9/29/2016

Presupuesto 2017 profundiza desigualdad



Ana María Aragonés
Se acaban de publicar los resultados del Informe de seguimiento de la educación en el mundo, que mide los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y señala que de seguir las tendencias actuales, México logrará la universalización de la primaria hasta 2035; el nivel de secundaria en 2060 y la educación media superior hasta 2100, y se añade que se requieren al menos seis veces más recursos de los que actualmente se destinan para lograr no conquistar las metas establecidas, sino simplemente acelerar el paso. El informe de seguimiento de la Educación para Todos (EPT) en el mundo 2015, revela que México sólo logró cumplir dos de los seis objetivos planteados en 2000, que incluyen mayor atención a la primera infancia y universalización de la educación primaria. (La Jornada, 23/9/16)
Este es un informe bastante desolador para México y, a pesar de que el país se había comprometido con alcanzar esos objetivos para 2015, el proyecto de presupuesto de egresos para el año 2017 muestra claramente que las prioridades del gobierno difieren de sus compromisos, pues los recortes se han dirigido precisamente a las áreas de educación, ciencia y salud. En el sector de ciencia, tecnología e innovación (CTI), así como al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el recorte equivale en términos reales a 23.3 por ciento menos. En el caso de la educación se reduce 10.3 por ciento menos de lo asignado en el actual ejercicio presupuestal. ( La Jornada, 19/9/16).
El país tiene gravísimos problemas económicos y la deuda alcanza ahora casi 50 por ciento del producto interno bruto, por lo que los recortes y la austeridad son necesarios; el problema es dónde se aplican las tijeras, pues este presupuesto hace muy difícil superar nuestra condición de país maquilador, a los más de 50 millones de pobres, los 7 millones de jóvenes que no encuentran trabajo ni acomodo en sector educativo.
¿Cómo es posible que el gobierno siga gastando nuestros impuestos en hacerse propaganda que nos cuesta millones de pesos? ¿Por qué se sigue manteniendo la opacidad y la falta de transparencia en el Congreso, que permite la malversación de los recursos públicos? ¿Por qué los legisladores gozan de seguros médicos millonarios pagados con nuestros impuestos, en tanto que la gran mayoría de la población mexicana no podría pagarlo con sus escuálidos salarios? Las asignaciones a los partidos son una bofetada para la sociedad, así como los gastos inmobiliarios desproporcionados del Instituto Nacional Electoral. En fin, que si bien era necesario apretarse el cinturón, a quienes afectó fue a los sectores que requerían apoyo, no recortes.
Muchos países entendieron que la salud universal no es producto del desarrollo sino al revés, la salud universal es la clave para alcanzar el desarrollo. En México la estrategia es equivocada, pues más de la mitad de la población está fuera de los sistemas de salud pública. Y en cuanto al Seguro Popular, a pesar de ser un remedo de lo que debería un verdadero sistema de salud, también se le recorta el presupuesto y para colmo las medicinas tendrán un incremento entre 10 y 35 por ciento, debido a la devaluación del peso.
La inestable situación económica, la enorme inseguridad, la falta de opciones para los jóvenes, entre otras causas, genera flujos migratorios. Sin embargo, también estos se restringen, pues la nueva tendencia migratoria es de enorme selectividad. Los países tradicionalmente receptores requieren trabajadores altamente calificados, y están compitiendo por ellos. Por ello no es extraño que el Centro de Investigación Pew señale que el número de indocumentados mexicanos que llegan a Estados Unidos es menor que los que salen. Claro que no señala si estas salidas son resultado de deportaciones, pues habría que recordar que la administración del presidente Obama ha deportado 2.4 millones de personas entre 2009 y 2014. Lo que llama la atención es que el Pew también destaca que se están sustituyendo por personas de Asia, Centroamérica y de África subsahariana, de manera que el número de indocumentados se ha estabilizado en 11.1 millones.
El proyecto neoliberal aplicado en México desde hace prácticamente 30 años ha tocado fondo; es hora de revertirlo por uno que ponga en el centro de su quehacer los beneficios para el conjunto de la poblaciones, una nueva forma de estado de bienestar. Depende de nosotros.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario