Tomar la cámara de Hitchcock y plantarla en los terrenos de Tarkovski
,
así define Lars von Trier su cometido artístico para Europa, una
narración deliberadamente hipnotizante (con voz narrativa del
bergmaniano Max von Sydow), que procura sumir a los espectadores en el
delirio onírico de la experiencia de Leo Kessler, el sobrino
estadunidense de un viejo empleado ferroviario, que a finales de 1945
consigue emplearlo a bordo del tren Zentropa para recorrer un
territorio devastado por la guerra.
A bordo de ese tren, el joven Leo
(personaje a todas luces kafkiano) se verá envuelto, a pesar suyo, en
las intrigas y conspiraciones terroristas del grupo llamado de hombres lobo
(werewolves),
simpatizantes nazis que digieren con malestar y de modo patético su
derrota reciente, sin otra vía de escape anímico que la planeación de
atentados terroristas contra judíos sobreviventes y autoridades
militares de ocupación. En tanto perfecto intruso extranjero, incapaz de
comprender los traumatismos y rencores recalcitrantes de los alemanes
humillados, Leo habrá de vivir una tormentosa relación amorosa con una
mujer fatal, Katharina Hartmann (Barbara Sukowa como encarnación sensual
del alma muerta de Europa), en lo que semeja el canto crepuscular de un
cine negro que Lars von Trier practica como tributo doble al Carol Reed
de El tercer hombre (1949) y al Hitchcock de Vértigo (1958).
En rigor, la influencia más directa es la de su propio compatriota, el clásico Carl Theodor Dreyer, como atestigua la participación en esta cinta del cinefotógrafo Henning Bendtsen, colaborador también del director de Ordet/La palabra (1955). Al rigor y fuerza expresionista de Dreyer, el director de Europa añade una propuesta plástica novedosa que incluye sobreimpresiones fantasiosas y juegos de color y blanco y negro, donde el primero irrumpe sobre el segundo como nota esencialmente dramática, ya sea tiñendo de rojo algún objeto clave o yuxtaponiendo a personajes muy vivos, de carnalidad sensual, con el entorno gris y apocalíptico que los avasalla.
Leo Kessler atraviesa así el paisaje devastado de una Alemania sembrada de resentimiento y odios, en el que ilusoriamente cree haber descubierto el amor. La lección será tan ruda y amarga como en las fassbinderianas La ley del más fuerte o La tercera generación. ¿Quién negará que la Europa de Lars von Trier guarda hoy oscuras semejanzas con la Europa de un Viktor Orbán y sus amigos?
Europa se exhibe hoy en la sala 3 de la Cineteca Nacional Xoco a las 18:30 horas.
Retrospectiva Lars von Trier, hasta el 15 de septiembre. Programa y horarios: www.cinetecanacional.net
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