9/02/2008

PRETENDE CALDERON ENGAÑAR CON CIFRAS FALSAS




SOBRE EL EMPLEO, ES INSUFICIENTE Y MAL PAGADO

México, D.F., 2 de septiembre de 2008
El Segundo Informe de Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa en materia de empleo ofrece, en primer lugar, cifras falsas sobre el presunto incremento en la generación de puestos de trabajo; en segundo lugar, oculta que los bajos salarios y precariedad de los que han sido creados y, por último, lo que resalta es una política de Estado en materia laboral que deja a los trabajadores en condiciones de total indefensión y sometidos a la voracidad de los empresarios.

Es bien sabido que el gobierno federal no tiene una política de promoción real de empleos formales y de calidad; además, producto de la contracción de la economía mexicana que comenzó en 2007, no se ha creado el millón 200 mil empleos anuales que requiere México.
De acuerdo con esa perspectiva, para julio de 2008 debieron crearse un millón 800 mil empleos nuevos y de calidad pero, según el informe presidencial, apenas se han generado 800 mil, por lo que hay un déficit de un millón de puestos de trabajo, sólo en el primero semestre de este año.
Peor aún, la cantidad de empleos que reporta la Presidencia de la República no corresponde a la realidad. Según datos del IMSS y del INEGI, en diciembre de 2006 —inicio de la administración calderonista—, había 13 millones 981 mil trabajadores y para junio de 2008, los datos arrojan 14 millones 472 mil. Por tanto, si en cerca de dos años se crearon 491 mil puestos de trabajo, es poco creíble que en un mes se hubieran creado 309 mil más, suficientes para llegar a los 800 mil que presume mentirosamente Calderón.

En refuerzo de lo anterior es conveniente recordar que para 2008 el Banco de México redujo a 350 mil la expectativa de los empleos que se crearán, lo cual significa una caída de 150 mil empleos, tomando como referencia los pronósticos de principios de año, lo cual demuestra la poca solidez de los datos proporcionados por la Presidencia de la República.
Por otro lado, es importante poner énfasis en que los empleos que se han creado en estos últimos años son totalmente precarios, es decir, en su mayoría son eventuales, con bajos salarios, carentes de seguridad social, sin estabilidad ni permanencia alguna, terciarizados y sin que los trabajadores puedan ejercer su derecho a la sindicalización.
La precariedad de esos empleos desmiente las cifras alegres del gobierno federal. No se trata solamente de hacerle pensar a la opinión pública que se cumple creando miles de empleos —de por sí insuficientes—, sino de generar empleos dignos para los mexicanos, con todos los derechos que les otorga la Constitución y no con la modalidad cada vez más extendida de la terciarización, que genera trabajadores semiesclavos, sin ningún derecho a prestaciones y con contratos de tres meses.
Asimismo, el informe de Calderón omite deliberadamente las acciones que su gobierno, en particular el secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano, ha realizado para servir de manera eficiente a los empresarios y a los poderosos en detrimento de los trabajadores.
Intervención gubernamental en los sindicatos, autoridades que invariablmente fallan en contra de los trabajadores y sus organizaciones; mantenimiento de privilegios para los caciques y mafias sindicales; recuentos amañados con la complacencia de la Junta de Conciliación y Arbitraje para evitar la organización auténtica de los trabajadores, son los elementos verdaderos de la política laboral calderonista.
Calderón presume también una serie de acciones en apoyo a la economía familiar. Falso también. Las pretendidas acciones para apoyar a la economía familiar no son más que medidas publicitarias que esconden la realidad de una inflación galopante que comenzó con su sexenio y que no ha sido capaz de controlar; en todo caso, que tampoco le interesa controlar mientras mantenga, como lo reconoce el propio informe, las variables macroeconómicas aunque la gente se esté sumergiendo en la pobreza y más de la mitad de la población en la más absoluta miseria.
Para la mayoría de las familias mexicanas el impacto del incremento de precios ha sido brutal, los principales alimentos de la canasta básica han incrementados sus costos en porcentajes que van de 10 a 30 por ciento.
Alimentos como la tortilla, el huevo, la leche, el aceite, entre otros, han visto subir sus precios de una manera desorbitada. Sólo en agosto la gasolina incrementó su precio en dos ocasiones, lo cual desata una mayor inflación. El gobierno federal irresponsablemente acusa de todo a la situación internacional, cuando ha sido él el causante de esta crisis al imponer con rigidez una política neoliberal.
Como se ha podido constatar con las alzas irrefrenables, los acuerdos con las principales cadenas comerciales para controlar el precio de los alimentos no tuvieron ningún efecto, además de que no se incluyeron alimentos básicos. Pese a las mentiras de Calderón se avizora un repunte dramático de la inflación.

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