2/20/2013

China intenta romper el cerco de EU con la carta BRICS: primera visita de Xi a Rusia y Sudáfrica


Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme
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Xi Jinping, durante un encuentro con Nkozasana Dlamini-Zuma, dirigente de la Unión Africana, el domingo 17 en el Gran Salón del Pueblo, de PekínFoto Ap

Han ocurrido sucesos muy extraños, como la incursión de dos bombarderos rusos dotados de misiles crucero nucleares (Tu-95 Bear H) cerca de la isla de Guam, donde Estados Unidos concentra magnas bases del centro de su comando en el océano Pacífico.

Bill Gertz, de Free Beacon (15/2/13), vinculado a los mesiánicos neoconservadores straussianos (los ideólogos de la dupla Bush/Cheney), considera la incursión como el prolegómeno de una mayor agresividad tanto de Rusia como de China (¡supersic!): Guam es uno de los principales puntos estratégicos de las bases militares de Estados Unidos de la nueva política pivote para Asia de la administración Obama y representa un objetivo para China y Norcorea (¡supersic!); ambos países poseen misiles capaces de golpear a la isla localizada mil 700 millas al este de Filipinas, en la cadena de islas Marianas.

Bill Gertz cita a un funcionario del Pentágono quien afirma que los vuelos de los bombarderos son una señal de que los rusos también tienen como objetivo militar a la isla (Guam).

Las tensiones entre China y Japón han escalado en torno a las islas Diaoyu, que se han convertido en la mayor fractura tectónica de la geopolítica global.

Global Times (19/2/13) arguye que las recientes pruebas nucleares de Norcorea están vinculadas a la dinámica de tensión entre China y Japón.

A mi juicio, tampoco se puede soslayar la guerra de divisas que ha arreciado Japón al devaluar deliberadamente 20 por ciento su divisa, el yen, en los pasados cuatro meses, susceptible de afectar la economía china ( People’s Daily, 19/2/13). También el won de Corea del Sur y el nuevo dólar de Taiwán se han devaluado en paralelo al yen. Curioso: el renminbi/yuan chino es la única divisa que no se ha devaluado en el noreste asiático.

La tensión entre Estados Unidos y China se escenifica en todos los frentes y después de The New York Times, The Financial Times (19/2/13) arremete contra los presuntos ciberataques de los hackers chinos manipulados por los militares en Shanghai y en contra de trasnacionales de Estados Unidos, lo cual ha valido ya en el pasado una severa réplica de Dai Qingli, portavoz de la embajada china en Gran Bretaña (11/11/11). Hoy el Ministerio de Defensa Nacional de China desecha tales acusaciones como falsas y poco profesionales ( China Daily, 20/2/13).

Lo real es que China sufre un embate multidimensional de parte de Estados Unidos, que intenta colocar un cerco a su alrededor bajo la política de contención del pivote de Obama, y entre cuyos vectores geoeconómicos se encuentran tanto la Alianza Transpacífica (TPP, por sus siglas en inglés) como la OTAN económica y/o el G-2 geopolítico de Estados Unidos para crear el mayor bloque del planeta con Europa (ver Bajo la Lupa, 17/2/13).

En forma coincidente, cuatro nuevos líderes de China, Japón, Corea del Sur y Norcorea llegan al poder en 2013 ( Global Times, 5/2/13), lo cual, a mi juicio, es de doble filo, ya que así como pueden mejorar las relaciones bilaterales con la frescura de nuevos dirigentes, también pueden profundizar los diferendos, cuando los dirigentes necesiten de algún golpe de timón en medio de la exacerbación de los nacionalismos locales.
Ante la política de pinzas que aplica Obama para cercar a China, es altamente significativo que el primer viaje del nuevo mandarín Xi Jingpin será a Rusia, y luego a Sudáfrica, en donde se celebrará la quinta cumbre de los BRICS, del 25 al 27 de marzo ( Global Times, 18/2/13).

África constituye una de las mayores ventanas de oxigenación de China. Xi calificó a África como el continente de la esperanza y cuyo desarrollo crea oportunidades bidireccionales con China ( People’s Daily, 18/2/13).

Desde 2009, África es el principal socio comercial de China, superando a Estados Unidos y Europa, llegando a rebasar los 200 mil millones de dólares en 2012.

El rotativo chino cita un reporte del Standard Bank of South Africa que muestra que 18 por ciento de las importaciones de África provinieron de China en 2012, mientras las importaciones chinas de África aumentaron 26 por ciento, cuando más de 2 mil empresas chinas están establecidas en proyectos de inversiones en los rubros de agricultura, telecomunicaciones, energía, manufactura y servicios de comida (sic).

Global Times cita a varios analistas quienes aducen que la selección de Rusia como el primer destino foráneo sugiere que las relaciones China-Rusia son la prioridad de la diplomacia china en la era de Xi, la cual, por cierto, coincide con el año de la serpiente, una de cuyas características es la sapiencia sinuosa y su alta letalidad.

Según Shen Jiru, investigador del Instituto de Política y Economía Mundial en la famosa Academia de Ciencias Sociales de China, considera que “el potencial de desarrollo económico de China se sitúa en la cooperación con los países emergentes, como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), dado que Estados Unidos y Europa están aún empantanados en crisis de deuda.

Según Jin Canrong, vicedecano de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Renmin, China y Rusia pueden forjar una asociación muy estrecha, pero no una alianza, ya que Rusia carece de la confianza para predecir el futuro de las relaciones sino-rusas, cuando también está preocupada por las presiones de Estados Unidos. Aquí muy bien cabría aplicar ya sea la teoría de juegos de John von Neuman sobre los equilibrios creativos y/o el célebre dilema del prisionero de la sociología moderna sobre el beneficio de la confianza mutua.

El rotativo chino cita a Sergey Razov, embajador de Rusia en China, quien en fechas recientes comentó que las relaciones bilaterales China-Rusia no están basadas en la ideología común sino en intereses nacionales comunes. Justamente nadie como Xi, comparado con sus antecesores, más de corte burocrático desde la etapa de Deng Xiao Ping, entiende los alcances de los intereses nacionales en la arena internacional.

El objetivo del mandarín Xi, enunciado en su célebre discurso de enero, se centra en la prosperidad global y en la estabilidad, de forma tal que, a mi juicio, se acercará lo suficiente a Rusia, sin ser sofocada por el oso ruso, así como a India, sin asfixiar tampoco al tigre indio, y sin tener necesariamente que romper con Estados Unidos.

El problema radica en la búsqueda de los nuevos espacios oxigenantes para el ascenso irresistible de China que, guste o disguste, comienza a llenar los vacíos del declinante poderío económico de Estados Unidos y Europa.

Lo grave estaría en una sobrerreacción de los grandes actores de la geopolítica en el teatro global, como está sucediendo con la política del pivote de Obama, que ha sido interpretada en los círculos estratégicos de China como una política de contención similar a la que aplicó exitosamente Estados Unidos a la ex URSS durante la guerra fría.

Lo peor es sucumbir en primitivas linealidades maniqueas en medio de una profundidad hipercompleja de la dinámica de la nueva reconfiguración cartográfica en Asia, que refleja la irrupción de China y el declive de Estados Unidos, ya no se diga Europa, y en donde existirán muchas zonas de ambigüedad crepuscular.

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