2/11/2015

¿Quién atora el crecimiento?

Samuel Schmidt 
schmidt@mexico.com

La burguesía no tiene nacionalidad. Este es un juicio lapidario que incluye muchas consecuencias políticas y económicas.

En efecto la clase social que domina en el sistema capitalista, no esta constreñida por las fronteras, y reclama con energía que no se le limité porque así lo requieren sus negocios, lo grave es que sientan que en el momento en que rebasan la frontera política sus responsabilidades fiscales terminan. Su actitud económica deriva de su visión de la sociedad estrictamente como un factor de producción de riqueza, lo que no implica que sientan la menor lealtad hacia ella y mucho menos que sientan tener el menor compromiso nacional. No sienten la obligación de buscar la salud económica en el país y con toda tranquilidad le transfieren esa obligación al gobierno, aunque muchas veces su conducta económica desestabiliza ciertas variables económicas, como por ejemplo la fuga de capital que presiona las tasas de cambio.

Frente a las inestabilidades provocadas por la conducta económica de los empresarios individuales, estos presionan para que la intervención del gobierno logre paliarlas, buscando siempre que el peso de la corrección caiga sobre las espaldas de la sociedad y nunca en la de ellos; si la inestabilidad económica provoca conflictos socio-políticos, cuentan con la expectativa de que el gobierno los resuelva, ya sea por la conciliación, el arbitraje, o abiertamente la represión. 

Los empresarios pagan asesorías muy caras con el propósito de no pagar impuestos y han convertido en una práctica común esconder el dinero en paraísos fiscales, no les parece tener un problema moral o ético, y ni siquiera sienten tener obligación política al evadir la responsabilidad que tienen con el país. Sienten estar por encima del país y viven exclusivamente para amasar una fortuna lo más grande mejor. Contrario a lo que se ve en países como Estados Unidos donde mucha gente le devuelve a la sociedad por medio de la filantropía, en México esto no solamente lo dificulta el gobierno, sino que cuándo se da, es para beneficiar al donante, el que por supuesto aprovecha las ventajas fiscales.

Los empresarios exigen un salario mínimo bajo, han generado la versión de que el salario causa inflación, porque se niegan a reducir sus ganancias y a que sus trabajadores se beneficien aunque sea un poco, a veces siento que si pudieran volver a los modelos esclavistas lo harían sin el menor remordimiento. Eso sí, se sienten agredidos cuándo alguien presiona para aumentar el salario, porque se tocaría su ganancia; muestran, sin tapujos, insensibilidad hacia la calidad de vida de sus empleados, aunque hay una incongruencia: en la medida que los empleados tienen mayor capacidad de compra, mejores posibilidades de crecimiento tiene la economía y mucho más se beneficia la burguesía, pero eso es algo que no están dispuestos a considerar. Esa miopía demuestra egoísmo puro y duro.

Esta reflexión viene al caso porque se ha hecho público que empresarios mexicanos junto con muchos de otros países, han ocultado en Suiza miles de millones de dólares, algo o mucho de ese dinero tiene un origen sospechoso, y de hecho, da mucho que pensar que se hayan tomado la molestia para esconder su dinero en un paraíso fiscal, donde en ocasiones no ganan, sino que les cuesta. 

Bien visto el tema de esas fortunas, si se hubieran invertido en sus países de origen, seguramente hubieran producido mucha más ganancia que en el banco, pero hubieran tenido que pagar impuestos y esto es anatema. Los republicanos en Estados Unidos han brincado porque Obama propone grabar los ingresos obtenidos por empresas que hacen negocios fuera de Estados Unidos, o sea que los empresarios de ese país que andan por el mundo pagando bajos salarios y escondiendo la riqueza generada, deben cumplir con las necesidades de su país. Soy de la opinión que para que el sistema sea verdaderamente democrático, todo mundo debería tener la misma posibilidad de evadir el pago de impuestos. 

En el mismo terreno se encuentran los políticos que invierten su dinero ahí donde se sienten seguros. Usualmente la inversión es en bienes raíces de muy alto precio, pagan impuestos en el otro país y les produce una carga económica constante por gastos de mantenimiento; ¿huirán de la inseguridad que ayudaron a crear? 

Si hubieran invertido ese dinero en el país habrían ganado mucho, pero les costaría trabajo esconder su riqueza, así traicionan a esa sociedad que les dio el poder y que se ve engañada una y otra vez. Eso sí, cuando se ven descubiertos reaccionan ofendidos porque alguien se atrevió a hurgar en su vida privada, la que tiene un lujo inimaginable gracias el presupuesto y la influencia que manejaron.

Fecha: 2015-02-11 14:24:45

No hay comentarios.:

Publicar un comentario