5/03/2008

La Unión Europea y América del Norte


Resurge la Seguridad Nacional como «reto de la democracia» por Gaston Pardo*La guerra siempre ha sido un instrumento de las élites y ciertos poderes mundiales para tomar el control de las sociedades que demandan y exigen revendicaciones sociales, sean estas de un empleo y mejor salario, estabilidad laboral, control ecológico, salud al alcance de todos. Nuestro corresponsal en México analiza el contexto de guerra infinita.

Un afiche callejero de protesta compara al presidente estadounidense George W. Bush con Adolf Hitler, por las guerras imperiales y la belicosa actitud contra las soberanía de los pueblos que emplea en la actualidad el mandatario norteamericano y su ideología neoconservadora.
En septiembre de 2000, un año antes de la tragedia de Nueva York, el centro de reflexión que nació al dar a conocer su Proyecto por una nueva centuria americana, que le dio su nombre en Estados Unidos, editó el informe que se denomina «Reconstruir la Defensa de América», que nos puso al tanto de las prioridades geoestratégicas anglosajonas, que por su naturaleza están implicadas en el ámbito militar.Los virajes de la política militar apenas bosquejada entonces es ahora la consecuencia de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional para Estados Unidos, publicada por la Casa Blanca en septiembre de 2002. La administración Bush afirma en ese programa estratégico que EU necesita garantizar su propia seguridad instaurando regimenes democráticos en los países enemigos.

Helga Zepp: La OTAN en la vía de la Tercera Guerra mundialCon esos antecedentes en la mente de una comentarista de gran calibre, el 4 de abril de 2008 Helga Zepp-LaRouche, presidenta del Movimiento de Derechos Civiles-Solidaridad en Alemania (Büso por sus siglas alemanas), analizó los resultados de la reunión en la cumbre de la OTAN que tuvo lugar los primeros días de abril en Bucarest. El título mismo de su declaración es una voz de alarma: Atención a la cuenta atrás. «¿Deseamos en verdad la Tercera Guerra Mundial?»Helga Zepp observa que la cumbre transformó a la Alianza Atlántica en organización imperial global y que la principal fuerza motora de esta transformación ha sido « la oligarquía financiera del imperio británico, que aspira a sumir en el caos a sus principales adversarios.
Son capítulos de la anunciada transformación la campaña virulenta orquestada contra China; el ataque británico contumaz contra Rusia, y Vladimir Putin en lo personal; y la tentativa de reinstalar en Zimbabwe el control colonial».En el marco de la agenda imperial, la adhesión de Georgia y Ucrania a la alianza fue pospuesta para una mejor ocasión, con lo que se intenta no inquietar demasiado a Rusia; en cambio, sí se apoyó la adhesión de Croacia y Albania así como la reintegración de Francia a la Organización del Tratado del Atlántico del norte (OTAN), y la instalación de sistemas de defensa anti misiles y de estaciones de radar en Polonia y la República Checa; aumentar las tropas de la OTAN situadas en Afganistán con 700 soldados franceses; la integración de las estructuras miliares de la OTAN y de la UE, de conformidad con las disposiciones del Tratado de Lisboa; y, según informes no confirmados, el debate en torno a los nuevos documentos estratégicos, entre los que destaca el emitido por cinco antiguos jefes de estado mayor que examina el empleo de armas nucleares como medida "preventiva de conflictos" en el mundo».
Basta echar una mirada al mapamundi, indica la presidenta del Büso, «para que no quepa duda un instante de que la entrada de Georgia y Ucrania a la OTAN se da en el marco de una maniobra de rodeo de Rusia. De la misma manera, los dispositivos defensivos en Polonia y en la República Checa, materializan una violación de las medidas de seguridad de Rusia».El propio presidente Putin dio a conocer el punto de vista, informa Helga Zepp, « del gobierno ruso en la materia, en una conferencia de prensa en Bucarest, en la que dejó establecido que la creación de un poderoso bloque militar ante las fronteras rusas sería considerada como una amenaza directa a su seguridad nacional». El presidente ruso ha también acusado a la OTAN de mantener la confusión sobre el papel futuro de la Alianza y de pretender llegar a ser un actor mundial, más allá del territorio de los estados miembros.Helga Zepp evocó enseguida el diseño neo - imperialista presentado por The Economist (27.03.08), tal como fue presentado en un dossier de 14 páginas dedicado al futuro de la política exterior británica.
El dossier aborda a la vez el declive de Estados Unidos y el poder acumulado por sus principales adeversarios del siglo XXI, es decir, Rusia y, sobre todo, China.The Economist ha publicado desde el 3 de febrero de 2007 una serie de articulos intitulada «Britannia Redux», cuya tesis principal es que la Gran Bretaña ha dejado de ser el « enfermo» de Europa y que Londres ha restablecido, gracias a la mundialización, su papel de centro de poder legítimo. Esta evaluación, indica la lideresa alemana, se basa en buena medida en el hecho de que cerca del 80 por ciento de los fondos de riesgo se localizan en distintos domicilios de las Islas Caimán, una colonia británica.«A eso se puede sumar una larga lista de síntomas que demuestran que el imperio británico está decidido a salir de la crisis sistémica en curso en una posición dominante, en el imperio a la vez a Estados Unidos y a una Europa continental, estrangulada por la UE»
El imperio espera abatir toda perspectiva de asociación estratégica entre la Rusia, China e India, antes de someter a estos países cada uno en el momento preciso.El Sunday Times británico (30.03.08) presentó otro aspecto de este escenario: China está debilitada económicamente y va en dirección a problemas internos que es incapaz de detener, como la secesión del Tibet y de algunas regiones occidentales del país. Este sería el preludio de un gran enfrentamiento euroasiático. En efecto, como consecuencia de la crisis en Estados Unidos, China se hunde en el caos e intenta afirmar su poder national afrontando las peores convulsiones sociales desde 1989.

Del resultado de este escenario dependerá el sentido que tomen sus diferencias con Japón. Y si la muerte del Dalai Lama llegara a coincidir con la del dirigente nor-coreano Kim Jong-Il, Japón tendría suficientes razones para plantear sus diferencias con China a propósito de Taiwán.Numerosos aspectos de este proceso siguen la línea de geopolíticos de la escuela de Haushofer, Milner y Mackinder; están en curso, en concordancia con los estudios que llevó a cabo en la Universidad Autónoma Metropolitana, de México el profesor Heinz Dieterich, quien en su libro Las guerras del capital sostiene que los proyectos geopolíticos de Japón y Alemania tienden a actuar en territorios exclusivos, si bien Alemania puso sobre el tapete desde 1941 su interés de considerar a los países eslavos como parte de su espacio vital.

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