12/08/2011

Los periodistas pal café.....




Se han multiplicado los hechos de violencia contra ciudadanos que denuncian injusticias y defienden derechos humanos. Una de las organizaciones más lastimadas por esa modalidad es el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), originalmente impulsado por el poeta Javier Sicilia. En una espiral de agresividad impune están siendo amenazados, lesionados y asesinados algunos activistas regionales que creyeron encontrar cauce y fuerza en expresiones esperanzadoras como el citado movimiento que ha recorrido el país y ha decidido acompañar procesos de lucha en zonas conflictivas. El fantasma del paramilitarismo se ha ido asentando en la dolorosa realidad mexicana al igual que en su momento ha sucedido en otros países donde se han librado guerras irregulares internas en las que el Estado se muestra desfalleciente y al mismo tiempo protector y cómplice de esas manos criminales encargadas de tareas sucias.
El caso más reciente ha sucedido en Michoacán, donde una comitiva de 18 integrantes del MPJD fue confrontada por un grupo de delincuentes que les robaron sus teléfonos celulares y se llevaron por la fuerza a uno de los ciudadanos que había creído encontrar protección en los enviados de la instancia nacional que meses atrás dialogó, con intensa cobertura televisiva nacional, con el propio Felipe Calderón. El secuestrado, José Trinidad de la Cruz, fue encontrado ayer muerto y con evidencias de tortura, cuando aún no se cumplían 24 horas de su desaparición. Pietro Ameglio, uno de los miembros de la dirección colectiva del MPJD, aseguró que el ataque a la comitiva y el secuestro de De la Cruz ocurrieron luego que la Policía Federal dejó de acompañar al grupo y lo dejó a merced de los asesinos, según reportaban ayer en el portal de La Jornada el reportero Jaime Avilés y el corresponsal Eduardo Ferrer.
En otra entidad, Guerrero, y apenas con unas horas de diferencia, Eva Alarcón y Marcial Bautista, también miembros del MPJD, habían sido secuestrados cuando viajaban en autobús de Petatlán a Chilpancingo. Y diversos activistas y denunciantes de lo que se vive en el país, ya sean pertenecientes a otras organizaciones, o firmantes de solicitudes de indagación internacional respecto a crímenes de guerra cometidos por el calderonismo, han sido amenazados por diversas vías, en una abierta escalada de violencia verbal y física que pretende acallar a quienes han decidido actuar de manera abierta y pacífica en demanda de que sea frenado el baño nacional de sangre y se aplique una verdadera justicia en cada uno de los casos que ya suman decenas de miles.
En tanto, y luego que una publicación canadiense reveló la sustancia del asunto, se ha anunciado que la estación mexicana de servicios de inteligencia a larga distancia puso fin a un compló internacional de perfiles peliculescos que buscaba instalar en nuestro país a uno de los miembros de la familia Kadafi. Orgullosos del impecable funcionamiento del sistema de aceptación y cumplimiento de órdenes recibidas en inglés, dos de los principales miembros del gabinete calderonista dieron conferencia de prensa en la que palabras les faltaron para enaltecer el exitoso resultado que incluso mereció una autofelicitación de la Casa Blanca (ese tipo de autofelicitaciones se han multiplicado en años recientes, pues desde Washington se suele premiar a sus corresponsales mexicanos con declaraciones públicas por el buen cumplimiento de redadas y ejecuciones de narcotraficantes de alto nivel que en realidad son planeadas y supervisadas por personal gringo).
Pero no hay ni asomo de tal inteligencia ni éxitos plausibles en los casos cada vez más frecuentes de mexicanos asesinados en las condiciones descritas líneas atrás. La algarabía del secretario Poiré y la vocera Sota por la entrega de buenas cuentas a los intereses estadunidenses se vuelve silencio y desdén a la hora en que son los propios mexicanos quienes piden informes y activación de procesos y protocolos respecto a activistas amenazados y asesinados.
Otro parloteo irresponsable tiene como lugar de emisión a Los Pinos, como pretexto las pasadas elecciones de Michoacán y como destinatario los comicios federales del año en puerta. Según la interpretación partidista de Felipe Calderón, el panista que está mandando al diablo sus instituciones, su hermana no perdió naturalmente la contienda por una gubernatura sino a causa de una distorsión mayúscula que inexplicadamente no había sido denunciada en su momento y mucho menos la noche de fiesta artificial en que la llamada Cocoa aseguraba haber triunfado. El poder del narcotráfico habría distorsionado el proceso y los resultados electorales en su tierra natal, dice y vuelve a decir el encarrerado Felipe, aunque a la fecha no ha presentado ni pruebas ni denuncias ante las instancias judiciales correspondientes, sino apenas un audio de autenticidad no demostrada al que algún aliado periodístico del calderonismo dio amplio vuelo.
La pretensión de tumbar al priísta Fausto Vallejo mediante la acusación de ser beneficiario electoral del narcotráfico no queda en un arrebato de índole familiar (recuérdese que la ahora despojada Cocoa recibió carretadas de recursos de diferente origen, varios de ellos provenientes del propio gobierno fraternal, para empujar una desbordada campaña electoral que a fin de cuentas no consiguió números superiores a los de su adversario de tres colores que usó tretas y fondos parecidos a los de la hermana derrotada). Lo que Calderón parece tener como objetivo es entrampar los comicios del año entrante y suspenderlos o posponerlos. Por ello, aún sin reponerse de la tunda por sus pifias relacionadas con libros (es decir, con aprendizaje, entendimiento y capacidad de dirección), Enrique Peña Nieto ha tratado (con sus ya sabidas limitaciones) de confrontar los aires de golpismo anunciados por el ocupante de Los Pinos que no puede callar sobre el tema y ha puesto a algunos de sus subordinados a repetir la cantaleta antielectoral. ¡Hasta mañana!
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Enrique Galván Ochoa: Dinero


S
e trata quizá del mayor escándalo de corrupción de los 10 años de panismo, por los personajes que involucra: Gladis López, esposa del secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, y el propio funcionario, ya que supuestamente tienen cuentas de cheques con firma mancomunada. Antes fue la contraloría, creada en el gobierno de Miguel de la Madrid, como eje del programa –fallido– de la renovación moral de la sociedad, y tiene a su cargo vigilar que no se cometan actos de corrupción. El gobierno ha hecho lo imposible por impedir que llegue el escándalo a la opinión pública, es la puntilla a la política de manos limpias que prometió Felipe Calderón en su campaña política. Esta es la historia: un grupo de gasolineros denunció a funcionarios y verificadores de la Profeco por extorsión. Les pedían 50 mil pesos mensuales a cambio de hacerse de la vista gorda en la revisión de las bombas de gasolina, de manera que pudieran vender a los automovilistas litros incompletos. Es el colmo, ¿no les parece? No son suficientes los gasolinazos, aparte tenían que robar al automovilista dándole litros incompletos. La esposa del secretario de la Función Pública es señalada como presunta involucrada en la red de extorsión. Era importante funcionaria de la Profeco y aunque ya renunció, al parecer sigue relacionada con los extorsionadores.
Piden diputados su separación
La Cámara de Diputados tomó el acuerdo de solicitar al Presidente de la República que separe temporalmente de su cargo al secretario Vega Casillas para facilitar la investigación que involucra a su esposa, Gladis López. Sólo los panistas votaron en contra del acuerdo, que salió adelante con 247 votos en favor, 87 en contra y ocho abstenciones.
Vale reproducir la parte medular, porque es un monumento que a las generaciones futuras les hará recordar la corrupción que caracterizó a los gobiernos panistas y, en particular, al calderonismo: Se exhorta al titular del Ejecutivo federal, Lic. Felipe Calderón Hinojosa, a efecto de que separe del cargo de forma temporal al secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, para el mejor proveer de las averiguaciones previas y procedimientos administrativos que involucran a su esposa en una red de extorsionadores a gasolineros.
La reacción de Vega Casillas fue singular. Si México fuera otro país, si el funcionario tuviera una pizca de vergüenza, tal vez se hubiera separado de su cargo con la finalidad de salvar del bochorno al gobierno al que sirve. No fue así. Ayer por la tarde envió a los medios una declaración en la que se rechazan categóricamente las acusaciones sin sustento de los diputados. La investigación a la que hacen referencia ha sido resuelta y sus conclusiones, que son del conocimiento público, señalan con claridad que en el actuar de los ex funcionarios de la Procuraduría Federal del Consumidor no existe vínculo alguno con el desempeño de la entonces subprocuradora de Verificación de la misma procuraduría, como se pretende hacer pensar. La entonces subprocuradora es su esposa.


Pérfida OCDE que al inquilino de Los Pinos apestó su quinta tanda de cuentacuentos. El pasado domingo muy contento estaba el Felipillo duro que te dale con aquellos de que gracias a su responsable manejo de las finanzas nacionales los mexicanos cada día que pasa viven mejor, cuando, ¡zas!, que llega la citada organización y mete el dedo en la llaga: México es el segundo país más desigual en la región más desigual del planeta, y la diferencia entre el ingreso de los más ricos y el de los más pobres es de 26 tantos (en 2006 fue de 22).
Calderón no había apagado el micrófono de su quinta quimera, ni terminaban de caer el confeti y las serpentinas cuando, apenas 24 horas después, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos decidió difundir su más reciente análisis (Siempre más desigualdad: por qué la brecha de los ingresos aumenta) que deja muy mal parado al inquilino de Los Pinos y, desde luego, a los cuatro gobiernos neoliberales que precedieron al de para vivir mejor, lo que provocó uno de los más severos ataques hepáticos del inquilino de Los Pinos, quien, como acostumbra, procedió a defender lo indefendible. De por sí ya se había convulsionado con el reporte de la Cepal (divulgado el pasado 29 de noviembre), el cual subraya que México y Honduras fueron los únicos países (en América Latina) con incrementos significativos en sus tasas de pobreza y de indigencia, mientras en el resto se reportaron descensos.
El que ya pronto, felizmente, se va a otra parte, mientras más lejos mejor, dijo lo siguiente (tal cual): “ayer, por cierto, no quiero dejar de hacer este comentario. Ayer salió una nota en casi todos los periódicos, que la OCDE había dicho que la desigualdad en México aumentó. Y bueno, sí es cierto, pero hay que leer las letras chiquitas, porque dice: aumentó de 1984 a 2008. Pero, también, yo puedo decir hoy, como también lo dice la OCDE, lo puedo decir con los datos de la OCDE, que la desigualdad en México disminuyó del año 2000 al 2008, y todavía más al 2010. Es decir, sí aumentó, pero aumentó de 1984 a 1998, terriblemente. ¿Por qué? Porque nos pegaron tres crisis: la del 82, la del 87, la del 94. Una inflación terrible, en los 80, que pulverizó el ingreso de los más pobres. Por eso, aumentó la desigualdad el siglo pasado. Pero lo que hay que decir es que bajó. Empezó a bajar en el año 2000. Y ha bajado consistentemente desde entonces. Entonces, también, se vale decir, según la OCDE, la desigualdad en México bajó… Es muy distinto decir: la desigualdad se aumentó entre 1984 y 2008, que la desigualdad bajó del 2000 al 2008. Y hay algo más, que todavía no tiene la OCDE, que es el dato que ya tiene el Inegi, y que es el que bajó mucho más la desigualdad entre 2008 y 2010… Por qué razón, amigas y amigos. Bajó la desigualdad en plena crisis. ¿Por qué? Porque aunque los mexicanos sufrimos mucho, y hubo una contracción del ingreso, la verdad es que le metimos muy fuerte para proteger a las familias más pobres del país”.
Qué bueno que el inquilino de Los Pinos lea la letra chiquita, según dice, pero es notoria su incapacidad de leer las letras grandotas, y éstas, con información oficial, demuestran que es imposible defender la tesis de que en México la desigualdad se redujo, mucho menos presumir que se logró durante su estancia en la residencia oficial y en medio de la mayor crisis económica nacional en 80 años. Cierto es que las administraciones neoliberales priístas (Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo) fueron un fracaso, pero a pesar de todos los pesares duplicaron la tasa de crecimiento económico con respecto al reportado por Fox y la multiplicaron por 2.5 veces si la comparación se hace con el propio sexenio calderonista.
En los últimos cinco años tal crecimiento anual promedio fue de 1.5 por ciento; el ingreso de los mexicanos se redujo sustancialmente, y en el periodo 2008-2010 se desplomó en todos los estratos, sin olvidar que en ese quinquenio el número de pobres aumentó 12.2 millones, la desocupación creció 60 por ciento y la informalidad reporta un nivel histórico, Entonces, ¿dónde está la mejoría?
La desigualdad se redujo, por primera vez en la historia de México, a lo largo de una crisis, dice Calderón, y para ello utiliza placebo: “le metimos mucho más dinero a Oportunidades, aumentamos el ingreso de Oportunidades para las familias más pobres… aceleramos el Seguro Popular. Entonces, los más pobres no tuvieron que gastar en lo que siempre los arruinaba, que era cuando se enfermaba un hijo, el papá, o el hermano”. Eso dijo, pero con todo y Oportunidades el Coneval ha documentado que entre 2008 y 2010 la crisis produjo 5.5 millones de pobres adicionales, y 6.7 millones más cuando oficialmente no había crisis (2006-2008), para un total de 12.2 millones en cuatro años de calderonato. ¿Mejoría?
Oportunidades es el nieto de Solidaridad (con Zedillo se denominó Progresa), el programa salinista que arrancó en 1988. En 1992 en el país existían 46 millones de pobres; en 2010 había 57.7 millones. Cuando Calderón se instaló en Los Pinos el número oficial de pobres era de 45.5 millones; cuatro años después, se había incrementado a 57.7 millones. Por si fuera poco a estas alturas, aumentó la pobreza alimentaria (casi 6 millones de personas) y la de capacidades (alrededor de 8 millones), de acuerdo con la denominación oficial. Ni con lupa sobre la letra chiquita se encuentra rastro de mejoría, por mucho que la repugnante propaganda del chiflidito pretenda convencer de que otra es la realidad nacional.
Calderón atribuye a herencia de administraciones no panistas la vergonzosa desigualdad imperante en el país, pero los gobiernos blanquiazules han hecho exactamente lo mismo que los tricolores. De acuerdo con el Inegi (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares) el ingreso promedio de los mexicanos se redujo 1.6 por ciento en el periodo 2006-2008, y se desplomó 12.3 por ciento entre 2008 y 2010. En el primer periodo citado el 80 por ciento de la población fue afectada; sólo 20 por ciento de la más rica aumentó sus haberes. En el segundo, todos, absolutamente todos los estratos sociales registraron desplome. ¿Dónde, pues, la mejoría?
Entonces, ¿qué o quién es el chiquito: la letra, o el lector?
Las rebanadas del pastel
Pero bueno, sigamos en la chorcha y el cotorreo por los disparates que dice y hace nuestra gloriosa clase política, y estemos muy atentos a las permanentes pifias culturales que comete, porque eso sí es decisivo para entender el espeluznante estado que guarda la nación. El tema de la desigualdad no importa, como tantos otros, porque no es gracioso.
cfvmexico_sa@hotmail.com

El Correo Ilustrado
Sufre accidente y amputación, y el IMSS le niega atención
Soy un obrero de 21 años, comencé a laborar en Impresiones Precisas Alfer SA de CV (licita para STPS, IFE, Sagarpa, ALDF y TSJDF). El 4 de enero de 2010 me accidenté trabajando en la fábrica, me llevaron a Xoco y me amputaron la pierna izquierda. El IMSS me niega atención médica, por esto pido se haga justicia en el juicio tramitado ante la JLCADF-6, 598/10; demando atención médica y pago de incapacidad por la pierna que perdí. Mi vida quedó dañada por el accidente; el patrón y sus abogados evaden su responsabilidad. No es justo que en este país se trate a los obreros como si fuéramos de desecho.


No es creíble que una fuerza tan brutal y poderosa como el narcotráfico se mantenga ajena al mundo de la política, es decir, que no busque influir en los asuntos públicos, en beneficio exclusivo de sus intereses. De esa premisa partimos. Así ha ocurrido en otros países que nos llevan la delantera: las bandas usan los medios políticos pero no aspiran al poder en el sentido que lo hacen los partidos; carecen de cualquier interés que no sea obtener manos libres, impunidad para sus negocios. Saben comprar, intimidar, imponer, pero no están interesados en gobernar. Presionan, condicionan, quieren protección, vía libre y, llegada la hora, también los capos y sus herederos desean un lugar en la sociedad, es decir, buscan reconocimiento social, aunque tengan las manos manchadas con los crímenes más horrendos. Al igual que los terroristas, usan la violencia extrema, siembran el miedo, paralizan a la gente, pero a diferencia de éstos, no son fanáticos de una idea ni mueren por una moral religiosa. Los mueve el dinero proveniente de una mercancía ilícita que goza de muy buenos mercados globales. De ellos obtienen inconmensurables ganancias que, una vez lavadas, pasan al torrente circulatorio de la economía mundial, razón por la cual cada vez más los cárteles se articulan como empresas altamente productivas con tentáculos en todo el orbe, aunque, debido a su propio poder, sus rostros sean invisibles, inidentificables una vez saneados como parte del capital financiero. A querer o no están en la res publica, aunque la influencia y su modo de estar difieran en distintos países.



La incertidumbre, nos dicen politólogos distinguidos, es uno de los componentes de la democracia. No se extiende al conjunto del sistema político, cuyo funcionamiento está sujeto a reglas que le imprimen certeza, sino que se concentra en las elecciones; sus resultados son –o deben ser– hasta cierto punto impredecibles. Así ha de ser porque este proceso democrático clave se desarrolla conforme a las reglas de la libre competencia de las fuerzas políticas, que se construye –al menos en parte– en torno a factores relativamente permanentes como la ideología, la libertad de expresión y de conciencia; pero de más en más la decisión del elector tiende a depender de factores contextuales, por consiguiente, incidentales. Por ejemplo, el estado de salud de la economía, el descontento contra el gobierno en funciones, la situación internacional, una crisis financiera o política que se produce así de repente sin que nadie la hubiera previsto. Hay incluso motivaciones banales: por ejemplo, el atractivo personal de un(a) candidato(a), el(la) esposo(a) del candidato es un(a) bellezo(a), o causa rechazo; muchos, muchísimos, votan por x para expresar su repudio a sus contrincantes; algunos votan por solidaridad con su pareja, o por el(la) candidato(a) de su periodista consentido(a); y están muy en su derecho de seguir al flautista.


Se ha convertido en un lugar común denominar al XXI el siglo del Pacífico. Al hacerlo, se quiere subrayar que el dinamismo de la economía, el comercio y las finanzas mundiales, así como el epicentro de las alteraciones geopolíticas de alcance global, se situará alrededor de la cuenca del Pacífico, sobre todo en su litoral asiático. No se trata de una noción por completo novedosa. Recuérdese, para no ir más atrás, que las iniciativas relacionadas con APEC datan de finales de los años 80 del siglo anterior. (Años antes, de la mano del doctor Miguel S. Wionczek, de El Colegio de México, tuve oportunidad de participar en algunas mesas redondas y otras discusiones en las que el doctor Saburo Okita, a la sazón presidente del Japan Economic Research Center, propuso los lineamientos de lo que habría de convertirse años después en la APEC. Es posible que sin la visión y perseverancia del doctor Okita, ministro de Asuntos Externos de Japón a finales de los años 80, la noción de la cuenca del Pacífico como área de cooperación comercial y económica hubiera tenido un despegue más tardío.) Sin embargo, la noción se ha fortalecido y ganado viabilidad y relevancia en el primer decenio del siglo debido, entre otros, a dos factores de signo contrario. El positivo: el extraordinario dinamismo de China, convertida ya en la segunda economía del mundo en términos de producto total y, sin duda, en la mayor potencia global en ascenso, que ha acrecentado la ponderación de los países del Pacífico, en especial los asiáticos, en todas las vertientes de la vida internacional. El otro, la declinación relativa de las potencias del Atlántico, Estados Unidos y la Unión Europea, en esas mismas vertientes de la globalidad. Con estas palabras inicié, el 30 de noviembre, la Cátedra Asia-Pacífico de la Universidad Nacional, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Academia Diplomática de Colombia. Abro un paréntesis en los artículos que he dedicado al G-20 desde finales de octubre, para recoger lo esencial de mis señalamientos en Bogotá.


Hoy se inicia una cumbre de gobernantes europeos que pudiera ser una de las últimas oportunidades para resolver la crisis de deuda soberana que ha cuestionado la viabilidad de la moneda única, el euro, y, con ello, las perspectivas futuras de la economía global. Los gobiernos de derechas de Alemania y Francia llegaron a un acuerdo previo y bilateral que piensan que podría salvar al euro y resolver definitivamente la crisis. Este acuerdo será discutido en esta cumbre y, en caso de acordarse, se pretende que empiece a funcionar en la próxima primavera.


La cumbre constitutiva de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), celebrada en Caracas los días 2 y 3 de diciembre, es un hecho de incuestionable dimensión histórica. En este caso cabe utilizar el calificativo sin temor a exagerar. La reunión superó las expectativas más optimistas por el espíritu democrático con que fue preparada por los anfitriones venezolanos en permanente consulta con los demás gobiernos, por el ambiente de hermandad en que se desarrolló, por lo sustancioso de sus documentos fundacionales que transpiran espíritu y léxico emancipadores, independientes y latinoamericanistas. A partir de ahora América Latina y el Caribe hablarán con voz propia en el concierto internacional multipolar, acelerado por la debacle del capitalismo neoliberal y las fracasadas guerras de agresión de Washington.


El grupo Lagartijas tiradas al sol, compuesto por teatristas jóvenes que fueron convocados por Luisa Pardo y Gabino Rodríguez cuenta ya con varias escenificaciones, algunas más conocidas que otras, como sería Asalto al agua transparente que llamó mucho la atención más por el asunto que por su montaje. Es evidente que estos muchachos se diferencian de otros colectivos por su preocupación por tratar asuntos sociales, como en la obra antes señalada, por lo que no extraña su salto hacia el teatro político hecho con seriedad y conocimiento de sus recursos, ya que provienen del teatro universitario. Lagartijas tiradas al sol no hacen juego con el llamativo nombre de su pequeño grupo, ya que han trabajado con mucha intensidad y, poco a poco, se han abierto espacio en diferentes escenarios, a últimas fechas, y como les corresponde, en dos teatros universitarios. El rumor del incendio, primero en el Foro Sor Juana de la Universidad Nacional Autónoma de México –cuyo director de teatro es Enrique Singer– en temporada que se suspendió para hacer una breve gira por Girona, España, y posteriormente en Casa de la Paz de la Universidad Autónoma Metropolitana que vive un creciente auge gracias a Jaime Chabaud, el titular de teatro. Una obra que explore, así sea sucintamente, a la guerrilla y la llamada guerra sucia de los años 60 y 70 del siglo pasado, tiene su lugar ideal en escenarios universitarios y así entendieron con muy buen tino tanto Singer como Chabaud.

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