8/12/2019

Cuatro Ciénegas, joya natural y científica

La Jornada

Iván Restrepo


Cuando se citen los nombres de los culpables de la depredación natural y científica del mundo, seguramente aparecerán los nombres de los ex presidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Y con razón, pues durante su mandato permitieron la destrucción de uno de los tesoros más importantes del planeta: Cuatro Ciénegas, en el centro del estado de Coahuila. Este lugar no ha cambiado ecológicamente en, por lo menos, 35 mil años. Y en millones geológicamente. Por eso en 1997 el gobierno federal decretó Área Natural Protegida las 84 mil hectáreas que lo integran y fijó límites a la extracción de agua para usos agropecuarios a fin de garantizar la calidad ambiental de Cuatro Ciénegas, también uno de los humedales más frágiles del país, prioritario en la conservación de 77 especies que solamente ahí existen. Los peces han sido los más estudiados, pero existen también invertebrados, palomas, aves acuáticas, codornices, coyotes, mapaches. Cactus únicos. Pero no el borrego cimarrón, el berrendo y escasean los venados bura y cola blanca.

Sin embargo, desde hace 17 años comenzó el deterioro de esta pequeña joya en medio del desierto al perforar en una zona contigua, Valle Hundido, numerosos pozos para extraer agua y utilizarla en la siembra de miles de hectáreas de alfalfa. Con tal propósito, arrasaron la vegetación que allí hubo por cientos de años para nivelar el suelo. La alfalfa la destinaron para alimentar las vacas del consorcio lechero Lala, en la Comarca Lagunera. Bueno es señalar que en La Laguna la sobrexplotación del manto acuifero es muy grave por la extracción del líquido para el hato lechero a costa del bienestar de más de un millón de habitantes.

Sacar irracionalmente agua en Valle Hundido afectó al acuífero de Cuatro Ciénegas y causó serios problemas sociales y ambientales a los campesinos tradicionales de las áreas aledañas. ¿Cómo explicar este despropósito? Muy fácil: el presidente Fox le encargó la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a un ex dirigente de Lala, Cristóbal Jaime Jáquez.

A uno de los dueños de Lala, Eduardo Tricio, le resultó extraño que se criticara la siembra de alfalfa en Valle Hundido y se perforaran para tal fin 100 pozos, pues daría trabajo donde hace falta.¡Por el amor de Dios!, dijo en 2002,son dos o tres o cuatro ambientalistas los que se oponen, y yo quiero pensar que lo están haciendo de buena fe, hay que platicar con ellos.

Afortunadamente, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente ordenó suspender la perforación de pozos en Valle Hundido. Pero dejó sin castigo a la Conagua y a quienes nivelaron tierras sin los permisos y los estudios requeridos. Aunque ya el agua no es para sembrar alfalfa, sí lo es para el ejido Cuatro Ciénegas y la cadena de tiendas Soriana. Y los problemas se agudizaron. Un estudio de la organización Pronatura Noreste revela cómo las concesiones para sacar agua y exportarla hacia otra cuenca afectan severamente la recarga del acuífero y, por ende, la seguridad ambiental de Cuatro Ciénegas, donde falta estudiar mucho más sobre los orígenes de la explosión de biodiversidad en el planeta.

En la defensa de ese tesoro natural y científico, destaca la incansable labor de la doctora Valeria Souza. Se han sumado a ella Pronatura Noreste, grupos ambientalistas y la ciudadanía. En marzo, Pronatura logró que un juez federal ordenara suspender la extracción de agua en la región.

La orientación empresarial de la administración pública, la corrupción, la desidia del Poder Legislativo explican por qué no se toman las medidas urgentes para garantizar la salud ambiental de Cuatro Ciénegas y no desaparezcan algunas pozas y la biodiversidad que albergan. Además, los últimos años se perdieron flora y fauna invaluables. Demuestran también por qué los planes para diversificar la economía de la región siguen pendientes.

Proteger Cuatro Ciénegas no sólo compete a la Conagua. Igualmente a la Secretaría del Medio Ambiente y Reursos Naturales, ahora a cargo de alguien que sabe del valor de ese lugar privilegiado y la necesidad de conservarlo por ser un tesoro científico mundial. Es su impostergable obligación.

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