3/03/2018

Un siglo de movilización contenciosa de las mujeres egipcias en el marco de la Marcha Global de las Mujeres

Feminismo & Egipto


Sobre la movilización de las mujeres egipcias en el contexto de la Marcha de las Mujeres del pasado 21 Enero 2018.


Frente a la reciente Women’s March (Marcha de las Mujeres) realizada en Washington el pasado 21 de enero, surgen reflexiones en torno a la influencia que este tipo de movilizaciones tienen en las luchas de las mujeres de otras regiones y respecto a de qué manera estas mujeres construyen sus propias dinámicas de emancipación como respuesta al entorno sociopolítico en el que viven. Tal es el caso de Egipto, el cual es considerado como uno de los primeros países de Medio Oriente donde las mujeres han participado activamente en la esfera pública, sobre todo en la política. 

Las mujeres egipcias tuvieron una importante presencia en las luchas anticolonialistas desde finales del siglo XIX. A pesar de que su intervención fue más evidente en el levantamiento por la independencia egipcia de 1919, su participación no surgió de manera espontánea, sino que se venía gestando desde décadas atrás. Muestra de ello fue el apoyo que brindaron algunas mujeres al Movimiento Urabi de 1882. El papel que las mujeres han desempeñado en la política se ha constituido a partir de los procesos de cambio sociopolítico de Egipto.

Ante las dinámicas de expansión hegemónica de los distintos mandatos y la gran influencia de sociedades occidentales, las mujeres egipcias han adquirido estándares propios de emancipación, diversas ideologías de movilización; por ejemplo, de corte feminista, islamista, nacionalista, anticolonialista, de izquierda, liberal y sufragista, así como estrategias de contención. Algunas de éstas han sido marchas, levantamientos, asambleas, desobediencia civil, declaraciones formales, publicaciones, organizaciones independientes y expresiones culturales. 

El discurso de emancipación de las mujeres egipcias comenzó con las publicaciones de algunas escritoras que criticaban la asignación exclusiva de actividades para las mujeres, como lo hizo Zainab al Fawwaz en 1892, en la revista Al Nil. Años más tarde, en 1910, surgieron otros escritos e incluso libros; por ejemplo, Al Nisa’iyyat de Malak Hifni Nasif. En el contexto del levantamiento por la independencia de Egipto en 1919, Huda Sharawi, una de las figuras más importantes en la lucha de las mujeres egipcias, fundó en 1923 la Unión Femenina Egipcia. 

Esta organización pugnaba por los derechos políticos de las mujeres y cambios en la Ley del Estatuto Personal. En 1922 Egipto obtuvo una independencia nominal por parte de Gran Bretaña y en 1936 fue reconocido como un Estado soberano, pero permanecía bajo el control militar británico en la zona del Canal de Suez[1]. En este marco, entre la década de los treinta y la primera mitad de los años cincuenta, se diversificaron las tendencias de las asociaciones femeninas. Las primera de estas orientaciones se caracterizó por la protesta política, con organizaciones como la Unión de la Hija del Nilo de Doria Shafik, fundada en 1948. 

Por otro lado, estaban las asociaciones de tendencia comunista; por ejemplo, las Mujeres Jóvenes, formada por Ceza Nabarawi e Inji Aflatoun y las islamistas que se identificaban con la Sociedad de Mujeres Musulmanas creada por Zainab al Ghazali en 1937. Esta diversidad organizativa tuvo un período de relativa calma durante el régimen de Gamal Abdel Nasser, debido al control político que se estableció sobre el activismo y las movilizaciones. Además, el gobierno se apropió de la cuestión de las mujeres, lo que llevó a la instauración de un “feminismo de Estado”. 

Nasser combatió a los grupos islamistas y de izquierda. Incluso fueron silenciadas voces de mujeres, como ocurrió cuando fue encarcelada Zainab al Ghazali, acusada de haber participado en un presunto plan de la Hermandad Musulmana para asesinar a Nasser. Con Anwar al Sadat, se dio un giro definitivo a la postura antiimperialista y antisionista que caracterizaba a Egipto al establecer una paz por separado con Israel e implementar una política económica de puertas abiertas (infitah). Respecto a las mujeres, bajo la influencia de Jehan Sadat, esposa del presidente, se hicieron reformas a la Ley del Estatuto Personal; por ejemplo, se garantizaron derechos legales para las mujeres en cuanto al matrimonio y divorcio. Sin embargo, al igual que ocurrió con Nasser, durante la presidencia de Sadat la cuestión de las mujeres fue definida, en gran medida, por la perspectiva del gobierno. 

En 1981 llegó al poder Hosni Mubarak y en el marco de los primeros años de su mandato hubo un resurgimiento de los grupos feministas. Algunas figuras y asociaciones importantes en la década de 1980 fueron Nawal al Saadawi con la Asociación Solidaria de Mujeres Árabes y Fathia al Assal con la Unión de Mujeres Progresistas. Estas dos organizaciones lograron formar parte de una red de solidaridad con mujeres fuera de Egipto; por ejemplo, cuando la activista y profesora afroamericana Angela Davis visitó Egipto y se reunió con Fathia al Assal, Inji Aflatoun y otras mujeres reconocidas por su trayectoria política. Como resultado, en 1985 Davis publicó un ensayo sobre las mujeres egipcias en su libro Mujeres, Cultura y Política, con el que mostró su solidaridad con la lucha feminista egipcia. Durante los últimos diez años del gobierno de Mubarak existió un descontento enorme por parte de la población respecto a la corrupción, las malas condiciones económicas, el desempleo, entre otros temas. 

Esta frustración llegó a un punto crítico durante los primeros meses del año 2011 cuando la población egipcia tomó las plazas principales del país y pidió la caída del régimen. Estas revueltas populares ocurridas en el contexto de la llamada Primavera Árabe llevaron a la renuncia del presidente el 11 de febrero del mismo año. Aunque las insurrecciones no se basaron en cuestiones de género, la presencia femenina en las protestas llamó la atención de los medios de comunicación internacionales, ya que en muchos países había predominado una imagen de sumisión de las mujeres árabes. Asimismo, los movimientos y organizaciones de mujeres pusieron en duda las dinámicas tradicionales de participación femenina en el ámbito público y mediante el uso de la tecnología pudieron encontrar renovados medios de expresión. 

Con el paso del tiempo, en Egipto se han observado avances y retrocesos en la trayectoria de la participación política de las mujeres. Tuvieron una presencia activa en la lucha anticolonialista, pero sus asuntos no lograron ocupar un lugar central; posteriormente, las organizaciones de mujeres tomaron forma durante las dos primeras décadas del siglo XX y adquirieron una diversidad ideológica sobre todo en los años cuarenta. 

A pesar ello, estuvieron en relativa calma debido al control político establecido durante el período de Nasser, el cual fue retomado por Sadat. Con Mubarak, surgió una nueva ola de organizaciones, las cuales se mantuvieron activas en las revueltas populares de 2011. 

Influidas por una combinación entre ideas feministas provenientes del exterior, tácticas locales de movilización, así como por el ambiente sociopolítico del país, en la actualidad las mujeres egipcias siguen organizándose y buscando espacios en la política; sin embargo, no dejan de ser vulnerables a las agresiones derivadas del predominio del sistema patriarcal y la censura por parte del gobierno.



Fuentes de consulta

  • Al-Ali, Nadje. (2002). “Women’s Movement in the Middle East: Case Studies of Egypt and Turkey”. En United Nations Research Institute for Social Development Paper. Vol. 5. p. 1-42.
  • Badran, Margot. (1993). “More Than A Century Of Feminism In Egypt”. En Tucker, Judith. (Ed.). (1993).
  • Arab Women : Old Boundaries, New Frontiers. Estados Unidos: Indiana University Press. Baron, Beth. (2005).
  • Egypt as a woman. Nationalism, gender and politics. Estados Unidos: University of California Press. Davis, Angela. (1985).
  • Women, Culture & Politics. Estados Unidos: Vintage Books. Saleh, Amani. (2010).
  • Women’s movement in: Kuwait, Egypt, Iran and the UK. Reino Unido: Author House.

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