9/15/2011

No a la represión


Rosario Ibarra
Siempre que hay una huelga, un paro de labores, una marcha que exige justicia, hay quienes culpan a los promotores de estos movimientos de todo lo malo que encuentran y, además, de todo lo que se les ocurre inventar en su contra.

A veces resulta hasta ridículo lo que suelen afirmar los eternos defensores de los patrones (lambiscones profesionales), que se regodean en las acusaciones a los obreros… Que si son flojos, que son mañosos, que no tienen “sentido de responsabilidad...”.

Claro que el vocabulario utilizado por dichos señores no es —por decirlo de alguna manera— tranquilo, apegado a las reglas gramaticales, “decente”, dirían no pocas buenas personas; en fin, creo que a todos nos resulta sencillo imaginar el léxico acostumbrado por no pocos renegados de su “estrato social”, envidiosos además de quienes están peldaños por encima de ellos, que sienten horror de descender hasta los niveles de los que califican como “jodidos”…

Me vino esto a la mente a raíz del plantón de los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en el Zócalo capitalino, acto al que las madres y familiares todos de los desaparecidos políticos apoyamos sin reserva, como un gesto de gratitud a la solidaridad que siempre ellos nos han brindado y por lo justo de sus demandas. Además, por la admiración que sentimos por ese gremio democrático y nacionalista al que tanto le debe México desde su nacimiento, en 1914. No es posible hacer a un lado la historia de sus luchas y demandas, junto a las de Cananea y Río Blanco, que contribuyeron a elevar a rango constitucional los derechos obreros pisoteados por el tirano Porfirio Díaz, finalmente reconocidos en el Artículo 123 de la Constitución que nos rige.Resulta imperdonable la absurda guerra de exterminio en contra de una organización sindical precursora e impulsora de la nacionalización de la industria eléctrica. Quien tenga una pizca de conciencia no podrá negar que lo que somos como país se debe en mucho al desarrollo nacional eléctrico y a las manos de los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas. No olvidamos, ni olvidaremos nunca, que en el año 1985 el SME levantó de sus ruinas a la ciudad de México y el área metropolitana, salvando muchas vidas y restableciendo en “tiempo récord” el servicio eléctrico sin pedir nada a cambio.No olvidamos tampoco, especialmente las madres del Comité Eureka, el apoyo del SME a nuestro reclamo por la presentación de los desaparecidos políticos, menos ahora que tenemos que exigir, juntos nuevamente, la libertad de presos políticos, hoy en el caso de los electricistas injustamente encarcelados por su participación en la resistencia del SME contra la extinción de la compañía de Luz y Fuerza del Centro.Nosotros, las madres y familiares de todos de los desaparecidos políticos, agrupados en el Comité Eureka, estamos al lado de los amigos y compañeros electricistas, que hoy sólo piden, con razón y justicia, que les regresen el trabajo que el gobierno les arrebató pretextando mentiras que el tiempo ha puesto al descubierto. Por ello y por muchísimas cosas más que tienen que ver con el espíritu de solidaridad del SME, quienes integramos Eureka queremos gritar a los cuatro vientos: ¡Estamos con ustedes, miembros del glorioso Sindicato Mexicano de Electricistas!Dirigente del Comité Eureka

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