2/24/2012


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La provocación dio resultado. En una reunión “privada” con más de 800 consejeros de Banamex, Felipe Calderón se subió al ring de la guerra de las encuestas para el 2012. No fue una casualidad. Menos se podía pensar que ante tantos asistentes no trascendiera lo que el primer mandatario dijo. Mucho menos si después de su presencia iban a estar los tres candidatos punteros (Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador). A Quadri no lo invitaron, quizá, porque aún no tienen el “gusto” de conocerlo.

Calderón citó una encuesta realizada por la propia Presidencia de la República para acreditar que Peña Nieto “se aplanó” y ha ido disminuyendo en los sondeos de opinión, mientras que Josefina Vázquez Mota, recién electa candidata del PAN, ha ido subiendo y se encuentra a 4 puntos de distancia del ex mandatario mexiquense, y el aspirante de la izquierda, López Obrador, está en un lejano tercer lugar.

Fiel a su estilo, Calderón escondió la mano después de lanzar la provocación. Un comunicado de Los Pinos, que no tiene desperdicio, señala que el actual mandatario participó en el encuentro de Bamanex para exponer que “México cuenta con una democracia vigorosa en la que se vive una real división de poderes, con absoluta libertad de prensa (sic), de reunión y de manifestación”.

Los reporteros institucionales de la presidencia, anónimos por supuesto, le agregaron al boletín:

Calderón “comentó también información que muestra una elección presidencial muy competitiva: ‘Qué duda cabe, tenemos una democracia muy vigorosa, un electorado muy responsable. Y que va a haber una elección competida”.

El boletín presidencial remata:

“La Presidencia de la República subraya que el mandatario en ningún momento opinó ni mencionó a los aspirantes presidenciales en la contienda, sus partidos o sus propuestas programáticas”.

El comunicado de Los Pinos se generó después de una airada reacción de Peña Nieto, de López Obrador y de la dirigencia nacional del PRI. Coincidieron en que Calderón debe actuar como jefe de Estado y no como titular de campaña. Incluso, los senadores del PRI advirtieron que Calderón pone en riesgo la elección con sus constantes intromisiones.

Para la mentalidad belicista de Calderón este episodio es un contraataque eficaz. Su destinatario eran los priistas. Y reaccionaron ofendidos. Desde finales de diciembre, el gobierno federal ha dado señales muy claras de que todo lo que suceda en el 2012 pretenderá convertirse en un acto de campaña a favor de la actual administración y de la permanencia del PAN en Los Pinos.

Primero, difundió información relativa al sobrendeudamiento del gobierno de Coahuila. Y logró quitar a Humberto Moreira, ex gobernador de esta entidad, al frente del PRI nacional. A principios de este año se quejó de que el narcotráfico intervino en la elección estatal de Michoacán, donde perdió su hermana Luisa María, La Cocoa, para favorecer al PRI. Después, en enero y, especialmente en febrero de este año, la PGR divulgó información sobre investigaciones de tres ex gobernadores de Tamaulipas (Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández Flores) por sus presuntos vínculos con el crimen organizado.

¿Por qué la PGR si tenía elementos no actuó antes en contra de los presuntos operadores en Michoacán y los vínculos de los tres ex mandatarios priistas en Tamaulipas? ¿Por qué en lugar de divulgar información como si fuera un Wikileaks oficial no tomó las acciones ministeriales conducentes?

Quizá porque no se trata de aplicar la justicia y de realizar investigaciones ministeriales sino de utilizar el aparato de procuración general como parte de una “guerra electoral”. El Ministerio Público se convierte en un ariete electoral. Lo utilizó antes en el fallido Michoacanazo de 2009. Lo pretende revivir ahora.

Calderón actúa como si él fuera el candidato que aparecerá en la boleta electoral del 1 de julio del 2012. Su gobierno ha vuelto a inundar los medios electrónicos con spots que promueven los “logros del gobierno del Presidente de la República”. En plena veda electoral, la administración calderonista resulta la única beneficiaria al inundar la pantalla y saturar las estaciones de radio y hasta las salas de cine con estos anuncios de autopromoción.

No conforme con eso, se ha convertido en encuestador. Es el Mitofsky de Los Pinos. Se transformó en juez y parte de una contienda donde volverá a jugar “haiga sido como haiga sido” para defender no al PAN, no a Josefina Vázquez Mota, sino su personalísimo legado de guerra y polarización.

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