12/12/2018

México SA ; Carlos Fernández-Vega

Impuestos y corporativos: ¡al abordaje!
Privilegios fiscales a grandes consorcios 

De lo bien que ha funcionado la reforma fiscal presentada por la dupla Peña Nieto-Videgaray, y lo mejor que resultó el apotegma que le dio sustento: pagarán más quienes ganen más, da cuenta la siguiente información, publicada el lunes anterior en La Jornada (Israel Rodríguez):
Sólo nueve grandes corporativos que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) concentraron el año pasado 81 mil 70 millones 700 mil pesos en impuestos diferidos, facilidad que otorga la ley para postergar el pago de contribuciones, pese a que en conjunto reportaron ventas por 2 billones 958 mil millones de pesos, cifra equivalente a 52 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2019, que se estima alcanzará 5.6 billones de pesos. El monto de contribuciones diferidas el año pasado es ligeramente inferior a los recursos destinados a salud hasta el tercer trimestre de este año, cuando alcanzaron 89 mil 471. 5 millones de pesos.
Queda claro que quienes ganan más cada vez pagan menos impuestos, amparados en los compadrazgos políticos, el intercambio de favores y las aportaciones empresariales a las campañas políticas, círculo que no sólo ha dañado en particular al erario y a la economía mexicana en su conjunto, sino al sano desarrollo de la democracia en México. ¿Qué grupos empresariales se beneficiaron con la generosa política de impuestos diferidos? No hay que rascar mucho: son los mismos de siempre, que han gozado de todos los apoyos y canonjías otorgadas por, cuando menos, los seis gobiernos neoliberales (cuatro priístas, dos panistas).
En la relación de consorcios están Grupo México, propiedad del tóxico empresario Germán Larrea; América Móvil y Grupo Carso, propiedad del hombre más rico de México, Carlos Slim; Fomento Económico Mexicano (Femsa), que preside José Antonio Fernández, El Diablo; Walmart, subsidiaria de la trasnacional estadunidense del mismo nombre, que acapara el mercado de las tiendas de autoservicio; Bimbo, de la siempre pía familia Servitge, defensora a ultranza del pederasta Marcial Maciel, así como Kimberly Clark, con el chile de todos los moles empresariales a la cabeza, es decir, el cínico Claudio X. González. En el reporte referido no aparece la banca, pero durante largos años la que opera en el país gozó del privilegio de los impuestos diferidos, a pesar de las voluminosas cuan crecientes utilidades netas que obtiene en el mercado mexicano, mientras el gobierno y los barones del dinero tuvieron la cortesía de cargar a los mexicanos la factura del rescate bancario de 1995 (Fobaproa), el cual, dicho sea de paso, desde entonces no han dejado de pagar y de todas formas a estas alturas registra un saldo cercano a un billón de pesos.
Espeluznante información de lo que sucede en el ámbito tributario, aunque no es la excepción sino la regla. Por ejemplo, en noviembre de 2009 (año de anorexia fiscal, según calificativo del entonces secretario de Hacienda, Agustín Carstens) en este espacio se denunció que al cierre del tercer trimestre 60 corporativos que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores reportaron impuestos diferidos (causados, pero no enterados) por 232 mil millones de pesos.En aquel entonces los nombres de empresas y empresarios beneficiados con dichas prácticas fiscales resultaron ser los mismos que hoy se denuncian, todos ellos pertenecientes al selecto grupo que a lo largo de 36 años hicieron de México su negocio particular. Y, sí, antes como ahora el cínico de Claudio X. González Laporte dice: ¡presente!
Las rebanadas del pastel:
De la lectoría y el siempre eficiente Poder Judicial del país: estoy involucrada en un juicio que lleva más de nueve años y ha costado sólo en abogados más de un millón de pesos. Los jueces no revisan los expedientes, siempre tienen permisos por diversas causas y en ocasiones se venden a quien paga por una resolución favorable. Para acabar pronto: en México no hay justicia (María Elena Castro, marielcastro2000@yahoo.com)
Twitter: @cafevega

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