3/21/2013

Breve guía para comprender la Reforma en Telecomunicaciones


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camara diputadosEl día de hoy se discutirá en la Cámara de Diputados la Reforma en materia de Telecomunicaciones. Como era de esperarse, la Reforma no resultó tan perfecta como nos la plantearon en un inicio. En los últimos días, se han revelado distintas intenciones involucradas con la Reforma, intenciones que podrían no convertirla en aquella “solución a todos nuestros problemas”, como en su momento muchos plantearon.
Por lo mismo, en Homozapping hemos preparado esta breve guía para que comprenda mejor lo que se discutirá hoy y usted mismo pueda hacer su propio juicio:

Televisa y Telmex: los monopolios presidencialistas (Primera Parte)

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Carlos Slim, Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego en la toma de protesta de Enrique Peña Nieto el pasado 1º de diciembre.
Carlos Slim, Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego en la toma de protesta de Enrique Peña Nieto el pasado 1º de diciembre.
La tarde del viernes 8 de marzo, unas horas antes de la reunión del Consejo Rector del Pacto por México que analizaba el último borrador de la reforma a las telecomunicaciones y a la radiodifusión, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, realizó una sorpresiva visita a las instalaciones de UNOTV, el canal de televisión por internet de Carlos Slim.
Videgaray estuvo acompañado por Carlos Slim Domit, hijo del magnate y principal accionista de América Móvil, el gigante de las telecomunicaciones que controla las dos principales compañías de telefonía en México: Telmex y Telcel. El recorrido se hizo para eliminar la tensión entre el gobierno federal y Slim.
La tensión entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y Carlos Slim se incrementó cuando el accionista de Telmex abandonó días antes Los Pinos tras una agria discusión con el primer mandatario.
Slim reclamó que el proyecto de reforma constitucional para telecomunicaciones lo afectaba más a él que a Grupo Televisa, de Emilio Azcárraga Jean, el pilar del otro monopolio en televisión abierta y restringida en México, con quien sostiene una guerra abierta desde 2011.
El borrador del texto de la reforma  le otorgaba facultades al nuevo órgano regulador para desagregar activos y declarar la dominancia de más del 50 por ciento del mercado a las dos principales subsidiarias de América Móvil. Además, mantenía el candado para que el must carry y el must offer no se ofreciera a empresas con ese mismo porcentaje de dominio del mercado.
En otras palabras, argumentó Slim y sus principales asesores, la reforma tenía una “clara dedicatoria” al magnate de las telecomunicaciones, ya que no afectaba de igual forma a su ex socio y actual competidor, Grupo Televisa, asociado desde el año pasado con Grupo Iusacell, de TV Azteca.
El domingo 10 de marzo, Emilio Azcárraga Jean hizo otra visita sorpresiva a Palacio Nacional. Los testigos relatan que llegó con una carpeta de papeles. Se reunió también con Videgaray, el auténtico artífice y redactor de buena parte de las medidas de desconcentración económica de la reforma.
Como a Slim, el secretario de Hacienda tuvo que convencer a Azcárraga Jean que la reforma no lo iba a afectar tanto. Y era cierto. Los criterios para ordenar medidas para eliminar barreras a la competencia y la libre concurrencia, así como para “ordenar la desincorporación de activos”, establecidos en la reforma al artículo 28 constitucional, privilegió criterios de servicios de telecomunicaciones (tarifas, porcentaje de usuarios, interconexión, etc) y no los propios de los servicios de radiodifusión (concentración de concesiones, publicidad, audiencia y producción y distribución de contenidos).
El “candado” regulador que afectaba más a Grupo Televisa y a su socio TV Azteca es que ninguno de ellos podía participar en ninguna nueva licitación de televisión abierta si tenían más de 12 Mhz. Ambos poseen más de tres canales de televisión (cada uno tiene 6 Mhz).
De última hora, Azcárraga Jean logró frenar la posibilidad planteada en el Consejo Rector que también se abriera al 100 por ciento la inversión extranjera en radio y televisión. Argumentó que son mercados distintos. Y consiguió que se mantuviera el límite de 49 por ciento de inversión foránea.
La  incomodidad de los dos principales monopolios en telecomunicaciones y en radiodifusión frente a la reforma por venir fue frenada con promesas y acuerdos que aún no están del todo claros.
La “bienvenida” de los Monopolios
Paradójicamente, la reforma que va a afectar a los monopolios fue “saludada” por Grupo Televisa y por América Móvil, así como por otros agentes que pretenden competir en el mercado, como Grupo MVS, que acabó enfrentado con el gobierno de Felipe Calderón por el “rescate” de la banda 2.5 Ghz.
Grupo Televisa, que posee el 70 por ciento de las concesiones en televisión abierta, el 60 por ciento de los suscriptores en la industria por cable, acapara más del 50 por ciento del mercado publicitario nacional y de la producción y distribución de contenidos, emitió un comunicado para anunciar que continuará con sus inversiones.
“Grupo Televisa ha realizado inversiones importantes y se ha preparado para competir ahora en un campo más parejo, con nuevas reglas del juego, como las que contempla la reforma que toma en consideración las asimetrías existentes en el sector”, afirmó el comunicado del 11 de marzo.
Desde la mañana, a través de su cuenta de Twitter, Emilio Azcárraga Jean escribió:
“Ya se presentó la #ReformaTelecomunicaciones. Tiempo de grandes retos y también de oportunidades. Bienvenida la competencia”.
América Móvil mantuvo un extraño silencio durante las primeras horas, posteriores al anuncio de la reforma, realizada por el jefe del Ejecutivo en el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad.
Finalmente, en un escueto comunicado de una cuartilla América Móvil recibió “con beneplácito” la iniciativa de reformas constitucionales y “celebra la apertura de una nueva etapa” en el desarrollo del sector.
La empresa más poderosa en telecomunicaciones, que controla el 70 por ciento del mercado de telefonía móvil, el 80 por ciento e telefonía fija y el 71 por ciento del internet alámbrico en México, afirmó que “da la bienvenida, como lo ha reiterado en varias ocasiones, al incremento de la participación al 100 por ciento de la inversión extranjera en telecomunicaciones, factor necesario para incrementar la demandante inversión, tanto local como externa, que requiere el sector”.
A pesar del beneplácito de ambos actores dominantes, el mercado bursátil opinó lo contrario: las acciones de América Móvil disminuyeron 2.64 por ciento ese mismo día y las de Televisa bajaron 1.36 por ciento.
Tres días después, la más afectada fue América Móvil, al acumular una disminución de casi 13 por ciento, mientras que sus acciones en el mercado bursátil de Estados Unidos disminuyeron 11.4 por ciento.
Esta disminución representó una pérdida de 9 mil 201. 43 millones de dólares para América Móvil, superiores a los 7, 500 millones de dólares que obtuvo la compañía por concepto de utilidades en 2012.
A su vez, Televisa tuvo un retroceso de 3.1 por ciento en el valor de sus acciones, que representaron pérdidas por 678.5 millones de dólares, mientras los títulos de TV Azteca disminuyeron 5.1 por ciento, es decir, una pérdida de 76.4 millones de dólares.

Televisa y Telmex: los monopolios presidencialistas (Segunda Parte)

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A Imagen y Semejanza Presidencialista
Carlos Slim y Emilio AzcarragaLa historia de los dos grandes monopolios de radiodifusión y telecomunicaciones en México indica que su crecimiento, expansión y privilegios sólo fueron posibles a través de decisiones presidencialistas. Y lejos de afectar o aminorar su poder, cada reforma las ha fortalecido.
En especial, la historia de Grupo Televisa va de la mano con el monopolio del poder político y del control de la opinión pública en la era dorada del PRI. La primera concesión televisiva se dio a cuatro años de la fundación del Revolucionario Institucional, al inicio del sexenio de Miguel Alemán, el “cachorro” de la revolución.
En el alemanismo se otorgaron las tres primeras grandes concesiones de televisión pública que posteriormente se fusionaron en Telesistema Mexicano, dirigido por Emilio Azcárraga Vidaurreta, El León, cabeza de la dinastía que ha dominado este mercado.
En 1950 se le otorgó a Rómulo O’Farrill la concesión de XHTV, Canal 4, en 1951 a Azcárraga Vidaurreta la de XEW TV, Canal 2, y en 1952 al ingeniero Guillermo Camarena, creador de la televisión a color y considerado una especie de prestanombres del alemanismo, la concesión de XHGC Canal 5. Cinco años después, las tres señales se fusionaron para crear Telesistema Mexicano.
En 1973, tras el fallecimiento de Emilio Azcárraga Vidaurreta, su hijo Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, se quedó al frente de Telesistema. Tras un primer enfrentamiento con el presidente Luis Echeverría Alvarez, quien amenazó incluso con expropiar las concesiones, la empresa de Azcárraga Milmo quedó más fortalecida. Absorbió la concesión de XHTMTV Canal 8 y se creó Televisión vía Satélite (Televisa), el inicio del verdadero imperio televisivo de los Azcárraga.
El Tigre logró durante la década de los ochenta la expansión y consolidación de Grupo Televisa. Se convirtió no sólo en el auténtico “quinto poder” sino en el vocero del sistema. “Soy un soldado del PRI”, se justificó Azcárraga Milmo cuando se le criticó en 1986 su cobertura sesgada a favor del fraude electoral en Chihuahua.
El mejor sexenio para Azcárraga Milmo fue con Carlos Salinas de Gortari, el mismo presidente que ofreció crear una competencia al poder de Televisa, cuando ordenó la licitación de las señales del Instituto Mexicano de Televisión (Imevisión). En 1993 Imevisión fue vendida al empresario de electrodomésticos Ricardo Salinas Pliego. La operación fue criticada y luego se confirmó que hubo inversión del “hermano incómodo” del presidente, Raúl Salinas de Gortari.
Salinas también decidió licitar en 1990 las acciones de Teléfonos de México para dárselas a Carlos Slim, un hábil inversionista financiero, beneficiado con la burbuja bursátil de 1986-1987. Asociado con South Western Bell, France Telecom y empresarios mexicanos, Slim ganó la licitación para adquirir el 10.4 por ciento del capital social de la empresa que pronto se convirtió en una auténtica “mina de oro”.
Telmex fue durante décadas la única empresa con cobertura nacional en materia de telefonía. En septiembre de 2000, Telmex realizó la escisión de sus negocios de celulares y creó la empresa América Móvil, controladora de Radiomóvil Dipsa, de Telcel.
A partir del dominio de la telefonía fija, sin ningún órgano regulador que realmente pusiera contrapeso a su crecimiento y a sus tarifas, la expansión de la telefonía celular de Slim fue exponencial. En 1992 tenía sólo 146 mil usuarios y diez años después, en 2002, los clientes de Telcel llegaron a 17 millones y para 2012 sumaron 65 millones.
Paradójicamente, un “candado” para evitar que Emilio Azcárraga Milmo adquiriera Telmex, se convirtió en el origen del conflicto entre la compañía telefónica y la televisiva durante los últimos seis años. En el apartado 1.9 del título de concesión de Telmex se le prohíbe a esta empresa dar servicios de televisión restringida. Y, hasta ahora, no se ha podido cambiar este candado.
En 1997 falleció El Tigre y el presidente Ernesto Zedillo operó para que al frente de Grupo Televisa quedara Emilio Azcárraga Jean, El Tigrillo. El gobierno federal apoyó para evitar la insolvencia financiera de Grupo Televisa, le condonó deudas fiscales y permitió que el heredero de El Tigre pasara de tener el 10 al 50.1 por ciento del control accionario de la compañía.
Con la intención de regular el poder dominante de Slim, el gobierno de Ernesto Zedillo decretó una nueva Ley Federal de Telecomunicaciones y creó al Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), el órgano regulador que nació débil y sin capacidad para frenar los millonarios intereses del sector.
La dorada época panista de los monopolios
Los doce años de la alternancia del PAN en la presidencia de la República no afectaron en lo más mínimo a los dos grandes consorcios. Por el contrario, Slim se volvió el hombre más rico del mundo durante este periodo, y Azcárraga Jean dejó de ser un “soldado del PRI”  para proclamar desde 2004 que “la democracia es un buen negocio” y Televisa se benefició ampliamente al convertir la competencia partidista en un mercado de control de los contenidos.
La promesa de una reforma integral a la Ley Federal de Radio y Televisión, discutida en el seno de la Secretaría de Gobernación entre 2001 y 2002, abortó con el famoso decretazo de octubre de 2002. El gobierno de Vicente Fox y de Marta Sahagún cedieron por completo a las presiones y demandas de Televisa.
En diciembre del mismo año, TV Azteca se apropió a la fuerza de la señal de Canal 40, en el episodio conocido como El Chiquihuitazo. La reacción de Vicente Fox ante el uso ilegal de grupos armados propios para quedarse con esta concesión de televisión metropolitana no pudo ser más reveladora de la debilidad o la complicidad presidencial.
“¿Y yo por qué?”, respondió Fox cuando le preguntaron por qué su gobierno no intervino en el aparatoso operativo de la gente de Ricardo Salinas Pliego.
En 2004, el gobierno de Fox les prorrogó hasta el 2021 sus concesiones a Televisa y a TV Azteca, en 2005 le entregó 130 permisos a Televisa para entrar al negocio de los centros de apuestas y en 2006 avaló la contrarreforma conocida como Ley Televisa, aprobada en menos de 15 minutos y sin discusión previa en la Cámara de Diputados.
El gobierno de Felipe Calderón decidió beneficiar abiertamente a Grupo Televisa y a su socio TV Azteca, a cambio de que ambos consorcios lo apoyaran en su cruzada contra el narcotráfico y no revivieran la crisis de legitimidad con la que ingresó al poder en el 2006.
A cambio, propició una ruptura entre las televisoras y el consorcio de Carlos Slim. Detuvo durante un sexenio el ingreso de Telmex al mercado del triple play, mientras que Televisa se convirtió en este periodo en el agente dominante también en el mercado de televisión restringida: adquirió Cablemás, TVI, fortaleció Cablevisión y Sky hasta llegar el dominio de más del 50 por ciento de este mercado.
Calderón culminó su sexenio aprobando dos medidas polémicas: la fusión de Televisa y Iusacell, compañía de Ricardo Salinas Pliego, con lo que el duopolio televisivo se convertiría en un solo bloque, y “rescatar” los 190 Mhz de la banda 2.5 Ghz. que controlaba, en su mayoría, el Grupo MVS, de Joaquín Vargas, en medio de un escándalo público sobre presiones gubernamentales.
Entre 2000 y 2010 el crecimiento del sector de telecomunicaciones estuvo por arriba de los dos dígitos. Mientras el PIB creció a una tasa menor a los 6 puntos porcentuales, el sector incrementó 24.4 por ciento en 2000, 15.8 por ciento en 2006 y, en plena crisis económica global (2008-2009), tuvo un índice de 22.5 por ciento y 12.2 por ciento de incremento, según los datos de la Comisión Federal de Telecomunicaciones.
No mejoró el servicio ni las tarifas disminuyeron y el país se rezagó en acceso a internet y banda ancha, pero tanto Grupo Televisa como Telmex se beneficiaron de esta bonanza y de la ausencia de regulación efectiva.
El peor periodo de crecimiento en este sector se registró justo entre 2011-2012, cuando las inversiones cayeron a sólo 1,800 y 1,459 millones de dólares en telefonía móvil, en comparación con los 2,835.5 millones de dólares de 2010.
Estos dos años coinciden con la “guerra” abierta de las telecomunicaciones emprendidas entre Televisa-TV Azteca, por un lado, y Telmex-Telcel, por el otro, cada uno con sus respectivos aliados. Ambos se acusaron de monopolios y de acaparar sus respectivos mercados.
El gobierno de Peña Nieto inició con la promesa de regular los monopolios, acabar con los “poderes fácticos” y alentar la competencia. La sombra de un presidencialismo que acabó por beneficiarlos, en lugar de reglamentarlos, está presente de nuevo.


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