padecen malestares anímicos similares que se resuelven a medias con alguna aventura sexual fallida (en el caso de Rémy) o mediante la empatía de la sicoanalista que atiende a Mélanie. No hay mayores sorpresas en esta historia edulcorada que pone en primer plano a personajes físicamente muy atractivos, pero que se asumen como seres apagados y un tanto grises. Lo interesante es ver cómo a partir de esa banalidad existencial compartida, el gusto que Klapisch ha manifestado siempre por un París alejado de una estética de tarjeta postal, cobra una intensidad renovada. La novedad y el encanto de la cinta van por cuenta de esta cartografía citadina con secretos y misterios más interesantes que los que encierran muchos de sus habitantes. Muy por encima de su talento como narrador de ficciones perdurables, Klapisch destaca característicamente como un estupendo cronista urbano.
El caso de La bella época es muy distinto. El título no alude a un periodo histórico preciso, sino al nombre de un café de utilería en un estudio de producciones audiovisuales mercantiles. Antoine (Guillaume Cantet), un director y guionista exitoso, propone a clientes acaudalados protagonizar un video situado en la época o el momento que más atesoren en su memoria. El sexagenario Víctor (Daniel Auteuil), un dibujante jubilado, elige trasladarse a la década de los 70, y vivir de nuevo el inicio feliz de la relación amorosa con Marianne (Fanny Ardant), la mujer que cuatro décadas después se le ha vuelto una esposa infiel, tiránica e incomprensiva.
Los diálogos en que Marianne recrimina al marido su mediocridad y su anacronismo de viejo anclado en el pasado son memorables y poseen una vena satírica propia del teatro de bulevar francés o del cine de un Sacha Guitry (La poison, 1951). El intento vano de ambos personajes por recobrar la lozanía perdida es un atinado asunto de comedia negra. En el viaje nostálgico a la bella época de juventud, Rémy recobra vitalidad y aplomo moral, aunque comete el fatídico error de enamorarse de la actriz (Doria Tillier) que interpreta a su esposa y que siendo mucho más joven que él se perfila más exigente aún que su actual Marianne sexagenaria. Regresar obstinadamente a un pasado en principio más feliz, no garantiza no encontrar en él las mismas torpezas y banalidades vividas en el tiempo presente. Rémy, el anciano escarmentado, tendrá que aprender a convivir con las gratificaciones y las complejidades de su madurez recobrada. Una parábola moral muy agria y, por la excelencia de las actuaciones, también encantadoras.
Se exhibe en la Cineteca nacional y en salas comerciales. Títulos, horarios y sinopsis: www.tourdecinefrances.com


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