Los implicados en esta trama corrupta quisieran que nadie lo recuerde, pero Elba Esther Gordillo es la cacique sindical favorita de los gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN).
El impostor Vicente Fox no sólo entregó a Gordillo la Secretaría de Educación Pública (SEP) completa, sino que le garantizó impunidad plena, incluido su involucramiento en el asesinato del profesor Misael Núñez Acosta, que se ha vuelto a reactivar penalmente.
Pero Calderón llevó a la multimillonaria profesora a la cúspide del poder, en premio a su operación en la elección de 2006 a cargo de su pupilo Luis Carlos Ugalde, quien como presidente del órgano electoral actuó conforme a sus instrucciones.
Además de entregarle la SEP, cuya titular, Josefina Vázquez Mota, fue un adorno, Calderón le cedió a Elba Esther parcelas estratégicas en el gobierno: El ISSSTE, la Lotería Nacional, Pronósticos Deportivos, así como multimillonarios recursos para el sindicato magisterial sin control alguno.
Pero también fue gracias a Calderón que Elba Esther Gordillo introdujo a sus huestes al PAN mediante diputaciones federales, senadores, presidentes municipales y cargos partidarios, cuyas figuras más emblemáticas son los expriistas Rafael Moreno Valle y Miguel Ángel Yunes Linares.
Y es preciso recordarlo también: En medio de un pleito la propia Gordillo aseguró que Yunes cometió un multimillonario desfalco como director del ISSSTE. ¿Hizo algo Calderón? No: solapó a ambos.
Aunque han sido un fiasco como gobernadores de Puebla y Veracruz, Moreno Valle y Yunes Linares se han empeñado en constituirse como reyezuelos en sus estados: El primero impuso a su esposa como gobernadora de Puebla, cuyas prácticas fraudulentas pueden quedar impunes, y el segundo a su hijo en Veracruz, cuyo primogénito perdió en julio, aunque queda el otro que es alcalde del puerto.
Más todavía: Muchos lo han olvidado, incluidos la mayoría de los medios de comunicación, pero antes de su conversión del PRI al PAN, Moreno Valle y Yunes Linares participaron, junto con Fox y Calderón, en el caso más documentado de delincuencia electoral con dinero público en la historia: El Pemexgate.
Con Fox como presidente, Santiago Creel como secretario de Gobernación, Calderón como secretario de Energía y Gordillo como la jefa de la bancada priista, en 2003 impidieron el desafuero del tesorero del sindicato de Petróleos Mexicanos (Pemex), Ricardo Aldana, quien desvió mil millones de recursos públicos a la campaña del candidato presidencial priista Francisco Labastida.
En esta trama de impunidad participó también Margarita Zavala, esposa de Calderón, y Germán Martínez, converso al lopezobradorismo.
Encarcelada por Enrique Peña Nieto y exonerada con toda su fortuna por él mismo, Gordillo busca ajustar cuentas y sobre todo a rehacer su poder en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a quien apoyó con operadores electorales en la campaña.
Si cuando López Obrador asuma el poder, dentro de tres meses, se somete a Gordillo como Calderón, dándole el poder que ningún priista le confirió, entonces podrá concluirse que la “cuarta transformación” es un fiasco.
Mientras tanto, lo único cierto es que Fox y sobre todo Calderón se le rindieron a Elba Esther, la cacique sindical del PAN…
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