1/23/2015

El poder de las dirigencias obrera, campesinas y populares burocratizadas en México


Pedro Echeverría V. 
1. Marx, al precisar que la lucha de clases entre explotados y explotadores es el motor de los cambios históricos, señaló que  en la sociedad capitalista es la clase obrera, el proletariado, quien enterraría a la gran burguesía explotadora; pero pensaba que las revoluciones se darían en los  países capitalistas desarrollados. Ni en Alemania, Inglaterra, Francia se registraron revoluciones obreras porque las burguesías de aquellos lugares lo impidieron; y Rusia, donde sí triunfó una revolución en 1917, no era un país capitalista obrero, sino un  país semifeudal campesino cuyo problema esencial era la tierra. Si Marx el estudioso tenía o no razón, aún sigue discutiéndose para definir las tareas de transformación en cada país. 
2. México, desde hace más de un siglo, sobre todo después de la revolución mexicana de 1910-17, busca consolidarse como país capitalista y nunca ha dejado de avanzar por ese camino. Desde 1960 es un país urbano, los campesinos dejaron de ser mayoritarios y la economía agraria dejó de ser la más alta; la producción obrera creció, pero el sector terciario o de servicios se mantuvo en primer lugar; Hoy el número de “empleados” de oficinas, empresas, bancos, servicios, de comerciantes informales, de desempleados, sobrepasa en mucho al número de campesinos y obreros. Al parecer el grueso de la clase obrera de la gran industria se integró al capitalismo, aunque sigue teniendo alguna presencia. 
3. A los sindicatos –que nacieron con el siglo XX- la revolución mexicana se encargó de controlarlos con discursos, leyes, con líderes venales y con dinero. Los líderes vendidos, espurios, gobiernistas (apodados “Charros”, en honor de un líder traidor que así se le apodaba en 1948 por pertenecer a la “charrería” y vestirse con gran sombrero) hicieron un magnífico trabajo para el gobierno, empresarios o clase dominante.  Los obreros –también los campesinos y empleados- fueron entregados y dominados en sindicatos y confederaciones (CROM, CTM, CT. y más de 50 organizaciones). El partido oficial de gobierno cuando se integró en 1929, creó el sector obrero, el sector campesino, el sector popular, incluso en un tiempo el sector militar, para obtener un control corporativo de todos. 
4.   Durante un siglo en México fueron muy poquitas huelgas que estallaron porque estos líderes “charros” controlaban todo siendo dirigentes, pero también siendo muchos de ellos diputados, senadores, gobernadores del partido oficial. Sólo hay que recordar que el PRI ha dominado desde 1929 que se creó hasta 2015 que aún sigue gobernando, a pesar de los 12 años que el PAN tuvo la presidencia que fue exactamente más de los mismo al cogobernar con el PRI. Pero los líderes como Velázquez, Yurén, Madariaga, Gamboa, Alcaine -que estuvieron varias décadas en cargos- se pasaron cada dos o cuatro años “amenazando con huelgas a sus patrones” sabiendo de antemano que no las estallarían porque sólo eran chantajes por dinero. 
5. Pero cuando las huelgas estallaban esos mismos líderes “charros” calificaban de irresponsables y comunistas a los pocos líderes independientes. La década de los setenta fue la mejor para la lucha obrera, sobre todo que fue cuando la batallas de los electricistas del STERM, presididos por el líder Galván –peleando por el contrato colectivo, junto a muchos estudiantes y luchadores de izquierda- recorrimos muchos estados del país (estuve en Puebla y Veracruz)  haciendo mítines y manifestaciones. Esas batallas de 1972-73 se extendieron en varios estados de la República y crearon mucha conciencia de lucha (en Yucatán fueron determinantes en la creación de sindicatos y luego en que el gobernador mandara asesinar al abogado Calderón Lara) 
6. En México el mayor porcentaje de trabajadores no está sindicalizado y, por tanto está más maniatado o sometido por los empresarios. El sindicalismo, aunque está muy limitado por la legislación, el gobierno y los “charros”, ha sido muy necesario para la defensa de los trabajadores, sobre todo para aquellos que no lo tienen. Pero también por las luchas sindicales han sido asesinados e ido a la cárcel miles de los  luchadores sindicales más honestos (los ferrocarrileros Vallejo y Campa estuvieron 11 años y cuatro meses en prisión, y muchos más compañeros trabajadores, estudiantes, campesinos, incluso artistas) A pesar de ello que vivan los sindicatos, pero mucho mejor si son revolucionarios que rebasen el control burocrático. 
7. Para que haya un sindicalismo revolucionario que gane todas sus batallas se tiene que lograr que los trabajadores obtengan una profunda conciencia de lucha, es decir, que sepan que deben organizarse, prepararse para la próxima huelga organizando reuniones, asambleas, manifestando en la calle sus protestas, brindar solidaridad a otras luchas y crear su fondo de huelga. Todo ello contribuirá a crear un sindicalismo sólido que obligue a cualquier gobierno, empresarios y líder “charro” a respetarlo por su nivel de conciencia. Se debe imponer una poderosa fuerza sindical lista para estallar un movimiento con el fin de que la clase patronal y gubernamental tengan miedo y resuelvan las peticiones. De lo contrario nos seguirán tratando como esclavos. (23/1/15) 

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