3/19/2013

La hora de la reforma



 Alberto Aziz Nassif

¿Se ha vuelto insostenible mantener monopolios, una regulación débil, la captura de los órganos y un poder fáctico creciente que desafía al Estado? Hoy la respuesta es sí. Así lo consideran organismos internacionales, como la OCDE, el movimiento #YoSoy132, la sociedad civil organizada (representada en la Coalición Ciudadana Democracia y Medios), la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) y los poderes del Estado. Hoy se ha creado una oportunidad que no hay desaprovechar, llegó la hora de una reforma importante de Telecomunicaciones.

Si hay una agenda pendiente en donde ha sido complicado avanzar, en donde es más evidente la fuerza de los poderes fácticos y los monopolios, en donde se puede cambiar la oferta informativa para millones de mexicanos, mejorar la competitividad económica y fortalecer la vulnerada democracia, esa es el área de las telecomunicaciones. Si el Pacto por México tiene fondo y sustancia será a partir de lo que haga el Congreso con las telecomunicaciones.

Durante muchos años una parte de la sociedad civil ha dado la batalla para cambiar el régimen de las telecomunicaciones y lo más que se logró fue evitar el grave retroceso de la Ley Televisa y cambiar el modelo de medios para la competencia electoral. No se ha conseguido, hasta la fecha, una reforma de dimensiones importantes. Falta camino por andar, pero hoy estamos en un momento político importante donde la reforma está cerca. Se ha propuesto un cambio de régimen para las telecomunicaciones y todo indica que, a pesar de todas las dificultades, presiones y peligros, se ha logrado un consenso entre el gobierno federal, los principales partidos políticos y un sector de la sociedad, sin que los actores afectados muestren un rechazo público abierto.

No fue fácil lograr este conjunto de delicados equilibrios, pero ahí están los resultados: órganos constitucionales para regular a las telecomunicaciones, reforzar la Comisión Federal de Competencia y crear el Instituto Federal de Telecomunicaciones; hacer tribunales especializados en la materia; abrir la competencia y la inversión; contar con reglas institucionales para las concesiones y dejar atrás la discrecionalidad; licitar nuevas cadenas de televisión y una enorme y compleja lista de pendientes que pueden mejorar diversos espacios públicos como el derecho de réplica y evitar la trampa de la propaganda mediática revestida de información.

Vamos a ver pronto los ajustes finales a las nuevas reglas, y esperamos que los poderes fácticos no ganen ni un centímetro a la iniciativa. Por supuesto, que se pueden mejorar las cosas que están sólo delineadas y tener mayores avances, como un perfil más definido para los medios públicos y comunitarios; quitar las excepciones al must carry y offer, suprimir el agregado de la “opinión no vinculante” del Ejecutivo para concesiones y hacer simétrica la afectación a los monopolios de la televisión y las telecomunicaciones, pero también se puede ir hacia atrás. En el Congreso habrá una negociación llena de peligros. Si llega a buen puerto la reforma constitucional —que modifica siete artículos— y se aprueba en el actual periodo ordinario de sesiones, después vendrá una fase complicada de leyes secundarias en donde quedarán establecidos los mecanismos, detalles y formas de aplicación de un complejo entramado institucional. Quizá ese será un reto más difícil de superar que la reforma constitucional misma. Cuando se revisa la iniciativa se puede observar que esa complejidad se encuentra alojada en el amplio conjunto de los 17 artículos transitorios en donde se ubican los pendientes que tendrá que sacar adelante el Congreso: las nuevas instituciones que regularán el espacio radioeléctrico y las telecomunicaciones.

A la hora de la negociación se pueden presentar diversos escenarios, uno puede ser el tortuoso, en donde cada Cámara haga adecuaciones y la iniciativa vaya y venga de una a otra, lo cual facilitaría que los enemigos de la reforma la puedan atorar. Otro escenario es una acción de Estado en donde haya compromisos irreductibles entre el gobierno federal, su partido y la oposición, para sacarla adelante. En esta perspectiva se puede calcular que los enemigos serán neutralizados. Tanto la presentación de la reforma dentro del Pacto por México, como el presentarla en la Cámara de diputados, llevan a pensar que hay una ruta adecuada. Pero hasta que no se legisle y se publique la reforma sabremos qué tipo de proyecto ganó…

Investigador del CIESAS


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