La carta fue firmada por un tal Apresa Benjamín, militar desertor que deseaba «saldar deudas«, sin embargo, se desconoce su paradero o si el nombre con el que firmó es, siquiera, fidedigno.
Cuando la carta llegó a manos de Rosario Ibarra de Piedra, la madre buscadora prescindió de este documento, probablemente, dudaba del contenido y tomó la decisión de archivarlo. Al interior de la carta, se encuentran 183 nombres de personas quienes fueron torturadas por elementos castrenses y arrojadas al mar en la ciudad de Acapulco, 9 de ellas, son mujeres.
Rosario Ibarra de Piedra murió en 2022 y la carta del militar desertor permaneció en desconocimiento del ojo público y no fue hasta el día de ayer, que la periodista Marcela Turati, investigadora de los crímenes ejercidos durante la llamada Guerra Sucia, dio a conocer la carta, primero, a familiares enviando un mensaje de resistencia y posteriormente, a la población civil a través de la publicación de un artículo.
Mujeres en la lista de «vuelos de la muerte»
Consultando el documento oficial, Cimacnoticias encontró que se tiene registro de 9 mujeres víctimas de esta práctica, la mayoría, víctimas de desaparición forzada por elementos de seguridad y asesinadas con mayor incidencia en el 74 en el estado de Guerrero, sólo una de ellas, originaria del, entonces, Distrito Federal.
Mayormente, estudiantes de entre 18 – 30 años, militantes de la Liga Comunista, esposas o hermanas de militantes / fundadores de movimientos izquierdistas.
La información recopilada, queda constituida de la siguiente manera:
- Teresa Estrada Ramírez «Norma», lugar: Distrito Federal. Registrada en el viaje 8 el 1 de septiembre del 74.
- Matilde Santiago Vázquez, lugar: Coyuca. Registrada en el viaje 7 el 2 de octubre del 73.
- Ramona Riosque Roque, lugar: Acapulco. Registrada en el viaje 10 el 19 de abril del 74. Ramona era integrante de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, desaparecida y torturada junto a su compañera, Marina Texta quien no aparece en el documento.
- Isabel Jiménez Fernández, lugar: San Andrés de la Cruz. Registrada en el viaje 11 el 2 de junio del 72. Esta mujer fue detenida arbitrariamente, según documenta Cimacnoticias, se dedicaba al trabajo doméstico cuando fue detenida en Guerrero por militares, buscaban a su esposo militante del PDLP; no lo encontraron y se la llevaron a ella en su lugar.
- Perla Sortelo Patiño «Ilda», lugar: Santiago de la Unión. Registrada en el viaje 12 el 2 de julio del 74.
- Isabel López Blanco, lugar: Atoyac. Registrada en el viaje 20 el 18 de julio del 74, Isabel era una estudiante guerrerense de entonces 18 años de edad.
- Gloria Guerrero Gómez, lugar: Atoyac. Registrada en el viaje 22 el 20 de septiembre del 74.
- Mariana de la Cruz Yáñez «Maribel», lugar: Atoyac. Registrada en el viaje 23 el 13 de octubre del 74.
- Martina Reyes Ahuejote, lugar: Kilómetro 17 (*caso extraordinario, pues es la única con este registro). Registrada en el viaje 23 el 20 de noviembre del 74.
Es importante señalar que aún quedan pendientes el esclarecimiento de más casos de mujeres que, probablemente, fueron víctimas de los vuelos de la muerte y de otras prácticas inhumanas por parte del Estado.
Como, por ejemplo, las hermanas Ana Luz y Sara Mendoza Sosa, jóvenes que militaban en Movimiento de Acción Revolucionaria y que fueron desaparecidas por el Ejército al ser detenidas por un retén en Veracruz.
Lourdes Martínez Huerta, de 23 años e integrante de la Liga Comunista 23 de septiembre, fue detenida en junio de 1975 en Culiacán, Sinaloa, cuando ella presentaba un embarazo de entre tres y cuatro meses de gestación. Hasta la fecha se desconoce su destino y el de su hija o hijo.
Marina Texta, compañera de Ramona Ríos Roque, fue torturada por el Estado para confesar que conocía al líder izquierdista Lucio Cabañas; no se volvió a saber de ella.
Alicia de los Ríos Merino, era originaria de San José Bachíniva, Chihuahua; militaba en la Liga Comunista 23 de septiembre. Fue detenida el 5 de enero de 1978 en la colonia Nueva Vallejo, en la Ciudad de México, por agentes de la División de Investigación para la Prevención de la Delincuencia, al mando del coronel Francisco Sahagún Baca, y fue vista por última vez ese mismo año en una base militar en Guerrero. Cimacnoticias documentó el pasado 3 de abril cómo Ríos Merino fue una de las víctimas de los vuelos de la muerte.
La lista sí coincide con las listas de personas desaparecidas en los 70s
A raíz del trabajo de investigación realizado por Marcela Turati, las organizaciones de investigación iniciaron un proceso de cotejo del asunto. El veredicto: Sí hay elementos de verosimilitud.
El Centro Prodh, Fundar, Centro de Análisis e Investigación y Artículo 19, habiendo tenido acceso al documento pudieron constatar que al menos 160 de los 183 nombres contenidos en la lista sí corresponden a personas desaparecidas que se encuentran en los listados Femospp, Comverdad, CNDH, en Archivos de la Represión o en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.
Dentro del cotejo informativo, el Centro Prodh refiere que las fechas y lugares de detenciones realizadas entre el 72 y el 74 corresponden entre sí, es decir, son concordantes, lo que esboza que, efectivamente, la carta del militar desertor empata con los tratos inhumanos y su probable servicio activo.
Otro apunte importante es que esta carta, aunque recién ha estallado, el Estado mexicano ya está al tanto de lo que contiene el documento, según infiere información disponible del Centro Prodh, que exigen se inicie una investigación exhaustiva y den a conocer todos los documentos relacionados con los Vuelos de la Muerte.
Y es que, es necesario apuntar a que desde hace años las organizaciones y centros de investigaciones han exigido a la Secretaría de la Defensa Nacional información sobre los asesinatos que cometieron al arrojar a personas a mar abierto. La respuesta, siempre es la misma: No existen listas sobre dichas ocasiones.
Con esto, se dota de mayor importancia que, por primera vez, se posea una lista con nombres y fechas que dan fe de que las fuerzas armadas fueron responsables de estos crímenes humanos. Asimismo, hay que apuntar a que estos 183 nombres sólo corresponden a un par de años, lo que expone que la cifra de homicidios cometidos es mucho mayor de lo proyectado, pues esta práctica se ejerció, por lo menos, durante 6 años. Las víctimas eran cargadas con piedras, amarradas a bloques de concreto – metal y otras, heridas con bayonetas para que fuesen devoradas por animales marinos.
«Ya va a cumplir 50 años desde que se lo llevaron y hasta hace menos de un mes aparece una ruta de esto, pero la sensación es que si esto le pasó nunca vamos a poder recuperar los restos, y que lo asesinaron de esa forma, que de todas las alternativas escogieron ese método. Siempre pensando si le rompieron los huesos, si lo torturaron con choques eléctricos, si lo picaron y lo aventaron al mar, si los aventaban vivos, No alcanzo a imaginar todo ese terror”, Angélica María Ramírez, hija de Gorgonio Santiago, víctima de los vuelos de la muerte en entrevista para Marcela Turati.
Según expuso el militar desertor, es el capitán Javier Barquín el autor material de todos estos crímenes cometidos en la década de los 70s. Sin embargo, no ofreció más información al respecto, señalando que investigando al capitán se descubriría la verdad, pero que él no podría hacer más porque su vida y la de su familia correría un gran peligro.
En el documento, el militar desertor refiere que abandonó su misión en el 76 cuando fue descubierto por Barquín. En la carta enviada a Rosario Ibarra de Piedra se lee lo siguiente:
«Como le comente en días pasados, estube en el 74 comisionado en Pie de la Cuesta comisionado a las ordenes del entonces capitan Javier Barqin Alonso y en ese entonces me percate de la forma en que desaparecen los cuerpos de los guerrilleros que asesinaban y que eran metidos en el avion Aravat 2003 para arrojarlos en el mar. Por diferencias con dicho capitan tube que desertar en el 76ya que me amenazó de muerte si yo desia lo que habia visto”
Independientemente de la carta, Rosario Ibarra de Piedra fue una investigadora aguerrida que ya le había seguido la pista al capitán Javier Barquin, segundo comandante del grupo operativo de la Policía Militar y del temido Grupo Zorba.
Este documento, es apenas la antesala para exponer la participación del Estado mexicano en uno de los episodios de tortura y homicidio más cruenta del último siglo. Hasta el momento de publicación de este artículo, no existe un pronunciamiento oficial por parte del presidente de la República ni de la SEDENA.
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