1/24/2015

Pilar Alberti: el sincretismo de dos mundos

 TRANSGRESORAS
Por: Lucía Lagunes Huerta*

Pilar Alberti es una académica feminista que rompió los esquemas del franquismo para las mujeres y se echó a la mar. Cruzó el Océano Atlántico siguiendo su pasión por América Latina y la cultura indígena. Libertaria y republicana.

Antifacista, opositora a todo aquello que huela a totalitarismos y fundamentalismos. Feminista de la igualdad, defensora de la democracia y los Derechos Humanos. Mujer sonriente que mantiene en su ser dos historias: la española y la mexicana.

Durante tres décadas ha dedicado su vida académica a documentar, analizar y apoyar procesos para que mujeres campesinas y rurales de México se empoderen. Pilar traduce, ejerce y vive el feminismo día a día.

Es la mayor de dos hermanas; es irreverente y cuestionadora, se negó a seguir la educación franquista para las mujeres reducida a la religión y la eficiencia como amas de casa.

Llega puntual a nuestra cita en las oficinas de CIMAC. Como buena académica, está acompañada de sus investigaciones más recientes hechas libros, de su currícula profesional que sintetiza en cinco cuartillas, su libreta y su pluma.

Franca y amable, dialogamos. Transitamos por su historia personal,  feminista y académica. A cada pregunta, fija su mirada a su interlocutora. Atenta, acompaña, analiza y responde.

–Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿De dónde vienes?
–Pilar Alberti (PA): Diríamos que vengo de una sociedad donde el conocer las raíces es importante. Mi familia tiene base andaluza y catalana. Si hablamos de feminismo de la igualdad y de la diferencia, me posicionaría en el de  la igualdad. Ese es mi punto de partida.

–LLH: ¿Cómo presentas a Pilar?
–PA: Diría que es una persona tremendamente comprometida con lo que es la causa de las mujeres, el feminismo y con una idea clara de lo que quiere. Lo que significa proponerme objetivos para lograrlos a pesar de las dificultades. Buscar un mundo más democrático, equitativo y justo.

–LLH: Actualmente la discusión del feminismo de la igualdad y de la diferencia puede ser ajeno. En un grado extremo de síntesis ¿podrías definirlos?
–PA: El feminismo de la igualdad se sustenta en una base de la ilustración en la justicia y los Derechos Humanos, además de los derechos civiles y legales.

“El feminismo de la igualdad es el de una sociedad democrática, en donde las mujeres participen en igualdad de condiciones que los hombres para obtener y disfrutar de los mismos derechos, oportunidades y posibilidades de desarrollo.

“Mientras que el feminismo de la diferencia critica y cuestiona el esquema patriarcal de una sociedad que está regida por valores masculinos, propone desarrollar los intereses de las mujeres sin asimilarse a la sociedad. Es resaltar lo que se trabajaría con las mujeres como intereses exclusivos de las mujeres”.

–LLH: ¿Por qué son tan importantes la democracia y la igualdad? ¿Cómo se relacionan?
–PA: La democracia es el planteamiento de una sociedad que busca la igualdad, la justicia y el reconocimiento de los derechos colectivos e individuales en armonía. La igualdad es la participación de las mujeres en lo social, político, económico, de identidades, etcétera.

“La igualdad tiene que ver con un concepto de justicia, como un horizonte de reconocimiento de todas las personas: pobres, indígenas, mujeres, negros, judíos, de distintas religiones, etcétera. La igualdad está asociada con los derechos que son los que sustentan una democracia real”.
AMÉRICA LATINA, EN LA MIRA

–LLH: Pilar, ¿cómo llegas a México?
–PA: Yo vengo para realizar mi tesis de Doctorado sobre mujeres y diosas mexicanas. Cuando yo estudiaba Antropología de América en la Universidad Complutense, en Madrid, me interesó el tema de las mujeres indígenas y latinoamericanas, pero la visión androcéntrica no incluye la perspectiva de género, y yo quería conocer a las cronistas de América.

“Esto es en la década de los 90; después de mi tesis regreso a México y entro en contacto con el Colegio de Posgraduados, especialmente con el área que impulsa los estudios de género en las mujeres rurales. Al tener el Doctorado y necesitar el personal para impulsar la Maestría fui contratada como profesora investigadora en esta institución”.

–LLH: ¿Cómo nace en ti el interés por América Latina, el deseo de estudiar Antropología?  
–PA: Influyeron varios factores: tengo familia en Brasil que tuvo que emigrar en la época de la Guerra Civil española, incluso mis papás ante la falta de trabajo pensaron ir a Venezuela.

“Pero también influyó que estudié en un colegio de monjas dominicas del Santísimo Rosario, y ellas tenían escuelas en México, Perú, en varios países de América Latina. Ellas nos hablaban en primaria y secundaria de la niñez de América Latina;  en algún momento pensé que podría colaborar en alguna de sus escuelas antes de entrar a la universidad. América Latina estaba presente en mi vida”.


–LLH: ¿Cómo llegas al feminismo?
–PA: Creo que son tendencias que están en una misma; te hace ser crítica con lo que vives. Cuando a esa rebeldía interna se suma el intereses del desarrollo y ves obstáculos que no te permiten desarrollarte, porque eres mujer, hacen que quieras seguir avanzando, y cuando comienzas a leer y empiezas a tener contacto con otras compañeras dices: ‘Eso que están diciendo tiene sentido’”.

–LLH: ¿Qué barreras enfrentaste en tu deseo de desarrollarte?
–PA: A nivel familiar, el hecho de que no se entendiera por qué tenías que estudiar una carrera tan rara como la Antropología y no secretaria o maestra. Por ejemplo me preguntaban: “¿Por qué estudiaste algo que no tiene futuro?”. 

“En la escuela no me identificaba con la visión de tener novio y casarte; a mí no me llamaba la atención eso, ni jugar con muñecas; eso genera que te sientas extraña”.

–LLH: ¿Qué le significa a Pilar el franquismo?
–PA: Yo estudio en un colegio de monjas; estoy en esa lógica de la religión, de una joven que sea culta donde te forman para casarte y ser ama de casa, donde está el Opus Dei como parte importante. Uno de esos grupos me invitó a formar parte de los grupos jóvenes, (entonces) tenía entre 14 y 15 años.

“No me veía como feminista, pero sí tenía una visión que no era la de ama de casa, ni del matrimonio y los hijos.

“En 1975 muere Franco y en el 76 son las primeras elecciones democráticas con Adolfo Suárez, y esa fue la primera vez que voté;  estaba en la prepa y al siguiente año entro a la universidad”.

ENCUENTRO CON MARCELA LAGARDE

–LLH: ¿Cuándo te nombras feminista?
–PA: En México, al contactar a grupos civiles como Sipam (Salud Integral Para la Mujer) y Comunicación, Intercambio y Desarrollo Humano en América Latina (CIDHAL).

“Si bien en España sabía que estaban los grupos feministas, no había participado en ellos hasta (que llegué a) México; aquí trabajé en La Merced con el tema del Sida. El trabajo que desarrollé en CIDHAL con las trabajadoras domésticas, las compañeras rurales, indígenas, realmente me permitió una conciencia muy fortalecida.

“Cuando estudio la Maestría en Antropología Social en la ENAH (Escuela Nacional de Antropología e Historia), soy insistente en el tema de dónde están las mujeres; a todos los profesores desde Metodología de la Investigación, Antropología de los Pueblos Indígenas, Historia de México, cualquier materia, era ‘levantar la mano’ y preguntar: ‘¿Donde están las mujeres?’.

“Sin duda fue importantísimo el curso que tomé en Madrid sobre perspectiva de género, donde escuché a (la antropóloga feminista) Marcela Lagarde, la claridad de sus planteamientos; la forma de trasmitirlos influyó muchísimo en mi paso de España a México. No doy solo un paso territorial, geográfico, doy un paso ideológico.

“Con Marcela, el hablar de feminismo científicamente comprometido, es también desde una misma. No sólo la relación política y lo que puedo hacer para cambiar el mundo es lo personal, cómo te ves”.

–LLH: ¿Es necesario ser feminista en el siglo XXI?
–PA: Para mí está clarísimo, sí. Es terriblemente peligroso el creer que porque hay leyes, programas, financiamiento, compromisos internacionales, hemos superado las desigualdades. El patriarcado sigue presente, disfrazado, más sofisticado y hace que el desarrollo de las mujeres no sea posible.

“El feminismo lo que hace es iluminar los espacios oscuros en la sociedad democrática, hace consciente de que existen esos espacios oscuros, muestra todos los monstruos agazapados que están funcionando en contra de las mujeres y eso hace que el feminismo tenga sentido.

“El feminismo es un análisis crítico, es una corriente filosófica  ética, política propositiva, académica, social e individual, que hace que la posición de las mujeres en una sociedad se visibilice, se respete, se promueva y se desarrolle.

“Entonces esa visión de feminismo no está obsoleta en absoluto. Está vigente porque es la única visión que permite identificar cómo la mitad de la humanidad está siendo discriminada, rechazada, invisibilizada, ninguneada, aislada, pagada con menos valía, etcétera, entonces es absolutamente vigente”.

–LLH: Tres claves para detectar y desmontar el patriarcado…
–PA: A nivel personal para desmontar el patriarcado se necesita autoestima, asertividad y empoderamiento. Si sabes quién eres, lo que vales y que tienes derecho a estar en este mundo, que tienes derecho a tener derechos, entonces no permites que tus derechos sean conculcados por nadie. En el nivel amoroso, la dignidad y el autorespeto hacen que identifiquemos cuando no nos aman.

“Asertividad es porque no solamente es que yo me crea que tengo derechos, sino que reclamo esos derechos en la sociedad a través de las normas, a través de un grupo. Y empoderamiento en el sentido que lo asumo como un elemento de crecimiento y no me estanco”.

–LLH: Para terminar, ¿cómo sería el primer párrafo de tu biografía?
–PA: Podrá decir: “Una mujer que fue coherente con sus ideas, con su acción y aportó al mundo su granito de arena”.

Twitter: @lagunes28
 *Periodista y feminista, directora general de CIMAC.

  CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | México, DF.-

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