Aprobada por unanimidad, esta nueva ley federal nace para erradicar la llamada vida «child – free» (libre de hijos), pues desde la óptica rusa, esta «propaganda» occidental ha producido serias repercusiones en el futuro del país y, en añadidura, deviene a los valores tradicionales que el gobierno de Putin mantiene al margen.
Paralelamente, la Duma Estatal Rusa ha acordado que, cuando las mujeres deciden no ser madres, representan una traición a la nación al perseguir valores que empatan con la «decadencia de occidente»; cualquier mujer que diga, en espacios públicos o privados, que desea no convertirse en madre o bien, que externe sus planes a futuro sin contemplar la maternidad, puede recibir una multa de hasta 4 mil dólares.
Esta ley que pretende frenar cualquier tipo de propaganda que sostenga que una vida sin hijos e hijas es más feliz o plena, se añade a otras restricciones que el Kremlin ha impulsado con mayor fuerza desde el estallido de la guerra con Ucrania.
En los primeros seis meses del 2024, nacieron apenas 599 mil bebés, esto es 16 mil nacimientos menos que en el mismo periodo de tiempo del 2023, esta cifra resultó histórica, pues no se había registrado una tasa de natalidad tan baja desde 1999, es decir, hace 25 años.
Para poner en retrospectiva, de acuerdo con la Estadística de Nacimientos Registrados del Inegi, en 2023 México contabilizó 1 millón 820 mil 888 nacimientos; los nacimientos en Rusia son una cuarta parte de los registrados en México, una situación demográfica preocupante para el estado ruso, pues en el país, hay más población muriendo, que naciendo.
Los intentos de Rusia por erradicar esta realidad y fomentar en las mujeres valores tradicionales de reproducción, cuidado y maternidad, se han gestado con insistencia a través de otras políticas, como brindar incentivos financieros o instarlas a tener un mínimo de 3 hijos como parte de su «deber» nacionalista; sin mayor éxito, el Kremlin está dispuesto a combatir todo discurso o propaganda que promueva en las mujeres una vida autónoma sin maternar.
Mujer, máquina de reproducción
Filosofa, teórica y escritora, Federici narra en su obra que, al negarle a las mujeres el control de su cuerpo, les priva de toda integridad física y psicológica, además de esto, también degrada todos los valores de la maternidad y los convierte en un trabajo forzado con el objeto de sólo producir más soldados para el Estado.
«Pero en la nueva organización del trabajo todas las mujeres (excepto las que habían sido privatizadas por los hombres burgueses) se convirtieron en bien común, pues una vez que las actividades de las mujeres fueron definidas como no-trabajo, el trabajo femenino se convirtió en un recurso natural, disponible para todos no menos que el aire que respiramos o el agua que bebemos» (Silvia Federci en Calibán y la bruja: Mujeres, cuerpos y acumulación primitiva, 2004).
Pero esta realidad con una raíz profundamente violenta no sólo nace desde el Estado ruso, sino que proviene de diversos frentes, como por ejemplo, Corea donde las mujeres resisten al machismo violento del país y se mantienen firmes al movimiento 4B para no tener hijos, no casarse, dejar de tener citas y evitar toda conexión con sus congéneres. O en Japón donde los incentivos económicos para las madres no son suficientes para resarcir la violencia sexual y económica que viven las mujeres.
En Occidente, la realidad también golpea en la cara como por ejemplo, el reciente triunfo trumpista que produjo el movimiento derechista «Su cuerpo, nuestra decisión», donde hombres blancos y republicanos celebraron que una mujer -Kamala Harris- no haya podido llegar a la presidencia del país y, a manera de mofa, se hizo viral un postulado que sostenía que las mujeres iban a continuar siendo una propiedad y nunca, sujetos autónomos para decidir sobre su cuerpo; esto último, como una referencia a la penalización del aborto que se mantendrá vigente con el ascenso republicano a la presidencia.
Rusia
Es un país que limita al norte con el océano Ártico; al noroeste con Noruega, Finlandia, el mar Báltico, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia; al oeste con Bielorrusia y Ucrania; al sudoeste con Georgia y Azerbaiyán; al sur con Kazajistán, China y Mongolia; al sudeste con China, Corea del Norte y el mar del Japón.
Comparte fronteras con
Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia, Bielorrusia, Lituania, Polonia,
Ucrania, Georgia, Azerbaiyán, Kazajistán, China, Mongolia y Corea del
Norte.
Tiene una población de 143 millones de habitantes,
según datos del Servicio Federal de Estadística Estatal, “Rosstat”, su
capital es Moscú pero en otras épocas ha tenido como centro San
Petersburgo, Novosibirsk, Ekaterimburgo, Nizhni Nóvgorod, Kazán, Samara,
Rostov del Don, Omsk.
La esperanza de vida para los hombres es de 67 años y en mujeres es de 77 años, según datos del Servicio Federal de Estadística Estatal, 2022, incluye Crimea pero no otros territorios ocupados.
Su Constitución de 1993 establece una república federal presidencialista, en la que el Presidente es elegido por sufragio universal directo por un mandato de seis años, con posibilidad de ser reelegido por solo un mandato adicional y consecutivo.
Tras las enmiendas constitucionales aprobadas en 2020, se anuló el contador de mandatos presidenciales, de modo que, con su victoria en 2024, Vladímir Putin habría comenzado su primer mandato, y tendría derecho a presentarse de nuevo a las siguientes elecciones presidenciales.
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