1/21/2015

La crisis en la TV apura menos

Al Banco de México ya no se le puede creer con sus predicciones inflacionarias de este año 2015.


lasillarota.com

La contención y bajos salarios serán los signos que nublarán este 2015. Empresarios y gobierno federal ya aprietan tornillos (léase, alianza con autoridades, compra de líderes sindicales, amenazas, despidos, entre otros) para que la maquinaria de incrementos salariales no rebase el 4.1% que ya se otorgó a los salarios mínimos y sea el parámetro a seguir.

Sin embargo hay evidencias que se pretende bajar aún más ese tope salarial del 4.1% a un 3 por ciento. En el gobierno del Distrito Federal ya se prepara una respuesta a los sindicatos que deben revisar salarios en los próximos días para proponerles (léase imponerles) un incremento del 3% porque les dicen que no hay más, que el presupuesto está en el piso. Que si el gobierno federal llega a incrementar los salarios más allá de ese porcentaje y el gobierno capitalino recibe el apoyo, se les dará la diferencia salarial (¿usted lo cree?).

El incremento otorgado a los trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México del 3.4% en octubre pasado refleja los límites de la política salarial que se quiere imponer durante este año 2015. Ésta, la de los universitarios, es una de las revisiones salariales más importantes en el sector laboral porque es la que determina la línea a seguir el año siguiente para el resto de los trabajadores.  Estudiosos y actores en las relaciones laborales están muy atentos al porcentaje que se llegue a acordar en esta casa de estudios por su impacto nacional.

En el Distrito Federal lo mismo ocurre en el Servicio de Transportes Eléctricos que debe revisar este 21 de enero y ello definirá lo que recibirán el resto de los trabajadores en la administración pública de la capital del país. En este orden están a la espera los del Sistema de Transporte Colectivo (Metro), la Red de Transportes de Pasajeros (RTP), trabajadores de la Universidad de la Ciudad de México, del Instituto de Educación Media Superior y del propio Gobierno del Distrito Federal.

El discurso del jefe de gobierno del Distrito Federal para apoyar mayores incrementos a los salarios mínimos se topará con una política contradictoria aplicada por él mismo de restringir los salarios de sus propios trabajadores en niveles inferiores a los de la inflación esperada durante 2015 y a los del incremento (tan criticado por él) del salario mínimo general.

Durante los tres primeros meses del año se definirán el 70% de los salarios sujetos a un contrato colectivo de trabajo en los que la consigna será apretar y apretar más el cinturón de los trabajadores para que no pidan más.

Se aplicará la amenaza más socorrida en las revisiones salariales:

-Empleo eventual, más o menos seguro, con bajo salarios o despido.

Esta amenaza que se escucha en cada mesa de negociaciones, casi siempre evita conflictos y facilita la imposición de bajos salarios.  Ha permitido este modelo de intimidación presumir al gobierno federal de una “paz laboral” al no haber una sola huelga estallada en los últimos 15 meses.  En el estado de Nuevo León no ocurre una huelga en los últimos 17 años.

Una “paz laboral” que ha significado para los trabajadores pérdida de derechos: Empleo inestable, bajos salarios, malas condiciones de trabajo, falta de seguridad social, incrementos de accidentes de trabajo y prolongación de jornadas de trabajo sin pago del excedente laborado.

Al Banco de México ya no se le puede creer con sus predicciones inflacionarias de este año 2015. Éste dice que la inflación andará en el 3% con el “más menos el 1%”, que será al menos del 4 por ciento. Pero estas predicciones son apenas en los primeros días del año 2015 y pueden desatarse aún más. Así ocurrió en 2014 en el que esperaban un 3% de inflación y alcanzó un punto más; en 2013 se previó un 3.5 y llegó al 3.97 y en 2012 se preveía un 3% y alcanzó un 4%, en los cálculos de ellos mismos.

La inflación como la cuentan esos economistas no concuerda con la que sufre la gente de a pie en incrementos en alimentos, gas, gasolina, electricidad, transportes, que rebasan el 30%, 40, 50% o más. El 3% es una ilusión que se aplica en los libritos y no en el mercado diario de la población.

La reducción del  precio del petróleo en el ámbito internacional, el decremento de la producción de la plataforma petrolera; las condiciones cada vez menos favorables en los mercados financieros internacionales, en especial Europa, Japón y China, y el dinamismo de la economía estadounidense que no impacta beneficios sino perjuicios cuando ésta cae, son los elementos que presionan a la economía mexicana. Los economistas no saben que inventar para dar cuentas alegres.

Pero sin duda los casos de Ayotzinapa y Tlatlaya han representado para el gobierno federal el mayor descredito en materia de derechos humanos y una presión para la economía.   No es lo mismo una economía de la reformas estructurales en paz (con pobreza), que la guerra contra quienes piensan distinto y que tienen que pagar con la vida (y fomento de inversiones).

Los economistas gubernamentales están apurados por lo que pasa en otras regiones, no por lo que ocurra con la economía de la gente, eso les importa un bledo, sino porque 2015 será un año de elecciones y temen descalabros del partido en el poder.  Por eso se apuran en regalar 14 millones de televisores digitales (con el pretexto del apagón analógico) para tener entretenida a la gente, propalar que nuestro país mejora (en el mundo ficticio) y así se olviden del mundo real (¿será?). Yo no lo creo.

Correo: mfuentesmz@yahoo.com.mx
Twitter: @Manuel_FuentesM

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