8/21/2010

El crecimiento de la ciudad de México es imparable: destruye comunidades y hace miserables a seres humanos

Pedro Echeverría V.


1. La delegación de Tlahuac, de la ciudad de México, puede salvarse de la brutal “civilización” que avanza cada minuto llenando a su paso con edificios, grandes comercios, autobuses, carreteras, avenidas, calles, basureros, vendedores ambulantes, limosneros, asesinos. Todavía pudimos caminar cuatro kilómetros en piso empedrado de terracería entre árboles, sembradíos, animales y respirando aire fresco y puro aún sin la gigantesca contaminación que se expande de la ciudad de México, a hora y media con transporte motorizado. Pero los grandes capitalistas, conocedores del Plan de Gobierno, hace mucho que compran tierras a precios ínfimos, que rematan predios sabiendo que será un buen negocio, que construyen planos y sobre él la urbanización que el gobierno del DF -en campaña presidencial- busca imponer como una gran obra urbana de su mandato. No se si se pueda frenar la “civilización” que cuenta con grandes promotores, pero por lo menos hay que resistir.


2. Todavía en los años setenta, según el kilometraje de un auto, Villa Coapa al Zócalo tenía una distancia de 25 kilómetros y de aquí a la Villa de Guadalupe quizá otros 25; hoy, 35 años después del extremo Sur al extremo Norte quizá hayan 200 kilómetros. Es decir, todos aquellos poblados de las regiones de Xochimilco, Indios Verdes Cuautitlán, Lechería, etcétera que rodean a la ciudad de México y que antes eran rurales, llenas de agua no contaminada, con pastizales para animales y tierras de cultivo, hoy están llenas de avenidas, múltiples líneas de transporte, ruidos infernales y contaminación de aguas, ríos, lagos y todo. ¿En qué se beneficiaron aquellos pueblos que no pudieron parar la “civilización” que no es solo, como el Metro y las avenidas, sino todo lo que la acompaña? Hoy los xochimilcas trabajan más, producen y venden en grande, pero el dinero no les alcanza para pagar transporte ni el tiempo para reunirse en familia.


3. Por ahora los compañeros campesinos y luchadores sociales de Tlahuac han logrado parar la construcción de la línea 12 del Metro así como las vías rápidas para llegar al poblado rural “incivilizado”; pero no sabemos cuánto aguanten porque el gobierno de la ciudad, así como el de Calderón, tienen gigantescos compromisos de inversiones millonarias en el Metro, el transporte, los comercios y el turismo. ¿Qué pasaría si se inventa un plebiscito o referéndum?, pregunté a los compañeros; el pueblo estaría por conservar su vida pacífica y no contaminada, pero dado que los intereses de los capitalistas por hacer negocios es grande, harán hasta lo imposible por imponer su criterio. Sin embargo el pueblo de Tlahuac es muy accesible porque entiende que sería una calamidad que esa paz que ahora vive sea violentada con la construcción de hoteles, grandes restaurantes, estacionamientos, anuncios luminosos y limpiaparabrisas.


4. Marx planteaba que la naturaleza se transforma en puro objeto para el hombre, en pura cosa utilitaria; deja de ser reconocida en tanto potencia para sí. Y el mismo conocimiento teórico de sus leyes autónomas aparece solamente como argucia para someterla a sus propias necesidades (nada: humanas), sea como objeto de consumo o como vehículo de producción". Engels lo comprende muy bien (en Dialéctica de la Naturaleza) exponiendo con un sentido agudo del eco-equilibrio los principios de una ciencia ecologista. Destacando el papel del trabajo en la evolución del hombre y luego de mostrar los rasgos que distinguen al hombre del animal (en tanto aquel hace todo para dominar a la naturaleza), nos advierte: "No nos jactemos demasiado de nuestras victorias sobre la naturaleza. Ella se termina vengando de todos nosotros. Ciertamente cada triunfo tiene al principio las consecuencias esperadas.


5. ¿Quién creería que el filósofo y economista alemán, metido día y noche entre bibliotecas y libros, pudiera opinar –con su hermano y amigo Engels- que la naturaleza se vengaría de nosotros? ¿Que siempre deberíamos recordar a cada paso que “no reinamos en absoluto sobre la naturaleza como conquistadores sobre un pueblo extranjero, sino que le pertenecemos con nuestra carne, nuestra sangre, nuestro cerebro, que residimos en su seno; y que toda nuestra dominación radica nada mas en la ventaja que tenemos sobre el conjunto de las otras criaturas, de conocer sus leyes, sirviéndonos de ellas juiciosamente”? La civilización capitalista se ha sentido muy superior a la naturaleza y se burla de ella pensando en que la controla; sin embargo ella se venga ante las agresiones humanas. ¿Se piensa acaso que toda la contaminación ambiental, de los alimentos, de las aguas, de los plásticos, de la basura, de la nuclearización quedará sin castigo?


6. Recuerdo que los zapatistas del EZLN, durante más de 15 años, se han opuesto rotundamente a los gobiernos de México que han querido introducir carreteras y transportes en el territorio que controlan en Chiapas. Sin duda es una posición anticapitalista. Por eso en Tlahuac se ha dicho que el proyecto de la línea 12 del Metro, despojando de sus tierras a los ejidatarios de Tlaltenco y afectando a otros pueblos, está acompañado de al menos cinco proyectos más que afectan a la Sierra de Santa Catarina con la construcción de basureros, academias de policía y reclusorios, además de varios proyectos de infraestructura que afectan mantos acuíferos, zonas de refugio de aves migratorias e impulsan la privatización escondida de zonas de biodiversidad para el turismo de mercado. Estos proyectos destruyen las economías locales, la producción alimentaria y el medio ambiente además de realizarse sin consulta, despojando violentamente de sus tierras a los pueblos originarios.


7. ¿Cómo combatir y destruir el capitalismo embrutecedor, que tiene al mundo de cabeza en beneficio de un puñado de multimillonarios, si seguimos permitiendo que siga avanzando eso que le han puesto el nombre de “civilización” que destruye comunidades, contamina el medio ambiente y la ecología? Cuando creímos que en los siglos XVIII y XIX el gran desarrollo industrial traería al mundo bienestar para la mayoría de la población, muy pronto descubrimos que ese “progreso” material –y todo el maquinismo y la tecnología posterior- sólo beneficiaba a los sectores dominantes. Y lo peor es que no se trata de acometidas encabezadas como siempre por la derecha; también la socialdemocracia y la seudo izquierda va tras el “progreso” y la “civilización” de corte capitalista. En la ciudad de México y en todo el país debería darse la batalla contra esas políticas que están llevando aceleradamente al asesinato de millones de seres humanos mediante productos contaminados y las enfermedades productos de ellos.


pedroe@cablered.net.mx

No hay comentarios.:

Publicar un comentario