12/06/2011

La incertidumbre del final



Alberto Aziz Nassif

Se cumplieron cinco años del sexenio de Calderón y estamos en el prólogo de la sucesión presidencial. El país está exhausto de la violencia y la guerra en contra del narcotráfico. Las percepciones ciudadanas sobre la economía y la política son bastante negativas. Los índices que cada año miden la pobreza, la transparencia, el respeto a los derechos humanos nos indican que no hay resultados positivos. El clima político se ha enrarecido, hay menos interés en los asuntos públicos y la clase política sólo habla de elecciones mientras recibe aguinaldos de lujo.

Cuando se trata de pintar en un trazo al país hay una visión entre trágica y desesperanzadora que se acompaña de incertidumbre.Según Consulta Mitofsky las evaluaciones positivas sobre la Presidencia al entrar al último año del sexenio han bajado de forma progresiva desde el sexenio de Salinas hasta el actual. El sexto año del sexenio se parece a la metáfora de la caja de chocolates que menciona el personaje de Forrest Gump, nunca se sabe cuál sabor saldrá. Ya existe una tradición de que los últimos años del sexenio son propicios para las sorpresas, para los acontecimientos complicados, en suma, para que suceda lo inesperado.

En 1988 vino la ruptura cardenista y el gran fraude electoral que llevó a Salinas a una presidencia cuestionada. 1994 fue, como lo definió una revista, el año que vivimos en peligro, el zapatismo en Chiapas, los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu, las elecciones sin equidad, el error de diciembre y la crisis que siguió. El año 2000 fue el de la alternancia pacífica y el final de una larga etapa de transiciones.En 2006 se vivió una polarización que dividió al país por un proceso electoral que fue ampliamente cuestionado. Aquel conflicto rebasó a las instituciones y mostró la cara opuesta a la alternancia del 2000. ¿Hacia dónde se encamina el país en el 2012?En cada de una de las últimas sucesiones presidenciales las elecciones han jugado un papel fundamental.

A pesar de que en 1988 el sistema no estaba diseñado para abrirse a una alternancia, la participación electoral propició cambios importantes en el sistema político. Seis años después se intentó abrir el sistema, pero la fusión entre partido y gobierno impidió unas elecciones equitativas. Fue sorprendente que ante la crisis de ese año la ciudadanía fue masivamente a votar.El cambio de reglas y una competencia institucionalizada llevaron a una alternancia que resultó esperanzadora en el año 2000, pero seis años después el país regresó al conflicto y llegó la escena del 1 de diciembre de 2006, en donde Calderón tomó posesión en medio de batalla campal en el Congreso.Los últimos años han dejado un escenario muy descompuesto por la violencia.

No se puede ignorar que hoy el país se encamina a otra sucesión presidencial amenazado por el crimen organizado. La clase política ha puesto por delante sus intereses y ha debilitado a las instituciones que pueden dar certeza electoral.La imposibilidad de nombrar a los tres consejeros del IFE es una expresión emblemática de esta actitud irresponsable. El modelo político electoral está cotidianamente sometido al golpeteo de las televisoras, un poder fáctico que está abiertamente en desacuerdo con la reforma de 2007.Desde hace varias semanas todo lo que pueda pasar en materia de reformas legislativas tendrá que someterse al candado electoral. Los próximos meses no serán propicios para cambiar las reglas. El reacomodo de los políticos que buscan otro puesto ordenará las prioridades y será el juego dominante hasta el 1 de julio próximo. Vamos a una sucesión presidencial en la que hay pocas expectativas de cambio.En este momento las encuestas indican como puntero al PRI, un partido que en muchos sentidos representa un regreso al pasado y con un candidato completamente ignorante, como lo demostró Peña Nieto en la FIL de Guadalajara.

Existe la ilusión de que la apuesta priísta puede regresar al país al orden extraviado.Además, existe la percepción de que el panismo no resultó mejor al PRI, sino, en muchos sentidos, ha sido igual o peor. La opción de la izquierda se desgastó de forma importante después del 2006 y ahora se encuentra en una posición difícil para volver a crecer y ser una opción de gobierno en el 2012.Cuando se escuchan las propuestas de los aspirantes a la presidencia queda la impresión de que son discursos gastados, no porque no se necesiten los cambios que se proponen, sino porque hay dudas razonables de que las propuestas se vayan a cumplir.El mecanismo de las ofertas y promesas de campaña está completamente desgastado. De acuerdo con nuestra tradición, podemos esperar acontecimientos inesperados. Dejémonos sorprender y esperemos que la decadencia en la que está atrapado el país se empiece a romper por alguna parte.

Investigador del CIESAS



Samuel Schmidt
A topes termina Calderón

Hace semanas sugerí que a Felipe Calderón se le debía enjuiciar por crímenes de lesa humanidad, algunos de los criterios eran la inacción del gobierno para investigar sobre las quejas por violación de derechos humanos en manos del ejército y las fuerzas federales policíacas.

Finalmente un grupo de mexicanos lo demandó ante la corte internacional de la Haya por crímenes de guerra y de Lesa humanidad. Cuando una demanda de éstas se interpone contra un mandatario, no es porque el mismo haya jalado del gatillo, pero en cambio es responsable por haber implantado las políticas que dieron lugar a esas violaciones de los derechos humanos, lo que lo hace responsable.
Si lo comparamos con Augusto Pinochet, el dictador chileno fue encarcelado en Inglaterra para ser deportado a España para que respondiera por las violaciones cometidas en su gobierno, no porque haya torturado y asesinado personalmente a ciudadanos inocentes.

El caso del chileno demuestra que los dictadores no están exentos de la aplicación de la ley, y lo mismo sucede ahora con Calderón, quién no tendrá más opción que enfrentar la demanda en la corte.
Los ciudadanos acuden ante la corte internacional después que sus quejas no encuentran eco, o bien, porque el sistema judicial de su país no actúa conforme a derecho. De hecho hay que agotar los distintos pasos de la queja antes que la corte le de entrada, porque no puede prestarse a actos de revancha política en el país de donde parte la queja.

Entre las voces que se apresuraron a descalificar la demanda está la de Peña Nieto, candidato del PRI a la presidencia, porque si gana la elección, tendrá que enfrentar este juicio, pero también tendrá que responder por los miles de asesinatos de mujeres en el Estado de México, mientras él fue gobernador. Y ya abierta la puerta, no faltara quien denuncie a Zedillo por la matanza de Acteal, a Salinas por los asesinatos de 300 perredistas y en una de esas no se salvaran muchos políticos mexicanos. Este cuadro se le agrava ahora a los políticos con la nueva ley del senado en la que se elimina el fuero tal y como se entiende en el país y que pone a los políticos electos por encima de la ley.
La respuesta de Calderón no sorprende y tal vez tampoco decepciona dado su desempeño: amenazó con actuar contra los demandantes, como si el hecho jurídico de demandarlo, fuera un acto de difamación, de poco patriotismo, o de traición, cuando en realidad es exactamente todo lo contrario.

En un país donde se pisotea las leyes de forma cotidiana, un acto cívico de esta naturaleza arroja una luz de esperanza. El acto presidencial también demuestra su desdén por las leyes y confirma que el opta por las demostraciones de fuerza y no por el diálogo, por supuesto que muestra descarnadamente su poco espíritu democrático.


Han sido muchas las críticas por la guerra en la que involucró al país, muchos ponen en duda sus acusaciones a las víctimas (Salvarcar donde acusó a los jóvenes asesinados de pandilleros), ya ha ganando su lugar en la historia como el presidente del sexenio más sangriento desde la revolución (más de 90,000 homicidios en lo que va de su administración), y el país se hunde en la zozobra con un fuerte impacto económico y social. Todavía debemos estudiar bien el problema de los desplazados y el impacto social que tiene el desarraigo, porque ni los migrantes en el extranjero se salvan de la extorsión.

Calderón descarta la crítica y exige que se hable bien del país, pero al parecer no entiende que el no es el país y que criticarlo no implica criticar a México, por eso sostengo que el acto de los demandantes demuestra conciencia política y ejercer una libertad, en una situación de conculcación de las libertades. Calderón empezó su gobierno con camorras, lo siguió con una guerra torpe e insensata, y termina riñendo contra los ciudadanos que se dicen agraviados por las acciones de gobierno.

Calderón esta desesperado porque las cosas le han salido mal: nunca logró el control del país, perdió el control de su partido, ha perdido sistemáticamente elecciones, y ni siquiera logró con todo el peso del estado ganar la elección de su hermana.
Usualmente el último año de gobierno el poder se va diluyendo, lástima que a Calderón este poder no se le concretó ni cuando se tuvo que poner la banda presidencial de manera furtiva. Dice que ya esperaba los ataques, pero lo desconcertó que fuera por la vía judicial y en un ámbito donde no podrá ni corromper ni usar presiones. El juicio será una gran lección para México.

schmidt@mexico.com

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