La campaña también empieza para Donald Trump, ya que desde tiempo
atrás él y los republicanos desarrollaron toda una estrategia para
atacar a Biden en cuyo eje han estado la inflación y la migración, y
además su avanzada edad y sus frecuentes dislates frente a los
micrófonos. Dicha estrategia culminó hace cuatro semanas cuando Biden
hizo todo lo posible por darle la razón en el insufrible debate en el
que rindió la plaza a las andanadas del señor Trump, quien con el mayor
cinismo y sin recato alguno, una y otra vez faltó a la verdad en la
mayoría de los temas expuestos sin obtener respuesta del presidente.
Creyó haber ganado la partida, pero fue evidente su rabieta en el
momento que el presidente Biden, con una dignidad que lo enaltece,
declinó continuar en la campaña de relección por el bien de la nación, y
dio su apoyo a la vicepresidenta Kamala Harris como candidata del
Partido Demócrata. Con su característico racismo y misoginia, Trump la
atacó insinuando que era una mujer que no tenía un antecedente étnico
claro, ya que en algunas ocasiones se decía de origen afroamericana y en otra indoamericana, según convenía a sus pretensiones electorales
.
Millones de personas se sintieron ofendidas por la forma grosera en que
Trump se refirió a los antecedentes étnicos de Kamala. El resultado es
que, después de la serie de eventos que en el corto plazo de dos semanas
cimbraron a la nación, las encuestas de opinión dan un empate parcial
entre Trump y Kamala.
En contra de lo que sus asesores le recomendaron, Trump ha continuado empleando epítetos vulgares sexistas y raciales en contra de su oponente, lo que incluso ha contrariado y preocupado a varios líderes republicanos sobre el derrotero de la campaña de su candidato. Es opinión general de analistas y operadores políticos que Trump no tiene un objetivo político claro que corresponda con el reclamo de la sociedad. Su campaña navega por aguas revueltas sin un rumbo claro. Para decirlo en términos olímpicos, Trump perdió el primer asalto eliminatorio frente al crecimiento en la popularidad de Kamala, y está haciendo lo posible por perder el segundo asalto y tal vez el resto de la contienda.
A pesar de los tropiezos que Trump se ha autoinfligido, de acuerdo con diversos especialistas, Kamala aún tiene el gran reto de convencer a una parte importante de la sociedad sobre su viabilidad y capacidad para tomar las riendas de la nación. El tiempo es limitado y cada día cuenta en la misión de convencer que es capaz de hacerlo. De la firmeza, el acierto y la capacidad que demuestre en cada una de sus declaraciones e intervenciones en foros públicos y privados dependerá la aceptación paulatina de una sociedad que se muestra cada vez más escéptica sobre la habilidad política de sus dirigentes para conducir el destino de la nación. Desafortunadamente, en pleno siglo XXI, esto es aún más crítico cuando en amplios sectores aún predominan los prejuicios sexuales, y se duda sobre el respeto y el apoyo a las decisiones de una mujer en un medio en el que predomina la misoginia. De ese tamaño es el reto para ella.
En recuerdo de Carlos Tello Macías, maestro, amigo y funcionario público, congruente con la creación de una sociedad más justa e igualitaria. Un abrazo solidario para toda su familia
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