5/24/2008

Plan México, como el Plan Colombia, es para fortalecer a los militares, no para acabar el narcotráfico


Pedro Echeverría V.


1. El Senado de EEUU aprobó la Iniciativa Mérida (mejor conocida como Plan México) pero condicionándola. Por eso el senador Patrick Leahy afirmó que “es fundamental” que tales medidas sean condicionadas, dada la larga historia de corrupción y violaciones de derechos humanos en las fuerzas armadas y policíacas de México y países centroamericanos. Otorgó 350 millones de dólares a México, como la primera de tres entregas de fondos a esa nación. “Durante años hemos capacitado fuerzas policíacas mexicanas y centroamericanas, y es bien conocido que algunos de ellos han acabado trabajando para los cárteles de la droga. Es del conocimiento común que la corrupción es extensa entre sus instituciones de procuración de justicia, las mismas entidades que estamos a punto de apoyar”. Fuerzas militares y policíacas mexicanas tienen una larga historia de violaciones de derechos humanos –incluidas detenciones arbitrarias, tortura, violaciones sexuales y asesinatos extrajudiciales– por las cuales casi nunca han sido responsabilizadas

2. O sea, EEUU firmó el Plan México de “ayuda militar” conociendo con profundidad la enorme corrupción existente entre el gobierno y el ejército mexicanos; por ese motivo condicionó su puesta en práctica. La realidad es que EEUU le juega (como México) al combate contra el narcotráfico, pero su objetivo principal es el combate contra lo que llama “terrorismo” y toda política radical de oposición. Tanto el gobierno de Bush, como el de Calderón, saben que es imposible acabar con el narcotráfico porque siempre ha representado una gran fuente de ingresos y de riquezas para los mismos gobiernos y empresarios ligados a él. Con el Plan México los EEUU aseguran, supeditan, atan más al gobierno y ejército mexicanos para ser incondicionales a sus políticas. Los asesores militares norteamericanos conocen la enorme importancia que tiene que el ejército, apoyado por el gobierno, esté ocupando decenas de estados de la República y miles de poblados. Esta iniciativa calderoniana, según EEUU, merece todo el apoyo del Plan.

3. ¿No se recuerda acaso que el secretario de Estado Foster Dulles hace medio siglo afirmaba: “los Estados Unidos no tienen amigos sino sólo intereses”? Pues hace algunos años otro alto funcionario (esta vez de la administración de Bush) señaló: “sabemos que en varios países nuestro gobierno apoya a dictadores, pero son nuestros dictadores”. Es decir, para asegurar el dominio del imperio en política se vale de todo. Si EEUU invade países, los bombardea y luego saquea sus riquezas, cualquier dictador es menos asesino que él. Con esos principios ideológicos se ha manejado la política estadounidense: “lo que conviene a los EEUU es lo que conviene al mundo”. El imperio yanqui, que lleva un siglo dominando al mundo, a pesar de que ahora comienza a declinar, no puede perder oportunidad alguna para crear bases militares propias o países totalmente a su servicio. En 1947 clavó a Israel en una gran zona árabe para utilizarlo como base de sus maniobras y en la última década ha usado a Colombia como punta de lanza en América.

4. En Yucatán no olvidaremos la firma de la llamada Iniciativa Mérida porque ese día, martes 13 de marzo de 2007, el ejército, que disfrazado de policía (custodiaba la ciudad porque Bush y Calderón estaban reunidos en la hacienda Temozón Sur firmando ese Plan México de ayuda militar) reprimió y encarceló, con gran brutalidad, a 48 jóvenes y adultos que protestábamos contra su visita. Así que el Plan México, en el momento de su firma, fue ejemplarmente festejado por Calderón con una salvaje represión contra jóvenes trabajadores y estudiantes universitarios. Mérida es la ciudad capital del estado de Yucatán. Cuenta con 900 mil habitantes de los cuales el 70 por ciento vive en la pobreza y la miseria; es una de las ciudades más conservadoras de la República en las que las protestas políticas son escasas y de muy poca participación. Por eso Calderón escogió a esta ciudad, a mil 500 kilómetros de la Ciudad de México, para recibir a Bush.

5. Para combatir el narcotráfico, pero también a la oposición, el Gobierno mexicano tiene como principal herramienta a los militares. El Plan México puede modificar la relación civil-militar, ya que las Fuerzas Armadas deben fortalecerse en equipo, presupuesto, y también en prerrogativas, lo que podría debilitar a la sociedad civil frente al sector militar. El plan de “cooperación” se basa en entregar el primer año 400 millones de dólares, 350 millones a México y 50 millones a Centroamérica. El Plan se propone prevenir el ingreso y tránsito de drogas, armas, personas vinculadas y tránsito de recursos financieros, a través de la región y hacia EEUU. Incluye la dotación de equipo de inspección, unidades caninas de intercepción, tecnologías de comunicación, asesoría técnica y entrenamiento para las instituciones de justicia, programas de protección de testigos, helicópteros y aviones de vigilancia para que haya una reacción rápida en la intercepción.

6. La secretaria de Relaciones, por su parte, declaró que México puso como condición a Estados Unidos que los equipos recibidos sean operados por mexicanos, ya sea del Ejército, de la Marina o la policía; pero reconoció que los mexicanos sí recibirán capacitación en EU. Se identificaron tecnologías de punta, entrenamiento y equipos que en el marco de un programa de cooperación contribuirán a los esfuerzos de México en tres áreas: lucha antinarcóticos, combate al terrorismo y administración de fronteras; seguridad pública y procuración de justicia, y el fortalecimiento institucional y aplicación de la ley. Se enlistó a ocho helicópteros de transporte, equipo logístico, partes y paquete de entrenamiento;

87 scanner de ion manuales para el ejército y la fuerza aérea; y dos aviones de reconocimiento cada uno equipado con el equipo de la guardia costera) para la Armada, así como millones de dólares para modernizar su base de datos y de verificación de información, formas digitalizadas de migración para ser usados en la frontera sur de México.

7. Sin embargo, estudiosos de El Plan Colombia han demostrado que estos planes disfrazados de ayuda son eficaces para el control militar, la inteligencia, la lucha antisubversiva, ciertos golpes espectaculares contra el comercio de la droga, pero no para disminuir el fenómeno global del narcotráfico. El plan sirvió para modernizar las fuerzas militares del país andino, mejorar su movilidad, aumentar en 51% su capacidad de armamento, así como para erradicar casi 800 mil hectáreas de cultivos de drogas a través de fumigaciones y con aviones y pilotos aportados o entrenados por Estados Unidos. Sin embargo, señalan los especialistas, ni la actividad delictiva del narcotráfico ni la oferta y el consumo de la droga en Estados Unidos han disminuido con tal despliegue de recursos y de fuerza. Para los expertos, a pesar de la “guerra frontal” en Colombia y de los amplios operativos directos del ejército en México durante más de 18 meses, el consumo de drogas en Estados Unidos goza de cabal salud.

8. Eso espera el presidente ilegítimo Calderón con el Plan México. Hay que reconocer que sí hay combate contra el narcotráfico pero buscando la espectacularidad y la publicidad; sin embargo la realidad dice otra cosa: encarcelamiento de cientos de humildes indígenas que por desempleo, hambre y miseria se ven obligados a colaborar como asalariados; pero, por otro lado, protección militar y policíaca abierta a los más altos jefes del narcotráfico. Mientras tanto se construye, como en Colombia, la teoría de la unión del narcotráfico con la guerrilla o con las luchas campesinas y ciudadanas de masas como las de Oaxaca, Chiapas, Guerrero o Michoacán. Calderón, los empresarios y la clase política, usando a los medios de información a su servicio, no han dejado de hacer llamados de unidad por el gran interés de la patria o de la nación. Pero ya nadie cree en esos cantos de sirena que sólo buscan fortalecer el aparato militar.


pedroe@cablered.net.mx

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