Pedro Echeverría V.
1. El periodista Gómez Leyva –que al parecer sufrió un atentado- combate diario contra el presidente López Obrador desde hace más de cuatro años. Los padres de los 43 estudiantes normalistas, desaparecidos hace ocho años –al parecer por el ejército y policías en 2014- a pesar de sus manifestaciones pacíficas mensuales desde entonces, son absolutamente engañados. Lo mismo ha sucedido con los campesinos de pueblo de Acteal Chiapas desde 1997 –cuando las batallas del Ejército Zapatista aún estaban vivas- que ya casi nadie recuerda. ¿También la Coordinadora (la CNTE) seguirá por la misma ruta del olvido a pesar de sus 43 años de luchar en las calles?
2. Nunca he tenido duda de que todos los gobiernos del PRI, PAN, PRD, Morena, han sido muy superiores en fuerza, por ello ningún grupo de oposición de izquierda (ni las cuatro o cinco guerrillas) ha podido ganar batalla alguna para obligar a hacer justicia, es decir, a solucionar los problemas de la población. Recuerdo que desde 1960, cuando me inicié en la agitación política izquierdista, contra el imperialismo, empresarios y gobernantes, nunca logramos algún apoyo importante de la gente. En tanto los gobiernos manejaban muchos millones de pesos, al ejército, las leyes, las cárceles, a los partidos, los medios; nosotros –sin ningún peso- no teníamos más que a los 50 o 100 que nos escuchaban.
3. Nuestra izquierda –que fue radical y antielectoral- desapareció; la estrategia del presidente López Portillo y el de Gobernación Reyes Heroles, del gobierno del PRI, ofreció en 1977 “el oro y el moro”, es decir, mucho dinero en subsidios, privilegios, cargos en el gobierno para que toda la izquierda desesperada por dinero y cargos, entrara a los procesos electorales. Después de la firma de los acuerdos el PRI cumplió y a los pocos meses cambió el panorama político. Once años después, en 1989, el presidente electo Salinas firmó con el PAN un nuevo acuerdo en el que PRI se comprometió con el PAN a profundizar la privatización de bancos y paraestatales, cambiando su programa centrista a derechista.
4. Ante esa estrecha unidad, firmada por el privatizador Salinas del PRI, con la ultraderecha del PAN: H. Álvarez, Cevallos y Castillo, ¿qué pueden esperar los movimientos sociales si no represión? Con esa base el gobierno de Salinas había dominado en toda la línea, pero en 1994 el EZLN se levantó en armas en Chiapas haciendo saltar a Salinas; pero pudo concluir su sexenio. En los hechos fue esta alianza PRI-PAN la que dio fuerza definitiva al llamado “neoliberalismo privatizador” que se convirtió en los programas de gobierno que seguirían los presidentes Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto. El presidente López Obrador –a pesar de negarlo haciendo algunas cosas diferentes- lo sigue en términos generales.
5. El ejército del gobierno ha actuado en todas partes porque es su brazo armado para frenar cualquier lucha o protesta. Todo el mundo lo ha acusado por su intervención en 1968, frente al EZLN en Chiapas, lo han acusado por la matanza de 45 campesinos de “Las Abejas” en Acteal Chiapas en 1997. Lo mismo se ha dicho de su actuación en Ayotzinapa, Guerrero en 1914 y es el mismo que amenaza las luchas de la CNTE. Pero todos los gobiernos lo respetan porque le tienen miedo. Los jefes de este poderoso aparato gozan de todos los privilegios y de los salarios más altos. Como los yanquis nunca dará el ejército un golpe de Estado, porque están mucho mejor en comparación a si tuvieran que estar gobernando directamente. Su único compromiso es que nada importante cambie. (27/XII/22)
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