8/26/2018

Si AMLO, ante ejército y marina, recula una vez, ¿muestra que puede hacerlo otra vez?

Pedro Echeverría V.

1. No está mal recular, siempre que sea para tomar fuerza e ir adelante. Declara López Obrador: “No quiero hacer cuestionamientos, pero sí tengo que informar con objetividad. No se podría atender el problema de la inseguridad y de la violencia en la actualidad sin utilizar al Ejército y la Marina, señaló en conferencia de prensa tras reunirse en privado con el secretario de Marina; en la víspera hizo lo propio con el titular de la Defensa Nacional. Les adelanto que no podríamos dejar de utilizar al Ejército y la Marina para garantizar la seguridad pública, porque no hay una alternativa en la actualidad”.

2. En las condiciones actuales –en problemas esenciales de preparación del proyecto para la toma de posesión de la Presidencia- no se aprueba “recular”. Imaginen que retroceda AMLO frente a los poderosos que cobran más de 108 mil pesos al mes; que retroceda aceptando la construcción del aeropuerto sobre el lago; ante la privatización de Pemex o ante una reforma educativa o servicios de salud privatizadoras. Hay puntos no trascendentes que pueden dejarse para otros momentos, pero en asunto de seguridad y narcotráfico, sólo se puede recular para tomar empuje o fuerza para derrotar al enemigo. 

3. ¿Por qué se dice que la policía está débil si por lo menos en los 12 largos años de los presidentes Calderón y Peña, se prometió mandar al ejército y la marina a sus cuarteles después de capacitar a los policías? No puede acusarse de golpista a las fuerzas armadas de México porque, aunque existe el antecedente de febrero de 1913 –cuando el presidente Madero fue derrocado y asesinado junto al vicepresidente Pino Suárez- no puede olvidarse que los golpistas obedecieron el embajador yanqui y que el pacto se firmó en la misma embajada de los EEUU. O sea, habría que decir que nuestras fuerza armadas no son malas, pero…

4. De todas maneras, cualquier país donde las fuerzas armadas están en la calle da pésima impresión. Recuerdo que desde el gobierno de Salinas (1988-94) se comenzaron a llenar los edificios con cámaras fotográficas o videos en todos los lugares de concentración. Hoy en México vivimos un Estado policiaco, un Estado de sitio; además de esos aparatos de video vigilancia colocados donde menos se puede pensar, que se tienen en todas partes, se han multiplicado los llamados “drones” que son miles de “avioncitos” piloteados desde las computadoras que revolotean por todos lados a 20 metros de altura para grabar los movimientos de los ciudadanos.

5. López Obrador nos prometió que el combate a la delincuencia no sería el camino trillado de “policías y ladrones” y estamos esperando las nueva ideas que hagan a un lado la vigilancia descarada y tradicional. Todavía estamos en el periodo de las ideas, en el lapso en que se pueda negociar, llegar a acuerdos con los jefes de la delincuencia para que en los primeros seis meses se arreglen las cosas. Por ejemplo liberar de la cárcel a las decenas de miles, a todos los campesinos, desempleados, desorientados, implicados con el narcotráfico ofreciéndoles un empleo o algunos pesos para vivir mientras surgen las ocupaciones fijas salariadas.
6. Después de tres intentos presidenciales de Cárdenas y dos de López Obrador, cuando estábamos a punto de mandar toda lucha electoral al carajo, surge la victoria de López Obrador. En la izquierda radical desde siempre se han visto los procesos electorales con desconfianza porque todos los gobiernos surgidos de esos procesos sólo han beneficiado a la clase explotadora y han hecho millonarios a los políticos oficiales. Sin embargo hoy parece que pueden cambiar muchas cosas si se logra que decenas de miles de personas salgan de manera permanente a las calles para exigir que el gobierno cumpla. Por ello hay algunas esperanzas. (25/VIII/18)

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