1. México lleva 200 años haciendo elecciones y nunca, jamás, los trabajadores, los miserables, el llamado pueblo, ha tenido que ver con ellas. En los 200 años, la clase dominante impuso sus reglas, dictó sus leyes y mando al 80 por ciento de la población a la basura. Desde entonces, ante su profunda miseria e ignorancia, la siguen manipulando por todos los políticos en turno que gobiernan o les toca la oposición. “De día pelean, pero de noche, en la cama, se cogen cariño”.
2. Los dirigentes del partido Morena, comenzando por el presidente López Obrador, sus padrinos y amigos (Cárdenas, Muñoz Ledo, Ifigenia, Monreal, Camacho, Ebrard, Glez. Pedrero y una banda de viejos), fueron gobierno y militantes activos del PRI por muchos años. La llamada oposición, gobernando, ha sido lo mismo, por ello sólo se pelean por estar en el poder. Nunca se ha oído que estén contra el sistema capitalista, contra la explotación, contra la miseria y contra la desigualdad.
3. En la llamada “oposición” actual critican a los que ocupan cargos, pero sólo porque no los ocupan ellos. Todos son políticos electoreros. No he escuchado a Xóchitl, a líder de partido, intelectual como Camín, Castañeda, Krauze, que hagan análisis clasista, por ser burgueses capitalistas. Lo peor es que personajes como Lorenzo Meyer, algunos más con ideas, incluso periodistas, están cobrando y bebiendo de las aguas manipuladoras del presidente.
4. Desde 1977 –cuando el presidente López Portillo se tragó a la oposición más oportunista, metiéndola en lo electoral, entregándoles millonadas de pesos y cargos políticos- desapareció a la oposición. El Partido Comunista fue siempre subsidiado por el gobierno, así como todos los partidos que participaban en elecciones. La única oposición real ideológicamente, pero con pocos seguidores, fuimos los espartaquistas, maoístas, trotskista, guevaristas, hoy inexistentes. (13/VIII/24)
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