9/14/2013

¿Ciberfeminista yo? Las paradojas de las identidades


Yasmín Silvia Portales, bloguera y activista cubana defensora de la diversidad sexual, destaca tanto por sus posts políticos como por sus relatos de ciencia ficción, que difunde pese a las limitaciones tecnológicas de la Isla

Yasmín
Yasmín, retratada por Raquel Pérez

Reconocerse feminista es un ejercicio de arduo de identidad para las mujeres cubanas, explicable a partir de las particularidades que ha tenido en el país el movimiento de mujeres, luego de 1959. Por suerte, hay quienes tienen esta cuestión superada (o nunca pasaron por ella), como es el caso de la feminista Yasmín Silvia Portales.
Yasmín es graduada de Teatrología y Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte, ex-tallerista del Centro Onelio y colaborada de varios medios de prensa. Con esos antecedentes ¨ilustres¨, la joven ha desarrollado una carrera en las redes cubanas, que comenzó en 2005, momento en el que sacó a la luz Palabras Robadas, blog dedicado a  sus narraciones de ciencia ficción, del cual hablaremos más adelante.
Sin embargo, su bitácora más reconocida es En 2310 y 8225 , en la cual desde el encabezamiento  reconocemos su intención primigenia: “Vivir en Cuba y ser queer ha sido elección. Mi vida es un fino equilibrio entre el ejercicio de la maternidad, el feminismo y el marxismo crítico”[1].

El primer post data de 2007 y en aquel entonces se reconocía como una mujer con una heterosexualidad iconoclasta, que usaba las redes para expresarse, lo que imprime cierta riqueza al tratamiento discursivo, revelando argumentos consistentes: “Lo hago porque la defensa del derecho a la libre expresión de la diversidad sexual es parte de mi vida cotidiana, tanto personal como profesional. En los posts de carácter personal simplemente expreso mi sexualidad heterodoxa, cómo permea mi percepción del mundo. En los textos periodísticos o académicos se trata de una toma de partido consciente. No se narra desde la neutralidad, siempre se narra desde cierto punto de vista, y parte de mi punto de vista es la defensa del derecho a la diferencia”[2].
Reconocerse feminista es un ejercicio de arduo de identidad para las mujeres cubanas
Del mismo modo, la bloguera fundamenta la pertinencia de Internet para dar cauce a sus preocupaciones y la reconoce como un medio válido como cualquier otro, señalando como la principal ventaja “la naturaleza inclusiva y dialógica de la red”[3]. Según ella, “se puede opinar, se puede discutir, se puede denunciar sin esperar a que los responsables de los medios de comunicación ‘tradicionales’ decidan que es políticamente oportuno sacar a colación la injusticia que afecta a X grupo social”[4]. En 2310 y 8225 es muestra de sus intereses en campos afines como la diversidad sexual, las relaciones de género y la filosofía.
Una de sus entradas, Pulsar en negativo, es en nuestra opinión una de las más subversivas en cuanto a la maternidad en la vida de una mujer joven profesional: “Creo que todo se resume a que llevo tres meses sin un orgasmo, me picaron la barriga y ahora comparto la habitación con un extraño que no habla mi idioma y de quien soy totalmente responsable (…)”.[5]
No obstante, como los procesos identitarios son harto difíciles y en ocasiones inexplicables, al preguntársele recientemente si era ciberfeminista expresa: “¿Ciberfeminista? No. Yo soy una feminista marxista, creo que las discriminaciones (de ‘raza’, religión, capacidad física, género, orientación sexual, identidad de género y hasta etcétera) son mecanismos (intuitivos al principio) de la clase dominante para perpetuarse en el poder. Yo creo que la cosa está en desmontar el control material sobre los medios de producción y los modelos sociales que justifican la exclusión, todo a la vez, o se traba la catalina. (…) Yo tengo una relación crítica con los discursos sobre el uso de la tecnología (que no tiene ideología, que es natural en los hombres, y eso), pero estoy lejos de ser una usuaria activa con la tecnología. Para mí eso es: capaz de analizar un código y modificarlo para que responda a mis intereses; capaz al menos de resolver mis propios problemas con la PC. (…) Claro que reflexiono sobre la presencia femenina en Internet, pero es una derivación de la obsesión del feminismo marxista por el uso social de la tecnología (…). Recojo la perspectiva de que Internet es una expresión más del “espacio público” y debemos hacer visibles nuestra presencia, los aportes (contenido, forma o tecnología pura) que hacen las mujeres y los mecanismos a través de los cuales se intenta replicar el sexismo preexistente en el espacio público físico. Yo soy una feminista marxista que mira con atención al ciberespacio. Nada más”.
Ante la falta de conexión directa a Internet  hace de las cadenas de correo electrónico la mejor solución para difundir sus ideas y opiniones personales
En el año 2012, durante su participación en un panel dedicado al ciberfeminisno,  la bloguera reconocería como elementos constitutivos de ciberfeminismo la valoración de la vida cotidiana y el empleo de las nuevas tecnologías como espacio para el ejercicio del activismo político. Como sabemos, el ciberfeminismo ha planteado desde su surgimiento el arribo de las mujeres a los ambientes digitales, la consiguiente subversión del dominio patriarcal y la subordinación femenina, al tiempo que ha revelado las brechas que la utilización de las TIC han supuesto y propuesto la realización de proyectos artísticos-creativos (inspirados en el Art.net), que es el caso Palabras robadas.
En ese espacio coloca la bloguera sus Fanfiction, relatos basados en un textos, situaciones y personajes originales y cuya contribución está en la re-creación de estos personajes. Entre los Fanfiction, Yasmín prefiere los de temática homosexual (slash), que en el caso de las  mujeres se denominan femslash o femmeslash. Lo cual está en coherencia con su vivencia de persona queer que ha reconocido sistemáticamente y de la cual deja constancia en su perfil.
Muy pocas personas conocen de la existencia de este blog y es que, como dijimos con anterioridad, Yasmín ha privilegiado En 2310 y 8225. Además, es coautora de Bubusofia, donde comparte con su esposo Rogelo Manuel Díaz Moreno. El primer post de esta bitácora data del año 2006. Palabras robadas tuvo mucha actividad durante el año 2007 y a esta altura del 2013 ya concentra varias historias con sus correspondientes capítulos: De Leyes y Venganzas (30), El Secreto del Roble (7), El Segundo Regreso del Rey (44), En Busca de un Sueño (31), Para qué quiero más (7), Secretos de Familia (19) y Un Hogar casi feliz (1).
Dentro del ámbito de la ciencia ficción, Yasmín ha expuesto, en forma de ensayo, sus consideraciones acerca del replanteamiento del género sexual dentro de la literatura de este corte, lo cual distingue a la narración, pues esos seres imaginados (humanoide s o no) siempre tienen referentes sexo- genéricos[6].
Pero ella no es solo una bloguera; también participa en la visibilización de otros espacios de información de la redes cubanas. Su quehacer más reciente en este sentido es haber concebido y usado con eficiencia, por primera vez en el país, la etiqueta #FILCuba2013 en Twitter, para promocionar el evento cultural más importante de la Isla, la Feria Internacional del Libro.
“Hacer más con menos” es su premisa, y ante la falta de conexión directa a Internet  hace de las cadenas de correo electrónico la mejor solución para difundir sus ideas y opiniones personales. “Para muchos es un herramienta anticuada, pero para la comunidad digital en Cuba es una vía básica de comunicación”[7]. De esa forma también actualiza sus bitácoras, ante la imposibilidad de acceder a ellas directamente. A Yasmín también le preocupan ciertas marcas de género que tiene la blogosfera cubana, de ahí sus investigaciones Voces femeninas en la blogosfera cubana. ¿Cambió algo más que el soporte?[8] y Perfil demográfico de la blogosfera hecha en Cuba. Primeros resultados de investigación, las dos presentadas en eventos científicos internacionales.
En el marco de la Red de Humanidades Digitales, algo muy novedoso en Cuba y a la que el país acaba de incorporarse, la bloguera ha planteado ese “¿cómo hacer más con menos?”, en clara alusión a las condiciones de conectividad , mejores cada día pero aún insuficientes, y de acceso a la tecnología que tenemos en Cuba.
Luego de haber seguido de cerca su evolución como bloguera, desde el 2005 hasta la actualidad, no nos quedan dudas de que Yasmín se encuentra en una especie de tránsito entre su identidad real y la virtual que se consolida y va unida al manejo creativo de las TICs; fundamentado además cuando observamos que Palabras robadas, vendría a ser expresión de ciberfeminismo artístico, pero para el caso de la escritura. Algo realmente novedoso dentro de la popular y socorrida blogosfera cubana.

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