9/14/2012

Se organizan familias para buscar a migrantes desaparecidos

LA OTRA RUTA MIGRATORIA

Desde El Salvador parten caravanas y presionan al gobierno

Por Marta Sigarán, corresponsal

San Salvador, 13 sep 12 (CIMAC).- “El papá de mis hijas se fue hace 12 años y hasta el momento no tenemos ninguna pista de él”, narra Telma Acevedo, esposa de William Gustavo Pérez. Para encontrarlo, ella y su suegra se unieron al Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos (Cofamide).

William salió de su casa hace 12 años y nunca volvió a comunicarse con su familia. Se fue solo porque ya conocía la ruta, se había ido y regresado previamente. Su hermano vivía en Estados Unidos. Decidió emigrar por la desesperación de no tener trabajo, ni él ni Telma, teniendo dos hijas que mantener.

William emprendió su viaje con dos amigos; uno de ellos dijo que ya conocía la ruta bastante bien. Ambos compañeros de viaje regresaron a El Salvador, uno de ellos dice que se separaron en Chiapas, México, porque llegó “la migra” y corrieron por separado, mientras que el otro cuenta que en Oaxaca fue la última vez que vio a William.

Telma y su suegra iniciaron la búsqueda por su cuenta, contactando a los otros compañeros de viaje de William, luego buscaron a Cofamide y decidieron unirse para sumar fuerzas en la búsqueda.

Hace seis años visitaron México en una caravana organizada por el comité. Ellas fueron personalmente a los albergues en México con fotografías de William sin tener resultados. También desde hace tres años participan en un banco de ADN para identificar los cuerpos en fosas comunes, pero hasta ahora no hay rastros de William.

“Las personas nos decían ‘mire, yo lo conozco a él’, dándole esperanzas a uno y al final ni se parece la persona que ellos dicen. Mi suegra no pierde la fe, ella dice que está vivo. Nuestras hijas Diana y Hilary, que estaban muy pequeñas cuando se fue, lo sueñan y lo extrañan. Es muy difícil para nosotros”, comenta Telma.

Ella sostiene que le dan ganas de irse también a EU, pero que tiene miedo, ya que sus hijas se quedaron sin padre, y no quiere que también se queden sin madre.

SIN PERDER LA ESPERANZA

Cofamide es una organización que se dedica a la búsqueda de migrantes desaparecidos en tránsito. Está conformada por familias de las y los migrantes. Nació en 2006 por iniciativa de las familias, madres y esposas de desaparecidos, y por la inoperancia del gobierno.

Entre sus actividades están las caravanas a México, en las que se reúnen con las autoridades de Tapachula, Chiapas, para solicitar bases de datos.

La primera caravana fue en 2009. De los 200 casos que se tenían en ese momento, sólo 30 madres pudieron ir a la caravana debido a la situación económica, principal obstáculo del comité.

Ha sido un recorrido de seis años de organización y búsqueda de ayuda. Ahora cuentan con un banco genético especializado gracias al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que trabaja desde hace tres años tomando las muestras de ADN con los familiares a fin de identificar a las y los desaparecidos en las fosas comunes y las exhumaciones.

Cofamide le da seguimiento a 327 casos, de los cuales se han resuelto 75, de éstos 50 han sido localizados con vida y 25 fallecieron.

De los 25 migrantes muertos, 12 fueron identificados con el banco de datos de ADN, y sobre 6 de ellos ya se notificó a los familiares, mientras que del resto se hará en los próximos días.

Además de la labor de Cofamide en la búsqueda de migrantes desaparecidos, también se brinda ayuda psicológica a las familias y se orienta a las y los jóvenes sobre los riesgos de la migración.

“Se brinda capacitación a jóvenes de los cuatro departamentos del país donde Cofamide tiene más miembros (Usulután, Cabañas, San Miguel y San Salvador), sobre los riesgos de la migración indocumentada, no tanto para que no se vayan porque es difícil convencerlos, sino más bien para que conozcan las dificultades a las que se enfrentarán”, comenta Lucy de Acevedo, secretaria general de la organización.

Las y los jóvenes argumentan la falta de oportunidades laborales en el país y la alta tasa de inseguridad; sostienen que si se van pueden tener la suerte de pasar y que si en el camino mueren, pues igual las opciones que les da El Salvador no son mucho mejores.

LA BÚSQUEDA

Para el comité, un mes sin comunicación por parte del familiar es más que suficiente para darlo por desaparecido. Generalmente las personas esperan hasta tres meses para llevar el caso al comité en espera de que el familiar esté enfermo o con dificultades económicas para comunicarse.

Al llegar a Cofamide, las personas narran la última vez que se comunicaron con su familiar, el lugar en el que se encontraba y con quién estaba. Entregan fotografías y documentos como el acta de nacimiento, entre otros.

El comité inicia la búsqueda primero en los albergues. Según datos de la organización, el 100 por ciento de las y los migrantes pasa en algún momento por un albergue.

Si no hay información en los albergues, se envían los datos a la Cancillería para iniciar una búsqueda en cárceles y hospitales. El último recurso es la toma de ADN para el banco de datos y poder buscarlos también en exhumaciones y fosas comunes.

Según la Cancillería, las rutas de mayor peligro han cambiado. Antes era la de Tapachula, pero ahora el crimen organizado va buscando la zona norte, la del tren principalmente en Veracruz, zonas donde no hay nada, completamente desoladas, en las que las y los migrantes mueren sin que nadie dé información.

“En Tapachula y Chiapas hay casas de migrantes que les dan apoyo, como el albergue El Buen Pastor que recibe mutilados. Ahora con el desvío del tren se ha vuelto mas complicado”, explica Lucy de Acevedo.

ACCIONES DE GOBIERNO

En 2010 se creó el viceministerio de Salvadoreños en el Exterior, encargado de velar por estos temas. Según el viceministro Juan José García, se ha avanzado mucho en poco tiempo y destaca el proyecto del banco genético que incluye un trabajo conjunto entre la Procuraduría, la Cancillería, el EAAF y Cofamide.

También el gobierno colabora en el acompañamiento psicológico para las familias. De acuerdo con Cofamide, si se necesita más ayuda, las autoridades proporcionan local y transporte, y el resto se cubre con la colaboración de cooperantes. El principal obstáculo siempre es el dinero.

La Cancillería colabora cuando hay que repatriar a alguien que murió en EU, pues el costo es de hasta 3 mil dólares (38 mil 550 pesos mexicanos), dinero que las familias no tienen. Las solicitudes se hacen por medio de Cofamide y tras la gestión el gobierno colabora.

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