12/06/2011

De la ignorancia




Pedro Miguel

Claro que una equivocación puede tenerla cualquiera, y más con la presión de cámaras, micrófonos y público. Lo imperdonable es la respuesta arrogante como cobertura de la propia ignorancia, el pretender que con un torrente de palabras sin sentido pueda taparse la laguna mental que se acaba de exhibir. Fue justamente lo que hizo Enrique Peña Nieto el fin de semana pasado, en la Feria Internacional del Libro, cuando presentaba un libro supuestamente escrito por él. Más allá del torrente de chistes que la pifia generó, principalmente en las redes sociales, el gesto es de interés público por indicativo de lo que podría esperar el país en caso de que este hombre llegase a ocupar la Presidencia.

Ciertamente, un mínimo fundamento de lecturas no es garantía de buen gobierno por quien lo ostenta: tiranos, corruptos e ineptos ilustrados los ha habido a mares, y ha habido, también, uno que otro que ha destacado como estadista a pesar de su analfabetismo. Lo que de seguro no le va bien a la silla de mando es el empecinamiento frívolo y soberbio que impide pronunciar las dos palabras más sabias del mundo: no sé.

Independientemente de las graciosísimas respuestas del aspirante presidencial priísta (he leído varias telenovelas, y cosas por el estilo), el episodio debiera llamar la atención sobre la pasmosa incultura de buena parte de la clase política o, al menos, de la que detenta las principales posiciones del poder público. En cosa de horas, Vicente Fox y Marta Sahagún fueron ampliamente superados en sus aportes al catálogo de autores imaginarios (José Luis Borgues y Rabina Gran Tagora, los más memorables) por el propio Peña Nieto, quien inventó a Carlos Krauze (¿o habrá sido a Enrique Fuentes?), pero también por Ernesto Cordero, fabricante de una célebre novelista denominada Isabel Restrepo, y hasta por un opinionero que resultó incapaz de decir, al aire, el nombre de pila de Borges, víctima favorita de quienes quieren hacer como que saben algo.

El terrible escenario de esta casa del jabonero, en la que quien no cae resbala, no sólo muestra que para políticos y funcionarios no vale la pena leer ni las solapas de los libros, sino también que no saben hablar, y a veces, ni pensar con claridad. Un caso paradigmático es el de Felipe Calderón, quien en enero pasado, después de cuatro años de insistir en que encabezaba una guerra contra la delincuencia (sólo durante 2007 empleó el término, pública e inequívocamente en 27 ocasiones, asociado a estrategia, combate, frente”, fuerzas armadas, logística, y así), de pronto se imaginó que no había usado nunca la palabra guerra. Y así lo sostuvo.

Para la ciudadanía en general, y para ese sector que participa en las redes sociales, la exhibición de Peña Nieto en la FIL, con todo y sus secuelas, será, a su manera, una prueba de fuego. Si el incidente se traduce en una caída perceptible en la posición del mexiquense en las encuestas, ello será indicativo de una sociedad vigilante, informada y dispuesta a exigir cuentas a sus políticos, y habrá que felicitarse, no por animadversión al aspirante priísta, sino por una sociedad capaz de reaccionar ante actitudes impresentables. Pero si, por el contrario, después de su dislate Peña Nieto mantiene intacto su caudal de votos potenciales, ello implicará una derrota de la sensatez social ante el músculo propagandístico de la televisión y de las corporaciones mafiosas de siempre, una falta de información más escandalosa que la incultura del señor, y una preocupante irrelevancia de las redes sociales.


El gran lector

Elena Poniatowska

El sábado 3 de diciembre, Peña Nieto habría hecho muy feliz a Monsiváis, mucho más que cuando Fox llamó Borgues a Borges. ¿Cómo es posible que ninguno de sus asesores lo previniera que en una feria del libro era factible que alguien se interesara en sus hábitos de lectura? Quizá no le hubiera cedido La silla del águila a Enrique Krauze cuando Carlos Fuentes lleva años sentado en ella. Ahora sí Enrique Peña Nieto fue el gran hit de la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara y su hija lo coronó de gloria al llamar prole y pendejos al respetable público. En una entrevista para Radio Fórmula, el priísta se defendió, ese incidente le pudo pasar a cualquiera por lo que es un episodio que dejaría ahí. Peña Nieto, magnánimo, calificó como divertidas y creativas algunas de las críticas: Esta situación, en años pasados, es difícil de imaginar, pues no existían espacios de pronunciamientos y de libertad de expresión, mediante los cuales la sociedad manifiesta su sentir y su humor.

Para Peña Nieto lo más importante de este episodio es ver cómo hoy en nuestra democracia, la sociedad está muy pendiente y en una constante evaluación de quienes tienen responsabilidad pública y de quienes aspiran a tenerla.

Tenemos ya la certeza de que Peña Nieto lee de forma ocasional y a cualquiera pudo haberle ocurrido este dislate. Para eso contamos con su obra México, la Gran Esperanza presentada en la FIL y esperamos que recuerde a los autores que la alimentaron y no vuelva a pasar por trago tan amargo. Mil ochocientos twitteros rápidos, generosos y oportunos le han configurado una biblioteca básica con los siguientes títulos: La increíble y triste historia de la cándida Paulette y su cama desalmada, de @Erika_Velasco_. Por qué las mujeres aman a los Peña Nieto, de @Lommx. Platero y yo, es la sugerencia de @icblancoc4, aunque @EduardoLeosV protesta de inmediato pues, afirma, hasta entre los burros hay razas. El PRIncipito, de @luismanuelpaz. La Odisea, del Profesor Memelovsky. Las ventanas abiertas de América Latina (@JesúsRinconC-). Cómo prepararse para un millón de preguntas y fallar la más fácil (@RenataJoy)- Alí Bazbaz y los 40 ladrones (@micheluv. Del olvido ni me acuerdo (@Herman_Wolf), El Decamerón Díaz (@alconsumidor La Buena Pizza, de Benedetti (@jet_milton), Los hombres que no aman a las mujeres, testimonios de la tortura sexual en Atenco (@giseleando).

Además los twitteros lo entrevistaron con pertinencia y conocimiento de causa. Pregunta: ¿Qué libros marcaron su vida? Respuesta: Los que me pusieron en la cabeza para caminar derechito… (@MayTai99)Pregunta: ¿Autor preferido? Respuesta: Juan Salvador Gaviota, mi suegro, les recomiendo su obra… (@coronacopado) Pregunta: ¿Qué libro marcó su vida? Respuesta: Un libro que marcó mi vida fue Il nome della rosa de Guadalupe… (@LeoAgusto) Pregunta: ¿Le gusta la obra de Homero? Respuesta: No, la verdad prefiero a Bart… (@Neo_Bahamuth) Pregunta: ¿Ha leído muchos libros? Respuesta: He escrito más… (@Marce_Torres7) Pregunta: ¿Qué opina de La naranja mecánica? Respuesta: No estoy de acuerdo con los transgénicos… (@edgarseis) Pregunta: ¿Qué piensa de Las enseñanzas de don Juan? Respuesta: Prefiero las enseñanzas de don Carlos, o las de don Arturo… (@Mrterremoto) Pregunta: ¿Ya leyó El evangelio según Jesucristo? Respuesta: No, la verdad no llegué a esa parte de La Biblia… (@MonicaMateosV) Pregunta: ¿Disfrutó La náusea?Respuesta: Por supuesto que no, tuve ganas de vomitar… @edgarseis)Pregunta: ¿Ha leído El dinosaurio, de Monterroso?Respuesta: Ya lo estoy empezando… (@raquetadetenis).

Peña Nieto tiene a sus defensores @Alex_Rocha, quien subrayó que aspira a Los Pinos, no a la SEP; mientras que @PoloMurillo101 acusó al “87.42 por ciento de los que escriben en este hashtag no leen un solo libro al año”. Más contundente fue @HermelindoLindo, quien anunció que próximamente se escribirá el libro Me la van a pelar, en el que, afirma, se narrará “cómo los de la izquierda llorarán en 2012_ y finalmente @oXBAoLepaqui, quien espetó : “No sé qué tanto lo joden, déjenlo en paz… es obvio que no lo va a leer”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario